Hace 84 años, en el barrio porteño de Belgrano, nacía el local De Levie. Si bien actualmente es conocido por la venta de telas para la decoración, algunas muy exclusivas, su historia tuvo un comienzo diferente. Sus fundadores, recién llegados desde Alemania tras escapar de la guerra, iniciaron con la comercialización de acolchados de pluma. Pero su historia está por llegar a su fin: sus dueños anunciaron que entre fines de octubre e inicios de noviembre cerrarán sus puertas. “Es un buen momento de la empresa y queríamos hacer un buen cierre. No tiene nada que ver con cuestiones políticas o económicas”, resalta Eduardo De Levie, el titular de la empresa, en diálogo con LA NACIÓN.
Cuando en las últimas horas el equipo De Levie decidió hacer pública su decisión a través de las redes sociales, comenzaron a recibir decenas de mensajes de personas preocupadas ante la novedad. “Es una decisión que tomamos hace tiempo, pensando en el bienestar de todos, como en la generación más joven, que tiene proyectos propios”, dice el dueño de la empresa para intentar llevar tranquilidad a sus fieles compradores.
Fueron el abuelo de Eduardo, Benno, y su padre, Manuel, quienes decidieron emprender el proyecto en 1940. Pensando en los inmigrantes europeos que vivían en Argentina lo primero que comenzaron a vender fueron acolchados de pluma, muy utilizados en Alemania sobre todo. Luego, sumaron la comercialización de cortinas para decorar y, finalmente, esos productos perdieron espacio para que su lugar fuero ocupado exclusivamente por géneros de decoración.
El pequeño taller desde donde salían los productos se encontraba en el mismo lugar donde actualmente está la sede central del reconocido local porteño, en la calla Echeverría al 2200, en el barrio de Belgrano. Es en ese sitio donde la pana de algodón se lleva hoy muchas de las miradas de los consumidores, así como la gasa para cortinas.
De Levie comercializa productos de calidad que adquiere tanto en empresas nacionales como extranjeras, según el tipo de material requerido. En la actualidad, alrededor del 60% de las ventas del comercio son al por mayor, el 15% a cadenas hoteleras y el resto tiene al público. Por allí pasaron reconocidas figuras del ámbito político, del espectáculo y del mundo deportivo. Lionel Messi, Diego Maradona, Benito Fernández, Cristina Kirchner, Susana Giménez y Natalia Oreiro son algunas de las personas que eligieron productos de la tienda alguna vez en sus vidas.
La mayor parte de la vida de Eduardo, a cargo de la empresa familiar desde la dirección y como responsable de la adquisición de telas, transcurrió en este negocio, al que se sumó hace casi cinco décadas. Hoy, el hombre tiene 72 años comparte su jornada laboral con sus hijos Alex y Cinthia, y recalca que le gusta su trabajo. “Pero no quiero que la rutina organice mi vida”, afirma y explica que fue uno de los motivos que impulsó al cierre de la tienda.
Una vez que el local baje sus persianas será el momento del comerciante de darse algunos gustos, como aprender a tocar batería. “Se trata de una nueva etapa, porque nada es para siempre”, resalta Eduardo De Levie, orgulloso de la decisión tomada.
Hace 84 años, en el barrio porteño de Belgrano, nacía el local De Levie. Si bien actualmente es conocido por la venta de telas para la decoración, algunas muy exclusivas, su historia tuvo un comienzo diferente. Sus fundadores, recién llegados desde Alemania tras escapar de la guerra, iniciaron con la comercialización de acolchados de pluma. Pero su historia está por llegar a su fin: sus dueños anunciaron que entre fines de octubre e inicios de noviembre cerrarán sus puertas. “Es un buen momento de la empresa y queríamos hacer un buen cierre. No tiene nada que ver con cuestiones políticas o económicas”, resalta Eduardo De Levie, el titular de la empresa, en diálogo con LA NACIÓN.
Cuando en las últimas horas el equipo De Levie decidió hacer pública su decisión a través de las redes sociales, comenzaron a recibir decenas de mensajes de personas preocupadas ante la novedad. “Es una decisión que tomamos hace tiempo, pensando en el bienestar de todos, como en la generación más joven, que tiene proyectos propios”, dice el dueño de la empresa para intentar llevar tranquilidad a sus fieles compradores.
Fueron el abuelo de Eduardo, Benno, y su padre, Manuel, quienes decidieron emprender el proyecto en 1940. Pensando en los inmigrantes europeos que vivían en Argentina lo primero que comenzaron a vender fueron acolchados de pluma, muy utilizados en Alemania sobre todo. Luego, sumaron la comercialización de cortinas para decorar y, finalmente, esos productos perdieron espacio para que su lugar fuero ocupado exclusivamente por géneros de decoración.
El pequeño taller desde donde salían los productos se encontraba en el mismo lugar donde actualmente está la sede central del reconocido local porteño, en la calla Echeverría al 2200, en el barrio de Belgrano. Es en ese sitio donde la pana de algodón se lleva hoy muchas de las miradas de los consumidores, así como la gasa para cortinas.
De Levie comercializa productos de calidad que adquiere tanto en empresas nacionales como extranjeras, según el tipo de material requerido. En la actualidad, alrededor del 60% de las ventas del comercio son al por mayor, el 15% a cadenas hoteleras y el resto tiene al público. Por allí pasaron reconocidas figuras del ámbito político, del espectáculo y del mundo deportivo. Lionel Messi, Diego Maradona, Benito Fernández, Cristina Kirchner, Susana Giménez y Natalia Oreiro son algunas de las personas que eligieron productos de la tienda alguna vez en sus vidas.
La mayor parte de la vida de Eduardo, a cargo de la empresa familiar desde la dirección y como responsable de la adquisición de telas, transcurrió en este negocio, al que se sumó hace casi cinco décadas. Hoy, el hombre tiene 72 años comparte su jornada laboral con sus hijos Alex y Cinthia, y recalca que le gusta su trabajo. “Pero no quiero que la rutina organice mi vida”, afirma y explica que fue uno de los motivos que impulsó al cierre de la tienda.
Una vez que el local baje sus persianas será el momento del comerciante de darse algunos gustos, como aprender a tocar batería. “Se trata de una nueva etapa, porque nada es para siempre”, resalta Eduardo De Levie, orgulloso de la decisión tomada.
De Levie fue fundada en 1940, pero ahora sus dueños tomaron la decisión de bajar las persianas para continuar otros proyectos; en los inicios, la reconocida tienda vendía acolchados de pluma y luego se fue reconvirtiendo Read More