Vuelve Bridgerton, la serie fenómeno: los secretos de la temporada más esperada, contados por su pareja protagónica

A pocas horas de que estrene la primera parte de la tercera temporada de Bridgerton, la serie de Netflix que se transformó en un fenómeno instantáneo y global al comienzo de la pandemia, es posible imaginar qué diría sobre ella Lady Whistledown, la chismosa escritora que en la ficción, creada a partir de las novelas de Julia Quinn, se ocupa de comentar con afilada sagacidad las idas y vueltas de la sociedad londinense en los tiempos de la Regencia, con especial énfasis en el intrincado mercado matrimonial que se apodera de los rincones más distinguidos de la ciudad hacia el final del verano boreal.

“Amables lectores”, apuntaría la misteriosa Whistledown, “la espera por fin llegó a su fin. Dos años después del comienzo de las grabaciones extendidas más allá de lo previsto por las huelgas de guionistas y actores de Hollywood, ya es hora de ser testigos del romance más esperado por la sociedad global reunida por Netflix. Se trata, gentiles espectadores, de la historia de amor entre Penelope Featherington y Colin Bridgerton o Polin, como muchos de ustedes decidieron rebautizarlos”, escribiría la autora ficcional, uno de los personajes más interesantes de toda la saga que cuenta con la legendaria Julie Andrews para interpretar su voz y con la actriz irlandesa Nicola Coughlan para encarnarla.

Desde el final de la primera temporada de la serie producida por la prolífica y exitosa Shonda Rhimes, el público sabe que detrás de los maliciosos párrafos de Whistledown se esconde la tímida Penelope, una debutante que sin prospectos matrimoniales a la vista se refugia en la lectura, sus propios textos y su amistad con Eloise Brigerton. Y en su amor no correspondido con Colin, uno de los hermanos de su amiga y vecina, al que admira desde lejos y en silencio desde siempre.

“Solíamos bromear con que en las primeras dos temporadas siempre estabas en una esquina mirándome y ahora hubo un cambio de roles y en muchos momentos el que está pendiente y sigue tus movimientos desde lejos soy yo”, dice Luke Newton, el actor encargado de interpretar a Colin, tercero en la línea de los hermanos Bridgerton, durante la charla vía zoom con LA NACIÓN en una escala en Nueva York de su extensa gira promocional. A su lado, Coughlan asiente y sonríe. La actriz irlandesa conocida por su trabajo en la fantástica comedia Derry Girls (disponible en Netflix), dice haber disfrutado mucho el cambio de perspectiva y, entre risas, comenta que ya era hora de que sucediera.

“En la primera temporada Penelope suspiraba por Colin, resignada a que él no sintiera lo mismo por ella. En la segunda se convencía de que tal vez sí la amaba, y cuando eso se fue al diablo quedó destrozada. En los nuevos episodios fue genial tener la oportunidad de mostrar un costado más maduro de su vínculo. Además, para nosotros fue muy divertido saber que los espectadores que siguen la historia desde el principio iban a compartir nuestro entusiasmo con la nueva dinámica de su relación”, explica la intérprete con la tonada de su país natal. Allí, durante algunos de los periodos de descanso entre una cuarentena y otra provocadas por la emergencia sanitaria global, fue que Coughlan notó por primera vez el impacto de su repentina fama.

Incrédula

“Me decían que más de 82 millones de personas habían visto la primera temporada en el mes de su lanzamiento y para mí, que vengo de un país con cinco millones de habitantes, esas cifras eran imposibles de comprender: mi pequeño cerebro humano no lograba asimilar lo que estaba pasando”, explica la actriz, que pronto se dio cuenta de que más allá del éxito general de la serie, el público estaba particularmente interesado-o más bien profundamente obsesionado- en su personaje y el de Newton. “Fue algo inesperado. El hecho de que el público se enganchara en simultáneo y a nivel global con esta pareja nos sorprendió a todos. Era algo que notamos cuando estábamos grabando los episodios pero que se transmitiera tan claramente desde el comienzo fue hermoso. Por eso ahora, me entusiasma tanto contar su historia”, detalla Coughlan.

En la nueva temporada, dividida en dos partes iguales de cuatro episodios cada una, Penelope regresa a Londres decidida a buscar marido, convencida de que ya no puede tolerar la convivencia con su familia especialmente ahora que siente que perdió tanto a Eloise como a Colin. Una doble ruptura provocada, al final de la segunda temporada, por el enojo de su amiga al enterarse de que ella es la pérfida Lady Whistledown y por haber escuchado a su amor secreto declarar a los cuatro vientos que jamás podría tener un romance con ella.

“Tiene que arreglárselas sola, pero resulta que no sabe cómo flirtear ni hablar con los hombres que pretende seducir. Fue muy divertido interpretar ese costado más cómico de Penelope”, dice la actriz, que tiene su propia teoría de por qué el público se identifica tanto con su personaje. “Es una persona complicada, a veces hace cosas que no son muy agradables y en esta temporada tiene que lidiar con las consecuencias de sus actos. Es un personaje con el que muchos se pueden identificar porque se equivoca, es torpe, insegura y le cuesta ser honesta porque siente que no tiene mucho para ofrecer más allá de Whistledown”, se explaya Coughlan, mientras que Newton la escucha atento. Casi tanto como Colin a Penelope en los nuevos episodios, que tal vez sean los más románticos de toda la saga. Al menos eso creen los productores del programa que decidieron modificar el orden de la saga literaria para desarrollar su romance antes del de Benedict Bridgerton al que está dedicado el tercer libro de Quinn. “Muchos apuestan por esta pareja porque es evidente que no son los más cool de la sociedad y el público ama a los personajes así. En esta temporada queda muy claro que Penelope quiere más de la vida de lo que los demás esperan de ella y Colin reconoce eso. Aunque le lleve un tiempo. Digamos que no es el más inteligente de los caballeros”, apunta el actor entre risas.

Amor y aventuras

Luego de dos temporadas de la serie, sus espectadores ya saben que Bridgerton es un melodrama de modales con algún eco del estilo de las novelas de Jane Austen pero también que su estilo narrativo le debe mucho a los libros de amor y aventura de portadas con hombres musculosos apenas vestidos y mujeres voluptuosas luciendo escotes de vértigo. Ese es su origen literario y la inspiración para algunas de las escenas más sexy del programa y las que le consiguieron parte de su fama. Los nuevos episodios presentan las sensuales escenas de alcoba-o de carruaje- más esperadas de toda la ficción, una expectativa que podría haber preocupado en exceso a sus protagonistas.

“Muchos nos preguntan sobre lo arriesgado de grabar ese tipo de secuencias, pero para nosotros lo más intrépido que tuvimos que hacer fueron los pasajes de comedia. Se suele hablar de la dificultad de hacer escenas íntimas, pero para los actores el humor a veces también resulta muy riesgoso”, dice Newton, que recuerda haber comenzado a entender a Colin desde la primera prueba de vestuario, cuando aún no había leído ni una línea del guion. Es que en esta serie la ambientación y los elaborados trajes que reimaginan la moda de la Regencia para la generación del streaming son casi tan importantes como las líneas de diálogo. Un despliegue de producción que ahora funciona como puente que conecta a la ficción con los modos de la comedia romántica.

“El equipo estaba entusiasmado por la transformación de Penelope. Nos divertimos mucho con la escena de montaje a lo Mujer bonita cuando se prueba su nuevo guardarropa. Para mí, lo mejor es que a pesar de su cambio exterior, con los nuevos vestidos y ese pelo a lo Rita Hayworth, ella sigue siendo tan torpe e insegura como siempre. Su esencia no cambia por tener trajes favorecedores y un look más seductor, como sucede en otras transformaciones de la ficción”, dice Coughlan a la que ahora le toca interpretar no solo el despertar del deseo de su personaje y la ilusión de vivir el romance tan anhelado sino también los sinsabores de haber perdido a su mejor amiga y los rigores de ser una mujer que no consiguió triunfar en el mercado matrimonial, ese despiadado circo romano objeto del desprecio y las burlas de su Lady Whistledown. El escenario que siempre le resultó esquivo y que en la nueva temporada será el terreno en el que su historia de amor por fin saldrá a la pista de baile.

A pocas horas de que estrene la primera parte de la tercera temporada de Bridgerton, la serie de Netflix que se transformó en un fenómeno instantáneo y global al comienzo de la pandemia, es posible imaginar qué diría sobre ella Lady Whistledown, la chismosa escritora que en la ficción, creada a partir de las novelas de Julia Quinn, se ocupa de comentar con afilada sagacidad las idas y vueltas de la sociedad londinense en los tiempos de la Regencia, con especial énfasis en el intrincado mercado matrimonial que se apodera de los rincones más distinguidos de la ciudad hacia el final del verano boreal.

“Amables lectores”, apuntaría la misteriosa Whistledown, “la espera por fin llegó a su fin. Dos años después del comienzo de las grabaciones extendidas más allá de lo previsto por las huelgas de guionistas y actores de Hollywood, ya es hora de ser testigos del romance más esperado por la sociedad global reunida por Netflix. Se trata, gentiles espectadores, de la historia de amor entre Penelope Featherington y Colin Bridgerton o Polin, como muchos de ustedes decidieron rebautizarlos”, escribiría la autora ficcional, uno de los personajes más interesantes de toda la saga que cuenta con la legendaria Julie Andrews para interpretar su voz y con la actriz irlandesa Nicola Coughlan para encarnarla.

Desde el final de la primera temporada de la serie producida por la prolífica y exitosa Shonda Rhimes, el público sabe que detrás de los maliciosos párrafos de Whistledown se esconde la tímida Penelope, una debutante que sin prospectos matrimoniales a la vista se refugia en la lectura, sus propios textos y su amistad con Eloise Brigerton. Y en su amor no correspondido con Colin, uno de los hermanos de su amiga y vecina, al que admira desde lejos y en silencio desde siempre.

“Solíamos bromear con que en las primeras dos temporadas siempre estabas en una esquina mirándome y ahora hubo un cambio de roles y en muchos momentos el que está pendiente y sigue tus movimientos desde lejos soy yo”, dice Luke Newton, el actor encargado de interpretar a Colin, tercero en la línea de los hermanos Bridgerton, durante la charla vía zoom con LA NACIÓN en una escala en Nueva York de su extensa gira promocional. A su lado, Coughlan asiente y sonríe. La actriz irlandesa conocida por su trabajo en la fantástica comedia Derry Girls (disponible en Netflix), dice haber disfrutado mucho el cambio de perspectiva y, entre risas, comenta que ya era hora de que sucediera.

“En la primera temporada Penelope suspiraba por Colin, resignada a que él no sintiera lo mismo por ella. En la segunda se convencía de que tal vez sí la amaba, y cuando eso se fue al diablo quedó destrozada. En los nuevos episodios fue genial tener la oportunidad de mostrar un costado más maduro de su vínculo. Además, para nosotros fue muy divertido saber que los espectadores que siguen la historia desde el principio iban a compartir nuestro entusiasmo con la nueva dinámica de su relación”, explica la intérprete con la tonada de su país natal. Allí, durante algunos de los periodos de descanso entre una cuarentena y otra provocadas por la emergencia sanitaria global, fue que Coughlan notó por primera vez el impacto de su repentina fama.

Incrédula

“Me decían que más de 82 millones de personas habían visto la primera temporada en el mes de su lanzamiento y para mí, que vengo de un país con cinco millones de habitantes, esas cifras eran imposibles de comprender: mi pequeño cerebro humano no lograba asimilar lo que estaba pasando”, explica la actriz, que pronto se dio cuenta de que más allá del éxito general de la serie, el público estaba particularmente interesado-o más bien profundamente obsesionado- en su personaje y el de Newton. “Fue algo inesperado. El hecho de que el público se enganchara en simultáneo y a nivel global con esta pareja nos sorprendió a todos. Era algo que notamos cuando estábamos grabando los episodios pero que se transmitiera tan claramente desde el comienzo fue hermoso. Por eso ahora, me entusiasma tanto contar su historia”, detalla Coughlan.

En la nueva temporada, dividida en dos partes iguales de cuatro episodios cada una, Penelope regresa a Londres decidida a buscar marido, convencida de que ya no puede tolerar la convivencia con su familia especialmente ahora que siente que perdió tanto a Eloise como a Colin. Una doble ruptura provocada, al final de la segunda temporada, por el enojo de su amiga al enterarse de que ella es la pérfida Lady Whistledown y por haber escuchado a su amor secreto declarar a los cuatro vientos que jamás podría tener un romance con ella.

“Tiene que arreglárselas sola, pero resulta que no sabe cómo flirtear ni hablar con los hombres que pretende seducir. Fue muy divertido interpretar ese costado más cómico de Penelope”, dice la actriz, que tiene su propia teoría de por qué el público se identifica tanto con su personaje. “Es una persona complicada, a veces hace cosas que no son muy agradables y en esta temporada tiene que lidiar con las consecuencias de sus actos. Es un personaje con el que muchos se pueden identificar porque se equivoca, es torpe, insegura y le cuesta ser honesta porque siente que no tiene mucho para ofrecer más allá de Whistledown”, se explaya Coughlan, mientras que Newton la escucha atento. Casi tanto como Colin a Penelope en los nuevos episodios, que tal vez sean los más románticos de toda la saga. Al menos eso creen los productores del programa que decidieron modificar el orden de la saga literaria para desarrollar su romance antes del de Benedict Bridgerton al que está dedicado el tercer libro de Quinn. “Muchos apuestan por esta pareja porque es evidente que no son los más cool de la sociedad y el público ama a los personajes así. En esta temporada queda muy claro que Penelope quiere más de la vida de lo que los demás esperan de ella y Colin reconoce eso. Aunque le lleve un tiempo. Digamos que no es el más inteligente de los caballeros”, apunta el actor entre risas.

Amor y aventuras

Luego de dos temporadas de la serie, sus espectadores ya saben que Bridgerton es un melodrama de modales con algún eco del estilo de las novelas de Jane Austen pero también que su estilo narrativo le debe mucho a los libros de amor y aventura de portadas con hombres musculosos apenas vestidos y mujeres voluptuosas luciendo escotes de vértigo. Ese es su origen literario y la inspiración para algunas de las escenas más sexy del programa y las que le consiguieron parte de su fama. Los nuevos episodios presentan las sensuales escenas de alcoba-o de carruaje- más esperadas de toda la ficción, una expectativa que podría haber preocupado en exceso a sus protagonistas.

“Muchos nos preguntan sobre lo arriesgado de grabar ese tipo de secuencias, pero para nosotros lo más intrépido que tuvimos que hacer fueron los pasajes de comedia. Se suele hablar de la dificultad de hacer escenas íntimas, pero para los actores el humor a veces también resulta muy riesgoso”, dice Newton, que recuerda haber comenzado a entender a Colin desde la primera prueba de vestuario, cuando aún no había leído ni una línea del guion. Es que en esta serie la ambientación y los elaborados trajes que reimaginan la moda de la Regencia para la generación del streaming son casi tan importantes como las líneas de diálogo. Un despliegue de producción que ahora funciona como puente que conecta a la ficción con los modos de la comedia romántica.

“El equipo estaba entusiasmado por la transformación de Penelope. Nos divertimos mucho con la escena de montaje a lo Mujer bonita cuando se prueba su nuevo guardarropa. Para mí, lo mejor es que a pesar de su cambio exterior, con los nuevos vestidos y ese pelo a lo Rita Hayworth, ella sigue siendo tan torpe e insegura como siempre. Su esencia no cambia por tener trajes favorecedores y un look más seductor, como sucede en otras transformaciones de la ficción”, dice Coughlan a la que ahora le toca interpretar no solo el despertar del deseo de su personaje y la ilusión de vivir el romance tan anhelado sino también los sinsabores de haber perdido a su mejor amiga y los rigores de ser una mujer que no consiguió triunfar en el mercado matrimonial, ese despiadado circo romano objeto del desprecio y las burlas de su Lady Whistledown. El escenario que siempre le resultó esquivo y que en la nueva temporada será el terreno en el que su historia de amor por fin saldrá a la pista de baile.

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