Guillermo Francos expone en el Senado, pero todas las miradas apuntan a Victoria Villarruel

Si bien el centro del escenario fue para el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que brindó su primer informe ante el Senado sobre la marcha del Gobierno, la figura de la vicepresidenta Victoria Villarruel se convirtió en el blanco de atención en el inicio de la sesión especial celebrada en la Cámara alta y que, todo indica, será la última antes de la finalización del período ordinario de sesiones del Poder Legislativo, que operará el próximo sábado.

La sesión informativa de Francos fue la primera aparición pública de Villarruel desde que el miércoles de la semana pasada se convirtió en el blanco de las duras críticas de Javier Milei -la acusó de pertenecer a “La Casta”, un pecado capital para el credo libertario-, que desnudaron de manera descarnada la ruptura de relaciones que existe en la cúpula del Gobierno entre el Presidente y su vicepresidente.

Molesto por la indiferencia oficial, Macri cerró filas con los gobernadores aliados para meterle presión a Milei

Vestida con un saco color coral adornado con un prendedor de pedrería en una de las solapas y pantalon negro, Villarruel cumplió a rajatabla con su papel como presidenta de la Cámara alta y condujo la reunión desde el momento en el que el jefe de Gabinete ingresó al recinto.

Antes de que se sentara en el hemiciclo para leer durante una hora su informe, Francos mantuvo una reunión con la vicepresidenta, que lo recibió con café y una bandeja de medialunas de manteca en su despacho del primer piso del Palacio Legislativo.

Cuando el funcionario ya se encontraba exponiendo ante los senadores, circularon las fotos de la reunión en la que se puede sonrientes y distendidos a Villarruel y Francos. No trascendieron los detalles de la conversación, que duró cerca de media hora.

Tras el encuentro, Villarruel y Francos se dirigieron al Salón Gris de la Presidencia del Senado, donde los esperaban los jefes de los bloques políticos de la Cámara alta con excepción de José Mayans (Formosa), jefe de la bancada kirchnerista. En este cónclave, que duró 15 minutos, se le pidió a los fotógrafos que se retiraran, por lo que se descuenta que se hablaron cuestiones políticas.

Luego del contacto con los jefes de bancada, el jefe de Gabinete y la vicepresidenta se dirigieron hasta el Salón Eva Perón, ubicado a espaldas del hemiciclo, donde se separaron: el jefe de Gabinete bajó al centro del recinto, desde donde dio su informe, mientras que la vicepresidenta ocupó el estrado de la presidencia de la Cámara alta.

Unas horas antes que Francos llegara al Senado ya había desembarcado un equipo de cerca de 70 personas de la Jefatura de Gabinete que se instaló en el Salón Azul del Congreso con la finalidad de darle apoyo logístico al ministro coordinador. Con ese objetivo, se instalaron 40 computadoras portátiles distribuidas en tres mesas dispuestas en forma de U que sirvieron para acercarle al funcionario los datos reclamadas por los legisladores en la ronda de preguntas que se inició tras la finalización del informe inicial.

Además del Azul, la vicepresidenta también dispuso para uso de Francos y su equipo el Salón Arturo Illia. Se lo reservó ante la eventualidad de que el jefe de Gabinete necesitara hacer una pausa, lo que ocurrió cuando la sesión se acercaba a las dos horas, cuando Villarruel pidió un cuarto intermedio de diez minutos.

Si bien el centro del escenario fue para el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que brindó su primer informe ante el Senado sobre la marcha del Gobierno, la figura de la vicepresidenta Victoria Villarruel se convirtió en el blanco de atención en el inicio de la sesión especial celebrada en la Cámara alta y que, todo indica, será la última antes de la finalización del período ordinario de sesiones del Poder Legislativo, que operará el próximo sábado.

La sesión informativa de Francos fue la primera aparición pública de Villarruel desde que el miércoles de la semana pasada se convirtió en el blanco de las duras críticas de Javier Milei -la acusó de pertenecer a “La Casta”, un pecado capital para el credo libertario-, que desnudaron de manera descarnada la ruptura de relaciones que existe en la cúpula del Gobierno entre el Presidente y su vicepresidente.

Molesto por la indiferencia oficial, Macri cerró filas con los gobernadores aliados para meterle presión a Milei

Vestida con un saco color coral adornado con un prendedor de pedrería en una de las solapas y pantalon negro, Villarruel cumplió a rajatabla con su papel como presidenta de la Cámara alta y condujo la reunión desde el momento en el que el jefe de Gabinete ingresó al recinto.

Antes de que se sentara en el hemiciclo para leer durante una hora su informe, Francos mantuvo una reunión con la vicepresidenta, que lo recibió con café y una bandeja de medialunas de manteca en su despacho del primer piso del Palacio Legislativo.

Cuando el funcionario ya se encontraba exponiendo ante los senadores, circularon las fotos de la reunión en la que se puede sonrientes y distendidos a Villarruel y Francos. No trascendieron los detalles de la conversación, que duró cerca de media hora.

Tras el encuentro, Villarruel y Francos se dirigieron al Salón Gris de la Presidencia del Senado, donde los esperaban los jefes de los bloques políticos de la Cámara alta con excepción de José Mayans (Formosa), jefe de la bancada kirchnerista. En este cónclave, que duró 15 minutos, se le pidió a los fotógrafos que se retiraran, por lo que se descuenta que se hablaron cuestiones políticas.

Luego del contacto con los jefes de bancada, el jefe de Gabinete y la vicepresidenta se dirigieron hasta el Salón Eva Perón, ubicado a espaldas del hemiciclo, donde se separaron: el jefe de Gabinete bajó al centro del recinto, desde donde dio su informe, mientras que la vicepresidenta ocupó el estrado de la presidencia de la Cámara alta.

Unas horas antes que Francos llegara al Senado ya había desembarcado un equipo de cerca de 70 personas de la Jefatura de Gabinete que se instaló en el Salón Azul del Congreso con la finalidad de darle apoyo logístico al ministro coordinador. Con ese objetivo, se instalaron 40 computadoras portátiles distribuidas en tres mesas dispuestas en forma de U que sirvieron para acercarle al funcionario los datos reclamadas por los legisladores en la ronda de preguntas que se inició tras la finalización del informe inicial.

Además del Azul, la vicepresidenta también dispuso para uso de Francos y su equipo el Salón Arturo Illia. Se lo reservó ante la eventualidad de que el jefe de Gabinete necesitara hacer una pausa, lo que ocurrió cuando la sesión se acercaba a las dos horas, cuando Villarruel pidió un cuarto intermedio de diez minutos.

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