El Día de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, también conocida como la Virgen de la Medalla Milagrosa se celebra cada 27 de noviembre en el catolicismo. Esta festividad honra a esta advocación mariana, que tuvo sus orígenes en Francia con la historia de Santa Catalina Labouré hace más de dos siglos. Durante esta jornada se utiliza su ornamento como un sacramento para solicitar su intervención y gracia divina.
La historia de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa
Da acuerdo a la Agencia Católica de Informaciones- Aci Prensa, el origen de la Virgen de la Medalla Milagrosa comienza con Catalina Labouré, una joven francesa devota del catolicismo. Pertenecía a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, una sociedad apostólica femenina de Francia. Una noche del 18 de julio de 1830, mientras se encontraba en su habitación de este culto, Catalina vio la aparición de un niño. El infante le solicitó que se dirija a la capilla y una vez ahí, se encontró con la figura de la Virgen María. Durante esta experiencia, tuvieron una conversación en la que la Madre de Cristo le dijo: “Mi niña, te voy a encomendar una misión”.
El 27 de noviembre del mismo año, Catalina volvió a tener una visión de la Virgen. En esta ocasión, se podía observar como la santa se posaba de pie en la mitad de un globo terráqueo. Asimismo, sostenía con sus manos llenas de joyas una pequeña esfera dorada, mientras miraba al cielo. La Virgen María le explicó que lo que alzaba era la representación del mundo y que sus accesorios eran “las gracias que están disponibles, pero que nadie ha pedido”. Luego de un tiempo, la Madre de Dios volvería a aparecer de esta misma manera, con una inscripción que rodeaba su figura que decía: “Oh, María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti”.
De esta manera, la Virgen Madre le solicitó a Catalina que creara una medalla que pudiera reproducir lo que había contemplado, para que quienes la llevaran consigo recibieran sus gracias. Los primeros ejemplares fueron acuñados en 1832, con la aprobación de la Iglesia Católica. Inmediatamente, la Medalla Milagrosa se popularizó en Francia y luego en otros países del mundo. Catalina Labouré falleció en 1876, y en 1947 el Papa Pío XII la declaró santa.
Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa es una figura de gracia divina para los fieles. Muchos realizan rezos en su nombre para pedir ayuda o su guía. Existe también la Novena a la Medalla Milagrosa que inicia cada 18 de noviembre y concluye el 26 de noviembre.
Oración a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa
Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa que te manifestaste a Santa Catalina Labouré, como mediadora de todas las gracias, atiende a mi plegaria. En tus manos maternales dejo todos mis intereses espirituales y temporales y te confío en particular la gracia que me atrevo a implorar de tu bondad, para que la encomiendes a tu Divino Hijo y le ruegues concedérmela si es conforme a su Voluntad y ha de ser para bien de mi alma.
Eleva tus manos al Señor y vuélvelas luego hacia mi Virgen Poderosa. Envuélveme en los rayos de tus gracias para que a la luz y al calor de esos rayos, me vaya desapegando de las cosas terrenas y pueda marchar con gozo en tu seguimiento, hasta el día en que me acojas en las puertas del Cielo.
Amén
El Día de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, también conocida como la Virgen de la Medalla Milagrosa se celebra cada 27 de noviembre en el catolicismo. Esta festividad honra a esta advocación mariana, que tuvo sus orígenes en Francia con la historia de Santa Catalina Labouré hace más de dos siglos. Durante esta jornada se utiliza su ornamento como un sacramento para solicitar su intervención y gracia divina.
La historia de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa
Da acuerdo a la Agencia Católica de Informaciones- Aci Prensa, el origen de la Virgen de la Medalla Milagrosa comienza con Catalina Labouré, una joven francesa devota del catolicismo. Pertenecía a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, una sociedad apostólica femenina de Francia. Una noche del 18 de julio de 1830, mientras se encontraba en su habitación de este culto, Catalina vio la aparición de un niño. El infante le solicitó que se dirija a la capilla y una vez ahí, se encontró con la figura de la Virgen María. Durante esta experiencia, tuvieron una conversación en la que la Madre de Cristo le dijo: “Mi niña, te voy a encomendar una misión”.
El 27 de noviembre del mismo año, Catalina volvió a tener una visión de la Virgen. En esta ocasión, se podía observar como la santa se posaba de pie en la mitad de un globo terráqueo. Asimismo, sostenía con sus manos llenas de joyas una pequeña esfera dorada, mientras miraba al cielo. La Virgen María le explicó que lo que alzaba era la representación del mundo y que sus accesorios eran “las gracias que están disponibles, pero que nadie ha pedido”. Luego de un tiempo, la Madre de Dios volvería a aparecer de esta misma manera, con una inscripción que rodeaba su figura que decía: “Oh, María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti”.
De esta manera, la Virgen Madre le solicitó a Catalina que creara una medalla que pudiera reproducir lo que había contemplado, para que quienes la llevaran consigo recibieran sus gracias. Los primeros ejemplares fueron acuñados en 1832, con la aprobación de la Iglesia Católica. Inmediatamente, la Medalla Milagrosa se popularizó en Francia y luego en otros países del mundo. Catalina Labouré falleció en 1876, y en 1947 el Papa Pío XII la declaró santa.
Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa es una figura de gracia divina para los fieles. Muchos realizan rezos en su nombre para pedir ayuda o su guía. Existe también la Novena a la Medalla Milagrosa que inicia cada 18 de noviembre y concluye el 26 de noviembre.
Oración a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa
Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa que te manifestaste a Santa Catalina Labouré, como mediadora de todas las gracias, atiende a mi plegaria. En tus manos maternales dejo todos mis intereses espirituales y temporales y te confío en particular la gracia que me atrevo a implorar de tu bondad, para que la encomiendes a tu Divino Hijo y le ruegues concedérmela si es conforme a su Voluntad y ha de ser para bien de mi alma.
Eleva tus manos al Señor y vuélvelas luego hacia mi Virgen Poderosa. Envuélveme en los rayos de tus gracias para que a la luz y al calor de esos rayos, me vaya desapegando de las cosas terrenas y pueda marchar con gozo en tu seguimiento, hasta el día en que me acojas en las puertas del Cielo.
Amén
Se trata de una festividad católica que celebra a esta insignia característica y la figura de su Virgen; cuál es su relación con Santa Catalina Labouré Read More