El 7° informe de la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis plantea una muy buena situación para la campaña maicera 2024/25, con prácticamente el 90% de las localidades relevadas libres de esta plaga. Sin embargo, por primera vez desde julio también se registraron algunos leves incrementos del vector en focos localizados de zonas endémicas.
¿Es para alarmarse? Expertos de la Red respondieron este y otros interrogantes en una reunión virtual sobre el manejo del Dalbulus maidis organizada por el proyecto Plagas de CREA, de la que participaron más de 120 investigadores y técnicos de todo el país. Lucas Cazado, líder del proyecto, y Alejandro Vera y Augusto Casmuz, investigadores de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC), estuvieron a cargo de las exposiciones, mientras que Federico Zerboni, presidente de Maizar, cerró el encuentro.
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Lucas Cazado relató cómo CREA, Aapresid y AAPCE comenzaron en marzo pasado a planificar monitoreos para esta plaga, génesis de lo que terminó siendo la Red Nacional, en la que también participan instituciones como la EEAOC, el INTA y Maizar. Cazado dijo que la chicharrita estaba presente en todas las latitudes, sobre todo en el NOA y el NEA, pero nunca en la magnitud de la campaña pasada. Sin embargo, destacó, “muchas zonas que habían tenido poblaciones considerables están muy bien hoy”. Y, resaltó que no todas las chicharritas que aparecen son hoy se trata de Dalbulus maidis, es decir, no son vectores del complejo de achaparraamiento (CSS). En relación con la reciente detección de algunos focos, el especialista dijo que no “son para alterarse, sino para tomar recaudos”.
Los lugares más comprometidos
Alejandro Vera se enfocó en dos de los casos donde la plaga tuvo un gran impacto la campaña pasada: San Agustín (este de Tucumán), donde las mayores poblaciones de chicharrita se dieron más tarde (febrero/marzo) y Los Altos (sudeste de Catamarca), con altas incidencias desde etapas tempranas del maíz (diciembre/ enero) y en localidades donde en los meses de marzo y abril de 2024 llegaron a registrarse más de casi 2000 chicharritas por trampa por semana, con más del 90% de infectividad por Spiroplasma.
“El clima este invierno fue un aliado excepcional, y hoy el escenario es diametralmente opuesto al del año pasado”, dijo Vera. “Tanto en San Agustín como en Los Altos, la presencia de Dalbulus maidis es prácticamente nula, no solo en las trampas, sino también en los cultivos inspeccionados”. En particular, dijo, “hay zonas puntuales, en Tucumán y Salta, donde hay que prestar atención y adoptar medidas para evitar incrementos de este vector”. Son lugares aislados que por sus características agroecológicas permitieron que algunas chicharritas lograran sobrevivir. En algunos de esos focos se aplicaron graminicidas e insecticidas que controlaron los escapes. “Las chicharritas no van a desaparecer de la faz de la tierra como los dinosaurios en el Cretácico. Pero, indudablemente, no va a ocurrir lo del año pasado. Depende de nosotros no permitir los incrementos poblacionales de la campaña pasada”, indicó.
Augusto Casmuz se refirió a las herramientas de control, partiendo de que no hay una receta o solución mágica porque la aparición de esta plaga es multifactorial. “Al planificar la campaña hay que incluir un plan de contingencia para el manejo de Dalbulus maidis. A diferencia de otros, este vector exige sumar una serie de herramientas, tanto estrategias culturales como y químicas, para tener un cultivo exitoso”.
Lo más importante, antes de incorporar de cualquier estrategia para el manejo del vector y de los patógenos, es partir de poblaciones bajas. Para ello, la eliminación de los maíces guachos y el monitoreo sistemático de las trampas y de los cultivos es clave. Dalbulus maidis solo se alimenta y desarrolla en maíz, por lo que es crucial no facilitárselo.
“A nivel mundial aún no existen materiales con resistencia. Hay que tratar de trabajar con híbridos, los que demuestren un comportamiento diferencial, aunque la genética no es la única solución al problema”, indicó Casmuz. Entre las estrategias químicas es crucial el tratamiento de semillas porque los primeros estadios fenológicos del maíz son la etapa más vulnerable del cultivo.
La elección de las fechas de siembra incide mucho, su escalonamiento representa un impacto exponencial sobre las siembras más tardías. Se recomiendan monitoreos exhaustivos del cultivo apenas emerge el maíz.
Además, indicó, “el monitoreo también permite hacer un tratamiento diferencial del lote, ya que en general la chicharrita comienza por las borduras”, lo que permitirá ahorrar recursos.
En tanto recién como último recurso aparece la aplicación de productos foliares: “Todas las herramientas químicas son de amplio espectro, por lo que es importante aplicar con base en los resultados arrojados por el monitoreo”. En cuanto a qué aplicar, “en etapas muy tempranas, lo ideal deberían ser los productos de contacto”, dijo Casmuz.
“Si se llegara a etapas más avanzadas, deben primar productos que tengan el contacto y la persistencia en hojas, para el control de adultos y para que no se disparen las poblaciones ninfas, y así evitar incrementos de la población”, indicó. Por otro lado, contó el especialista, en Brasil y Paraguay se están empleando también herramientas biológicas. “En la Argentina hay algunas, fundamentalmente, con base de Pseudomonas, Isaria y Beauveria. Son un complemento de lo químico, hay que ver en qué momento aplicarlas para sacarles el mejor provecho”, señaló.
A modo de conclusión, Federico Zerboni dijo que “queda claro que hay que ocuparse de los maíces guachos, y que ya hay productos registrados, incremento de dosis, experiencia y conocimiento. Hay que bajarse de la camioneta y ensuciarse las botas, porque si llegamos temprano tenemos altas chances de ser exitosos”. Para el presidente de Maizar “es bueno compartir el conocimiento y unirse, todos estamos en esta y todos queremos producir maíz, porque es estratégico para la estabilidad del sistema. Vengo de Jesús María y hay mucho maíz sembrado; no hay que dejar de sembrar por miedo, hoy tenemos más conocimiento y lo podemos manejar”.
El 7° informe de la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis plantea una muy buena situación para la campaña maicera 2024/25, con prácticamente el 90% de las localidades relevadas libres de esta plaga. Sin embargo, por primera vez desde julio también se registraron algunos leves incrementos del vector en focos localizados de zonas endémicas.
¿Es para alarmarse? Expertos de la Red respondieron este y otros interrogantes en una reunión virtual sobre el manejo del Dalbulus maidis organizada por el proyecto Plagas de CREA, de la que participaron más de 120 investigadores y técnicos de todo el país. Lucas Cazado, líder del proyecto, y Alejandro Vera y Augusto Casmuz, investigadores de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC), estuvieron a cargo de las exposiciones, mientras que Federico Zerboni, presidente de Maizar, cerró el encuentro.
Accedé a toda la información sobre los remates ganaderos
Lucas Cazado relató cómo CREA, Aapresid y AAPCE comenzaron en marzo pasado a planificar monitoreos para esta plaga, génesis de lo que terminó siendo la Red Nacional, en la que también participan instituciones como la EEAOC, el INTA y Maizar. Cazado dijo que la chicharrita estaba presente en todas las latitudes, sobre todo en el NOA y el NEA, pero nunca en la magnitud de la campaña pasada. Sin embargo, destacó, “muchas zonas que habían tenido poblaciones considerables están muy bien hoy”. Y, resaltó que no todas las chicharritas que aparecen son hoy se trata de Dalbulus maidis, es decir, no son vectores del complejo de achaparraamiento (CSS). En relación con la reciente detección de algunos focos, el especialista dijo que no “son para alterarse, sino para tomar recaudos”.
Los lugares más comprometidos
Alejandro Vera se enfocó en dos de los casos donde la plaga tuvo un gran impacto la campaña pasada: San Agustín (este de Tucumán), donde las mayores poblaciones de chicharrita se dieron más tarde (febrero/marzo) y Los Altos (sudeste de Catamarca), con altas incidencias desde etapas tempranas del maíz (diciembre/ enero) y en localidades donde en los meses de marzo y abril de 2024 llegaron a registrarse más de casi 2000 chicharritas por trampa por semana, con más del 90% de infectividad por Spiroplasma.
“El clima este invierno fue un aliado excepcional, y hoy el escenario es diametralmente opuesto al del año pasado”, dijo Vera. “Tanto en San Agustín como en Los Altos, la presencia de Dalbulus maidis es prácticamente nula, no solo en las trampas, sino también en los cultivos inspeccionados”. En particular, dijo, “hay zonas puntuales, en Tucumán y Salta, donde hay que prestar atención y adoptar medidas para evitar incrementos de este vector”. Son lugares aislados que por sus características agroecológicas permitieron que algunas chicharritas lograran sobrevivir. En algunos de esos focos se aplicaron graminicidas e insecticidas que controlaron los escapes. “Las chicharritas no van a desaparecer de la faz de la tierra como los dinosaurios en el Cretácico. Pero, indudablemente, no va a ocurrir lo del año pasado. Depende de nosotros no permitir los incrementos poblacionales de la campaña pasada”, indicó.
Augusto Casmuz se refirió a las herramientas de control, partiendo de que no hay una receta o solución mágica porque la aparición de esta plaga es multifactorial. “Al planificar la campaña hay que incluir un plan de contingencia para el manejo de Dalbulus maidis. A diferencia de otros, este vector exige sumar una serie de herramientas, tanto estrategias culturales como y químicas, para tener un cultivo exitoso”.
Lo más importante, antes de incorporar de cualquier estrategia para el manejo del vector y de los patógenos, es partir de poblaciones bajas. Para ello, la eliminación de los maíces guachos y el monitoreo sistemático de las trampas y de los cultivos es clave. Dalbulus maidis solo se alimenta y desarrolla en maíz, por lo que es crucial no facilitárselo.
“A nivel mundial aún no existen materiales con resistencia. Hay que tratar de trabajar con híbridos, los que demuestren un comportamiento diferencial, aunque la genética no es la única solución al problema”, indicó Casmuz. Entre las estrategias químicas es crucial el tratamiento de semillas porque los primeros estadios fenológicos del maíz son la etapa más vulnerable del cultivo.
La elección de las fechas de siembra incide mucho, su escalonamiento representa un impacto exponencial sobre las siembras más tardías. Se recomiendan monitoreos exhaustivos del cultivo apenas emerge el maíz.
Además, indicó, “el monitoreo también permite hacer un tratamiento diferencial del lote, ya que en general la chicharrita comienza por las borduras”, lo que permitirá ahorrar recursos.
En tanto recién como último recurso aparece la aplicación de productos foliares: “Todas las herramientas químicas son de amplio espectro, por lo que es importante aplicar con base en los resultados arrojados por el monitoreo”. En cuanto a qué aplicar, “en etapas muy tempranas, lo ideal deberían ser los productos de contacto”, dijo Casmuz.
“Si se llegara a etapas más avanzadas, deben primar productos que tengan el contacto y la persistencia en hojas, para el control de adultos y para que no se disparen las poblaciones ninfas, y así evitar incrementos de la población”, indicó. Por otro lado, contó el especialista, en Brasil y Paraguay se están empleando también herramientas biológicas. “En la Argentina hay algunas, fundamentalmente, con base de Pseudomonas, Isaria y Beauveria. Son un complemento de lo químico, hay que ver en qué momento aplicarlas para sacarles el mejor provecho”, señaló.
A modo de conclusión, Federico Zerboni dijo que “queda claro que hay que ocuparse de los maíces guachos, y que ya hay productos registrados, incremento de dosis, experiencia y conocimiento. Hay que bajarse de la camioneta y ensuciarse las botas, porque si llegamos temprano tenemos altas chances de ser exitosos”. Para el presidente de Maizar “es bueno compartir el conocimiento y unirse, todos estamos en esta y todos queremos producir maíz, porque es estratégico para la estabilidad del sistema. Vengo de Jesús María y hay mucho maíz sembrado; no hay que dejar de sembrar por miedo, hoy tenemos más conocimiento y lo podemos manejar”.
Diversos especialistas hicieron un análisis sobre la plaga y brindaron consejos Read More