La lista cercana al Presidente objetó los resultados de las elecciones de la DAIA

Aquella postal de unidad, en la noche del martes 19, luego del conteo de votos, con el ganador y el perdedor posando sonrientes para las cámaras, se diluyó poco más de una semana después. “No puede ser. Hay más votos que votantes”, afirman miembros de la lista que llevó como candidato a la presidencia de la DAIA a Darío Epstein, cercano al presidente Javier Milei y derrotado, por solo diez votos, por la lista del oficialismo, encabezada por el dirigente comunitario Mauro Berenstein.

Enojados por lo que consideran “severas anomalías” que “afectan la transparencia y legitimidad del proceso”, un grupo de instituciones y dirigentes que integraron la lista opositora presentaron ayer una nota a las autoridades de la DAIA, que encabeza Jorge Knoblovits, para que explique “irregularidades” tales como el impedimento de revisar el padrón general con anticipación, instituciones que tuvieron “más votos de los permitidos por reglamento”, modificado en octubre, y la no autorización para votar a instituciones que pertenecían al bloque opositor. Desde la conducción de la entidad negaron de modo terminante la existencia de irregularidades, afirmaron que “los que denuncian avalaron el proceso con su firma”, y ratificaron que Berenstein asumirá, como está previsto, el próximo miércoles.

Ficha limpia: volvió a fracasar el intento de Pro para tratar el proyecto que bloquearía una candidatura de Cristina Kirchner

En la nota, que firman los dirigentes Mario Ruschin, Isaac Cohen Chaluh y Jonathan Lemcovich, los tres cercanos a Epstein, y a la que adhieren en total 16 instituciones comunitarias, se cuestionan los procedimientos que dieron como resultado el triunfo de Berenstein, por 85 votos contra 75 de Epstein, financista y ex asesor económico de Milei.

El primer argumento, que los opositores dicen haber descubierto recién después de los comicios, es que “se aumentaron los votos de determinadas instituciones”, todas ligadas al oficialismo, en “violación al estatuto”, que prevé esos cambios hasta un año antes de la elección. Dan como ejemplos la escuela ORT (de 3 pasó a 5 votos), la comunidad Amijai (de 1 a 2), al igual que el templo ortodoxo Yeshurun y otras instituciones. “Si se anulan los votos emitidos por esas instituciones suman trece votos, lo cual “cambiaría el resultado de la elección”, afirman los firmantes del escrito. Estos y otros votos suman, para la lista opositora, unos 20 conseguidos en forma irregular, por medio de la modificación del padrón, un “incumplimiento estatutario, ya que se impidió a todas las entidades que tuvieran la posibilidad de objetar el proceso”. Para quienes llevan adelante el reclamo, tampoco fue legal el impedirle el voto a tres instituciones que, a priori, se aprestaban a votar por Epstein, quien se mantuvo al margen del reclamo aunque dio “libertad de acción” para la movida.

Desde la lista oficialista reaccionaron con enojo. “En un momento de antisemitismo creciente generar este escándalo es un despropósito”, afirmaron. Agregaron que “en la elección se cumplió con el estatuto, hubo fiscalización y quienes perdieron aceptaron todo cuando terminó la elección”. También dejaron trascender a LA NACION que los abogados de la DAIA contestarán “punto por punto” las acusaciones de la lista opositora, que por el momento no efectuaron presentación alguna a la Inspección General de Justicia (IGJ). También la emprendieron contra los firmantes, quienes “fueron los mismos que trabaron elecciones pasadas”, a su juicio “sin argumentos”.

La puja actual por el resultado tiene sus antecedentes en la campaña previa, en la que abundaron las acusaciones cruzadas. La lista vinculada al actual oficialismo, que cambió de candidato presidencial en mitad de la campaña luego de la renuncia de Marcos Cohen, hizo especial hincapié en los “peligros” que encerraría un triunfo de Epstein por su cercanía con Milei. Sin contacto con la Casa Rosada, a Berenstein le espera un trabajo de acercamiento con el Gobierno, siendo prácticamente un desconocido para la política nacional, y con el Presidente especialmente interesado, ya que se halla en un proceso de conversión al judaísmo.

Aquella postal de unidad, en la noche del martes 19, luego del conteo de votos, con el ganador y el perdedor posando sonrientes para las cámaras, se diluyó poco más de una semana después. “No puede ser. Hay más votos que votantes”, afirman miembros de la lista que llevó como candidato a la presidencia de la DAIA a Darío Epstein, cercano al presidente Javier Milei y derrotado, por solo diez votos, por la lista del oficialismo, encabezada por el dirigente comunitario Mauro Berenstein.

Enojados por lo que consideran “severas anomalías” que “afectan la transparencia y legitimidad del proceso”, un grupo de instituciones y dirigentes que integraron la lista opositora presentaron ayer una nota a las autoridades de la DAIA, que encabeza Jorge Knoblovits, para que explique “irregularidades” tales como el impedimento de revisar el padrón general con anticipación, instituciones que tuvieron “más votos de los permitidos por reglamento”, modificado en octubre, y la no autorización para votar a instituciones que pertenecían al bloque opositor. Desde la conducción de la entidad negaron de modo terminante la existencia de irregularidades, afirmaron que “los que denuncian avalaron el proceso con su firma”, y ratificaron que Berenstein asumirá, como está previsto, el próximo miércoles.

Ficha limpia: volvió a fracasar el intento de Pro para tratar el proyecto que bloquearía una candidatura de Cristina Kirchner

En la nota, que firman los dirigentes Mario Ruschin, Isaac Cohen Chaluh y Jonathan Lemcovich, los tres cercanos a Epstein, y a la que adhieren en total 16 instituciones comunitarias, se cuestionan los procedimientos que dieron como resultado el triunfo de Berenstein, por 85 votos contra 75 de Epstein, financista y ex asesor económico de Milei.

El primer argumento, que los opositores dicen haber descubierto recién después de los comicios, es que “se aumentaron los votos de determinadas instituciones”, todas ligadas al oficialismo, en “violación al estatuto”, que prevé esos cambios hasta un año antes de la elección. Dan como ejemplos la escuela ORT (de 3 pasó a 5 votos), la comunidad Amijai (de 1 a 2), al igual que el templo ortodoxo Yeshurun y otras instituciones. “Si se anulan los votos emitidos por esas instituciones suman trece votos, lo cual “cambiaría el resultado de la elección”, afirman los firmantes del escrito. Estos y otros votos suman, para la lista opositora, unos 20 conseguidos en forma irregular, por medio de la modificación del padrón, un “incumplimiento estatutario, ya que se impidió a todas las entidades que tuvieran la posibilidad de objetar el proceso”. Para quienes llevan adelante el reclamo, tampoco fue legal el impedirle el voto a tres instituciones que, a priori, se aprestaban a votar por Epstein, quien se mantuvo al margen del reclamo aunque dio “libertad de acción” para la movida.

Desde la lista oficialista reaccionaron con enojo. “En un momento de antisemitismo creciente generar este escándalo es un despropósito”, afirmaron. Agregaron que “en la elección se cumplió con el estatuto, hubo fiscalización y quienes perdieron aceptaron todo cuando terminó la elección”. También dejaron trascender a LA NACION que los abogados de la DAIA contestarán “punto por punto” las acusaciones de la lista opositora, que por el momento no efectuaron presentación alguna a la Inspección General de Justicia (IGJ). También la emprendieron contra los firmantes, quienes “fueron los mismos que trabaron elecciones pasadas”, a su juicio “sin argumentos”.

La puja actual por el resultado tiene sus antecedentes en la campaña previa, en la que abundaron las acusaciones cruzadas. La lista vinculada al actual oficialismo, que cambió de candidato presidencial en mitad de la campaña luego de la renuncia de Marcos Cohen, hizo especial hincapié en los “peligros” que encerraría un triunfo de Epstein por su cercanía con Milei. Sin contacto con la Casa Rosada, a Berenstein le espera un trabajo de acercamiento con el Gobierno, siendo prácticamente un desconocido para la política nacional, y con el Presidente especialmente interesado, ya que se halla en un proceso de conversión al judaísmo.

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