Mercado local. Facilidad de acceso a las drogas y baja percepción del riesgo de consumo, el combo perfecto que tienen los narcos argentinos

Los clanes rosarinos, las bandas del conurbano y los grupos criminales que anidan en las villas porteñas 1-11-14 y 31 tienen un punto en común: el narcomenudeo. Están lejos de los aparatos logísticos que impulsan a cocaína sudamericana, único lugar del mundo donde se produce, hacia las redes internacionales de tráfico. Sus estructuras son apenas territoriales, sustentadas por la venta callejera. El comercio minorista, el consumidor argentino, apuntala sus negocios ilegales. Y en ese sentido es importante conocer las dimensiones del mercado local: ocho de cada diez personas consideran que le sería fácil conseguir marihuana en menos de 24 horas.

Ese dato señala el arraigo barrial de la venta de drogas. Así quedó expuesto en un informe de la Sedronar sobre “creencias y opiniones en torno al consumo de sustancias psicoactivas”. Fue recientemente hecho público por el Observatorio Argentino de Drogas, aunque se trata de una fotografía tomada de la situación local en 2022, ya que el estudio de campo de realizó al mismo tiempo que la encuesta nacional de hogares del Indec. Esa aclaración vale para marcar que el 80 por ciento de las 12.062 personas que respondieron el sondeo también dieron su percepción sobre que aumentó el consumo de drogas entre 2020 y el momento de recibir en sus casas al encuestador.

El narcomenudeo fue dejado de lado durante mucho tiempo, considerándose como un eslabón menor de la escala global de comercialización de drogas. Y los propios vecinos no tenían problemas para reconocer los lugares de venta de sustancias ilegales. Esa percepción oficial cambió tanto en el Ministerio de Seguridad de la Nación como en la ciudad -incluso desde antes ataca la comercialización minorista- y en Santa Fe. Sin embargo, en el momento de responder a la encuesta “casi un tercio de la población percibe al consumo de sustancias en su barrio como grave (32%), proporción mayor entre mujeres que entre varones. Asimismo, el 31,8% de la población refirió conocer la existencia de lugares o zonas dentro de su barrio donde se venden drogas ilegales, siendo este porcentaje también superior en mujeres que en varones”, se indicó en el consignado informe oficial.

Y se agregó que “la marihuana es la sustancia ilícita percibida como de mayor facilidad de acceso y la más ofrecida -ya sea para probar o comprar- a la población. Para todas las sustancias indagadas, es mayor la proporción tanto de percepción de facilidad de acceso como de experiencia de oferta de drogas entre varones que entre mujeres. Es de destacar, en relación con el clima educativo del hogar, que la proporción de personas a las que les han ofrecido alguna vez marihuana, cocaína o éxtasis aumenta conforme se incrementa el clima educativo del hogar, mientras que la oferta de pasta base y/o paco es mayor entre las personas que viven en hogares con clima educativo bajo o medio”.

El comercio minorista de marihuana representa la base de las estructuras narco locales, ya que se trata de la droga más consumida. Incluso, es la sustancia psicoactiva ilegal que tiene mayor margen para el crecimiento del mercado ilegal, según queda expuesto en los resultados del estudio de la Sedronar. Si se toma en cuenta que los datos oficiales marcaban que en 2017 el 7,8 por ciento de la población había consumido cannabis ese año, el aumento del uso de esa droga es evidente con el dato obtenido durante el censo nacional de 2022, que señaló un 13,8 por ciento de consumidores activos ese año.

El análisis de la información recolectada en 2022, permite ahora saber que hay otro elemento de riesgo que podría impulsar aún más el mercado ilegal de la marihuana: cada vez es más baja la percepción del peligro vinculado con esa sustancia. El último dato de la Sedronar establece que el 58,5 por ciento de los consultados considera un “gran riesgo” el uso “frecuente” de la marihuana, mientras que en 2017 esa sensación era compartida por el 72,9 por ciento.

Facilidad de acceso y baja peligrosidad es el imaginario argentino sobre la marihuana. Un combo perfecto para los grupos narco. Y ese mercado, es de por sí grande: más de dos millones de consumidores activos.

“La marihuana es la droga ilícita de mayor consumo en el país. El 13,8% de la población declaró su uso en el último año con fines terapéuticos o no terapéuticos. Unas 2.147.437 personas usaron recientemente marihuana con fines no terapéuticos y en mayor magnitud los varones y las personas de edades entre los 24 y 35 años. En tanto el 10,9% de personas jóvenes de 16 a 24 años consumió marihuana en el último mes”, se indicó en otro de los informes oficiales que extrajeron datos a partir del cuestionario especial que fue contestado por 12.062 personas en todo el país.

Otro porcentaje importante a tomar en cuenta sobre el mercado de la marihuana es que el 46 por ciento de las personas que alguna vez probaron esa droga siguen actualmente como consumidores.

Un cruce de informes oficiales permitirá dimensionar aún más el mercado narco. Se consignó en una nota publicada por LA NACION el año pasado que la mayoría de los análisis sobre narcotráfico local apuntan al peligro que representan las bandas de narcomenudeo que comercian cocaína y dejan de lado el peso propio que tiene el negocio ilegal de la marihuana. Sin embargo, la venta de cannabis prácticamente triplica las ganancias que obtienen los traficantes por la comercialización de cocaína. Así lo señaló un informe que el Ministerio de Seguridad de la Nación desarrolló en 2017, cuando estaba al frente del área la nuevamente ahora ministra Patricia Bullrich.

Ese documento de 2017 tenía un análisis cualitativo sobre el uso de la marihuana por parte de los consumidores, indicándose que, en promedio, cada persona que fuma esa sustancia compra 180 gramos cada año. Los nuevos datos del Indec determinaron que en la Argentina hay más de 2.000.000 personas que consumen marihuana en forma constante. Eso lo indica la prevalencia mensual de consumo. Esa cifra determina que el mercado local requiere un mínimo de 450 toneladas de marihuana cada año.

Y esos datos dan la magnitud del mercado local de la marihuana, cuyo kilo se comercia a escala mayorista en unos US$1000, de acuerdo con las actuales investigaciones de las fuerzas federales de seguridad. Por lo tanto, los traficantes de marihuana se llevan una ganancia de US$450.000.000 anuales. Cifra que sirve para comprender que tienen espalda económica para asimilar las pérdidas por cargamentos decomisados.

El nuevo documento de la Sedronar también hace referencia al consumo de cocaína y en ese sentido se establece que “el 3,9 % de la población entre 16 y 75 años consumió cocaína alguna vez en su vida y las mayores tasas se presentan en la población cuyas edades se encuentran entre los 25 y 49 años. Menos del 1% la consumió en el último año y prácticamente no se registra uso de la sustancia entre los adultos de 50 años y más”.

En la comparación sobre drogas ilegales que surge de los datos oficiales podrá señalarse que el mercado de la marihuana, como se mencionó, se compone de más de 2.000.000 de personas, mientras que el negocio ilegal de la cocaína está consolidado en la Argentina alrededor de algo menos de 200.000 consumidores.

Y el volumen de ventas narco tiene un eje adicional para crecer: el 20,3 por ciento de los jóvenes entre los 16 y 24 años que no consumen drogas ilegales aseguran que tienen curiosidad por probar alguna de esas sustancias. Se trata de la franja etaria en la que se agrupa una importante proporción de los consumidores.

En la imagen autopercibida por las personas que respondieron la encuesta de Sedronar/Indec el 32 por ciento afirmó que es “grave” la situación de consumo de cocaína y marihuana en sus propios barrios. Solo el 6 por ciento piensa que en los alrededores de su casa no se consume drogas.

Los clanes rosarinos, las bandas del conurbano y los grupos criminales que anidan en las villas porteñas 1-11-14 y 31 tienen un punto en común: el narcomenudeo. Están lejos de los aparatos logísticos que impulsan a cocaína sudamericana, único lugar del mundo donde se produce, hacia las redes internacionales de tráfico. Sus estructuras son apenas territoriales, sustentadas por la venta callejera. El comercio minorista, el consumidor argentino, apuntala sus negocios ilegales. Y en ese sentido es importante conocer las dimensiones del mercado local: ocho de cada diez personas consideran que le sería fácil conseguir marihuana en menos de 24 horas.

Ese dato señala el arraigo barrial de la venta de drogas. Así quedó expuesto en un informe de la Sedronar sobre “creencias y opiniones en torno al consumo de sustancias psicoactivas”. Fue recientemente hecho público por el Observatorio Argentino de Drogas, aunque se trata de una fotografía tomada de la situación local en 2022, ya que el estudio de campo de realizó al mismo tiempo que la encuesta nacional de hogares del Indec. Esa aclaración vale para marcar que el 80 por ciento de las 12.062 personas que respondieron el sondeo también dieron su percepción sobre que aumentó el consumo de drogas entre 2020 y el momento de recibir en sus casas al encuestador.

El narcomenudeo fue dejado de lado durante mucho tiempo, considerándose como un eslabón menor de la escala global de comercialización de drogas. Y los propios vecinos no tenían problemas para reconocer los lugares de venta de sustancias ilegales. Esa percepción oficial cambió tanto en el Ministerio de Seguridad de la Nación como en la ciudad -incluso desde antes ataca la comercialización minorista- y en Santa Fe. Sin embargo, en el momento de responder a la encuesta “casi un tercio de la población percibe al consumo de sustancias en su barrio como grave (32%), proporción mayor entre mujeres que entre varones. Asimismo, el 31,8% de la población refirió conocer la existencia de lugares o zonas dentro de su barrio donde se venden drogas ilegales, siendo este porcentaje también superior en mujeres que en varones”, se indicó en el consignado informe oficial.

Y se agregó que “la marihuana es la sustancia ilícita percibida como de mayor facilidad de acceso y la más ofrecida -ya sea para probar o comprar- a la población. Para todas las sustancias indagadas, es mayor la proporción tanto de percepción de facilidad de acceso como de experiencia de oferta de drogas entre varones que entre mujeres. Es de destacar, en relación con el clima educativo del hogar, que la proporción de personas a las que les han ofrecido alguna vez marihuana, cocaína o éxtasis aumenta conforme se incrementa el clima educativo del hogar, mientras que la oferta de pasta base y/o paco es mayor entre las personas que viven en hogares con clima educativo bajo o medio”.

El comercio minorista de marihuana representa la base de las estructuras narco locales, ya que se trata de la droga más consumida. Incluso, es la sustancia psicoactiva ilegal que tiene mayor margen para el crecimiento del mercado ilegal, según queda expuesto en los resultados del estudio de la Sedronar. Si se toma en cuenta que los datos oficiales marcaban que en 2017 el 7,8 por ciento de la población había consumido cannabis ese año, el aumento del uso de esa droga es evidente con el dato obtenido durante el censo nacional de 2022, que señaló un 13,8 por ciento de consumidores activos ese año.

El análisis de la información recolectada en 2022, permite ahora saber que hay otro elemento de riesgo que podría impulsar aún más el mercado ilegal de la marihuana: cada vez es más baja la percepción del peligro vinculado con esa sustancia. El último dato de la Sedronar establece que el 58,5 por ciento de los consultados considera un “gran riesgo” el uso “frecuente” de la marihuana, mientras que en 2017 esa sensación era compartida por el 72,9 por ciento.

Facilidad de acceso y baja peligrosidad es el imaginario argentino sobre la marihuana. Un combo perfecto para los grupos narco. Y ese mercado, es de por sí grande: más de dos millones de consumidores activos.

“La marihuana es la droga ilícita de mayor consumo en el país. El 13,8% de la población declaró su uso en el último año con fines terapéuticos o no terapéuticos. Unas 2.147.437 personas usaron recientemente marihuana con fines no terapéuticos y en mayor magnitud los varones y las personas de edades entre los 24 y 35 años. En tanto el 10,9% de personas jóvenes de 16 a 24 años consumió marihuana en el último mes”, se indicó en otro de los informes oficiales que extrajeron datos a partir del cuestionario especial que fue contestado por 12.062 personas en todo el país.

Otro porcentaje importante a tomar en cuenta sobre el mercado de la marihuana es que el 46 por ciento de las personas que alguna vez probaron esa droga siguen actualmente como consumidores.

Un cruce de informes oficiales permitirá dimensionar aún más el mercado narco. Se consignó en una nota publicada por LA NACION el año pasado que la mayoría de los análisis sobre narcotráfico local apuntan al peligro que representan las bandas de narcomenudeo que comercian cocaína y dejan de lado el peso propio que tiene el negocio ilegal de la marihuana. Sin embargo, la venta de cannabis prácticamente triplica las ganancias que obtienen los traficantes por la comercialización de cocaína. Así lo señaló un informe que el Ministerio de Seguridad de la Nación desarrolló en 2017, cuando estaba al frente del área la nuevamente ahora ministra Patricia Bullrich.

Ese documento de 2017 tenía un análisis cualitativo sobre el uso de la marihuana por parte de los consumidores, indicándose que, en promedio, cada persona que fuma esa sustancia compra 180 gramos cada año. Los nuevos datos del Indec determinaron que en la Argentina hay más de 2.000.000 personas que consumen marihuana en forma constante. Eso lo indica la prevalencia mensual de consumo. Esa cifra determina que el mercado local requiere un mínimo de 450 toneladas de marihuana cada año.

Y esos datos dan la magnitud del mercado local de la marihuana, cuyo kilo se comercia a escala mayorista en unos US$1000, de acuerdo con las actuales investigaciones de las fuerzas federales de seguridad. Por lo tanto, los traficantes de marihuana se llevan una ganancia de US$450.000.000 anuales. Cifra que sirve para comprender que tienen espalda económica para asimilar las pérdidas por cargamentos decomisados.

El nuevo documento de la Sedronar también hace referencia al consumo de cocaína y en ese sentido se establece que “el 3,9 % de la población entre 16 y 75 años consumió cocaína alguna vez en su vida y las mayores tasas se presentan en la población cuyas edades se encuentran entre los 25 y 49 años. Menos del 1% la consumió en el último año y prácticamente no se registra uso de la sustancia entre los adultos de 50 años y más”.

En la comparación sobre drogas ilegales que surge de los datos oficiales podrá señalarse que el mercado de la marihuana, como se mencionó, se compone de más de 2.000.000 de personas, mientras que el negocio ilegal de la cocaína está consolidado en la Argentina alrededor de algo menos de 200.000 consumidores.

Y el volumen de ventas narco tiene un eje adicional para crecer: el 20,3 por ciento de los jóvenes entre los 16 y 24 años que no consumen drogas ilegales aseguran que tienen curiosidad por probar alguna de esas sustancias. Se trata de la franja etaria en la que se agrupa una importante proporción de los consumidores.

En la imagen autopercibida por las personas que respondieron la encuesta de Sedronar/Indec el 32 por ciento afirmó que es “grave” la situación de consumo de cocaína y marihuana en sus propios barrios. Solo el 6 por ciento piensa que en los alrededores de su casa no se consume drogas.

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