El motivo que podría desencadenar en la pérdida de memoria en jóvenes

Desde una temprana edad, el estrés se convierte en el principal enemigo de las personas. Por diversas razones, sometidos a una rutina diaria estresante o problemas de cualquier índole, esta reacción fisiológica empieza a condicionar las conductas y en especial contribuye a la pérdida de la memoria.

“Los niveles altos de cortisol, una hormona producida por el estrés, parecen predecir la función cerebral, el tamaño del cerebro y el rendimiento en pruebas cognitivas”, expresó el profesor Sudha Seshadri, quien se dedica a analizar cuestiones neurológicas en la universidad de San Antonio, Estados Unidos.

En dicho estudio que realizó el catedrático se pone sobre el tapete cómo el estrés afecta las funciones principales del cerebro y hace que este órgano vital funcione con complicaciones, dificultando la capacidad de comprensión y de análisis.

Una circunstancia de la vida diaria que eleva los niveles de estrés es cuando estamos ante una situación de riesgo o alerta. En ese momento, las glándulas suprarrenales, ubicadas por encima de los riñones, empiezan a segregar más cortisol de lo común y “atacan” directamente a nuestro cerebro, que empieza a dar órdenes sobre cómo actuar.

En medio de este circuito vertiginoso, las glándulas suprarrenales cesan su actividad cuando finaliza la situación de estrés y es ahí cuando el cuerpo empieza a recuperar la tranquilidad; caso contrario, si la tensión sigue en aumento, el cuerpo empezará a dar señales de ansiedad, depresión, dolores de cabeza y hasta la pérdida parcial del sueño.

“El cerebro es un órgano hambriento ya que necesita una enorme cantidad de oxígeno y nutrientes para conservarse en buen estado y funcionar correctamente. Por lo tanto, cuando el cuerpo necesita el soporte para luchar contra el estrés, hay menos recursos en el cerebro”, sumó el científico británico Keith Foley, quien avaló los dichos del catedrático anteriormente mencionado y remarcó la vulnerabilidad del cerebro en ocasiones donde el estrés desborda a la persona y no la deja pensar en frío.

Directamente asociado a la memoria y a los procesos cognitivos, el cortisol, cuando se eleva, afecta sensiblemente esta capacidad mental de recordar. “Si tenés niveles más altos de cortisol es que, probablemente, estás estresado y, por tanto, tenés más dificultades para completar tareas cognitivas”, sentenció Seshadri.

A la hora de segmentar a la población que puede enfrentar este problema, el docente aclaró que este problema puede afectar en mayor medida a las mujeres que a los hombres. El motivo se basó en las hormonas sexuales llamadas estrógenos que incrementan los niveles de cortisol.

Con estudios pormenorizados que estudian la conducta humana y cómo reaccionamos ante diferentes estímulos e impulsos, las personas deberán realizarse chequeos médicos periódicos para estar al tanto de lo que sucede internamente en su cuerpo.

En un problema que afecta a la mayoría de la población -en mayor o menor medida- los profesionales de la ciencia suplicaron que las personas traten de controlar sus conductas y puedan abstraerse de entornos tóxicos o perjudiciales para su salud, con el objetivo de no dañar la memoria y su integridad física y emocional.

Desde una temprana edad, el estrés se convierte en el principal enemigo de las personas. Por diversas razones, sometidos a una rutina diaria estresante o problemas de cualquier índole, esta reacción fisiológica empieza a condicionar las conductas y en especial contribuye a la pérdida de la memoria.

“Los niveles altos de cortisol, una hormona producida por el estrés, parecen predecir la función cerebral, el tamaño del cerebro y el rendimiento en pruebas cognitivas”, expresó el profesor Sudha Seshadri, quien se dedica a analizar cuestiones neurológicas en la universidad de San Antonio, Estados Unidos.

En dicho estudio que realizó el catedrático se pone sobre el tapete cómo el estrés afecta las funciones principales del cerebro y hace que este órgano vital funcione con complicaciones, dificultando la capacidad de comprensión y de análisis.

Una circunstancia de la vida diaria que eleva los niveles de estrés es cuando estamos ante una situación de riesgo o alerta. En ese momento, las glándulas suprarrenales, ubicadas por encima de los riñones, empiezan a segregar más cortisol de lo común y “atacan” directamente a nuestro cerebro, que empieza a dar órdenes sobre cómo actuar.

En medio de este circuito vertiginoso, las glándulas suprarrenales cesan su actividad cuando finaliza la situación de estrés y es ahí cuando el cuerpo empieza a recuperar la tranquilidad; caso contrario, si la tensión sigue en aumento, el cuerpo empezará a dar señales de ansiedad, depresión, dolores de cabeza y hasta la pérdida parcial del sueño.

“El cerebro es un órgano hambriento ya que necesita una enorme cantidad de oxígeno y nutrientes para conservarse en buen estado y funcionar correctamente. Por lo tanto, cuando el cuerpo necesita el soporte para luchar contra el estrés, hay menos recursos en el cerebro”, sumó el científico británico Keith Foley, quien avaló los dichos del catedrático anteriormente mencionado y remarcó la vulnerabilidad del cerebro en ocasiones donde el estrés desborda a la persona y no la deja pensar en frío.

Directamente asociado a la memoria y a los procesos cognitivos, el cortisol, cuando se eleva, afecta sensiblemente esta capacidad mental de recordar. “Si tenés niveles más altos de cortisol es que, probablemente, estás estresado y, por tanto, tenés más dificultades para completar tareas cognitivas”, sentenció Seshadri.

A la hora de segmentar a la población que puede enfrentar este problema, el docente aclaró que este problema puede afectar en mayor medida a las mujeres que a los hombres. El motivo se basó en las hormonas sexuales llamadas estrógenos que incrementan los niveles de cortisol.

Con estudios pormenorizados que estudian la conducta humana y cómo reaccionamos ante diferentes estímulos e impulsos, las personas deberán realizarse chequeos médicos periódicos para estar al tanto de lo que sucede internamente en su cuerpo.

En un problema que afecta a la mayoría de la población -en mayor o menor medida- los profesionales de la ciencia suplicaron que las personas traten de controlar sus conductas y puedan abstraerse de entornos tóxicos o perjudiciales para su salud, con el objetivo de no dañar la memoria y su integridad física y emocional.

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