Como este River no puede dar nada por descontado, un triunfo que en otro momento hubiera sido de rutina ahora ayuda a sobrellevar esta transición futbolística, a la espera de las respuestas en exámenes de mayor calibre. Con una formación que muy difícilmente se vuelva a ver cuando el plantel esté completo, River venció 2-0 a Ciudad de Bolívar en Santiago del Estero -tierra de la que suele volver con resultados positivos- y avanzó a los 16avos de final de la Copa Argentina.
Se impuso con un rendimiento sin alardes, pero también sin pasar apuros. Una victoria necesaria, sin llenar los ojos, salvo por los destellos que desprende Franco Mastantuono, que a veces reúne más fútbol que el resto del equipo. El triunfo no desterró algunos estigmas, como la negación por la que pasa Miguel Borja con el gol. Le atajaron un penal y su 2025 se reduce a la pobreza de dos tantos en 12 partidos.
No debería ser noticia que River le haga un gol a los tres minutos a un equipo de dos categorías inferior. Pero en este caso tuvo un significado especial porque la definición de zurda de Leandro González Pírez, luego de que el arquero Biscardi rechazara un cabezazo del zaguero central tras el córner pasado de Mastantuono, clausuró una insólita racha de 12 partidos sin marcar en los primeros tiempos. El último que había hecho un gol antes de ir al descanso del entretiempo ya no está en el plantel, fue Pablo Solari, frente a Rosario Central, en diciembre pasado.
Como a River no le sobra nada en la actualidad, el 1-0 tempranero fue una bocanada de oxígeno, alivió un poco las tensiones. Restituye en algo la confianza que viene escaseando. Si es por faltarle, a River se le cayeron 10 jugadores, entre lesionados y convocados a los seleccionados, para el debut en el torneo que Marcelo Gallardo obtuvo tres veces en su primer ciclo.
Lo más destacado de River 2 – Ciudad de Bolívar 0
Ocho cambios con respecto a la formación que se terminó resignando a un gris 0-0 ante Deportivo Riestra. Una oportunidad para Ledesma, mientras Armani es un titular inamovible en el Apertura y la Copa Libertadores. González Pírez y Gattoni, cuarto y quinto zaguero central del plantel, están para este tipo de emergencias. Nacho Fernández salió del fondo del banco de suplentes que venía ocupando y el chileno Gonzalo Tapia, que no había hecho méritos para estar desde el arranque, volvió a ser un muestrario de limitaciones con la pelota. Sigue siendo un refuerzo que pasa sin dejar un mínimo rastro positivo. Más que cantado fue su reemplazo por el movedizo Ian Subiabre para el segundo tiempo.
A Ciudad de Bolívar, que venía de un debut triunfal en el Federa A, le pesó el partido, sufrió para disimular sus defectos. River lo presionó sobre su campo, advirtió que el rival siempre estaba al límite de la equivocación, se desacomodaba con facilidad.
“El equipo está agarrando el juego que quiere, sabemos que podemos dar mucho más”. Franco Mastantuono 🗣️🔴⚪ pic.twitter.com/DwSZ7alqnN
— TyC Sports (@TyCSports) March 20, 2025
River abusó de los centros y apostó menos por el juego asociado. No es algo nuevo. Muchas llegadas por las bandas para la descarga aérea y pocas combinaciones por adentro. La posibilidad de un nuevo gol estaba latente, más allá de que a Borja y Tapia les costaba entrar en sintonía.
Mastantuono, en la posición de enganche, con libertad de movimientos, era el que entraba más en contacto con la pelota. No siempre tomaba las mejores decisiones, pero su zurda estaba viva, chispeante, con el descaro de un pibe de 17 años. River agrandó su larga lista de lesionados con la salida al cuarto de hora de Kranevitter, con una molestia muscular en la pierna derecha, un impedimento físico más en un jugador que lleva largo tiempo sin asentarse. Ingresó Simón y Aliendro pasó de volante central en un encuentro que no demandaba una alta dosis de recuperación de la pelota.
Una cesión comprometida de cabeza hacia atrás de González Pirez obligó al primer esfuerzo de Ledesma. Igual, Ciudad Bolívar estuvo cerca del empate por mérito propio con un cabezazo limpio de Elías Martínez que salió junto a un palo. Fue la única situación de riesgo en los 90 minutos. Por las dudas, antes de que el adversario se entusiasmara, la respuesta de River fue inmediata: Mastantuono, con un furibundo zurdazo desde la puerta del área grande, le dobló los brazos al arquero.
De impotente, Ciudad Bolívar cometió más de un foul de amonestación, y alguno limítrofe con la tarjeta roja. No daba indicios de poder inquietar a River el club que fue fundado por Marcelo Tinelli para reinar en el vóleibol. Un grosero agarrón de camiseta a Gattoni en un centro derivó en el penal que acentuó esta versión despistada de Borja para el gol. El remate bajo del colombiano lo contuvo Biscardi.
El partido fue languideciendo, River no tenía muchas luces, y más tras la salida de Mastantuono. Fue una victoria lógica, con más aplomo que inspiración. El balance repite lo de partidos anteriores: River debe seguir mejorando.
Como este River no puede dar nada por descontado, un triunfo que en otro momento hubiera sido de rutina ahora ayuda a sobrellevar esta transición futbolística, a la espera de las respuestas en exámenes de mayor calibre. Con una formación que muy difícilmente se vuelva a ver cuando el plantel esté completo, River venció 2-0 a Ciudad de Bolívar en Santiago del Estero -tierra de la que suele volver con resultados positivos- y avanzó a los 16avos de final de la Copa Argentina.
Se impuso con un rendimiento sin alardes, pero también sin pasar apuros. Una victoria necesaria, sin llenar los ojos, salvo por los destellos que desprende Franco Mastantuono, que a veces reúne más fútbol que el resto del equipo. El triunfo no desterró algunos estigmas, como la negación por la que pasa Miguel Borja con el gol. Le atajaron un penal y su 2025 se reduce a la pobreza de dos tantos en 12 partidos.
No debería ser noticia que River le haga un gol a los tres minutos a un equipo de dos categorías inferior. Pero en este caso tuvo un significado especial porque la definición de zurda de Leandro González Pírez, luego de que el arquero Biscardi rechazara un cabezazo del zaguero central tras el córner pasado de Mastantuono, clausuró una insólita racha de 12 partidos sin marcar en los primeros tiempos. El último que había hecho un gol antes de ir al descanso del entretiempo ya no está en el plantel, fue Pablo Solari, frente a Rosario Central, en diciembre pasado.
Como a River no le sobra nada en la actualidad, el 1-0 tempranero fue una bocanada de oxígeno, alivió un poco las tensiones. Restituye en algo la confianza que viene escaseando. Si es por faltarle, a River se le cayeron 10 jugadores, entre lesionados y convocados a los seleccionados, para el debut en el torneo que Marcelo Gallardo obtuvo tres veces en su primer ciclo.
Lo más destacado de River 2 – Ciudad de Bolívar 0
Ocho cambios con respecto a la formación que se terminó resignando a un gris 0-0 ante Deportivo Riestra. Una oportunidad para Ledesma, mientras Armani es un titular inamovible en el Apertura y la Copa Libertadores. González Pírez y Gattoni, cuarto y quinto zaguero central del plantel, están para este tipo de emergencias. Nacho Fernández salió del fondo del banco de suplentes que venía ocupando y el chileno Gonzalo Tapia, que no había hecho méritos para estar desde el arranque, volvió a ser un muestrario de limitaciones con la pelota. Sigue siendo un refuerzo que pasa sin dejar un mínimo rastro positivo. Más que cantado fue su reemplazo por el movedizo Ian Subiabre para el segundo tiempo.
A Ciudad de Bolívar, que venía de un debut triunfal en el Federa A, le pesó el partido, sufrió para disimular sus defectos. River lo presionó sobre su campo, advirtió que el rival siempre estaba al límite de la equivocación, se desacomodaba con facilidad.
“El equipo está agarrando el juego que quiere, sabemos que podemos dar mucho más”. Franco Mastantuono 🗣️🔴⚪ pic.twitter.com/DwSZ7alqnN
— TyC Sports (@TyCSports) March 20, 2025
River abusó de los centros y apostó menos por el juego asociado. No es algo nuevo. Muchas llegadas por las bandas para la descarga aérea y pocas combinaciones por adentro. La posibilidad de un nuevo gol estaba latente, más allá de que a Borja y Tapia les costaba entrar en sintonía.
Mastantuono, en la posición de enganche, con libertad de movimientos, era el que entraba más en contacto con la pelota. No siempre tomaba las mejores decisiones, pero su zurda estaba viva, chispeante, con el descaro de un pibe de 17 años. River agrandó su larga lista de lesionados con la salida al cuarto de hora de Kranevitter, con una molestia muscular en la pierna derecha, un impedimento físico más en un jugador que lleva largo tiempo sin asentarse. Ingresó Simón y Aliendro pasó de volante central en un encuentro que no demandaba una alta dosis de recuperación de la pelota.
Una cesión comprometida de cabeza hacia atrás de González Pirez obligó al primer esfuerzo de Ledesma. Igual, Ciudad Bolívar estuvo cerca del empate por mérito propio con un cabezazo limpio de Elías Martínez que salió junto a un palo. Fue la única situación de riesgo en los 90 minutos. Por las dudas, antes de que el adversario se entusiasmara, la respuesta de River fue inmediata: Mastantuono, con un furibundo zurdazo desde la puerta del área grande, le dobló los brazos al arquero.
De impotente, Ciudad Bolívar cometió más de un foul de amonestación, y alguno limítrofe con la tarjeta roja. No daba indicios de poder inquietar a River el club que fue fundado por Marcelo Tinelli para reinar en el vóleibol. Un grosero agarrón de camiseta a Gattoni en un centro derivó en el penal que acentuó esta versión despistada de Borja para el gol. El remate bajo del colombiano lo contuvo Biscardi.
El partido fue languideciendo, River no tenía muchas luces, y más tras la salida de Mastantuono. Fue una victoria lógica, con más aplomo que inspiración. El balance repite lo de partidos anteriores: River debe seguir mejorando.
Venció 2-0 a Ciudad de Bolívar y avanzó a los 16os de final de la Copa Argentina, con un gol del juvenil, la figura del partido; Borja falló un penal Read More