Iker Muniain hizo dos goles para el buen triunfo de San Lorenzo ante Banfield: lluvia de polémicas, con roja y VAR

El clima en el Nuevo Gasómetro, en la previa, fue más elevado en las tribunas que lo que marcaba la sensación térmica, esta última cada vez más acorde a la Primavera. Los hinchas de San Lorenzo se unieron en un grito de guerra, necesitados de un triunfo que saque de los puestos de abajo en la Liga Profesional. Iker Muniain les respondió con dos goles que generó un efecto de abrazo a todo el estadio. Resolvió simple, a dos toques. Tuvo un trabajo de menor a mayor, pero cada vez que tocaba la pelota despertaba un aplauso de los simpatizantes azulgranas, que celebraron el triunfo ante Banfield por 2-1 y encontraron un nuevo motivo de ilusión desde la conducción del volante europeo.

Ante la salida desde el fondo de Banfield, el Ciclón le ofreció una presión alta. El ingreso de Ezequiel Cerutti en lugar de Reali en la previa, sobre el filo del comienzo del partido no modificó las características: Irala y Remedi para el combate en la zona central, más adelantados Cerutti y Muniain; y como delanteros más definidos Cuello y Bustos, aunque el exTalleres tiene tendencia a tirarse atrás para tomar contacto con la pelota. La lesión de Tripicchio le cambió el dibujo a Romagnoli, dejando el 4-3-3 donde se destacaban los pacman (Tripicchio-Irala-Sosa) a plantear un 4-2-2-2 que necesitaba compromiso en el retroceso también para defender todo el ancho del campo del Nuevo Gasómetro.

Pero el primer problema de San Lorenzo lo tuvo a los 12 minutos, con un intento de salida desde abajo de Chila Gómez que fue presionado por Sepúlveda y casi le da un dolor de cabeza. No era una tarde para que el Ciclón se compre problemas.

A los 14, la primera gran polémica: Nahuel Bustos anotaba un gol con un remate desde afuera del área, pero la acción fue revisada por el VAR porque en el comienzo hubo una mano de Cuello en su intento por controlar la pelota. El árbitro José Carreras y el línea Facundo Rodríguez, desde el VAR, lo llamaron al juez principal Sebastián Martínez, que revisó la jugada en el monitor y el tanto fue bien invalidado.

Banfield, más allá de intentar construir juego desde el fondo, apostó más al juego directo con el esquema 4-2-3-1 que le vino dando resultados a Munúa en los últimos partidos. Juan Pablo Álvarez, Gerónimo Rivera y Juan Bisanz, todos rapiditos y con buen desequilibrio en el uno contra uno, más Sepúlveda como principal referencia ofensiva, otro que explota mejor los movimientos “atacando el espacio”, llegando desde atrás que recibiendo dentro del área. El lateral Ramiro Di Luciano, una muy buena aparición de las inferiores, se proyectó seguido por la derecha.

Lo mejor del partido

Pero quien marcó la diferencia con velocidad fue Alexis Cuello: a los 26 minutos aceleró en una gran corrida de derecha al centro y Christian Núñez le metió un topetazo desde atrás: penal bien sancionado por Martínez. ¿El ejecutor? Iker Muniain. En el primer partido como titular del mediocampista vasco de 31 años, se dio el lujo de anotar con un remate con cara interna y al palo izquierdo de Sanguinetti. Su último tanto había sido el 19 de mayo para Athletic de Bilbao ante el Sevilla.

La única chance de riesgo del Taladro en el primer tiempo fue por un error de Campi en un control defensivo; Juan Pablo Álvarez le primereó la pelota y remató para exigir a Chila Gómez, que mandó la pelota al córner. Pero de ese córner, llegó la revisión del VAR por una mano-penal de Luján. Y Martínez sancionó acertadamente la pena máxima. Lo pateó con clase Cañete, con una bola lisa que ingresó al palo izquierdo del arquero.

Martínez adicionó 8 minutos y a los 51 vio correctamente la tarjeta roja Christian Núñez, por una segunda amarilla tras un foul sobre el Pocho Cerutti, de muy buen partido. El 5 del Taladro había visto la primera por la infracción en el penal a Cuello. Y lo que parecía tranquilidad para el visitante por el 1-1 parcial, se transformó en un nuevo problema tras una roja infantil.

La ecuación para la segunda etapa estaba clara: ¿iba a poder San Lorenzo hacer la diferencia con ese jugador de más? Por lo pronto, Munúa modificó la estructura, con los ingresos de Yonathan Rodríguez por Bisanz y de Luciano Recalde por Rivera, para jugar 4-4-1. Romagnoli respondió con una modificación ofensiva: el centrodelantero Francisco Fydriszewski por Irala (volante de marca).

El Ciclón quedó con un sistema 2-1-4-3, con Remedi como 5 por delante de los centrales Romaña y Campi; Luján, Muniain, Bustos y Báez en la línea de volantes y, arriba, Cerutti, Fydriszewski y Cuello. Enseguida encontró rédito con una gran jugada colectiva de contraataque (sí, de contraataque) que finalizó en un centro de Cerutti para un gran toque de zurda de Iker Muniain junto al palo derecho del arquero.

A los 33 minutos, la postal de la tarde: entre tres lo castigaron fuerte y abajo a Muniain sobre uno de los laterales. Fue la primera vez que se lo vio serio al español, enojado. Después, siempre buscó aportar una cuota de optimismo desde el juego y las decisiones inteligentes. Romagnoli lo reemplazó a ocho del final para la merecida ovación de la gente con el “olé, olé olé, Vasco, vasco”. A San Lorenzo le costó tener un mayor control del juego, pero ganó bien, aunque sufrió al final cuando Romaña salvó el empate sobre la línea con el pecho tras un remate de Sepúlveda. El único asterisco en un arbitraje casi perfecto de Martínez fue una amonestación que no le sacó a Santiago Sosa (ingresó por Bustos) en la segunda etapa.

Banfield volvió a avisar que todavía estaba en partido con un desborde de Alvarez y un centro atrás que impactó Yonathan Rodríguez y que Chila Gómez mandó al córner. Pero el partido ya había merecido ganarlo el Ciclón, que apostó todo al 80 y encontró un premio doble en la soleada tarde del Nuevo Gasómetro.

El clima en el Nuevo Gasómetro, en la previa, fue más elevado en las tribunas que lo que marcaba la sensación térmica, esta última cada vez más acorde a la Primavera. Los hinchas de San Lorenzo se unieron en un grito de guerra, necesitados de un triunfo que saque de los puestos de abajo en la Liga Profesional. Iker Muniain les respondió con dos goles que generó un efecto de abrazo a todo el estadio. Resolvió simple, a dos toques. Tuvo un trabajo de menor a mayor, pero cada vez que tocaba la pelota despertaba un aplauso de los simpatizantes azulgranas, que celebraron el triunfo ante Banfield por 2-1 y encontraron un nuevo motivo de ilusión desde la conducción del volante europeo.

Ante la salida desde el fondo de Banfield, el Ciclón le ofreció una presión alta. El ingreso de Ezequiel Cerutti en lugar de Reali en la previa, sobre el filo del comienzo del partido no modificó las características: Irala y Remedi para el combate en la zona central, más adelantados Cerutti y Muniain; y como delanteros más definidos Cuello y Bustos, aunque el exTalleres tiene tendencia a tirarse atrás para tomar contacto con la pelota. La lesión de Tripicchio le cambió el dibujo a Romagnoli, dejando el 4-3-3 donde se destacaban los pacman (Tripicchio-Irala-Sosa) a plantear un 4-2-2-2 que necesitaba compromiso en el retroceso también para defender todo el ancho del campo del Nuevo Gasómetro.

Pero el primer problema de San Lorenzo lo tuvo a los 12 minutos, con un intento de salida desde abajo de Chila Gómez que fue presionado por Sepúlveda y casi le da un dolor de cabeza. No era una tarde para que el Ciclón se compre problemas.

A los 14, la primera gran polémica: Nahuel Bustos anotaba un gol con un remate desde afuera del área, pero la acción fue revisada por el VAR porque en el comienzo hubo una mano de Cuello en su intento por controlar la pelota. El árbitro José Carreras y el línea Facundo Rodríguez, desde el VAR, lo llamaron al juez principal Sebastián Martínez, que revisó la jugada en el monitor y el tanto fue bien invalidado.

Banfield, más allá de intentar construir juego desde el fondo, apostó más al juego directo con el esquema 4-2-3-1 que le vino dando resultados a Munúa en los últimos partidos. Juan Pablo Álvarez, Gerónimo Rivera y Juan Bisanz, todos rapiditos y con buen desequilibrio en el uno contra uno, más Sepúlveda como principal referencia ofensiva, otro que explota mejor los movimientos “atacando el espacio”, llegando desde atrás que recibiendo dentro del área. El lateral Ramiro Di Luciano, una muy buena aparición de las inferiores, se proyectó seguido por la derecha.

Lo mejor del partido

Pero quien marcó la diferencia con velocidad fue Alexis Cuello: a los 26 minutos aceleró en una gran corrida de derecha al centro y Christian Núñez le metió un topetazo desde atrás: penal bien sancionado por Martínez. ¿El ejecutor? Iker Muniain. En el primer partido como titular del mediocampista vasco de 31 años, se dio el lujo de anotar con un remate con cara interna y al palo izquierdo de Sanguinetti. Su último tanto había sido el 19 de mayo para Athletic de Bilbao ante el Sevilla.

La única chance de riesgo del Taladro en el primer tiempo fue por un error de Campi en un control defensivo; Juan Pablo Álvarez le primereó la pelota y remató para exigir a Chila Gómez, que mandó la pelota al córner. Pero de ese córner, llegó la revisión del VAR por una mano-penal de Luján. Y Martínez sancionó acertadamente la pena máxima. Lo pateó con clase Cañete, con una bola lisa que ingresó al palo izquierdo del arquero.

Martínez adicionó 8 minutos y a los 51 vio correctamente la tarjeta roja Christian Núñez, por una segunda amarilla tras un foul sobre el Pocho Cerutti, de muy buen partido. El 5 del Taladro había visto la primera por la infracción en el penal a Cuello. Y lo que parecía tranquilidad para el visitante por el 1-1 parcial, se transformó en un nuevo problema tras una roja infantil.

La ecuación para la segunda etapa estaba clara: ¿iba a poder San Lorenzo hacer la diferencia con ese jugador de más? Por lo pronto, Munúa modificó la estructura, con los ingresos de Yonathan Rodríguez por Bisanz y de Luciano Recalde por Rivera, para jugar 4-4-1. Romagnoli respondió con una modificación ofensiva: el centrodelantero Francisco Fydriszewski por Irala (volante de marca).

El Ciclón quedó con un sistema 2-1-4-3, con Remedi como 5 por delante de los centrales Romaña y Campi; Luján, Muniain, Bustos y Báez en la línea de volantes y, arriba, Cerutti, Fydriszewski y Cuello. Enseguida encontró rédito con una gran jugada colectiva de contraataque (sí, de contraataque) que finalizó en un centro de Cerutti para un gran toque de zurda de Iker Muniain junto al palo derecho del arquero.

A los 33 minutos, la postal de la tarde: entre tres lo castigaron fuerte y abajo a Muniain sobre uno de los laterales. Fue la primera vez que se lo vio serio al español, enojado. Después, siempre buscó aportar una cuota de optimismo desde el juego y las decisiones inteligentes. Romagnoli lo reemplazó a ocho del final para la merecida ovación de la gente con el “olé, olé olé, Vasco, vasco”. A San Lorenzo le costó tener un mayor control del juego, pero ganó bien, aunque sufrió al final cuando Romaña salvó el empate sobre la línea con el pecho tras un remate de Sepúlveda. El único asterisco en un arbitraje casi perfecto de Martínez fue una amonestación que no le sacó a Santiago Sosa (ingresó por Bustos) en la segunda etapa.

Banfield volvió a avisar que todavía estaba en partido con un desborde de Alvarez y un centro atrás que impactó Yonathan Rodríguez y que Chila Gómez mandó al córner. Pero el partido ya había merecido ganarlo el Ciclón, que apostó todo al 80 y encontró un premio doble en la soleada tarde del Nuevo Gasómetro.

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