PARÍS.- La realidad provoca vértigo, los alcaldes tienen miedo, la Justicia no da abasto, las cifras son inverosímiles, los ataques a las comisarías se multiplican y los muertos son cada vez más numerosos. El tráfico de drogas es tan intenso que Francia parece haber entrado en un proceso de “mexicanización”, donde los carteles desafían sin pudor al Estado.
En el primer país consumidor de estupefacientes de Europa, el narcotráfico representa una cifra de negocios de entre 5000 y 6000 millones de euros por año. Y la plaga ya no afecta solo a las grandes metrópolis, donde las mafias ya sienten que les falta espacio. Se ha introducido a gran velocidad en las pequeñas y medianas ciudades, así como en el campo. Y si las autoridades no consiguen detener el proceso, pronto habrá en el país más “puntos de deal” que kioscos de venta de tabaco. Por el momento, la relación es apenas de uno a cinco.
Este año fueron secuestradas cerca de 45 toneladas de cocaína, el doble que en 2023, según el director general de la Policía Nacional (DGPN). Más de un cuarto de la población carcelaria está detrás de las rejas por tráfico de droga y 40% de los menores presentados ante la Justicia lo son por esa razón.
El narcotráfico es la actividad responsable del 90% de los arreglos de cuentas en Francia: 418 personas fueron asesinadas o víctimas de intento de asesinato en 2023. Con frecuencia en la calle y en pleno día. El país ha dejado de contar los niños caídos en ese tremendo campo de batalla. Uno de los últimos, de apenas cinco años, lucha entre la vida y la muerte después de haber sido alcanzado por una bala en la cabeza mientras viajaba en el asiento de atrás del auto de su padre, que escapaba de sus agresores. Empleados por los gangs de la droga, los adolescentes son pagados para matar, como sucedió recientemente en Marsella, la gran ciudad portuaria en la costa mediterránea.
“Es mucho más remunerador que la escuela. Entre ejércitos rivales, la moda también es el kidnapping (secuestro). Hachís, cocaína, heroína, productos de síntesis, flor de cannabis o “blanca”, la droga ya puede ser cultivada o transformada en Francia. Pero casi siempre llega de África, de América Latina o de Medio Oriente. A Europa entra por redes controladas por “barones” que se ríen de las fronteras y dan sus órdenes por mensajerías encriptadas desde el extranjero”, señala el economista Bertrand Monnet, que modelizó el sistema financiero del tráfico mundial de la droga.
Gran puerto internacional históricamente gangrenado por el tráfico de droga, Marsella sigue siendo su epicentro en Francia. Allí reina, justamente, uno de los clanes criminales que controla la actividad: la autodenominada DZ Mafia. Su líder tiene 34 años y se llama Mehdi Laribi. Para su entorno es Tic –la abreviación de rachitique (raquítico)– y durante mucho tiempo fue inseparable de su hermano mayor, apodado Tac.
Tratándose de sobrenombres, hay que reconocer que hay mucho peores. Pero no hay que fiarse. Desde que Tac está en la cárcel cumpliendo una larga condena, Tic ha dejado de hacer reír. Aun cuando se encuentre lejos de Marsella, probablemente en Argelia.
El menor de los Laribi se ha convertido en el jefe de la DZ Mafia, el clan que aterroriza a la ciudad portuaria y cuya mejor costumbre consiste en celebrar con masivos fuegos artificiales cada millón de euros ganado gracias al tráfico de estupefacientes. Responsable de 75% de los 49 narcohomicidios que ensangrentaron esa urbe en 2023, año récord, la DZ Mafia estaría en el origen de la mayoría de las 17 muertes contabilizadas desde enero de 2024.
Riquísima y violenta, la organización extiende su influencia por el sur de Francia y dispondría de “sucursales” en Bruselas y en Ámsterdam. Hace poco, la DZ franqueó una nueva etapa, difundiendo en las redes sociales un video de decenas de hombres encapuchados, negando toda implicación en la ejecución de un chofer de remise (VTC) asesinado de un balazo en la nuca por un sicario de 14 años.
Ante la degradación de la situación, las autoridades han cambiado de lenguaje. Ya no se habla de “clan criminal”, sino de “cartelización del tráfico, calcado del modelo mexicano”, incluso de “deriva mafiosa”.
“Querer dominar un territorio, presentarse como un contrapoder del Estado en un video, reivindicarse como un grupo… son habitualmente las características de una mafia”, constata un magistrado.
Asesinato
Como Mahdi Laribi, la DZ Mafia nació en los barrios norte de Marsella, donde vive la población más desfavorecida de la urbe, casi toda de origen extranjero. Cuando Tic nació, en 1990, su barrio recibía las familias más pobres. Su padre era chofer de camiones; su madre, ama de casa. A los 12 años fue detenido por primera vez por robar y nunca duró más de una semana en una escuela.
A los 17 años, Tic vio su primer cadáver, uno de sus compañeros asesinado por una disputa relacionada con la droga. Fue el primero de una larga serie. A los 21 años, su foja policial comportaba 16 menciones: robo, conducción sin permiso, estupefacientes… Él mismo reconoce que fue entonces cuando se “convirtió en una verdadera escoria”. Ganaba entre 300 y 500 euros por día, que gastaba en bares, mujeres y ropa de lujo.
La futura DZ Mafia aparecía entonces como Djazair (Argelia, en árabe) y los hermanos Laribi habían montado la mayor red de estupefacientes de la ciudad. Ambos inventaron inclusive el primer drive-in de Marsella, un MacDo de la droga abierto día y noche. En 2022, el gang facturaba entre 80.000 y 100.000 euros por día.
En 2023, una sórdida guerra entre clanes, marcada por asesinatos, torturas y violencias callejeras, dejó a MD Mafia y su millar de hombres con el control total del tráfico regional, que rápidamente se extendió a los cuatro puntos cardinales del país.
Nueva estructura
Pero Tic, que según fuentes policiales sigue dirigiendo la organización, se vio obligado a desaparecer. Hoy estaría en Argelia, después de una corta estadía en Dubái, ocupándose sobre todo del abastecimiento.
Según afirman los investigadores, recientes documentos parecen demostrar que la DZ Mafia diversifica sus actividades.
“Ahora se ocupa de establecimientos nocturnos, extorsiona comercios, amenaza a los cantantes de rap… Incluso hay intentos de aproximación política”, dicen.
Con detenciones cada vez más numerosas, la policía judicial aprendió a conocer en detalle a ese grupo criminal. Ahora las autoridades están seguras de que es el ejemplo del cambio de estrategia de los grupos narco.
“La DZ Mafia es el inicio de un sistema mafioso. Con un objetivo expansionista, hace cosas que nunca nadie hizo antes, ya sea una espectacular comunicación, así como actos de intimidación contra los agentes penitenciarios o las familias de sus adversarios”, reconoce Philippe Frizon, director interdepartamental de la Policía Judicial.
Magistrados constatan que el gang no está organizado sobre el modelo de clanes de las mafias italianas tradicionales, en un sistema jerárquico vertical.
Para el procurador adjunto Eric Serfass “esos nuevos grupos criminales están estructurados en forma horizontal, con múltiples fuentes de influencia y de poder, y no con una única fuente de autoridad. Esto las hace más inestables en su composición, pero más ágiles en la acción, su recomposición y sus reclutamientos”.
La DZ Mafia mezcla características del modus operandi de algunos grupos criminales en los que se inspira. Por ejemplo, recurrir a asesinos sin experiencia evoca los paranze de Nápoles de los años 2010 o los jóvenes sicarios colombianos.
Más allá de esas referencias, la mayor influencia vendría de ciertos asociados comerciales del gang.
“Su modelo es la Mocro Maffia marroquí”, señala un investigador, según el cual existirían estrechos lazos entre esos traficantes, maestros en el tráfico de cocaína entre Europa y América del Sur.
“La DZ Mafia es un cartel porque se trata de un acuerdo, una federación de asociaciones criminales que permite a otros obtener su parte. Según los casos, puede ser un apoyo logístico con mano de obra incluida, un sostén o un sencillo laisser-faire (dejar hacer), en la medida en que no haya conflicto de intereses”, explica. Y agrega: “Para combatir ese tipo de organización serán necesarios tiempo, energía y mucho, mucho dinero”.
PARÍS.- La realidad provoca vértigo, los alcaldes tienen miedo, la Justicia no da abasto, las cifras son inverosímiles, los ataques a las comisarías se multiplican y los muertos son cada vez más numerosos. El tráfico de drogas es tan intenso que Francia parece haber entrado en un proceso de “mexicanización”, donde los carteles desafían sin pudor al Estado.
En el primer país consumidor de estupefacientes de Europa, el narcotráfico representa una cifra de negocios de entre 5000 y 6000 millones de euros por año. Y la plaga ya no afecta solo a las grandes metrópolis, donde las mafias ya sienten que les falta espacio. Se ha introducido a gran velocidad en las pequeñas y medianas ciudades, así como en el campo. Y si las autoridades no consiguen detener el proceso, pronto habrá en el país más “puntos de deal” que kioscos de venta de tabaco. Por el momento, la relación es apenas de uno a cinco.
Este año fueron secuestradas cerca de 45 toneladas de cocaína, el doble que en 2023, según el director general de la Policía Nacional (DGPN). Más de un cuarto de la población carcelaria está detrás de las rejas por tráfico de droga y 40% de los menores presentados ante la Justicia lo son por esa razón.
El narcotráfico es la actividad responsable del 90% de los arreglos de cuentas en Francia: 418 personas fueron asesinadas o víctimas de intento de asesinato en 2023. Con frecuencia en la calle y en pleno día. El país ha dejado de contar los niños caídos en ese tremendo campo de batalla. Uno de los últimos, de apenas cinco años, lucha entre la vida y la muerte después de haber sido alcanzado por una bala en la cabeza mientras viajaba en el asiento de atrás del auto de su padre, que escapaba de sus agresores. Empleados por los gangs de la droga, los adolescentes son pagados para matar, como sucedió recientemente en Marsella, la gran ciudad portuaria en la costa mediterránea.
“Es mucho más remunerador que la escuela. Entre ejércitos rivales, la moda también es el kidnapping (secuestro). Hachís, cocaína, heroína, productos de síntesis, flor de cannabis o “blanca”, la droga ya puede ser cultivada o transformada en Francia. Pero casi siempre llega de África, de América Latina o de Medio Oriente. A Europa entra por redes controladas por “barones” que se ríen de las fronteras y dan sus órdenes por mensajerías encriptadas desde el extranjero”, señala el economista Bertrand Monnet, que modelizó el sistema financiero del tráfico mundial de la droga.
Gran puerto internacional históricamente gangrenado por el tráfico de droga, Marsella sigue siendo su epicentro en Francia. Allí reina, justamente, uno de los clanes criminales que controla la actividad: la autodenominada DZ Mafia. Su líder tiene 34 años y se llama Mehdi Laribi. Para su entorno es Tic –la abreviación de rachitique (raquítico)– y durante mucho tiempo fue inseparable de su hermano mayor, apodado Tac.
Tratándose de sobrenombres, hay que reconocer que hay mucho peores. Pero no hay que fiarse. Desde que Tac está en la cárcel cumpliendo una larga condena, Tic ha dejado de hacer reír. Aun cuando se encuentre lejos de Marsella, probablemente en Argelia.
El menor de los Laribi se ha convertido en el jefe de la DZ Mafia, el clan que aterroriza a la ciudad portuaria y cuya mejor costumbre consiste en celebrar con masivos fuegos artificiales cada millón de euros ganado gracias al tráfico de estupefacientes. Responsable de 75% de los 49 narcohomicidios que ensangrentaron esa urbe en 2023, año récord, la DZ Mafia estaría en el origen de la mayoría de las 17 muertes contabilizadas desde enero de 2024.
Riquísima y violenta, la organización extiende su influencia por el sur de Francia y dispondría de “sucursales” en Bruselas y en Ámsterdam. Hace poco, la DZ franqueó una nueva etapa, difundiendo en las redes sociales un video de decenas de hombres encapuchados, negando toda implicación en la ejecución de un chofer de remise (VTC) asesinado de un balazo en la nuca por un sicario de 14 años.
Ante la degradación de la situación, las autoridades han cambiado de lenguaje. Ya no se habla de “clan criminal”, sino de “cartelización del tráfico, calcado del modelo mexicano”, incluso de “deriva mafiosa”.
“Querer dominar un territorio, presentarse como un contrapoder del Estado en un video, reivindicarse como un grupo… son habitualmente las características de una mafia”, constata un magistrado.
Asesinato
Como Mahdi Laribi, la DZ Mafia nació en los barrios norte de Marsella, donde vive la población más desfavorecida de la urbe, casi toda de origen extranjero. Cuando Tic nació, en 1990, su barrio recibía las familias más pobres. Su padre era chofer de camiones; su madre, ama de casa. A los 12 años fue detenido por primera vez por robar y nunca duró más de una semana en una escuela.
A los 17 años, Tic vio su primer cadáver, uno de sus compañeros asesinado por una disputa relacionada con la droga. Fue el primero de una larga serie. A los 21 años, su foja policial comportaba 16 menciones: robo, conducción sin permiso, estupefacientes… Él mismo reconoce que fue entonces cuando se “convirtió en una verdadera escoria”. Ganaba entre 300 y 500 euros por día, que gastaba en bares, mujeres y ropa de lujo.
La futura DZ Mafia aparecía entonces como Djazair (Argelia, en árabe) y los hermanos Laribi habían montado la mayor red de estupefacientes de la ciudad. Ambos inventaron inclusive el primer drive-in de Marsella, un MacDo de la droga abierto día y noche. En 2022, el gang facturaba entre 80.000 y 100.000 euros por día.
En 2023, una sórdida guerra entre clanes, marcada por asesinatos, torturas y violencias callejeras, dejó a MD Mafia y su millar de hombres con el control total del tráfico regional, que rápidamente se extendió a los cuatro puntos cardinales del país.
Nueva estructura
Pero Tic, que según fuentes policiales sigue dirigiendo la organización, se vio obligado a desaparecer. Hoy estaría en Argelia, después de una corta estadía en Dubái, ocupándose sobre todo del abastecimiento.
Según afirman los investigadores, recientes documentos parecen demostrar que la DZ Mafia diversifica sus actividades.
“Ahora se ocupa de establecimientos nocturnos, extorsiona comercios, amenaza a los cantantes de rap… Incluso hay intentos de aproximación política”, dicen.
Con detenciones cada vez más numerosas, la policía judicial aprendió a conocer en detalle a ese grupo criminal. Ahora las autoridades están seguras de que es el ejemplo del cambio de estrategia de los grupos narco.
“La DZ Mafia es el inicio de un sistema mafioso. Con un objetivo expansionista, hace cosas que nunca nadie hizo antes, ya sea una espectacular comunicación, así como actos de intimidación contra los agentes penitenciarios o las familias de sus adversarios”, reconoce Philippe Frizon, director interdepartamental de la Policía Judicial.
Magistrados constatan que el gang no está organizado sobre el modelo de clanes de las mafias italianas tradicionales, en un sistema jerárquico vertical.
Para el procurador adjunto Eric Serfass “esos nuevos grupos criminales están estructurados en forma horizontal, con múltiples fuentes de influencia y de poder, y no con una única fuente de autoridad. Esto las hace más inestables en su composición, pero más ágiles en la acción, su recomposición y sus reclutamientos”.
La DZ Mafia mezcla características del modus operandi de algunos grupos criminales en los que se inspira. Por ejemplo, recurrir a asesinos sin experiencia evoca los paranze de Nápoles de los años 2010 o los jóvenes sicarios colombianos.
Más allá de esas referencias, la mayor influencia vendría de ciertos asociados comerciales del gang.
“Su modelo es la Mocro Maffia marroquí”, señala un investigador, según el cual existirían estrechos lazos entre esos traficantes, maestros en el tráfico de cocaína entre Europa y América del Sur.
“La DZ Mafia es un cartel porque se trata de un acuerdo, una federación de asociaciones criminales que permite a otros obtener su parte. Según los casos, puede ser un apoyo logístico con mano de obra incluida, un sostén o un sencillo laisser-faire (dejar hacer), en la medida en que no haya conflicto de intereses”, explica. Y agrega: “Para combatir ese tipo de organización serán necesarios tiempo, energía y mucho, mucho dinero”.
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