USHUAIA, EL DISPOSITIVO DE TERAPIA ASISTIDA CON PERROS DE USHUAIA TRABAJA CON ALUMNOS Y ALUMNAS DE LA ESCUELA N°41

El dispositivo municipal de Terapia Asistida con Perros (TAP) de la Secretaría de Políticas Sociales, Sanitarias y Derechos Humanos de la Municipalidad de Ushuaia comenzó un trabajo en conjunto con el equipo directivo de la Escuela N°41 vinculados a la responsabilidad de la tenencia animales de compañía y la diferenciación de los perros de trabajo, entre los que se encuentran los perros de asistencia, los de soporte emocional y los de terapia. El trabajo articulado con la escuela N°41 surgió a partir de una consulta del equipo directivo del establecimiento a la lic. Constanza Cano, quien encabeza el programa. “Generamos una estrategia de trabajo en conjunto para colaborar en la resolución de diferentes situaciones que se presentan en la institución educativa, en relación a la problemática de los perros del barrio”, señaló. “Es así como nos pusimos a trabajar con los alumnos en la diferencia entre una mascota de compañía y los perros de trabajo, quienes acompañan y son una herramienta fundamental de apoyo para lograr la inclusión y convivencia de niños, niñas y adolescentes con condición de autismo y con otras dificultades subjetivas, en un mundo en común”, explicó. La responsable del dispositivo de TAP diseñó un esquema de trabajo por ciclo educativo. “En una primera etapa hicimos hincapié en la importancia de que los chicos y chicas pudieran comprender la responsabilidad que se asume al decidir tener un perro como mascota, esto es, cuidados que requieren, tiempo, amor, alimentación, lugar adecuado para dormir, para hacer sus necesidades, paseos diarios y cómo debe salir a la calle, cuándo deben consultar al veterinario. En una segunda parte se desarrolló la diferencia entre una mascota y un perro de trabajo, introduciendo a los alumnos la diferencia entre los perros de asistencia, los perros de soporte emocional y los perros de terapia”. “Los chicos aprendieron que, si ven un perro con ‘peto’ o chaleco de trabajo, lo primero que harán es preguntar si lo pueden tocar, y en caso negativo sabrán que es porque ese perro estará trabajando. Conocieron el trabajo y entrenamiento que hay detrás de un perro de asistencia, de uno de soporte emocional y de uno de terapia, y se divirtieron mucho cuando pudieron interactuar con Martin y Lola, dándoles ellos comandos y compartiendo habilidades”, continuó Constanza Cano. La propuesta encontró un eco muy favorable en los chicos y chicas de segundo ciclo, quienes manifestaron sus deseos de querer saber más sobre el tema. Pudo evidenciarse que la incorporación de un perro en la Escuela tiende a incentivar en los estudiantes mayor interés por la temática desarrollada y adquieren un conocimiento nuevo. “La integración de estrategias educativas asistidas con perros en entornos escolares genera un impacto positivo en los alumnos y alumnas en cuanto a la autoestima, motivación, seguridad y confianza, socialización y estado de ánimo de los estudiantes”, resaltó Cano. Agregó que la participación de los mismos en el aula permite externalizar sentimientos, una mayor atención e interacción con el entorno y un mejor control emocional en la escuela, disminuyendo además sentimientos negativos como la depresión, ansiedad, aburrimiento y soledad. “El uso de perros entrenados para trabajar en contextos educativos, no es una novedad, como así tampoco lo son los impactos generados a partir de los resultados de su aplicación en procesos pedagógicos y psicoeducativos”, dijo la profesional. Sin embargo, advirtió que “no todos los perros van a la escuela, sino que van aquellos que, como Lola, Martin, Max y en un futuro Edy, están socializados, educados y entrenados para un fin específico, tienen un guía, acompañan y trabajan dentro de un equipo de profesionales que desarrollan sus tareas en el área de la salud o la educación”.