Mariano Cúneo Libarona: “El juez Lijo va a tener el apoyo del Senado; las denuncias en su contra son cosa juzgada”

El ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, confía en que la postulación de Ariel Lijo para la Corte Suprema de Justicia va a tener el apoyo de los dos tercios de los senadores, al afirmar que las denuncias en su contra son cosa juzgada y que tiene su mejor opinión personal del funcionario. Consideró, además, que para una Constitución liberal es necesaria una Corte Suprema de Justicia liberal.

El funcionario dio una entrevista a LA NACION en su despacho, en ocasión de la puesta en marcha del nuevo Código Procesal Penal Federal que arrancará el lunes en Rosario, donde cambiará la manera de investigar los delitos federales con audiencias orales, acuerdos entre la fiscalía y la defensa, menos juicios y más rápidos.

El ministro, que describe la implementación del lunes como “idónea”, dijo: “Estamos bien, pero no me sobra nada”, y estimó que se destinaron unos 10 millones de dólares para comenzar, que salieron de fondos que envió el ministro de Economía, Luis Caputo, de bienes decomisados, de fondos propios ahorrados y de la colaboración del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). “Nosotros pagamos el 100%, por lo menos en esta primera parte”, dijo.

En una pared del despacho de Cúneo Libarona, detrás de su sillón de cuero, hay un dibujo a mano alzada del mapa de la Argentina. Están redondeadas Salta y Jujuy, donde ya rige el nuevo Código, las provincias de Cuyo, Santa Fe y Rio Negro, Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Ushuaia, donde este año piensa poner en marcha el mecanismo acusatorio. Tiene la fecha del 20 de marzo de 2024 y está firmado por el ministro de Justicia y sus colaboradores como un compromiso. Buenos Aires y Comodoro Py tienen un signo de pregunta.

-¿Qué grado de avances tiene la implementación que comienza el lunes en Rosario?

-Es el primer paso en esta segunda etapa. Ya funciona en Salta y Jujuy y empezamos con la intención de hacerlo en todo el país. Hay tres escenarios: muy conflictivos, conflictivos y sencillos, porque la criminalidad no es la misma en Rosario que en Ushuaia. Y ahora abordamos uno de los puntos más conflictivos. Esto lo reclamaban los jueces.

-¿La implementación desde el lunes es total?

-Es un arranque idóneo. Vamos a lo más difícil. Tengo cuatro salas de audiencias, nos faltaría una más en Rosario, tenemos tecnología, está llegando algo, lo otro estará la semana que viene, porque nos demoramos con los presupuestos; compramos un aparato brutal para la Procuración, que es para abrir los teléfonos celulares. Cada provincia me demanda un enorme esfuerzo económico y de imaginación. He conseguido salas de intendencias, inmuebles de la Armada y de YPF. Este es mi objetivo de vida. En tres años vamos a juzgar. Me dirán: “¡Mariano te salió bien!”, “¡Mariano, un desastre!”, y yo acá pongo 62 años de laburo.

-¿Qué ventajas tiene?

-No es mérito mío, te aclaro, acá está el espíritu de Horacio Rosatti y el del Consejo, acompaña el procurador Eduardo Casal, con quien nos conocemos desde hace 40 años, y la defensora general, Stella Maris Martínez, a quien conozco desde que tenía 18 años. Estamos bien, pero no me sobra nada. En este sistema el juez es un tercero. Decide nada más sobre pedidos de allanamientos, de prisiones preventivas, la interceptación de teléfonos, nada más. Todo es mucho más rápido. En Salta y en Jujuy, entre el 80% y el 82% de los casos no llegan a juicio, se recurre a métodos alternativos, como probation o juicio abreviado, y se juzgan casos de trata o de narcotráfico. De 100 juicios por año, se pasó a 20.

-¿Cree que el juez Lijo va a conseguir los votos de los dos tercios del Senado?

-Me ha sorprendido la cantidad de grupos que lo apoyan, la Cámara Federal, sus colegas, frente a opiniones, adversas. Yo creo que va a tener el apoyo, porque los senadores son criteriosos. Tendrá el respaldo necesario para ser aprobado.

-Hubo muchas objeciones por sus antecedentes, incluyendo casos de presunta corrupción y una conducta cuestionable.

-De las impugnaciones que se han presentado y que he leído no encontré nada. Encontré formularios que firman siete personas, pero que valen por cada una, que hablan de cuestionamientos, hay organizaciones, pero no encontré que hayan salido a la luz hechos que tengan una entidad para alarmarnos, que hayan descubierto algo peligroso.

-Se cuestionó la manera en que fue sobreseído con su hermano por sus bienes. La Coalición Cívica pidió a la Corte una auditoría de esa causa.

-Como abogado que conoció la causa, te digo que se sobreseyó porque ahí se agotó la prueba. Y un fiscal intachable, como el doctor Franco Picardi, y el juez Julián Ercolini lo estudiaron y se hizo de todo. No había pruebas.

-¿Puede este caso ser un obstáculo en el Senado para Lijo?

-Él tiene un auto de cosa juzgada que dispone su liberación. Lo digo como académico. Es imposible que traigan a la palestra una causa en la que fue sobreseído. Al contrario, ¿sabes que rescato de Lijo? Yo tengo en mi cátedra secretarios de Lijo que sienten admiración por él. Los empleados lo adoran, van a jugar al fútbol, les enseña. Y muchos jóvenes quieren trabajar en el juzgado con Lijo. Hoy tiene tres juzgados a cargo, la Cámara no se los hubiese dado si no fuera idóneo.

-Hay cuestionamientos a sus antecedentes académicos y su falta de especialidad no es constitucional.

-Sus fallos los he leído mucho. Son muy buenos y la Cámara los considera. Cuando dio el examen para ser juez estudió muchísimo. Fue profesor universitario.

-Pero se objeta su integridad y su ética.

-Sé dónde vive, conozco a sus hijos, que son muy bien educados, tiene una gran relación con su ex mujer y es una persona de bien, no ha tenido conflictos. No es de los jueces que he visto bailando en la televisión o veraneando en el exterior. Es apasionado de los animales, no de la ropa, los automóviles o los aviones.

-En su primera lista no estaba Lijo como candidato a la Corte.

-Siempre estuvo arriba de la mesa. Desde el primer día y yo le dije al Presidente lo que iba a pasar, que iba a tener oposiciones y que lo iban a cuestionar. Le conté de la causa aquella de años atrás. Había también varias candidatas mujeres. El Presidente estuvo bastante tiempo dando vueltas hasta que se decidió por la figura de Lijo.

-¿Qué piensa de que no haya mujeres entre los candidatos?

-No existe una norma expresa que diga que tiene que haber mujeres, interpretan las normas que dicen que tiene que haber igualdad de empleos, pero no es así. Para mi están muy bien los dos candidatos. Son aptos y me parece que la Argentina es un país destructivo: no hay personas que vos propongas para un cargo que no vayan a recibir embates, en general muchos injustificados, sin información. Es muy difícil encontrar a una persona del mundo del Derecho que no reciba esos embates. Hasta para elegir un Papa hay discusiones y peleas.

-Sorprendió el elogio del Presidente al procurador Casal, ¿lo consideran para que quede de manera definitiva?

-Yo le dije al Presidente -y él lo entiende así- que Casal está haciendo un muy buen trabajo. Y yo lo conozco a Eduardo hace muchos años, vengo trabajando codo a codo con él como aliado en esta implementación. No hablamos de su continuidad, sí hablamos de que para mí, él ha hecho un esfuerzo enorme en estos últimos años en situaciones difíciles y tiene un organismo muy preparado. Yo me doy cuenta cuando voy a ver a los fiscales de Rosario o Neuquén de que todos están en línea con el Procurador.

-¿Coincide con el Presidente en que es necesario cambiar la Corte para que tenga una mirada liberal de la Constitución?

-Yo creo que la Corte tiene que tener una mirada constitucional. Y, si nuestra Constitución es liberal, tiene que ser una Corte como dice el señor Presidente, de carácter liberal.

-Pero parece que no está conforme con esta Corte.

-Puede llegar a sentir eso a la luz de ciertos fallos, que hay una postura intervencionista en determinados parámetros que cambian los cánones tradicionales de los constituyentes. Es una opinión. Todo fallo es discutible. Por ejemplo, si hablas de las tasas, tiene que tener una contraprestación, pero hubo criterios diferentes sobre ese concepto en la Corte, o sobre los despidos. El oxígeno o las nuevas ideas de estos dos candidatos van a contribuir a que tengamos una Corte aún mejor.

-¿Cómo describe la relación entre el Gobierno y la Corte?

-Respetuosa, cordial, con una división de poderes impresionante, independencia absoluta y falta de interferencia. Yo tengo respeto personal e intelectual por todos los jueces, no me meto en los fallos, no hago operaciones políticas, no volví a Tribunales. En las redes me dicen: “Meté presa a Cristina”. Eso no es tarea mía. Yo tengo que darle al Poder Judicial y a los fiscales las herramientas legales, estructurales y tecnológicas para que puedan hacer bien su trabajo con libertad y en base a las constancias de la causa y la prueba, aplicando el Código Penal.

-Pero hubo críticas del Gobierno a la Corte…

-Está cumpliendo adecuadamente con su responsabilidad. Funcionó bien al rechazar los recursos de amparo por el DNU, acató la doctrina de rechazar a quienes no eran parte o porque no existía un caso.

-Milei no confiaba en que esto iba a pasar.

-Todos le teníamos desconfianza.

-O tenían otra información…

-Yo aprendí en 42 años de Tribunales que hasta que un fallo no está firmado, no existe. Muchas veces en mi vida me dijeron que iba a salir así y salió de otra manera. Yo confiaba en lo que había estudiado con Rodolfo Barra sobre la doctrina de la Corte en materia de amparos y nuestros argumentos fueron los que triunfaron.

-¿Su pasado como defensor de narcotraficantes está haciendo ruido, ahora, con la implementación del nuevo Código en Rosario?

-Son casos muy viejos de hace diez o quince años. Desde que asumí como decano en la facultad no trabajo en eso. A los 30 años tenía que pagar la matrícula del colegio de los chicos y llevar algo de plata a casa y defendía a gitanos que estaban imputados en Quilmes. Era lo que había, de lo que yo podía trabajar en ese momento. A medida que fui creciendo y tuve los mejores casos pude seleccionar y cuando seleccioné muchos los dejé en el camino. Hoy no tengo interés en volver a la profesión y mi vida, cuando termine mi función, será dedicarme a lo que más me gusta, que es la docencia.

-Hay muchas vacantes en la Justicia y unos 100 pliegos de jueces y fiscales para enviar al Senado. ¿Cuándo lo hará l Poder Ejecutivo?

-Estoy hoy concentrado 100% en la implementación de Rosario, pero tengo en mi agenda, subrayado con marcador, que la semana que viene voy a tratar de terminar con todo esto, porque el país lo necesita. Un juez nuevo trabaja bien. El juez nuevo tiene diez o quince años en los que se matará trabajando. Entonces necesito dotar a todas las provincias de sus jueces.

El ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, confía en que la postulación de Ariel Lijo para la Corte Suprema de Justicia va a tener el apoyo de los dos tercios de los senadores, al afirmar que las denuncias en su contra son cosa juzgada y que tiene su mejor opinión personal del funcionario. Consideró, además, que para una Constitución liberal es necesaria una Corte Suprema de Justicia liberal.

El funcionario dio una entrevista a LA NACION en su despacho, en ocasión de la puesta en marcha del nuevo Código Procesal Penal Federal que arrancará el lunes en Rosario, donde cambiará la manera de investigar los delitos federales con audiencias orales, acuerdos entre la fiscalía y la defensa, menos juicios y más rápidos.

El ministro, que describe la implementación del lunes como “idónea”, dijo: “Estamos bien, pero no me sobra nada”, y estimó que se destinaron unos 10 millones de dólares para comenzar, que salieron de fondos que envió el ministro de Economía, Luis Caputo, de bienes decomisados, de fondos propios ahorrados y de la colaboración del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). “Nosotros pagamos el 100%, por lo menos en esta primera parte”, dijo.

En una pared del despacho de Cúneo Libarona, detrás de su sillón de cuero, hay un dibujo a mano alzada del mapa de la Argentina. Están redondeadas Salta y Jujuy, donde ya rige el nuevo Código, las provincias de Cuyo, Santa Fe y Rio Negro, Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Ushuaia, donde este año piensa poner en marcha el mecanismo acusatorio. Tiene la fecha del 20 de marzo de 2024 y está firmado por el ministro de Justicia y sus colaboradores como un compromiso. Buenos Aires y Comodoro Py tienen un signo de pregunta.

-¿Qué grado de avances tiene la implementación que comienza el lunes en Rosario?

-Es el primer paso en esta segunda etapa. Ya funciona en Salta y Jujuy y empezamos con la intención de hacerlo en todo el país. Hay tres escenarios: muy conflictivos, conflictivos y sencillos, porque la criminalidad no es la misma en Rosario que en Ushuaia. Y ahora abordamos uno de los puntos más conflictivos. Esto lo reclamaban los jueces.

-¿La implementación desde el lunes es total?

-Es un arranque idóneo. Vamos a lo más difícil. Tengo cuatro salas de audiencias, nos faltaría una más en Rosario, tenemos tecnología, está llegando algo, lo otro estará la semana que viene, porque nos demoramos con los presupuestos; compramos un aparato brutal para la Procuración, que es para abrir los teléfonos celulares. Cada provincia me demanda un enorme esfuerzo económico y de imaginación. He conseguido salas de intendencias, inmuebles de la Armada y de YPF. Este es mi objetivo de vida. En tres años vamos a juzgar. Me dirán: “¡Mariano te salió bien!”, “¡Mariano, un desastre!”, y yo acá pongo 62 años de laburo.

-¿Qué ventajas tiene?

-No es mérito mío, te aclaro, acá está el espíritu de Horacio Rosatti y el del Consejo, acompaña el procurador Eduardo Casal, con quien nos conocemos desde hace 40 años, y la defensora general, Stella Maris Martínez, a quien conozco desde que tenía 18 años. Estamos bien, pero no me sobra nada. En este sistema el juez es un tercero. Decide nada más sobre pedidos de allanamientos, de prisiones preventivas, la interceptación de teléfonos, nada más. Todo es mucho más rápido. En Salta y en Jujuy, entre el 80% y el 82% de los casos no llegan a juicio, se recurre a métodos alternativos, como probation o juicio abreviado, y se juzgan casos de trata o de narcotráfico. De 100 juicios por año, se pasó a 20.

-¿Cree que el juez Lijo va a conseguir los votos de los dos tercios del Senado?

-Me ha sorprendido la cantidad de grupos que lo apoyan, la Cámara Federal, sus colegas, frente a opiniones, adversas. Yo creo que va a tener el apoyo, porque los senadores son criteriosos. Tendrá el respaldo necesario para ser aprobado.

-Hubo muchas objeciones por sus antecedentes, incluyendo casos de presunta corrupción y una conducta cuestionable.

-De las impugnaciones que se han presentado y que he leído no encontré nada. Encontré formularios que firman siete personas, pero que valen por cada una, que hablan de cuestionamientos, hay organizaciones, pero no encontré que hayan salido a la luz hechos que tengan una entidad para alarmarnos, que hayan descubierto algo peligroso.

-Se cuestionó la manera en que fue sobreseído con su hermano por sus bienes. La Coalición Cívica pidió a la Corte una auditoría de esa causa.

-Como abogado que conoció la causa, te digo que se sobreseyó porque ahí se agotó la prueba. Y un fiscal intachable, como el doctor Franco Picardi, y el juez Julián Ercolini lo estudiaron y se hizo de todo. No había pruebas.

-¿Puede este caso ser un obstáculo en el Senado para Lijo?

-Él tiene un auto de cosa juzgada que dispone su liberación. Lo digo como académico. Es imposible que traigan a la palestra una causa en la que fue sobreseído. Al contrario, ¿sabes que rescato de Lijo? Yo tengo en mi cátedra secretarios de Lijo que sienten admiración por él. Los empleados lo adoran, van a jugar al fútbol, les enseña. Y muchos jóvenes quieren trabajar en el juzgado con Lijo. Hoy tiene tres juzgados a cargo, la Cámara no se los hubiese dado si no fuera idóneo.

-Hay cuestionamientos a sus antecedentes académicos y su falta de especialidad no es constitucional.

-Sus fallos los he leído mucho. Son muy buenos y la Cámara los considera. Cuando dio el examen para ser juez estudió muchísimo. Fue profesor universitario.

-Pero se objeta su integridad y su ética.

-Sé dónde vive, conozco a sus hijos, que son muy bien educados, tiene una gran relación con su ex mujer y es una persona de bien, no ha tenido conflictos. No es de los jueces que he visto bailando en la televisión o veraneando en el exterior. Es apasionado de los animales, no de la ropa, los automóviles o los aviones.

-En su primera lista no estaba Lijo como candidato a la Corte.

-Siempre estuvo arriba de la mesa. Desde el primer día y yo le dije al Presidente lo que iba a pasar, que iba a tener oposiciones y que lo iban a cuestionar. Le conté de la causa aquella de años atrás. Había también varias candidatas mujeres. El Presidente estuvo bastante tiempo dando vueltas hasta que se decidió por la figura de Lijo.

-¿Qué piensa de que no haya mujeres entre los candidatos?

-No existe una norma expresa que diga que tiene que haber mujeres, interpretan las normas que dicen que tiene que haber igualdad de empleos, pero no es así. Para mi están muy bien los dos candidatos. Son aptos y me parece que la Argentina es un país destructivo: no hay personas que vos propongas para un cargo que no vayan a recibir embates, en general muchos injustificados, sin información. Es muy difícil encontrar a una persona del mundo del Derecho que no reciba esos embates. Hasta para elegir un Papa hay discusiones y peleas.

-Sorprendió el elogio del Presidente al procurador Casal, ¿lo consideran para que quede de manera definitiva?

-Yo le dije al Presidente -y él lo entiende así- que Casal está haciendo un muy buen trabajo. Y yo lo conozco a Eduardo hace muchos años, vengo trabajando codo a codo con él como aliado en esta implementación. No hablamos de su continuidad, sí hablamos de que para mí, él ha hecho un esfuerzo enorme en estos últimos años en situaciones difíciles y tiene un organismo muy preparado. Yo me doy cuenta cuando voy a ver a los fiscales de Rosario o Neuquén de que todos están en línea con el Procurador.

-¿Coincide con el Presidente en que es necesario cambiar la Corte para que tenga una mirada liberal de la Constitución?

-Yo creo que la Corte tiene que tener una mirada constitucional. Y, si nuestra Constitución es liberal, tiene que ser una Corte como dice el señor Presidente, de carácter liberal.

-Pero parece que no está conforme con esta Corte.

-Puede llegar a sentir eso a la luz de ciertos fallos, que hay una postura intervencionista en determinados parámetros que cambian los cánones tradicionales de los constituyentes. Es una opinión. Todo fallo es discutible. Por ejemplo, si hablas de las tasas, tiene que tener una contraprestación, pero hubo criterios diferentes sobre ese concepto en la Corte, o sobre los despidos. El oxígeno o las nuevas ideas de estos dos candidatos van a contribuir a que tengamos una Corte aún mejor.

-¿Cómo describe la relación entre el Gobierno y la Corte?

-Respetuosa, cordial, con una división de poderes impresionante, independencia absoluta y falta de interferencia. Yo tengo respeto personal e intelectual por todos los jueces, no me meto en los fallos, no hago operaciones políticas, no volví a Tribunales. En las redes me dicen: “Meté presa a Cristina”. Eso no es tarea mía. Yo tengo que darle al Poder Judicial y a los fiscales las herramientas legales, estructurales y tecnológicas para que puedan hacer bien su trabajo con libertad y en base a las constancias de la causa y la prueba, aplicando el Código Penal.

-Pero hubo críticas del Gobierno a la Corte…

-Está cumpliendo adecuadamente con su responsabilidad. Funcionó bien al rechazar los recursos de amparo por el DNU, acató la doctrina de rechazar a quienes no eran parte o porque no existía un caso.

-Milei no confiaba en que esto iba a pasar.

-Todos le teníamos desconfianza.

-O tenían otra información…

-Yo aprendí en 42 años de Tribunales que hasta que un fallo no está firmado, no existe. Muchas veces en mi vida me dijeron que iba a salir así y salió de otra manera. Yo confiaba en lo que había estudiado con Rodolfo Barra sobre la doctrina de la Corte en materia de amparos y nuestros argumentos fueron los que triunfaron.

-¿Su pasado como defensor de narcotraficantes está haciendo ruido, ahora, con la implementación del nuevo Código en Rosario?

-Son casos muy viejos de hace diez o quince años. Desde que asumí como decano en la facultad no trabajo en eso. A los 30 años tenía que pagar la matrícula del colegio de los chicos y llevar algo de plata a casa y defendía a gitanos que estaban imputados en Quilmes. Era lo que había, de lo que yo podía trabajar en ese momento. A medida que fui creciendo y tuve los mejores casos pude seleccionar y cuando seleccioné muchos los dejé en el camino. Hoy no tengo interés en volver a la profesión y mi vida, cuando termine mi función, será dedicarme a lo que más me gusta, que es la docencia.

-Hay muchas vacantes en la Justicia y unos 100 pliegos de jueces y fiscales para enviar al Senado. ¿Cuándo lo hará l Poder Ejecutivo?

-Estoy hoy concentrado 100% en la implementación de Rosario, pero tengo en mi agenda, subrayado con marcador, que la semana que viene voy a tratar de terminar con todo esto, porque el país lo necesita. Un juez nuevo trabaja bien. El juez nuevo tiene diez o quince años en los que se matará trabajando. Entonces necesito dotar a todas las provincias de sus jueces.

 El ministro de Justicia considera que hace falta una “Corte liberal para una Constitución liberal” y calificó de “idónea” la instrumentación del nuevo Código en Rosario, con una inversión de US$10 millones  Read More

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *