Para frenar al ICE en California: una familia protege a vendedores ambulantes migrantes con una conmovedora idea

Ante el aumento de las redadas migratorias del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), muchos vendedores ambulantes de Santa Ana, en California, dejaron de salir a las calles para evitar ser detenidos, por lo que se quedaron sin su sustento diario.

Frente a este escenario, una familia local tuvo una idea conmovedora: inició una campaña de recaudación de fondos para comprarles la mercadería e incluso encargarse de las ventas por ellos. “No deberían trabajar con miedo para sobrevivir”, expresaron.

Cómo surgió la iniciativa para ayudar a vendedores ambulantes indocumentados en Santa Ana

Marisol Magaña y Andrew Roa, un matrimonio oriundo de Santa Ana, contaron que comenzaron a ayudar a los vendedores ambulantes indocumentados de la ciudad tras conversar con Lina, quien tiene un carrito de elotes, también conocidos como mazorcas o choclos.

Familia inició una campaña para ayudar a vendedores ambulantes afectados por las redadas del ICE

“No había salido en toda la semana por miedo a las redadas del ICE”, explicó Magaña al medio L.A. Taco, un sitio web que pasó de hablar sobre comida mexicana a comunicar las redadas en Los Ángeles. Al conocer su historia, la familia decidió actuar, le compraron sus productos y se ofrecieron a cubrir su jornada de ventas para que pudiera quedarse a salvo de las redadas.

Esa fue la chispa inicial. La pareja compartió la experiencia en redes sociales y abrió una campaña de GoFundMe a fines de junio, que ya superó los 10.000 dólares. El dinero recaudado se destina a comprar carritos de vendedores ambulantes y a cubrir sus turnos para que ellos puedan quedarse en sus casas y no se pongan en riesgo de ser arrestados por los agentes migratorios.

“Se siente bien ayudar a las personas y sacarlas de la calle, sabiendo que están a salvo al menos por un día”, comentó Magaña a Telemundo,

La dura experiencia de trabajar como vendedor ambulante en California

Con sombreros de paja, una bocina de bicicleta y con el carrito de Lina cargado de elotes y raspados, la pareja salió a recorrer los barrios de Santa Ana. Repartieron comida y recolectaron donaciones. Roa empujaba el carrito, mientras Magaña preparaba las meriendas.

La familia convoca a la comunidad a ayudar a otros vendedores

“Fue duro”, reconoció Roa, quien reconoció que antes de tener esa experiencia creía que era una tarea sencilla. “Te empiezan a doler los pies y la espalda. Entonces empiezas a pensar: ‘Este es el trabajo de alguien’”, comentó.

Magaña también quedó sorprendida por la exigencia física del trabajo. “Estaba realmente cansada después de estar en su lugar un día. No me imagino haciendo eso todos los días. Les tengo mucho más respeto del que ya les tenía”, comentó.

Colaboración con migrantes que trabajan en las calles de Santa Ana

La acción de Magaña y Roa no fue aislada. Comerciantes, concejales y vecinos también comenzaron a organizarse. Restaurantes como Alta Baja permitieron a los vendedores ambulantes colocar productos en sus locales.

Por su parte, la concejal Jessie López se unió a una red comunitaria para apoyar económicamente a los trabajadores afectados. “Los vendedores ambulantes son parte integral de la cultura de Santana. Nuestra respuesta ha sido asegurar su apoyo”, remarcó en diálogo con L.A. Taco.

También surgieron redes de respuesta rápida que compran mercadería o pagan alquileres para que las familias de indocumentados no sufran las consecuencias económicas del encierro.

Magaña destacó en su campaña online que cada dólar recaudado va “directamente a las manos de vendedores, paisajistas y otros trabajadores al aire libre afectados por esta crisis, sin preguntas, solo cariño y apoyo”.

Ante el aumento de las redadas migratorias del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), muchos vendedores ambulantes de Santa Ana, en California, dejaron de salir a las calles para evitar ser detenidos, por lo que se quedaron sin su sustento diario.

Frente a este escenario, una familia local tuvo una idea conmovedora: inició una campaña de recaudación de fondos para comprarles la mercadería e incluso encargarse de las ventas por ellos. “No deberían trabajar con miedo para sobrevivir”, expresaron.

Cómo surgió la iniciativa para ayudar a vendedores ambulantes indocumentados en Santa Ana

Marisol Magaña y Andrew Roa, un matrimonio oriundo de Santa Ana, contaron que comenzaron a ayudar a los vendedores ambulantes indocumentados de la ciudad tras conversar con Lina, quien tiene un carrito de elotes, también conocidos como mazorcas o choclos.

Familia inició una campaña para ayudar a vendedores ambulantes afectados por las redadas del ICE

“No había salido en toda la semana por miedo a las redadas del ICE”, explicó Magaña al medio L.A. Taco, un sitio web que pasó de hablar sobre comida mexicana a comunicar las redadas en Los Ángeles. Al conocer su historia, la familia decidió actuar, le compraron sus productos y se ofrecieron a cubrir su jornada de ventas para que pudiera quedarse a salvo de las redadas.

Esa fue la chispa inicial. La pareja compartió la experiencia en redes sociales y abrió una campaña de GoFundMe a fines de junio, que ya superó los 10.000 dólares. El dinero recaudado se destina a comprar carritos de vendedores ambulantes y a cubrir sus turnos para que ellos puedan quedarse en sus casas y no se pongan en riesgo de ser arrestados por los agentes migratorios.

“Se siente bien ayudar a las personas y sacarlas de la calle, sabiendo que están a salvo al menos por un día”, comentó Magaña a Telemundo,

La dura experiencia de trabajar como vendedor ambulante en California

Con sombreros de paja, una bocina de bicicleta y con el carrito de Lina cargado de elotes y raspados, la pareja salió a recorrer los barrios de Santa Ana. Repartieron comida y recolectaron donaciones. Roa empujaba el carrito, mientras Magaña preparaba las meriendas.

La familia convoca a la comunidad a ayudar a otros vendedores

“Fue duro”, reconoció Roa, quien reconoció que antes de tener esa experiencia creía que era una tarea sencilla. “Te empiezan a doler los pies y la espalda. Entonces empiezas a pensar: ‘Este es el trabajo de alguien’”, comentó.

Magaña también quedó sorprendida por la exigencia física del trabajo. “Estaba realmente cansada después de estar en su lugar un día. No me imagino haciendo eso todos los días. Les tengo mucho más respeto del que ya les tenía”, comentó.

Colaboración con migrantes que trabajan en las calles de Santa Ana

La acción de Magaña y Roa no fue aislada. Comerciantes, concejales y vecinos también comenzaron a organizarse. Restaurantes como Alta Baja permitieron a los vendedores ambulantes colocar productos en sus locales.

Por su parte, la concejal Jessie López se unió a una red comunitaria para apoyar económicamente a los trabajadores afectados. “Los vendedores ambulantes son parte integral de la cultura de Santana. Nuestra respuesta ha sido asegurar su apoyo”, remarcó en diálogo con L.A. Taco.

También surgieron redes de respuesta rápida que compran mercadería o pagan alquileres para que las familias de indocumentados no sufran las consecuencias económicas del encierro.

Magaña destacó en su campaña online que cada dólar recaudado va “directamente a las manos de vendedores, paisajistas y otros trabajadores al aire libre afectados por esta crisis, sin preguntas, solo cariño y apoyo”.

 En Santa Ana, una familia lanzó una campaña solidaria para proteger a vendedores ambulantes migrantes ante el temor a redadas del ICE; la comunidad respondió con apoyo.  Read More