Las tensiones existentes en la Cancillería pondrán una vez más a prueba la elasticidad de la estructura funcional que el ministro Carlos Muñiz perfeccionó en 1963 con la creación del Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN). Hemos propuesto con reiteración que el país rinda el homenaje pendiente –una calle, una avenida, una plaza– a quien fundó, por añadidura, el Consejo Argentino para las Relaciones Exteriores (CARI), un think tank moderno y de prestigio para articular entre los sectores privado y público los lazos entre la Argentina y el mundo.
El ISEN se halla, precisamente, en el centro de una deliberación pública a propósito del criterio del gabinete del canciller, Gerardo Werthein, de suspender por este año el ingreso de aspirantes a incorporarse al servicio diplomático. Ninguna indicación ha recibido todavía, en ese sentido, la conducción de aquel instituto, a cargo del embajador Renato Carlos Sersale de Cerisano, un experimentado profesional, sumamente respetado por sus colegas. Todo indica, sin embargo, que la voluntad dominante de quienes conducen el Palacio San Martín sería prescindir por este año, al menos, de nuevas incorporaciones.
Con la complicidad de diplomáticos que deshonraron las mejores tradiciones de la Cancillería –la de Estanislao Zeballos, José Luis Murature, Carlos Saavedra Lamas, Miguel Ángel Zavala Ortiz y otros–, el kirchnerismo pretendió colonizar con sus nefastas alianzas internacionales y su catastrófica ideología las filas del ministerio que tiene por misión central defender los intereses del país en el exterior. El promedio histórico de ingresos en el ISEN ha sido de 20 a 25 alumnos por año. La Cancillería que generó el siniestro memorando con Irán sobre la forma en que se investigaría el más grande atentado producido en la Argentina, el de la AMIA, hizo que en 2007 entraran 40 becarios y que, entre 2008 y 2015, se elevara esa cifra a una media de 50 becarios.
El kirchnerismo pretendió colonizar con sus nefastas alianzas internacionales y su catastrófica ideología las filas del ministerio que tiene por misión central defender los intereses del país en el exterior
El resultado de tal operación calculadamente amañada ha sido que hoy se desempeñen en el servicio exterior unos 540 funcionarios, o el 45 por ciento del total del plantel, que han sido adoctrinados en las consignas ciegas a las razones que han llevado a la bancarrota política, social y moral de la Argentina, pero bien adiestrados en promover el acercamiento argentino a cuanta dictadura izquierdista hubiera en el planeta.
El sentido de cuerpo de una parte significativa de los ingresados en los años del kirchnerismo se hizo sentir poco tiempo atrás en la votación sobre una propuesta de paro de actividades por decisiones en materia salarial adoptadas por la exministra Diana Mondino a instancias del Ministerio de Economía. La iniciativa fracasó por apenas una decena de sufragios, aunque luego hubiera coincidencia en reclamar una medida cautelar en la Justicia, que rige aún. La suspensión en 2025 de los cursos para entrar en la carrera diplomática demora, desde luego, la neutralización de quienes ingresaron a la Cancillería empujados por el kirchnerismo por otros que, en adelante, lleguen formados en un ideario más consustanciado con los principios republicanos y liberales de la Constitución.
Pero no sería la primera vez que se suspendiera la incorporación de nuevos ingresantes. Esto ya sucedió en los años noventa y también en 2020, cuando estalló la pandemia de Covid. Las vacantes en el ISEN deben estar en relación con el número de plazas activas en el cuerpo diplomático y, al parecer, lo dictaminado por la Dirección de Recursos Humanos de la Cancillería es que, además de no ser necesario incorporar hoy más funcionarios, la suspensión de ingresos sería coherente con la voluntad de ahorrar gastos en consonancia con la política presidencial.
El promedio histórico de ingresos en el ISEN ha sido de 20 a 25 alumnos por año. La Cancillería que generó el siniestro memorando con Irán hizo que, entre 2008 y 2015, se elevara esa cifra a una media de 50 becarios
Por este último lado la argumentación del oficialismo sería endeble. Las erogaciones del ISEN están bastante acotadas, ya que el claustro de profesores se encuentra configurado por numerosos diplomáticos –no pocos en situación de retiro– que asumen allí tareas sin otra contrapartida que ser útiles al país. Este año el embajador Sersale tiene capacidad para incorporar a los estudios a 22 candidatos que superaron una primera selección entre 370 que se presentaron inicialmente y una segunda selección a la que llegaron 44 jóvenes ya adiestrados en muchas otras disciplinas.
Como el ISEN dispone de suficiente autonomía, sería del caso que no se pierda tiempo en la preparación de más gente en el arduo proceso de formar diplomáticos, ni se desaliente a quienes hicieron gala de sus merecimientos en los concursos realizados, y queden como un elenco de reserva al que la Cancillería pueda apelar en el momento que sea indicado. No debe olvidarse que aquel instituto presta otras funciones de relieve, como el curso al que deben aplicarse quienes aspiren al ascenso desde primer secretario hasta consejero; allí por igual rinden tesis sobre temas de interés para nuestras relaciones exteriores quienes serán evaluados para pasar del rango de consejero al de ministro.
Mejor será que las discusiones sobre la evolución de la Cancillería se centren en otros asuntos. Uno de especial importancia concierne a la consideración que merecen los funcionarios de carrera de gran solvencia profesional en el trato con jerarcas políticos, tan improvisados a menudo. Otro asunto de especial trascendencia es actuar con la comprensión de que la política exterior es un asunto demasiado serio como para jugarlo a la ruleta rusa de las decisiones de líderes políticos extranjeros nada previsibles. Son tan malos los alineamientos automáticos como los desalineamientos producto de la ignorancia o de criterios pasajeros que desconocen el fondo de los intereses permanentes de la Nación.
Son tan malos los alineamientos automáticos como los desalineamientos producto de la ignorancia o de criterios pasajeros
Por lo demás, está pendiente de resolución la serie de sumarios abiertos por votaciones en las Naciones Unidas durante el ministerio de Mondino contra una docena de funcionarios relevantes, el embajador Ricardo Lagorio, entre ellos. No cometieron delitos, no cometieron contravenciones e hicieron las consultas del caso con la Casa Rosada para votar, como finalmente ocurrió, de acuerdo con lo que venía realizando la Argentina desde hacía años, en contra del embargo impuesto por los Estados Unidos a Cuba.
Es posible que hayan consultado a algún personaje de entre los recién llegados a la Casa Rosada sin más mundo que el de las extravagancias de las redes sociales, pero si la respuesta no fue la que esperaba la Presidencia, es en su ámbito donde deben determinarse las responsabilidades y no llevarlas a otros espacios de la administración nacional.
Las tensiones existentes en la Cancillería pondrán una vez más a prueba la elasticidad de la estructura funcional que el ministro Carlos Muñiz perfeccionó en 1963 con la creación del Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN). Hemos propuesto con reiteración que el país rinda el homenaje pendiente –una calle, una avenida, una plaza– a quien fundó, por añadidura, el Consejo Argentino para las Relaciones Exteriores (CARI), un think tank moderno y de prestigio para articular entre los sectores privado y público los lazos entre la Argentina y el mundo.
El ISEN se halla, precisamente, en el centro de una deliberación pública a propósito del criterio del gabinete del canciller, Gerardo Werthein, de suspender por este año el ingreso de aspirantes a incorporarse al servicio diplomático. Ninguna indicación ha recibido todavía, en ese sentido, la conducción de aquel instituto, a cargo del embajador Renato Carlos Sersale de Cerisano, un experimentado profesional, sumamente respetado por sus colegas. Todo indica, sin embargo, que la voluntad dominante de quienes conducen el Palacio San Martín sería prescindir por este año, al menos, de nuevas incorporaciones.
Con la complicidad de diplomáticos que deshonraron las mejores tradiciones de la Cancillería –la de Estanislao Zeballos, José Luis Murature, Carlos Saavedra Lamas, Miguel Ángel Zavala Ortiz y otros–, el kirchnerismo pretendió colonizar con sus nefastas alianzas internacionales y su catastrófica ideología las filas del ministerio que tiene por misión central defender los intereses del país en el exterior. El promedio histórico de ingresos en el ISEN ha sido de 20 a 25 alumnos por año. La Cancillería que generó el siniestro memorando con Irán sobre la forma en que se investigaría el más grande atentado producido en la Argentina, el de la AMIA, hizo que en 2007 entraran 40 becarios y que, entre 2008 y 2015, se elevara esa cifra a una media de 50 becarios.
El kirchnerismo pretendió colonizar con sus nefastas alianzas internacionales y su catastrófica ideología las filas del ministerio que tiene por misión central defender los intereses del país en el exterior
El resultado de tal operación calculadamente amañada ha sido que hoy se desempeñen en el servicio exterior unos 540 funcionarios, o el 45 por ciento del total del plantel, que han sido adoctrinados en las consignas ciegas a las razones que han llevado a la bancarrota política, social y moral de la Argentina, pero bien adiestrados en promover el acercamiento argentino a cuanta dictadura izquierdista hubiera en el planeta.
El sentido de cuerpo de una parte significativa de los ingresados en los años del kirchnerismo se hizo sentir poco tiempo atrás en la votación sobre una propuesta de paro de actividades por decisiones en materia salarial adoptadas por la exministra Diana Mondino a instancias del Ministerio de Economía. La iniciativa fracasó por apenas una decena de sufragios, aunque luego hubiera coincidencia en reclamar una medida cautelar en la Justicia, que rige aún. La suspensión en 2025 de los cursos para entrar en la carrera diplomática demora, desde luego, la neutralización de quienes ingresaron a la Cancillería empujados por el kirchnerismo por otros que, en adelante, lleguen formados en un ideario más consustanciado con los principios republicanos y liberales de la Constitución.
Pero no sería la primera vez que se suspendiera la incorporación de nuevos ingresantes. Esto ya sucedió en los años noventa y también en 2020, cuando estalló la pandemia de Covid. Las vacantes en el ISEN deben estar en relación con el número de plazas activas en el cuerpo diplomático y, al parecer, lo dictaminado por la Dirección de Recursos Humanos de la Cancillería es que, además de no ser necesario incorporar hoy más funcionarios, la suspensión de ingresos sería coherente con la voluntad de ahorrar gastos en consonancia con la política presidencial.
El promedio histórico de ingresos en el ISEN ha sido de 20 a 25 alumnos por año. La Cancillería que generó el siniestro memorando con Irán hizo que, entre 2008 y 2015, se elevara esa cifra a una media de 50 becarios
Por este último lado la argumentación del oficialismo sería endeble. Las erogaciones del ISEN están bastante acotadas, ya que el claustro de profesores se encuentra configurado por numerosos diplomáticos –no pocos en situación de retiro– que asumen allí tareas sin otra contrapartida que ser útiles al país. Este año el embajador Sersale tiene capacidad para incorporar a los estudios a 22 candidatos que superaron una primera selección entre 370 que se presentaron inicialmente y una segunda selección a la que llegaron 44 jóvenes ya adiestrados en muchas otras disciplinas.
Como el ISEN dispone de suficiente autonomía, sería del caso que no se pierda tiempo en la preparación de más gente en el arduo proceso de formar diplomáticos, ni se desaliente a quienes hicieron gala de sus merecimientos en los concursos realizados, y queden como un elenco de reserva al que la Cancillería pueda apelar en el momento que sea indicado. No debe olvidarse que aquel instituto presta otras funciones de relieve, como el curso al que deben aplicarse quienes aspiren al ascenso desde primer secretario hasta consejero; allí por igual rinden tesis sobre temas de interés para nuestras relaciones exteriores quienes serán evaluados para pasar del rango de consejero al de ministro.
Mejor será que las discusiones sobre la evolución de la Cancillería se centren en otros asuntos. Uno de especial importancia concierne a la consideración que merecen los funcionarios de carrera de gran solvencia profesional en el trato con jerarcas políticos, tan improvisados a menudo. Otro asunto de especial trascendencia es actuar con la comprensión de que la política exterior es un asunto demasiado serio como para jugarlo a la ruleta rusa de las decisiones de líderes políticos extranjeros nada previsibles. Son tan malos los alineamientos automáticos como los desalineamientos producto de la ignorancia o de criterios pasajeros que desconocen el fondo de los intereses permanentes de la Nación.
Son tan malos los alineamientos automáticos como los desalineamientos producto de la ignorancia o de criterios pasajeros
Por lo demás, está pendiente de resolución la serie de sumarios abiertos por votaciones en las Naciones Unidas durante el ministerio de Mondino contra una docena de funcionarios relevantes, el embajador Ricardo Lagorio, entre ellos. No cometieron delitos, no cometieron contravenciones e hicieron las consultas del caso con la Casa Rosada para votar, como finalmente ocurrió, de acuerdo con lo que venía realizando la Argentina desde hacía años, en contra del embargo impuesto por los Estados Unidos a Cuba.
Es posible que hayan consultado a algún personaje de entre los recién llegados a la Casa Rosada sin más mundo que el de las extravagancias de las redes sociales, pero si la respuesta no fue la que esperaba la Presidencia, es en su ámbito donde deben determinarse las responsabilidades y no llevarlas a otros espacios de la administración nacional.
La suspensión de los cursos de formación de nuestros futuros diplomáticos constituye una medida contraproducente que debería ser revisada Read More