El Vaticano mantiene la ceremonia por los 40 años del tratado de paz entre la Argentina y Chile: “La paciencia del Papa es infinita”

ROMA.- En el Vaticano nadie quiere hablar on the record del faltazo del canciller Gerardo Werthein al acto que mañana presidirá el Papa para recordar el 40 aniversario de la Firma del Tratado de Paz y Amistad entre la Argentina y Chile de 1984, al que sí asistirá su colega chileno Alberto van Klaveren. Y es lógico. No sólo porque se trata de una de las diplomacias más longevas del mundo, que no se inmuta ni se escandaliza ante nada, sino también porque el desplante o “papelón del siglo”, como algunos lo bautizaron, tiene como protagonista a la Argentina, el país de origen del Pontífice.

“Sí, es lamentable, pero lo importante es que el evento se hace. Peor hubiera sido que no se hiciera… Sí, es verdad, es un escándalo en términos latinoamericanos, pero hay que tener paciencia”, aseguró a LA NACION una alta fuente de la Secretaría de Estado del Vaticano.

Allí, evidentemente, tomaron nota del cambio que hubo en la política exterior de la Argentina bajo la administración de Javier Milei. “Es una figura disruptiva, parecida a la de (Donald) Trump, con una voluntad disruptiva en términos diplomáticos”, capaz de pelearse con países hermanos, vecinos como Brasil, Chile y España, dijo otra fuente. Y capaz, de un día para el otro, de dar la orden a su canciller de desertar de una ceremonia junto a su par chileno en la que habría tenido un momento a solas con el Papa, para evocar un acuerdo que, gracias al Vaticano, logró evitar una guerra fratricida en 1978 por el conflicto del Canal de Beagle.

40 años de la firma del Tratado de Paz y Amistad Argentina – Chile 🇦🇷🇨🇱

El canciller Gerardo Werthein participó en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, junto al Embajador de Chile en la Argentina, José Antonio Viera Gallo, de una misa conmemorativa del 40º aniversario de… pic.twitter.com/H1uaHXGaOg

— Cancillería Argentina 🇦🇷 (@Cancilleria_Ar) November 6, 2024

Si bien durante la reunión del G20 en Brasil los cancilleres de la Argentina y Chile, Werthein y Van Klaveren, tuvieron una reunión que fue buena y en la que incluso se despidieron diciéndose que se volverían a encontrar en el Vaticano. Pero al día siguiente, terminada la cumbre, todo cambió abruptamente.

De más arriba, debido a la verticalidad a la que está sujeta la política exterior argentina y más allá del desplante al Vaticano, a poquísimos días de un acto organizado desde hace meses por las dos cancillerías, llegó la orden de que había reducir el nivel de la delegación argentina. ¿Por qué? Por las discrepancias a nivel ideológico salidas a flote en el G20, cuando el presidente chileno, Gabriel Boric, de izquierda, refutó el discurso ultraliberal de su par argentino.

Informado de la ausencia del canciller Werthein, debida a las diferencias entre los dos mandatarios en temas que van desde la intervención del Estado en la economía para que no haya desigualdades, a la Franja de Gaza y el cambio climático, el Vaticano reaccionó rápido y no cayó en la trampa. Se comportó muy institucionalmente y, sin inmutarse, mantuvo la decisión de hacer la ceremonia igual, más allá de la disparidad de las dos delegaciones y de la contradicción implícita de esto, en un evento en el que quiere recordarse la importancia de la diplomacia, del diálogo, de las negociaciones, sobre todo entre países hermanos y vecinos.

Conmemoración del 40° aniversario del Tratado de Paz y Amistad Argentino-Chileno 🇦🇷🤝🇨🇱

En el marco de la conmemoración del 40° aniversario de la firma del Tratado de Paz y Amistad de 1984, el Secretario de Relaciones Exteriores, Eduardo Bustamante, y la Subsecretaria de… pic.twitter.com/XgiRDo5zDA

— Cancillería Argentina 🇦🇷 (@Cancilleria_Ar) October 30, 2024

Según pudo saber LA NACION, del lado chileno llamó la atención el hecho de que la Argentina no hubiera revertido su decisión, sobre todo al ver que el canciller Van Klaveren confirmaba su presencia. Aún así, este lunes por la mañana en la Sala Regia del Palacio Apostólico -el lugar donde se firmó el Tratado de Paz y Amistad el 29 de noviembre de 1984, durante el pontificado de san Juan Pablo II-, encabezará la ceremonia recordatoria, en reemplazo de Werthein, el embajador argentino ante la Santa Sede, Luis Pablo Beltramino.

Este diplomático de carrera estará acompañado por una delegación de perfil mínimo, casi toda local. Estarán funcionarios de su legación, el embajador argentino ante Italia, Marcelo Giusto, el embajador Enrique Candiotti, protagonista de las negociaciones para la exitosa mediación que llevó al acuerdo de paz hace 40 años y el presidente del Correo Argentino, Camilo Baldini. La ceremonia, de hecho, comenzará con la presentación de un sello conmemorativo realizado por la Argentina y Chile y otro producido por la Santa Sede.

De parte chilena el nivel será alto, como estaba previsto hace meses, tanto es así que se hablaba de la participación de la excanciller Diana Mondino. Amén de liderar la delegación el canciller Van Klaveren -que tendrá un momento en privado con el Papa-, estarán el presidente del Senado chileno, José García Ruminot; el arzobispo de Santiago de Chile y futuro cardenal, Fernando Chomali; el vicepresidente de la Cámara de Diputados, Eric Aedo; el embajador de Chile en la Argentina, José Antonio Viera Gallo; el secretario general de Política Exterior, Rodrigo Olsen; la embajadora ante la Santa Sede, Patricia Araya y otros parlamentarios.

El discurso del Papa

En un clima “no ideal”, marcado por la ausencia del canciller argentino y por el contraste de las dos delegaciones, será interesante ver qué dirá, en su discurso, el papa Francisco. Un pontífice que escribió la encíclica Fratelli Tutti (Hermanos todos), que no se cansa de lanzar llamados urgentes a todos a ser artesanos de paz en un mundo cada vez más convulsionado y polarizado, que se vio obligado a caer en la cuenta de que el espíritu de fraternidad y diplomacia que primó hace 40 años con el Tratado de Paz y Amistad con Chile, se ha esfumado, al menos desde la política exterior distinta del presidente Milei.

“Menos él, todo es casta, también los acuerdos diplomáticos. Pero la paciencia del Papa es infinita”, comentó con ironía un monseñor, que puso en duda el demorado viaje de Francisco a la Argentina y que concluyó con una frase en latín de Santo Tomás: agere sequitr ese, que significa “el actuar se sigue del ser”.

ROMA.- En el Vaticano nadie quiere hablar on the record del faltazo del canciller Gerardo Werthein al acto que mañana presidirá el Papa para recordar el 40 aniversario de la Firma del Tratado de Paz y Amistad entre la Argentina y Chile de 1984, al que sí asistirá su colega chileno Alberto van Klaveren. Y es lógico. No sólo porque se trata de una de las diplomacias más longevas del mundo, que no se inmuta ni se escandaliza ante nada, sino también porque el desplante o “papelón del siglo”, como algunos lo bautizaron, tiene como protagonista a la Argentina, el país de origen del Pontífice.

“Sí, es lamentable, pero lo importante es que el evento se hace. Peor hubiera sido que no se hiciera… Sí, es verdad, es un escándalo en términos latinoamericanos, pero hay que tener paciencia”, aseguró a LA NACION una alta fuente de la Secretaría de Estado del Vaticano.

Allí, evidentemente, tomaron nota del cambio que hubo en la política exterior de la Argentina bajo la administración de Javier Milei. “Es una figura disruptiva, parecida a la de (Donald) Trump, con una voluntad disruptiva en términos diplomáticos”, capaz de pelearse con países hermanos, vecinos como Brasil, Chile y España, dijo otra fuente. Y capaz, de un día para el otro, de dar la orden a su canciller de desertar de una ceremonia junto a su par chileno en la que habría tenido un momento a solas con el Papa, para evocar un acuerdo que, gracias al Vaticano, logró evitar una guerra fratricida en 1978 por el conflicto del Canal de Beagle.

40 años de la firma del Tratado de Paz y Amistad Argentina – Chile 🇦🇷🇨🇱

El canciller Gerardo Werthein participó en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, junto al Embajador de Chile en la Argentina, José Antonio Viera Gallo, de una misa conmemorativa del 40º aniversario de… pic.twitter.com/H1uaHXGaOg

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Si bien durante la reunión del G20 en Brasil los cancilleres de la Argentina y Chile, Werthein y Van Klaveren, tuvieron una reunión que fue buena y en la que incluso se despidieron diciéndose que se volverían a encontrar en el Vaticano. Pero al día siguiente, terminada la cumbre, todo cambió abruptamente.

De más arriba, debido a la verticalidad a la que está sujeta la política exterior argentina y más allá del desplante al Vaticano, a poquísimos días de un acto organizado desde hace meses por las dos cancillerías, llegó la orden de que había reducir el nivel de la delegación argentina. ¿Por qué? Por las discrepancias a nivel ideológico salidas a flote en el G20, cuando el presidente chileno, Gabriel Boric, de izquierda, refutó el discurso ultraliberal de su par argentino.

Informado de la ausencia del canciller Werthein, debida a las diferencias entre los dos mandatarios en temas que van desde la intervención del Estado en la economía para que no haya desigualdades, a la Franja de Gaza y el cambio climático, el Vaticano reaccionó rápido y no cayó en la trampa. Se comportó muy institucionalmente y, sin inmutarse, mantuvo la decisión de hacer la ceremonia igual, más allá de la disparidad de las dos delegaciones y de la contradicción implícita de esto, en un evento en el que quiere recordarse la importancia de la diplomacia, del diálogo, de las negociaciones, sobre todo entre países hermanos y vecinos.

Conmemoración del 40° aniversario del Tratado de Paz y Amistad Argentino-Chileno 🇦🇷🤝🇨🇱

En el marco de la conmemoración del 40° aniversario de la firma del Tratado de Paz y Amistad de 1984, el Secretario de Relaciones Exteriores, Eduardo Bustamante, y la Subsecretaria de… pic.twitter.com/XgiRDo5zDA

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Según pudo saber LA NACION, del lado chileno llamó la atención el hecho de que la Argentina no hubiera revertido su decisión, sobre todo al ver que el canciller Van Klaveren confirmaba su presencia. Aún así, este lunes por la mañana en la Sala Regia del Palacio Apostólico -el lugar donde se firmó el Tratado de Paz y Amistad el 29 de noviembre de 1984, durante el pontificado de san Juan Pablo II-, encabezará la ceremonia recordatoria, en reemplazo de Werthein, el embajador argentino ante la Santa Sede, Luis Pablo Beltramino.

Este diplomático de carrera estará acompañado por una delegación de perfil mínimo, casi toda local. Estarán funcionarios de su legación, el embajador argentino ante Italia, Marcelo Giusto, el embajador Enrique Candiotti, protagonista de las negociaciones para la exitosa mediación que llevó al acuerdo de paz hace 40 años y el presidente del Correo Argentino, Camilo Baldini. La ceremonia, de hecho, comenzará con la presentación de un sello conmemorativo realizado por la Argentina y Chile y otro producido por la Santa Sede.

De parte chilena el nivel será alto, como estaba previsto hace meses, tanto es así que se hablaba de la participación de la excanciller Diana Mondino. Amén de liderar la delegación el canciller Van Klaveren -que tendrá un momento en privado con el Papa-, estarán el presidente del Senado chileno, José García Ruminot; el arzobispo de Santiago de Chile y futuro cardenal, Fernando Chomali; el vicepresidente de la Cámara de Diputados, Eric Aedo; el embajador de Chile en la Argentina, José Antonio Viera Gallo; el secretario general de Política Exterior, Rodrigo Olsen; la embajadora ante la Santa Sede, Patricia Araya y otros parlamentarios.

El discurso del Papa

En un clima “no ideal”, marcado por la ausencia del canciller argentino y por el contraste de las dos delegaciones, será interesante ver qué dirá, en su discurso, el papa Francisco. Un pontífice que escribió la encíclica Fratelli Tutti (Hermanos todos), que no se cansa de lanzar llamados urgentes a todos a ser artesanos de paz en un mundo cada vez más convulsionado y polarizado, que se vio obligado a caer en la cuenta de que el espíritu de fraternidad y diplomacia que primó hace 40 años con el Tratado de Paz y Amistad con Chile, se ha esfumado, al menos desde la política exterior distinta del presidente Milei.

“Menos él, todo es casta, también los acuerdos diplomáticos. Pero la paciencia del Papa es infinita”, comentó con ironía un monseñor, que puso en duda el demorado viaje de Francisco a la Argentina y que concluyó con una frase en latín de Santo Tomás: agere sequitr ese, que significa “el actuar se sigue del ser”.

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