Andrea Bocelli recordó el accidente que lo dejó ciego y sus días en un internado para niños no videntes: “Fue el peor momento de mi vida”

El sábado 7 de septiembre se estrenó en el Festival de Cine de Toronto el documental Andrea Bocelli: Because I Believe, que repasa la historia del mundialmente famoso tenor italiano. Allí, el artista y algunas de las personas más cercanas de su entorno repasan algunos de los momentos más emblemáticos de su carrera y de su vida privada. Y, como era de suponerse, su ceguera ocupa un lugar central.

“Cuando era niño, me consideraban extremadamente miope”, cuenta el cantante en una de las escenas del documental. Y agrega: “Podía ver todo, pero de cerca. Recuerdo muy bien el mundo que veía en ese entonces. Los colores, las texturas. Todo. ¿Cómo podría olvidar esos recuerdos?”.

Esa aparente miopía, sin embargo, comenzó a complicarse. Alberto, el hermano del tenor, revela: “Mi hermano Andrea, de 3 años y medio, fue operado 13 veces en Turín por un glaucoma congénito”. Y lejos de quitarle importancia a aquella situación, asegura: “Fue una tortura”.

“A los 7 años, Andrea fue enviado a un internado para personas con discapacidad visual, porque ninguna escuela local lo aceptaba”, revela Alberto. “Solamente venía a casa en vacaciones y durante el año lectivo, íbamos a visitarlo una vez al mes”. Vivir lejos de su familia, en un lugar con leyes estrictas y tener que asimilar, además, sus problemas de visión hicieron que aquella etapa no fuera para nada feliz. “Fue el peor momento de mi vida”, asegura Bocelli.

Según informa People, en otro tramo del documental, el tenor recuerda el accidente que, a los 12 años, lo dejó completa y permanentemente ciego. “En el internado, solíamos jugar al fútbol y un día me tocó ir al arco. No sé por qué, porque yo no había atajado nunca”, relata. “Y, claramente, esa fue la primera y única vez que me tocó ser arquero en toda mi vida. La pelota me golpeó en la cara y, a raíz del golpe, tuve una hemorragia… El resto es historia”, resume. Y su hermano acota: “Fue entonces cuando cayó la oscuridad”.

En una antigua entrevista con su madre, la mujer aseguró que siempre se negó a ver en su hijo a un “pobre chico” luego del accidente, y que esa misma actitud fue la que abrazó el cantante. “Andrea, sobre todo, nunca aceptó ninguna forma de compasión. Siempre decía: ‘¿Para qué tener compasión?’. Lo hemos criado con estos principios. Con valentía. Con mucha valentía”, afirma la mujer.

Y el cantante explica: “Mi madre tenía miedo de que yo no pudiese valerme por mí mismo. Y es por eso que trabajó muy duro para darme tranquilidad y estabilidad”.

Por supuesto que el documental, dirigido por Cosima Spender también recorre otro tramo de la vida del cantante, el de su despegue como una de las estrellas de la música más famosas del mundo. En la descripción del film, la directora asegura que la idea fue “seguir el camino de Bocelli hacia el éxito y su constante dedicación a su oficio” y que pudieron conseguirlo “a través de entrevistas y material de archivo de sus actuaciones”, así como “reuniones informales, como una divertida fiesta en la que los amigos y familiares de Bocelli recuerdan el pasado con comida y vino”.

Sin embargo, ese camino hacia el éxito tampoco le resultó sencillo, a pesar de su innegable talento. “Sufrí pánico escénico durante muchos años. Un miedo que no se puede expresar con palabras”, revela Bocelli, de 65 años, en el documental. “Una ansiedad incontrolable. Unas palpitaciones terribles que no me abandonaban, ni siquiera en el escenario. Me duraban todo el concierto, hasta el último tema. Esto sucedía porque mi técnica no era perfecta”, asegura.

El punto de inflexión, indica el cantante, fue el momento en el que conoció a Luciano Pavarotti. “Cuando ensayé por primera vez con este gran artista, me di cuenta de que no le costaba nada. Fue entonces cuando me di cuenta de que él tenía una técnica perfecta y yo no”, continúa. “Hoy, gracias a la conciencia técnica que he adquirido con mucho esfuerzo, estoy haciendo hincapié en esto con mucho trabajo y ya no tengo ese tipo de ansiedad”, afirma.

Tras el estreno, Bocelli recurrió a sus redes sociales para dar cuenta de cómo está viviendo esta nueva experiencia. “Uno nunca se acostumbra, incluso después de 30 años en el negocio… Pero debería haberme acostumbrado al hecho de que la respuesta que uno recibe es más generosa de lo que uno puede imaginar en sus sueños más locos. Todavía me sorprende constantemente la buena energía y el afecto que me regalan. Y así fue como, con el corazón lleno de gratitud, vi la cálida recepción que recibió el documental”.

Además, agradeció a la directora, pero también a su esposa Verónica. “Quiero destacar por qué acepté la oferta de grabar toda mi vida para filmar sin filtros de ningún tipo. El título de la película lo resume perfectamente: ‘porque creo’. En las personas, en nuestro Padre celestial y en la vida que nos ha regalado. Creo en el poder del amor como motor del mundo, un amor del que he querido dar testimonio a través de mi música y de mi existencia. Ese es el mensaje que se esconde detrás del documental, un mensaje que yo, humildemente su emisario, espero que llegue a sus oídos. Si consigue calentar un poco el corazón de los espectadores, hacerles sonreír, sorprenderlos y dejarles un poco más de fe en la vida, entonces habré alcanzado mi objetivo y seré un hombre feliz”, indicó.

El sábado 7 de septiembre se estrenó en el Festival de Cine de Toronto el documental Andrea Bocelli: Because I Believe, que repasa la historia del mundialmente famoso tenor italiano. Allí, el artista y algunas de las personas más cercanas de su entorno repasan algunos de los momentos más emblemáticos de su carrera y de su vida privada. Y, como era de suponerse, su ceguera ocupa un lugar central.

“Cuando era niño, me consideraban extremadamente miope”, cuenta el cantante en una de las escenas del documental. Y agrega: “Podía ver todo, pero de cerca. Recuerdo muy bien el mundo que veía en ese entonces. Los colores, las texturas. Todo. ¿Cómo podría olvidar esos recuerdos?”.

Esa aparente miopía, sin embargo, comenzó a complicarse. Alberto, el hermano del tenor, revela: “Mi hermano Andrea, de 3 años y medio, fue operado 13 veces en Turín por un glaucoma congénito”. Y lejos de quitarle importancia a aquella situación, asegura: “Fue una tortura”.

“A los 7 años, Andrea fue enviado a un internado para personas con discapacidad visual, porque ninguna escuela local lo aceptaba”, revela Alberto. “Solamente venía a casa en vacaciones y durante el año lectivo, íbamos a visitarlo una vez al mes”. Vivir lejos de su familia, en un lugar con leyes estrictas y tener que asimilar, además, sus problemas de visión hicieron que aquella etapa no fuera para nada feliz. “Fue el peor momento de mi vida”, asegura Bocelli.

Según informa People, en otro tramo del documental, el tenor recuerda el accidente que, a los 12 años, lo dejó completa y permanentemente ciego. “En el internado, solíamos jugar al fútbol y un día me tocó ir al arco. No sé por qué, porque yo no había atajado nunca”, relata. “Y, claramente, esa fue la primera y única vez que me tocó ser arquero en toda mi vida. La pelota me golpeó en la cara y, a raíz del golpe, tuve una hemorragia… El resto es historia”, resume. Y su hermano acota: “Fue entonces cuando cayó la oscuridad”.

En una antigua entrevista con su madre, la mujer aseguró que siempre se negó a ver en su hijo a un “pobre chico” luego del accidente, y que esa misma actitud fue la que abrazó el cantante. “Andrea, sobre todo, nunca aceptó ninguna forma de compasión. Siempre decía: ‘¿Para qué tener compasión?’. Lo hemos criado con estos principios. Con valentía. Con mucha valentía”, afirma la mujer.

Y el cantante explica: “Mi madre tenía miedo de que yo no pudiese valerme por mí mismo. Y es por eso que trabajó muy duro para darme tranquilidad y estabilidad”.

Por supuesto que el documental, dirigido por Cosima Spender también recorre otro tramo de la vida del cantante, el de su despegue como una de las estrellas de la música más famosas del mundo. En la descripción del film, la directora asegura que la idea fue “seguir el camino de Bocelli hacia el éxito y su constante dedicación a su oficio” y que pudieron conseguirlo “a través de entrevistas y material de archivo de sus actuaciones”, así como “reuniones informales, como una divertida fiesta en la que los amigos y familiares de Bocelli recuerdan el pasado con comida y vino”.

Sin embargo, ese camino hacia el éxito tampoco le resultó sencillo, a pesar de su innegable talento. “Sufrí pánico escénico durante muchos años. Un miedo que no se puede expresar con palabras”, revela Bocelli, de 65 años, en el documental. “Una ansiedad incontrolable. Unas palpitaciones terribles que no me abandonaban, ni siquiera en el escenario. Me duraban todo el concierto, hasta el último tema. Esto sucedía porque mi técnica no era perfecta”, asegura.

El punto de inflexión, indica el cantante, fue el momento en el que conoció a Luciano Pavarotti. “Cuando ensayé por primera vez con este gran artista, me di cuenta de que no le costaba nada. Fue entonces cuando me di cuenta de que él tenía una técnica perfecta y yo no”, continúa. “Hoy, gracias a la conciencia técnica que he adquirido con mucho esfuerzo, estoy haciendo hincapié en esto con mucho trabajo y ya no tengo ese tipo de ansiedad”, afirma.

Tras el estreno, Bocelli recurrió a sus redes sociales para dar cuenta de cómo está viviendo esta nueva experiencia. “Uno nunca se acostumbra, incluso después de 30 años en el negocio… Pero debería haberme acostumbrado al hecho de que la respuesta que uno recibe es más generosa de lo que uno puede imaginar en sus sueños más locos. Todavía me sorprende constantemente la buena energía y el afecto que me regalan. Y así fue como, con el corazón lleno de gratitud, vi la cálida recepción que recibió el documental”.

Además, agradeció a la directora, pero también a su esposa Verónica. “Quiero destacar por qué acepté la oferta de grabar toda mi vida para filmar sin filtros de ningún tipo. El título de la película lo resume perfectamente: ‘porque creo’. En las personas, en nuestro Padre celestial y en la vida que nos ha regalado. Creo en el poder del amor como motor del mundo, un amor del que he querido dar testimonio a través de mi música y de mi existencia. Ese es el mensaje que se esconde detrás del documental, un mensaje que yo, humildemente su emisario, espero que llegue a sus oídos. Si consigue calentar un poco el corazón de los espectadores, hacerles sonreír, sorprenderlos y dejarles un poco más de fe en la vida, entonces habré alcanzado mi objetivo y seré un hombre feliz”, indicó.

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