PARÍS.- Los diputados franceses votarán el miércoles una moción de censura que, casi con toda seguridad, destituirá al gobierno con el apoyo de la extrema derecha y de la izquierda y sumirá a la segunda economía de la zona euro en una persistente crisis política.
Salvo sorpresa de última hora, el gobierno francés del primer ministro Michel Barnier será el primero en ser destituido por una moción de censura en más de 60 años, en un momento en que el país se esfuerza por controlar un enorme déficit presupuestario.
Francia enfrenta un déficit proyectado en el 6,1% del PIB en 2024 y una deuda pública del 112% del PIB, lo que la coloca bajo presión económica.
Durante el debate, Barnier habló sobre el presupuesto que su gobierno envió hace unos días para reducir el gasto público mediante una artículo constitucional sin apoyo parlamentario y que es el motivo central de las mociones de censura en su contra.
“Tuve la responsabilidad de pasar el presupuesto de la Seguridad Social”, dijo el mandatario, quien aseguró que si bien este “no era perfecto”, trabajaron por mejorarlo para reducir el gasto.
“Hoy votamos la censura de su gobierno, pero sobre todo marcamos el fin de un mandato: el del presidente”, estimó el diputado Eric Coquerel.
Tras menos de 100 días en el poder, el gobierno del conservador Barnier, de 73 años, se dispone a caer gracias a los votos de la extrema derecha y de la izquierda que, juntos, superan ampliamente los 288 sufragios necesarios para la censura.
En una entrevista televisada el martes, Barnier dijo que seguía creyendo que su gobierno podría sobrevivir a la votación, prevista para la tarde después de un debate que comenzó a las 16.50 (12.50 en la Argentina).
Además, el primer ministro apeló a la “responsabilidad” de los diputados para que no tumben al gobierno, en un momento económico tenso con la prima de riesgo de Francia en niveles similares a la de Grecia. La prima de riesgo mide la confianza de los mercados en un país; un aumento indica mayores costos para financiar su deuda.
“El interés del país es más importante que el interés de los partidos”, subrayó el martes el presidente francés, Emmanuel Macron, mientras terminaba su visita a Arabia Saudita.
Pero el ultraderechista Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen dejó claro el miércoles que votaría para derrocar a Barnier junto a los partidos de izquierda. Sin pedir directamente su dimisión, Le Pen llamó a Macron, con quien se disputó la presidencia en 2017 y 2022, a pensar si puede continuar en el cargo.
”Corresponde a su conciencia decidir si puede sacrificar la acción pública y el destino de Francia a su orgullo. Corresponde a su razón decidir si puede ignorar la evidencia de un repudio popular masivo”, subrayó.
A la pregunta de si el RN apoyaría la moción de censura, la diputada Laure Lavalette dijo a la cadena TF1: “Sin ninguna duda”.
Preguntada por las posibles consecuencias catastróficas advertidas por Barnier y sus ministros, Lavalette dijo: “No hay ninguna razón para que esto conduzca a un gran caos. No hay que jugar con los miedos… no todo se va a desmoronar”.
Cómo sigue
Si el gobierno cae, Macron, a quien no afecta la censura, podría nombrar de nuevo a Barnier o a otro primer ministro, aunque los equilibrios parlamentarios serían los mismos, al no poder convocar legislativas anticipadas hasta mediados de 2025.
Esto significa que incluso con un nuevo primer ministro, la composición de la Asamblea Nacional no cambiará, perpetuando la falta de mayorías claras.
El inminente colapso del gobierno dejará un agujero en el corazón de la Unión Europea en un momento en que Alemania también está debilitada y en modo electoral, a pocas semanas de que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, vuelva a entrar en la Casa Blanca.
Barnier, el breve
El éxito de la moción de censura convertiría al gobierno de Barnier en el más breve de la Quinta República francesa, iniciada en 1958, y en el segundo en caer, tras el de Georges Pompidou en 1962 cuando Charles de Gaulle era presidente.
Pero, sobre todo, ahondaría la crisis política que se vive desde junio, cuando el presidente adelantó por sorpresa las legislativas previstas en 2027, tras la victoria de la ultraderecha en los comicios al Parlamento Europeo en Francia.
Aunque el mandatario centroderechista ya había perdido la mayoría absoluta tras su reelección en 2022, los nuevos comicios dejaron una Asamblea sin mayorías claras y dividida en tres bloques irreconciliables: izquierda, centroderecha y extrema derecha.
El Nuevo Frente Popular (NFP) -coalición de socialistas, comunistas, ecologistas e izquierda radical- ganó los comicios, pero, casi dos meses después, Macron nombró primer ministro al exnegociador europeo del Brexit, en nombre de la “estabilidad”.
Barnier sólo reunió el apoyo de la alianza de centroderecha de Macron y de su propio partido conservador Los Republicanos (LR), por lo que la supervivencia de su gobierno dependía de la líder ultraderechista Marine Le Pen, que finalmente lo dejó caer.
“Política ficción”
Con un presupuesto centrado en reducir el gasto público y aumentar temporalmente los impuestos para grandes empresas, el gobierno buscaba reducir el déficit (proyectado en el 6,1% del PIB en 2024) y la deuda pública (112% del PBI a fines de junio).
“Al inscribir su presupuesto en la desastrosa continuidad de Emmanuel Macron, el primer ministro sólo podía fracasar”, escribió el martes por la noche la líder del partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN) en la red social X.
Avec la nomination de Michel Barnier, les Français attendaient de l’apaisement pour nos institutions, une vision pour le pays et un espoir de redressement.
En inscrivant son budget dans la continuité catastrophique d’Emmanuel Macron, le Premier ministre ne pouvait qu’échouer.…
— Marine Le Pen (@MLP_officiel) December 3, 2024
Poco antes, en una entrevista a las cadenas de televisión TF1 y France 2, Barnier se defendió asegurando que modificó su proyecto inicial tras “escuchar a todo el mundo” y acusó a Le Pen de entrar en “una especie de puja”, con reclamos sin fin.
Más allá del presupuesto, los partidos juegan sus cartas para 2027, cuando los franceses tengan que votar al sucesor de Macron, que llegó al poder en 2017 y ya no puede ser reelegido cuando complete su segundo mandato.
Pero, cuando una mayoría de franceses lo ve como responsable de la situación actual y con su popularidad en su nivel más bajo, cada vez más voces reclaman su dimisión para superar la crisis, una opción que el presidente calificó el martes de “política ficción”.
Le Pen aparece en posición de fuerza en los sondeos para alcanzar la presidencia, pero la justicia podría frustar su sueño si el próximo 31 de marzo decide inhabilitarla durante 5 años, como pide la fiscalía en un caso de malversación de fondos europeos.
Agencias AFP y Reuters
PARÍS.- Los diputados franceses votarán el miércoles una moción de censura que, casi con toda seguridad, destituirá al gobierno con el apoyo de la extrema derecha y de la izquierda y sumirá a la segunda economía de la zona euro en una persistente crisis política.
Salvo sorpresa de última hora, el gobierno francés del primer ministro Michel Barnier será el primero en ser destituido por una moción de censura en más de 60 años, en un momento en que el país se esfuerza por controlar un enorme déficit presupuestario.
Francia enfrenta un déficit proyectado en el 6,1% del PIB en 2024 y una deuda pública del 112% del PIB, lo que la coloca bajo presión económica.
Durante el debate, Barnier habló sobre el presupuesto que su gobierno envió hace unos días para reducir el gasto público mediante una artículo constitucional sin apoyo parlamentario y que es el motivo central de las mociones de censura en su contra.
“Tuve la responsabilidad de pasar el presupuesto de la Seguridad Social”, dijo el mandatario, quien aseguró que si bien este “no era perfecto”, trabajaron por mejorarlo para reducir el gasto.
“Hoy votamos la censura de su gobierno, pero sobre todo marcamos el fin de un mandato: el del presidente”, estimó el diputado Eric Coquerel.
Tras menos de 100 días en el poder, el gobierno del conservador Barnier, de 73 años, se dispone a caer gracias a los votos de la extrema derecha y de la izquierda que, juntos, superan ampliamente los 288 sufragios necesarios para la censura.
En una entrevista televisada el martes, Barnier dijo que seguía creyendo que su gobierno podría sobrevivir a la votación, prevista para la tarde después de un debate que comenzó a las 16.50 (12.50 en la Argentina).
Además, el primer ministro apeló a la “responsabilidad” de los diputados para que no tumben al gobierno, en un momento económico tenso con la prima de riesgo de Francia en niveles similares a la de Grecia. La prima de riesgo mide la confianza de los mercados en un país; un aumento indica mayores costos para financiar su deuda.
“El interés del país es más importante que el interés de los partidos”, subrayó el martes el presidente francés, Emmanuel Macron, mientras terminaba su visita a Arabia Saudita.
Pero el ultraderechista Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen dejó claro el miércoles que votaría para derrocar a Barnier junto a los partidos de izquierda. Sin pedir directamente su dimisión, Le Pen llamó a Macron, con quien se disputó la presidencia en 2017 y 2022, a pensar si puede continuar en el cargo.
”Corresponde a su conciencia decidir si puede sacrificar la acción pública y el destino de Francia a su orgullo. Corresponde a su razón decidir si puede ignorar la evidencia de un repudio popular masivo”, subrayó.
A la pregunta de si el RN apoyaría la moción de censura, la diputada Laure Lavalette dijo a la cadena TF1: “Sin ninguna duda”.
Preguntada por las posibles consecuencias catastróficas advertidas por Barnier y sus ministros, Lavalette dijo: “No hay ninguna razón para que esto conduzca a un gran caos. No hay que jugar con los miedos… no todo se va a desmoronar”.
Cómo sigue
Si el gobierno cae, Macron, a quien no afecta la censura, podría nombrar de nuevo a Barnier o a otro primer ministro, aunque los equilibrios parlamentarios serían los mismos, al no poder convocar legislativas anticipadas hasta mediados de 2025.
Esto significa que incluso con un nuevo primer ministro, la composición de la Asamblea Nacional no cambiará, perpetuando la falta de mayorías claras.
El inminente colapso del gobierno dejará un agujero en el corazón de la Unión Europea en un momento en que Alemania también está debilitada y en modo electoral, a pocas semanas de que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, vuelva a entrar en la Casa Blanca.
Barnier, el breve
El éxito de la moción de censura convertiría al gobierno de Barnier en el más breve de la Quinta República francesa, iniciada en 1958, y en el segundo en caer, tras el de Georges Pompidou en 1962 cuando Charles de Gaulle era presidente.
Pero, sobre todo, ahondaría la crisis política que se vive desde junio, cuando el presidente adelantó por sorpresa las legislativas previstas en 2027, tras la victoria de la ultraderecha en los comicios al Parlamento Europeo en Francia.
Aunque el mandatario centroderechista ya había perdido la mayoría absoluta tras su reelección en 2022, los nuevos comicios dejaron una Asamblea sin mayorías claras y dividida en tres bloques irreconciliables: izquierda, centroderecha y extrema derecha.
El Nuevo Frente Popular (NFP) -coalición de socialistas, comunistas, ecologistas e izquierda radical- ganó los comicios, pero, casi dos meses después, Macron nombró primer ministro al exnegociador europeo del Brexit, en nombre de la “estabilidad”.
Barnier sólo reunió el apoyo de la alianza de centroderecha de Macron y de su propio partido conservador Los Republicanos (LR), por lo que la supervivencia de su gobierno dependía de la líder ultraderechista Marine Le Pen, que finalmente lo dejó caer.
“Política ficción”
Con un presupuesto centrado en reducir el gasto público y aumentar temporalmente los impuestos para grandes empresas, el gobierno buscaba reducir el déficit (proyectado en el 6,1% del PIB en 2024) y la deuda pública (112% del PBI a fines de junio).
“Al inscribir su presupuesto en la desastrosa continuidad de Emmanuel Macron, el primer ministro sólo podía fracasar”, escribió el martes por la noche la líder del partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN) en la red social X.
Avec la nomination de Michel Barnier, les Français attendaient de l’apaisement pour nos institutions, une vision pour le pays et un espoir de redressement.
En inscrivant son budget dans la continuité catastrophique d’Emmanuel Macron, le Premier ministre ne pouvait qu’échouer.…
— Marine Le Pen (@MLP_officiel) December 3, 2024
Poco antes, en una entrevista a las cadenas de televisión TF1 y France 2, Barnier se defendió asegurando que modificó su proyecto inicial tras “escuchar a todo el mundo” y acusó a Le Pen de entrar en “una especie de puja”, con reclamos sin fin.
Más allá del presupuesto, los partidos juegan sus cartas para 2027, cuando los franceses tengan que votar al sucesor de Macron, que llegó al poder en 2017 y ya no puede ser reelegido cuando complete su segundo mandato.
Pero, cuando una mayoría de franceses lo ve como responsable de la situación actual y con su popularidad en su nivel más bajo, cada vez más voces reclaman su dimisión para superar la crisis, una opción que el presidente calificó el martes de “política ficción”.
Le Pen aparece en posición de fuerza en los sondeos para alcanzar la presidencia, pero la justicia podría frustar su sueño si el próximo 31 de marzo decide inhabilitarla durante 5 años, como pide la fiscalía en un caso de malversación de fondos europeos.
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