Envidiosa: una comedia romántica en la que Griselda Siciliani es mucho más que la suma de sus otras partes

Envidiosa (Argentina/2024). Dirección: Gabriel Medina. Guion: Carolina Aguirre. Elenco: Griselda Siciliani, Esteban Lamothe, Lorena Vega, Martín Garabal, Pilar Gamboa, Violeta Urtizberea, Marina Bellati, Bárbara Lombardo, Benjamín Vicuña. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: buena

“Hago todo bien, no entiendo que tengo de malo”, llora Vicky. La pregunta, en principio retórica, aparece muy seguido en los primeros episodios de Envidiosa, la serie de Netflix protagonizada por Griselda Siciliani. Y su expresión de frustración que –se verá– también supone una alta dosis de egocentrismo y sí, de envidia para repartir, podría aplicarse a la ficción escrita por Carolina Aguirre, dirigida por Gabriel Medina y producida por Adrián Suar. Hay muchas cosas que están bien y hasta muy bien con esta comedia romántica, que cumple con muchos de los requisitos fundamentales del género pero al mismo tiempo, su fidelidad al estilo viene acompañada con una colección de lugares comunes y clichés que la hacen demasiado previsible.

La historia gira en torno a la mencionada Vicky, una mujer que a días de cumplir los 40 la está pasando mal. Su relación de diez años terminó hace poco y Dani (Martín Garabal), su exnovio, aquel por el que postergó su carrera y su deseo de casarse y tener hijos, se acaba de casar con otra y ella está más que desesperada por hacer lo mismo. Las razones de su ansiedad y envidia rampante están en su infancia atravesada por el abandono de su padre y las responsabilidades que tuvo que asumir. Tal es la conclusión de su terapeuta (Lorena Vega) que con una paciencia de santa la escucha inventar excusas y culpar a todos salvo a sí misma por su situación.

Más allá de que el empecinamiento de Vicky por formar una familia según el modelo dibujado en la caja de cereales que consumió toda la vida está justificado por su pasado, la serie no termina de explicar cómo es que en 2024 para ella y su grupo de amigas pasar por el altar sea el objetivo. Que Vicky, “una persona lastimada”, como la califica, en un dudoso castellano, Dani, tenga álbumes de recortes con artículos de novia sirve como disparador de todo el relato, pero la mirada conservadora que lo atraviesa es más difícil de aceptar.

Si Envidiosa funciona a pesar de algunos de sus planteos más obvios es gracias a Siciliani y en gran medida también gracias al elenco que le sigue el paso. Expresiva, especialmente talentosa para la comedia física, la actriz pasa de interpretar las situaciones más ridículas a las secuencias más emotivas y siempre acierta. El desafío de hacer de Vicky una persona querible y hasta divertida a pesar de su egocentrismo y falta de empatía, seguramente habría sido difícil de superar para una actriz menos dotada que Siciliani.

Conociéndote

Uno de los elementos básicos de la comedia romántica es lo que se conoce como el “meet cute”, el encuentro tierno o dulce entre la pareja central del cuento. Se trata del primer paso que le dará forma al proceso de enamoramiento que vendrá después. En el caso de Envidiosa, el recurso está construido de manera clásica: Vicky regresa a su casa después de un día lleno de inconvenientes y frustraciones sin sus llaves. En su caminata, cabizbaja, pasa delante del restaurant chino de la cuadra, ese que atiende Matías (Esteban Lamothe), su solícito vecino. Con él la mujer puede mostrar su lado más vulnerable, la inseguridad y el dolor que esconde debajo de su intensidad abrasiva. Ese vínculo incipiente tiene todos los ingredientes para convertirse en la historia de amor que el espectador está esperando. Aunque pronto resulta evidente que para que llegue, la heroína de la historia tendrá que madurar lo suficiente como para soltar la bronca que carga como un escudo.

En ese tránsito aparecen más impedimentos muy transitados por el género. Por un lado, está ese hombre aparentemente ideal que además de ser su jefe es un evidente manipulador, con quien recrea las escenas de abandono más dolorosas de su infancia pero que busca empecinada que esta vez, las cosas salgan bien. Benjamín Vicuña le hace justicia al untuoso candidato que demuestra todo el tiempo que es de todo menos ideal. Por el otro, están sus vínculos familiares no resueltos, su relación repleta de amor, pero también de cuentas pendientes con su hermana menor, interpretada por Pilar Gamboa, y la complicada trama de sus amistades que representan espejos en los que Vicky solo ve lo que ella no tiene, lo que le falta, lo que no es. Los casamientos inminentes de dos de sus amigas, interpretadas por Bárbara Lombardo y Marina Bellati, funcionan como el disparador para la crisis de la protagonista para que pueda conseguir su final feliz, aunque no sea el que lleva una vida fantaseando.

Envidiosa (Argentina/2024). Dirección: Gabriel Medina. Guion: Carolina Aguirre. Elenco: Griselda Siciliani, Esteban Lamothe, Lorena Vega, Martín Garabal, Pilar Gamboa, Violeta Urtizberea, Marina Bellati, Bárbara Lombardo, Benjamín Vicuña. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: buena

“Hago todo bien, no entiendo que tengo de malo”, llora Vicky. La pregunta, en principio retórica, aparece muy seguido en los primeros episodios de Envidiosa, la serie de Netflix protagonizada por Griselda Siciliani. Y su expresión de frustración que –se verá– también supone una alta dosis de egocentrismo y sí, de envidia para repartir, podría aplicarse a la ficción escrita por Carolina Aguirre, dirigida por Gabriel Medina y producida por Adrián Suar. Hay muchas cosas que están bien y hasta muy bien con esta comedia romántica, que cumple con muchos de los requisitos fundamentales del género pero al mismo tiempo, su fidelidad al estilo viene acompañada con una colección de lugares comunes y clichés que la hacen demasiado previsible.

La historia gira en torno a la mencionada Vicky, una mujer que a días de cumplir los 40 la está pasando mal. Su relación de diez años terminó hace poco y Dani (Martín Garabal), su exnovio, aquel por el que postergó su carrera y su deseo de casarse y tener hijos, se acaba de casar con otra y ella está más que desesperada por hacer lo mismo. Las razones de su ansiedad y envidia rampante están en su infancia atravesada por el abandono de su padre y las responsabilidades que tuvo que asumir. Tal es la conclusión de su terapeuta (Lorena Vega) que con una paciencia de santa la escucha inventar excusas y culpar a todos salvo a sí misma por su situación.

Más allá de que el empecinamiento de Vicky por formar una familia según el modelo dibujado en la caja de cereales que consumió toda la vida está justificado por su pasado, la serie no termina de explicar cómo es que en 2024 para ella y su grupo de amigas pasar por el altar sea el objetivo. Que Vicky, “una persona lastimada”, como la califica, en un dudoso castellano, Dani, tenga álbumes de recortes con artículos de novia sirve como disparador de todo el relato, pero la mirada conservadora que lo atraviesa es más difícil de aceptar.

Si Envidiosa funciona a pesar de algunos de sus planteos más obvios es gracias a Siciliani y en gran medida también gracias al elenco que le sigue el paso. Expresiva, especialmente talentosa para la comedia física, la actriz pasa de interpretar las situaciones más ridículas a las secuencias más emotivas y siempre acierta. El desafío de hacer de Vicky una persona querible y hasta divertida a pesar de su egocentrismo y falta de empatía, seguramente habría sido difícil de superar para una actriz menos dotada que Siciliani.

Conociéndote

Uno de los elementos básicos de la comedia romántica es lo que se conoce como el “meet cute”, el encuentro tierno o dulce entre la pareja central del cuento. Se trata del primer paso que le dará forma al proceso de enamoramiento que vendrá después. En el caso de Envidiosa, el recurso está construido de manera clásica: Vicky regresa a su casa después de un día lleno de inconvenientes y frustraciones sin sus llaves. En su caminata, cabizbaja, pasa delante del restaurant chino de la cuadra, ese que atiende Matías (Esteban Lamothe), su solícito vecino. Con él la mujer puede mostrar su lado más vulnerable, la inseguridad y el dolor que esconde debajo de su intensidad abrasiva. Ese vínculo incipiente tiene todos los ingredientes para convertirse en la historia de amor que el espectador está esperando. Aunque pronto resulta evidente que para que llegue, la heroína de la historia tendrá que madurar lo suficiente como para soltar la bronca que carga como un escudo.

En ese tránsito aparecen más impedimentos muy transitados por el género. Por un lado, está ese hombre aparentemente ideal que además de ser su jefe es un evidente manipulador, con quien recrea las escenas de abandono más dolorosas de su infancia pero que busca empecinada que esta vez, las cosas salgan bien. Benjamín Vicuña le hace justicia al untuoso candidato que demuestra todo el tiempo que es de todo menos ideal. Por el otro, están sus vínculos familiares no resueltos, su relación repleta de amor, pero también de cuentas pendientes con su hermana menor, interpretada por Pilar Gamboa, y la complicada trama de sus amistades que representan espejos en los que Vicky solo ve lo que ella no tiene, lo que le falta, lo que no es. Los casamientos inminentes de dos de sus amigas, interpretadas por Bárbara Lombardo y Marina Bellati, funcionan como el disparador para la crisis de la protagonista para que pueda conseguir su final feliz, aunque no sea el que lleva una vida fantaseando.

 La serie de doce episodios producida por Adrián Suar ya están disponible en Netflix  Read More

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *