Son inmigrantes, emprendieron con su cerveza en California y les salió tan bien que están entre los mejores del mundo

Un empresario mexicano y un maestro cervecero australiano se unieron en 2004 para darle forma a una idea que, dos décadas después, se convirtió en un éxito en la Costa Oeste. Con una receta austríaca de más de cuatro siglos de antigüedad, abrieron una fábrica en Berkeley, California, y crearon la Trumer Pils una de las marcas de cerveza pilsner más reconocidas del mundo.

De México y Australia a Berkeley, California

Phil Sexton, un australiano que vive en California, probó por primera vez una cerveza Trumer Pils en una posada de Austria, a comienzos de 2000. El hombre quedó impactado. “Era extraordinaria”, recordó en una entrevista con SF Gate. Terminó de beber su vaso y llamó por teléfono a su amigo Carlos Álvarez, un mexicano afincado en Texas, para contarle que había encontrado el sabor que buscaban para emprender en el mundo de la cerveza.

Álvarez tenía una larga carrera vinculada a ese rubro de bebidas con alcohol. En su juventud había trabajado en la distribuidora de cerveza Corona, que pertenecía a su familia, en Acapulco. En los años 70, asumió un puesto en el área de exportaciones del Grupo Modelo. Su objetivo: posicionar la cerveza mexicana en Estados Unidos.

Gracias a su trabajo, Corona ganó espacio en el mercado estadounidense y Álvarez se instaló en Texas. Allí fundó Gambrinus Company, compró Spoetzl Brewery y logró posicionar la Shiner Bock como una de las cervezas más representativas del país. En 1995 adquirió también BridgePort Brewing Company, que lideró la escena artesanal hasta su cierre en 2019.

Hacia fines de los 90, con varios éxitos acumulados, Álvarez buscaba un nuevo desafío. Por eso le encargó a Sexton que viajara a Europa para encontrar una cerveza especial.

De Austria a California: una apuesta arriesgada que salió bien

Luego del descubrimiento de Sexton, Álvarez viajó a Salzburgo para probar él mismo esa pilsner. Confirmó que era especial, pero se dio cuenta de que no podrían importarla a Estados Unidos, ya que, a raíz del tiempo de viaje que tendría de un continente a otro, perdería su calidad. Entonces, el emprendedor tomó una decisión poco habitual: en lugar de importar la cerveza, decidió importar la cervecería.

“Cuando la cerveza es buena, se importa la cerveza. Cuando la cerveza es excelente, se importa la cervecería”, dijo. Y se convirtió en el lema de su nuevo proyecto.

Convencer a la familia propietaria de Trumer en Austria no fue fácil. Tenían más de ocho generaciones al mando de la empresa y dudaban en expandirse. Sin embargo, tras varias negociaciones, aceptaron abrir una planta hermana en Estados Unidos. La ciudad elegida fue Berkeley, por varios motivos: sus aguas eran aptas para cervezas lagers, había instalaciones disponibles con el equipamiento necesario y la población local se mostraba abierta a nuevas propuestas cerveceras.

La planta quedó a cargo de Lars Larson, un cervecero con experiencia en BridgePort que dominaba el alemán y aceptó el reto de replicar la receta original, de cuatro siglos de antigüedad. Viajó a Austria para capacitarse y, ya de vuelta en California, elaboró varios lotes de prueba hasta lograr el resultado deseado. Cuando los representantes austriacos visitaron la planta y probaron el producto, se mostraron conformes.

Trumer Berkeley comenzó a vender Trumer Pils, su marca de cerveza pilsner en 2004. Al principio, las ventas fueron lentas. Sin embargo, con el tiempo, el producto ganó visibilidad y reconocimiento.

Trumer Berkeley: reconocimiento mundial y crecimiento sostenido

En sus dos décadas de vida, Trumer Pils recibió más de veinte medallas doradas. La última fue en los Australian International Beer Awards 2025. La empresa sostiene que se trata de “la cerveza pilsner más premiada del mundo”. Sus botellas verdes, con un diseño característico, están presentes en los pasillos cerveceros de toda California.

Durante sus primeros años, Trumer Berkeley distribuía su cerveza exclusivamente en bares y comercios. En 2023 abrió su propio espacio: un bar con jardín cervecero en sus instalaciones. Allí comenzaron a ofrecer versiones experimentales de baja producción, entre ellas una Northern Lager elaborada con lúpulo local, que se lanzará pronto en latas y barriles.

Este año, la cervecería proyecta alcanzar los 28.000 barriles de producción, la cifra más alta desde su apertura. “Es muy satisfactorio, sobre todo ahora que la gente está pasando apuros”, dijo Larson al medio citado, quien dijo estar “muy agradecido” por el buen recibimiento del público a sus productos.

Un empresario mexicano y un maestro cervecero australiano se unieron en 2004 para darle forma a una idea que, dos décadas después, se convirtió en un éxito en la Costa Oeste. Con una receta austríaca de más de cuatro siglos de antigüedad, abrieron una fábrica en Berkeley, California, y crearon la Trumer Pils una de las marcas de cerveza pilsner más reconocidas del mundo.

De México y Australia a Berkeley, California

Phil Sexton, un australiano que vive en California, probó por primera vez una cerveza Trumer Pils en una posada de Austria, a comienzos de 2000. El hombre quedó impactado. “Era extraordinaria”, recordó en una entrevista con SF Gate. Terminó de beber su vaso y llamó por teléfono a su amigo Carlos Álvarez, un mexicano afincado en Texas, para contarle que había encontrado el sabor que buscaban para emprender en el mundo de la cerveza.

Álvarez tenía una larga carrera vinculada a ese rubro de bebidas con alcohol. En su juventud había trabajado en la distribuidora de cerveza Corona, que pertenecía a su familia, en Acapulco. En los años 70, asumió un puesto en el área de exportaciones del Grupo Modelo. Su objetivo: posicionar la cerveza mexicana en Estados Unidos.

Gracias a su trabajo, Corona ganó espacio en el mercado estadounidense y Álvarez se instaló en Texas. Allí fundó Gambrinus Company, compró Spoetzl Brewery y logró posicionar la Shiner Bock como una de las cervezas más representativas del país. En 1995 adquirió también BridgePort Brewing Company, que lideró la escena artesanal hasta su cierre en 2019.

Hacia fines de los 90, con varios éxitos acumulados, Álvarez buscaba un nuevo desafío. Por eso le encargó a Sexton que viajara a Europa para encontrar una cerveza especial.

De Austria a California: una apuesta arriesgada que salió bien

Luego del descubrimiento de Sexton, Álvarez viajó a Salzburgo para probar él mismo esa pilsner. Confirmó que era especial, pero se dio cuenta de que no podrían importarla a Estados Unidos, ya que, a raíz del tiempo de viaje que tendría de un continente a otro, perdería su calidad. Entonces, el emprendedor tomó una decisión poco habitual: en lugar de importar la cerveza, decidió importar la cervecería.

“Cuando la cerveza es buena, se importa la cerveza. Cuando la cerveza es excelente, se importa la cervecería”, dijo. Y se convirtió en el lema de su nuevo proyecto.

Convencer a la familia propietaria de Trumer en Austria no fue fácil. Tenían más de ocho generaciones al mando de la empresa y dudaban en expandirse. Sin embargo, tras varias negociaciones, aceptaron abrir una planta hermana en Estados Unidos. La ciudad elegida fue Berkeley, por varios motivos: sus aguas eran aptas para cervezas lagers, había instalaciones disponibles con el equipamiento necesario y la población local se mostraba abierta a nuevas propuestas cerveceras.

La planta quedó a cargo de Lars Larson, un cervecero con experiencia en BridgePort que dominaba el alemán y aceptó el reto de replicar la receta original, de cuatro siglos de antigüedad. Viajó a Austria para capacitarse y, ya de vuelta en California, elaboró varios lotes de prueba hasta lograr el resultado deseado. Cuando los representantes austriacos visitaron la planta y probaron el producto, se mostraron conformes.

Trumer Berkeley comenzó a vender Trumer Pils, su marca de cerveza pilsner en 2004. Al principio, las ventas fueron lentas. Sin embargo, con el tiempo, el producto ganó visibilidad y reconocimiento.

Trumer Berkeley: reconocimiento mundial y crecimiento sostenido

En sus dos décadas de vida, Trumer Pils recibió más de veinte medallas doradas. La última fue en los Australian International Beer Awards 2025. La empresa sostiene que se trata de “la cerveza pilsner más premiada del mundo”. Sus botellas verdes, con un diseño característico, están presentes en los pasillos cerveceros de toda California.

Durante sus primeros años, Trumer Berkeley distribuía su cerveza exclusivamente en bares y comercios. En 2023 abrió su propio espacio: un bar con jardín cervecero en sus instalaciones. Allí comenzaron a ofrecer versiones experimentales de baja producción, entre ellas una Northern Lager elaborada con lúpulo local, que se lanzará pronto en latas y barriles.

Este año, la cervecería proyecta alcanzar los 28.000 barriles de producción, la cifra más alta desde su apertura. “Es muy satisfactorio, sobre todo ahora que la gente está pasando apuros”, dijo Larson al medio citado, quien dijo estar “muy agradecido” por el buen recibimiento del público a sus productos.

 Dos inmigrantes en California transformaron una antigua receta austríaca en una cerveza artesanal que los posicionó entre los mejores del mundo.  Read More