El hogar es refugio frente al ruido visual y el exceso de estímulos que caracterizan la vida moderna. Por eso, cada vez más, las tendencias de diseño interior apuntan a mejorar la calidad de vida con espacios que aporten calidez, sin perder simpleza.
En los últimos años, y especialmente a raíz de la pandemia de coronavirus, el mundo del diseño comienza a resignificarse, tomando como premisa la importancia de la calidad de los espacios en la salud mental. Larissa Del Río -especialista en psicología de espacios que se dedica a brindar cursos y formación en esta disciplina a arquitectos y diseñadores-, plantea que en este contexto de transformación es imperativo que se redefina el enfoque en la creación de espacios residenciales o de trabajo tomando como base central al ser humano y su psicología.
Destaca que luego de la pandemia, según datos de la Organización Mundial de la Salud, entre el 20% y el 70% de las personas aún sufre trastornos de ansiedad y depresión, además de enfrentar dificultades para dormir, aumento del consumo de sustancias nocivas como alcohol y tabaco, y la presencia de situaciones de violencia intrafamiliar.
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Diseño y bienestar
“Es urgente que los arquitectos y diseñadores de interiores dirijan sus esfuerzos hacia la creación de espacios que fomenten la salud mental, especialmente ante el persistente impacto de la depresión, ansiedad y otros problemas que afectan a una amplia franja de la población”, apunta. Destaca que, en este contexto, el diseño de interiores juega un papel fundamental. De acuerdo a investigaciones del Mental Health Foundation en 2023, el buen diseño interior tiene un papel relevante en la mejora de la salud mental, destacando la influencia positiva que técnicas simples de diseño como el uso adecuado del color, la iluminación, los aromas y las texturas pueden tener en el bienestar emocional de las personas. Según Del Río, la formación de arquitectos y diseñadores para poder crear espacios enfocados en el ser humano y su psiquismo, pueden hacer una gran diferencia en la arquitectura del futuro.
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Es en este marco que surgen movimientos y corrientes de diseño, como el minimalismo orgánico, que ponen el foco en la armonía de los sentidos. Se trata no sólo es un estilo estético, sino que se engloba en una filosofía de vida que busca crear ambientes que promuevan la calma, la serenidad y la conexión con nuestro entorno natural. En un mundo cada vez más acelerado, este estilo invita a la reflexión y a la apreciación de la belleza en su forma más simple.
Las claves del minimalismo orgánico
¿Es posible alcanzar la armonía de la naturaleza en el diseño de una casa? Aparentemente, sí, si se siguen los preceptos del minimalismo orgánico, la nueva tendencia que cobra relevancia, fusionando la sencillez del minimalismo con la belleza de lo natural a través del uso de formas y materiales orgánicos. ¿Cuáles son las claves de esta corriente?
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“El mandamiento número uno consiste en abandonar todo lo que no genera alegría ni cumple una función específica, así generaremos el principal beneficio del movimiento: la calma que genera la premisa ‘menos es más’. Cuando eliminamos el desorden visual y reducimos al máximo la cantidad de objetos, se crea una sensación de organización y armonía en el espacio que ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, proporcionando un entorno sereno que favorece el descanso y la relajación. Además, simplifica el mantenimiento y la limpieza del hogar”, dice la diseñadora Sol Giraudo, directora creativa y comercial de Casa Capital, una empresa dedicada a la elaboración de equipamientos de alta calidad, diseño e innovación.
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La sustentabilidad tiene un rol protagónico en esta corriente, y la reutilización o reciclado de materiales aporta vitalidad y calidez. Desde la marca, explica Giraudo, trabajan en esta línea, por ejemplo, con sus mesas de diseño realizadas con material de descarte de las mesas de comedor que produce la firma.
La funcionalidad
La premisa es diseñar espacios en los que cada objeto cumpla un rol. De esta forma, se evita la sobrecarga de materiales y estímulos. Las líneas limpias y las formas simples características del minimalismo contribuyen a crear ambientes que propician la claridad mental y la relajación. Desde el minimalismo orgánico, a esta idea se le suma la elección de muebles y accesorios en sintonía con la naturaleza que aporten calidez. La combinación no puede ser mejor: la sencillez de los ambientes ayuda a subrayar el atractivo estético de lo simple.
Formas de la naturaleza
La diseñadora Sol Giraudo explica que el minimalismo orgánico le agrega a la base del minimalismo elementos naturales. “Utilizamos formas irregulares y sinuosas, suaves, para aportar tranquilidad y emociones positivas para los usuarios de los espacios o equipamientos. Las formas naturales de curvas que aluden a la naturaleza generan en el usuario una sensación de calma y bienestar”, señala la diseñadora.
Colores naturales
Los colores neutros ayudan a generar armonía visual: blancos suaves, grises cálidos, marrones, tierra y verdes sutiles crean una armonía visual que refleja la naturaleza. Además, se convierten en el lienzo perfecto para que las texturas orgánicas destaquen.
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Materiales orgánicos
La elección de materiales naturales es fundamental: maderas claras macizas o piedras con veta clara se pueden combinar con algunos detalles en colores pasteles que den un toque alegre, según explica Sol Giraudo. Mesas de madera o sillones de lino aportan texturas y tonos que calman los sentidos son algunas de las opciones.
El hogar es refugio frente al ruido visual y el exceso de estímulos que caracterizan la vida moderna. Por eso, cada vez más, las tendencias de diseño interior apuntan a mejorar la calidad de vida con espacios que aporten calidez, sin perder simpleza.
En los últimos años, y especialmente a raíz de la pandemia de coronavirus, el mundo del diseño comienza a resignificarse, tomando como premisa la importancia de la calidad de los espacios en la salud mental. Larissa Del Río -especialista en psicología de espacios que se dedica a brindar cursos y formación en esta disciplina a arquitectos y diseñadores-, plantea que en este contexto de transformación es imperativo que se redefina el enfoque en la creación de espacios residenciales o de trabajo tomando como base central al ser humano y su psicología.
Destaca que luego de la pandemia, según datos de la Organización Mundial de la Salud, entre el 20% y el 70% de las personas aún sufre trastornos de ansiedad y depresión, además de enfrentar dificultades para dormir, aumento del consumo de sustancias nocivas como alcohol y tabaco, y la presencia de situaciones de violencia intrafamiliar.
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Diseño y bienestar
“Es urgente que los arquitectos y diseñadores de interiores dirijan sus esfuerzos hacia la creación de espacios que fomenten la salud mental, especialmente ante el persistente impacto de la depresión, ansiedad y otros problemas que afectan a una amplia franja de la población”, apunta. Destaca que, en este contexto, el diseño de interiores juega un papel fundamental. De acuerdo a investigaciones del Mental Health Foundation en 2023, el buen diseño interior tiene un papel relevante en la mejora de la salud mental, destacando la influencia positiva que técnicas simples de diseño como el uso adecuado del color, la iluminación, los aromas y las texturas pueden tener en el bienestar emocional de las personas. Según Del Río, la formación de arquitectos y diseñadores para poder crear espacios enfocados en el ser humano y su psiquismo, pueden hacer una gran diferencia en la arquitectura del futuro.
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Es en este marco que surgen movimientos y corrientes de diseño, como el minimalismo orgánico, que ponen el foco en la armonía de los sentidos. Se trata no sólo es un estilo estético, sino que se engloba en una filosofía de vida que busca crear ambientes que promuevan la calma, la serenidad y la conexión con nuestro entorno natural. En un mundo cada vez más acelerado, este estilo invita a la reflexión y a la apreciación de la belleza en su forma más simple.
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¿Es posible alcanzar la armonía de la naturaleza en el diseño de una casa? Aparentemente, sí, si se siguen los preceptos del minimalismo orgánico, la nueva tendencia que cobra relevancia, fusionando la sencillez del minimalismo con la belleza de lo natural a través del uso de formas y materiales orgánicos. ¿Cuáles son las claves de esta corriente?
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“El mandamiento número uno consiste en abandonar todo lo que no genera alegría ni cumple una función específica, así generaremos el principal beneficio del movimiento: la calma que genera la premisa ‘menos es más’. Cuando eliminamos el desorden visual y reducimos al máximo la cantidad de objetos, se crea una sensación de organización y armonía en el espacio que ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, proporcionando un entorno sereno que favorece el descanso y la relajación. Además, simplifica el mantenimiento y la limpieza del hogar”, dice la diseñadora Sol Giraudo, directora creativa y comercial de Casa Capital, una empresa dedicada a la elaboración de equipamientos de alta calidad, diseño e innovación.
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La sustentabilidad tiene un rol protagónico en esta corriente, y la reutilización o reciclado de materiales aporta vitalidad y calidez. Desde la marca, explica Giraudo, trabajan en esta línea, por ejemplo, con sus mesas de diseño realizadas con material de descarte de las mesas de comedor que produce la firma.
La funcionalidad
La premisa es diseñar espacios en los que cada objeto cumpla un rol. De esta forma, se evita la sobrecarga de materiales y estímulos. Las líneas limpias y las formas simples características del minimalismo contribuyen a crear ambientes que propician la claridad mental y la relajación. Desde el minimalismo orgánico, a esta idea se le suma la elección de muebles y accesorios en sintonía con la naturaleza que aporten calidez. La combinación no puede ser mejor: la sencillez de los ambientes ayuda a subrayar el atractivo estético de lo simple.
Formas de la naturaleza
La diseñadora Sol Giraudo explica que el minimalismo orgánico le agrega a la base del minimalismo elementos naturales. “Utilizamos formas irregulares y sinuosas, suaves, para aportar tranquilidad y emociones positivas para los usuarios de los espacios o equipamientos. Las formas naturales de curvas que aluden a la naturaleza generan en el usuario una sensación de calma y bienestar”, señala la diseñadora.
Colores naturales
Los colores neutros ayudan a generar armonía visual: blancos suaves, grises cálidos, marrones, tierra y verdes sutiles crean una armonía visual que refleja la naturaleza. Además, se convierten en el lienzo perfecto para que las texturas orgánicas destaquen.
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Materiales orgánicos
La elección de materiales naturales es fundamental: maderas claras macizas o piedras con veta clara se pueden combinar con algunos detalles en colores pasteles que den un toque alegre, según explica Sol Giraudo. Mesas de madera o sillones de lino aportan texturas y tonos que calman los sentidos son algunas de las opciones.
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