Lollapalooza Argentina 2025: Ca7riel y Paco encendieron la noche, Alanis Morissette le puso sutileza y Justin Timberlake enamoró a sus fans

La cuenta regresiva llegó a su fin y dio paso a una vibrante jornada musical en el Hipódromo de San Isidro en esta nueva edición de Lollapalooza Argentina, una muy especial por tratarse de la décima que se realiza en nuestro país.

Cuando esa primera ronda llegaba a su climax, Justin Timberlake desplegaba toda su artillería en el escenario Flow, con una multitud de artistas sobre el escenario y con la experiencia que ha logrado a lo largo de los años para saber, justamente, caminar esas tablas y manejar tiempos y momentos. Cantar, subir decibles, hacer una pausa para levantar una prenda íntima que una chica le había arrojado un instante atrás, tomar un poster y firmarlo y luego volver a poner primera, con alguno de sus hits.

Mientras tanto, 1040 drones se alzaban en el cielo para crear figuras, especialmente mientras sonaban los primeros tema de Justin. formas de nave espacial, auriculares, robots elevándose y la inscripción del Lolla, entre otros motivos lumínicos.

A unos cuantos metros de allí, casi en el otro extremo del hipódromo, la chilena Mon Laferte ofrecía un espectáculo totalmente distinto. Basado en una estética Burlesque, repartía boleros, alguna cumbia, swing y temas de acentos muy mexicanos para un público bien nutrido, que quiso ser fiel al idioma español y a un romanticismo añoso pero, al mismo tiempo, imperecedero.

Hubo otras escenas que marcaron el andar de esa primera noche. Alanis Morissette, con sus sutilezas y profundidades emocionales y políticas. Paco y Ca7riel, con toda su extraversión, su ironía, su originalidad y su talento.

Un rato antes de las 21, la veterana canadiense dejaba sobre el escenario su personal decálogo (aunque no estuviera expresado en diez puntos sino en apenas un puñado). “Recomiendo que te pisoteen el corazón, a cualquiera. Sí recomiendo andar desnudo en el living de casa/ Recomiendo morder más de lo que puedes masticar. A cualquiera. Recomiendo meter la pata/ Vives, aprendes. Amas, aprendes. Lloras, aprendes. Pierdes, aprendes. Sangras, aprendes. Gritas, aprendes”. Eso cantaba hace 30 años en “You Learn” y eso entonó en Buenos Aires, una vez más, a 16 años de su último show por estas tierras.

Las primeras escenas de su concierto fueron una retrospectiva de su vida, personal y artística. Casi un preanuncio del show que tendría de estos y de aquello; de lo más cercano y de canciones como “Ironic”, entre otras que la hicieron famosa. Y si hubo nostalgia, también hubo consignas. Porque la veta social y política de su arte estuvo presente ya desde el principio, con textos impregnados en la pantalla: “Más de 120 millones de mujeres alrededor del mundo han experimentado violencia sexual. Cada 10 minutos una adolescente muere como resultado de violencia”. La vida en crudo y, luego, esas canciones con las que supo acariciar a esa generación que estaba más cerca del escenario y que, en ese caso, no era, por su edad, la que suele ser mayoría en las noches del Lolla.

A las 18.45, un show de luces y fuegos artificiales encendió el escenario Samsung antes de que Ca7riel y Paco Amoroso entonaran las primeras notas de “Dumbai”. Con su histrionismo característico, y lookeados con un conjunto de campera y pantalón que los mostraban “musculosos”, los talentosos artistas se apostaron sobre un inmenso frasco de “papota”, como se llama su nuevo álbum.

Las primeras escenas de su concierto fueron una retrospectiva de su vida, personal y artística. Casi un preanuncio del show que tendría de estos y de aquello; de lo más cercano y de canciones como “Ironic”, entre otras que la hicieron famosa. Y si hubo nostalgia, también hubo consignas. Porque la veta social y política de su arte estuvo presente ya desde el principio, con textos impregnados en la pantalla: “Más de 120 millones de mujeres alrededor del mundo han experimentado violencia sexual. Cada 10 minutos una adolescente muere como resultado de violencia”. La vida en crudo y, luego, esas canciones con las que supo acariciar a esa generación que estaba más cerca del escenario y que, en ese caso, no era, por su edad, la que suele ser mayoría en las noche del Lolla.

Si en la edición anterior Ca7riel & Paco Amoroso habían hecho de su participación en Lollapalooza una suerte de anti recital en vivo –con su DJ disparando el disco Bañomaría de principio a fin mientras ellos se relajaban en un jacuzzi sin cantar ni una nota- el arco narrativo se completó este año con un show bien distinto. La presentación de Papota, el EP que hace las veces de continuación de la tan celebrada performance en el Tiny Desk de la radio pública de los Estados Unidos (NPR), fue la excusa para plantarse full banda en el escenario Samsung cuando caía el sol en San Isidro.

“Dumbai” y “Baby Gangsta” fueron los elegidos para dar comienzo al show mientras dos inflables con las caras de los cantantes servían de fondo de escena. La estética de gimnasio y exceso de proteínas sirvió de hilo conductor: desde el vestuario hasta la irrupción de dos musculosos para que Ca7riel & Paco Amoroso canten “Pirlo” y “La que puede, puede” sobre sus hombros. Hacia el final y con la noche ya establecida para que Foster The People tome el escenario principal, el dúo echó mano a temas de su primera etapa como “Ola mina XD”, “Ouke” y “Cono hielo”.

Primeras postales de la jornada

La tarde había comenzado tranquila. Era bien claro que se trataba de una primera jornada y de que el Lollapalooza es un festival muy asentado en sus propios cimientos. Bien temprano, la música daba sus primeras señales. “Somos PabloPablo, hemos venido desde muy lejos para estar aquí”. Claro, su acento español lo delataba. Algunos, probablemente los de su generación, lo reconocen simplemente por el nombre de este proyecto que encabeza. Otros lo tendrás como Pablo Drexler, “el hijo de Jorge Drexler”.

A propósito de esto, en esta edición hay más hijos. En la jornada de este sábado, estará alistado en la grilla Elijah Hewson, el hijo de Bono de U2, en la banda Inhaler. Claro que no es esa la referencia que ellos buscan. De hecho, más allá del parecido físico, las canciones de PabloPablo suena diferentes de las de la producción del cantautor uruguayo. Su modo de cantar, sus falsetes, van por otro camino. De a poco se va haciendo lugar en la escena, con el repertorio que viene amasando y con estrenos, como “Vida nueva”. En esta tercera visita, su plácido concierto estuvo a tono con una típica jornada lollapaloozera, que suele ir de menor a mayor en intensidades rítmicas (aunque esto no tenga real representación en otro tipo de intensidades, que se pueden lograr con una propuesta musical).

El mojón siguiente pudo haber sido en el Parcels, la ascendente banda australiana que desde un formato apto para el indie fue ampliando su oferta a públicos y escenarios más grandes, aunque su concierto tuvo una velocidad en modo crucero, con cambios de paso muy sutiles. Un clima de picnic que dejó traslucir algo que, en realidad, se viene notando desde el comienzo del festival en Argentina: si le permitieran al público ingresar con mate y termo, el color local del Lolla de este Sur, estaría mucho mejor representado.

Parcels en el LollaPalooza Argentina 2025

Un rato después, empilchados de riguroso negro, Los Ángeles Azules lanzaron su cumbia lenta y candenciosa poco a poco fue ganando al público que se había agolpado frente a su escenario, siempre con el mismo pulso y con invitados como Américo y Ángela Leiva.

Los Angeles Azules en el LollaPalooza Argentina 2025

Un inicio a puro sol

Poco antes de que se abrieran las puertas, a las 12.30, ya había una larga fila de jóvenes con outfits coloridos, ansiosos por escuchar a sus artistas favoritos en los cuatro escenarios que presenta el festival: los conocidos como principales, el Flow y el Samsung, luego el Alternative y el electrónico, el Perry’s, que lleva el nombre del fundador del festival: Perry Farrell.

Los primeros acordes comenzaron a sonar a las 13.30 en el escenario Samsung con Milk Shake, la dupla paraguaya formada por Sabb Montes y Majo Maciel que mezcla ritmos urbanos experimentalmente. Minutos más tarde, a las 14.14, la cantante española Queralt Lahoz desplegó su tradición flamenca combinada con hip-hop desde el escenario Flow.

Minutos antes de las 16, la cantante malagueña Ana Mena -conocida por sus colaboraciones con artistas argentinos como Emilia, Miranda! y Lali Espósito- hizo bailar al público del escenario Flow con sus pop urbano. “¡Buenas tardes, Buenos Aires! ¿Cómo está la gente hoy, además de con muchísimo calor? ¡Estamos inaugurando Lollapalooza!”, exclamó, entusiasmada por la cálida respuesta de los presentes, que más tarde corearon su nombre al ritmo del “olé, olé, olé”. “Los amo, me van a hacer llorar”, esbozó con sincera emoción y procedió a interpretar un fragmento de “Cae el sol”, de Airbag. “Preparé un poquito de una canción que, creo, forma parte de la banda sonora de vuestro país”, dijo antes de hacer el cover del exitoso tema de los hermanos Sardelli, que fue muy bien recibido por el público.

“Ana Mena”:
Por su presentación en el #LollaAR pic.twitter.com/PGJ8KUWqVJ

— ¿Por qué es tendencia? (@porquetendencia) March 21, 2025

Pero en Lollapalloza la actividad no está únicamente concentrada en esos cuatros escenarios. También están Las Casitas, donde la música electrónica domina la escena de principio a fin con DJ de toda la región que fusionan una amplia variedad de géneros, desde house y techno hasta influencias de hip hop, jazz-funk y folktrónica.

Como novedad por el décimo aniversario se suma una propuesta denominada Túnel, también dedicada a la música electrónica. Se trata de “un nuevo espacio inmersivo inspirado en la esencia de los icónicos clubs underground de Berlín. Una atmósfera envolvente donde el sonido y la arquitectura se fusionan para generar una experiencia sensorial única”, tal como detalló la producción del festival.

La gastronomía y las experiencias recreativas también están a la orden del día en Lollapalooza Argentina con foodtrucks, con el Lolla Dine -un nuevo espacio exclusivo para mayores de 18 años con ubicación y vista privilegiadas-, un mini samba, juegos interactivos, inteligencia artificial, espacios de meditación, de reciclaje, puestos para comprar merchandising y muchas opciones más.

Como homenaje por los diez años del festival, en un sector entre el escenario Flow y el Samsung hay una torta gigante con velas en forma del número diez, donde además el público puede sentarse a descansar. Alrededor, globos metalizados de color verde y violeta completan la decoración festiva por este “cumpleaños” tan especial.

En otro stand, una enorme zapatilla 3D invita a una experiencia inmersiva e hipersensorial que combina luces y sonidos. Más adelante, el espacio de una bebida cola incluye una ruleta y máquinas agarra peluches con distintos premios. Otra marca de bebida alcohólica montó una especie de lavadero de autos al que se entra a través de unos grandes rodillos giratorios de goma eva y con el clásico muñeco inflable que se mueve al compás del viento a un costado. Unos pasos después, más cerca del escenario Samsung, se desata una feroz competencia de repiqueteo para ganar una gorra, además de la posibilidad de llevarse un vaso personalizado.

El espacio Espíritu Verde invita al relax con hamacas para recostarse y una carpa de masajes, otra carpa de silencio con propuestas de meditación y pintura participativa, además de clases, charlas y la presencia de ONGs y fundaciones.

La cuenta regresiva llegó a su fin y dio paso a una vibrante jornada musical en el Hipódromo de San Isidro en esta nueva edición de Lollapalooza Argentina, una muy especial por tratarse de la décima que se realiza en nuestro país.

Cuando esa primera ronda llegaba a su climax, Justin Timberlake desplegaba toda su artillería en el escenario Flow, con una multitud de artistas sobre el escenario y con la experiencia que ha logrado a lo largo de los años para saber, justamente, caminar esas tablas y manejar tiempos y momentos. Cantar, subir decibles, hacer una pausa para levantar una prenda íntima que una chica le había arrojado un instante atrás, tomar un poster y firmarlo y luego volver a poner primera, con alguno de sus hits.

Mientras tanto, 1040 drones se alzaban en el cielo para crear figuras, especialmente mientras sonaban los primeros tema de Justin. formas de nave espacial, auriculares, robots elevándose y la inscripción del Lolla, entre otros motivos lumínicos.

A unos cuantos metros de allí, casi en el otro extremo del hipódromo, la chilena Mon Laferte ofrecía un espectáculo totalmente distinto. Basado en una estética Burlesque, repartía boleros, alguna cumbia, swing y temas de acentos muy mexicanos para un público bien nutrido, que quiso ser fiel al idioma español y a un romanticismo añoso pero, al mismo tiempo, imperecedero.

Hubo otras escenas que marcaron el andar de esa primera noche. Alanis Morissette, con sus sutilezas y profundidades emocionales y políticas. Paco y Ca7riel, con toda su extraversión, su ironía, su originalidad y su talento.

Un rato antes de las 21, la veterana canadiense dejaba sobre el escenario su personal decálogo (aunque no estuviera expresado en diez puntos sino en apenas un puñado). “Recomiendo que te pisoteen el corazón, a cualquiera. Sí recomiendo andar desnudo en el living de casa/ Recomiendo morder más de lo que puedes masticar. A cualquiera. Recomiendo meter la pata/ Vives, aprendes. Amas, aprendes. Lloras, aprendes. Pierdes, aprendes. Sangras, aprendes. Gritas, aprendes”. Eso cantaba hace 30 años en “You Learn” y eso entonó en Buenos Aires, una vez más, a 16 años de su último show por estas tierras.

Las primeras escenas de su concierto fueron una retrospectiva de su vida, personal y artística. Casi un preanuncio del show que tendría de estos y de aquello; de lo más cercano y de canciones como “Ironic”, entre otras que la hicieron famosa. Y si hubo nostalgia, también hubo consignas. Porque la veta social y política de su arte estuvo presente ya desde el principio, con textos impregnados en la pantalla: “Más de 120 millones de mujeres alrededor del mundo han experimentado violencia sexual. Cada 10 minutos una adolescente muere como resultado de violencia”. La vida en crudo y, luego, esas canciones con las que supo acariciar a esa generación que estaba más cerca del escenario y que, en ese caso, no era, por su edad, la que suele ser mayoría en las noches del Lolla.

A las 18.45, un show de luces y fuegos artificiales encendió el escenario Samsung antes de que Ca7riel y Paco Amoroso entonaran las primeras notas de “Dumbai”. Con su histrionismo característico, y lookeados con un conjunto de campera y pantalón que los mostraban “musculosos”, los talentosos artistas se apostaron sobre un inmenso frasco de “papota”, como se llama su nuevo álbum.

Las primeras escenas de su concierto fueron una retrospectiva de su vida, personal y artística. Casi un preanuncio del show que tendría de estos y de aquello; de lo más cercano y de canciones como “Ironic”, entre otras que la hicieron famosa. Y si hubo nostalgia, también hubo consignas. Porque la veta social y política de su arte estuvo presente ya desde el principio, con textos impregnados en la pantalla: “Más de 120 millones de mujeres alrededor del mundo han experimentado violencia sexual. Cada 10 minutos una adolescente muere como resultado de violencia”. La vida en crudo y, luego, esas canciones con las que supo acariciar a esa generación que estaba más cerca del escenario y que, en ese caso, no era, por su edad, la que suele ser mayoría en las noche del Lolla.

Si en la edición anterior Ca7riel & Paco Amoroso habían hecho de su participación en Lollapalooza una suerte de anti recital en vivo –con su DJ disparando el disco Bañomaría de principio a fin mientras ellos se relajaban en un jacuzzi sin cantar ni una nota- el arco narrativo se completó este año con un show bien distinto. La presentación de Papota, el EP que hace las veces de continuación de la tan celebrada performance en el Tiny Desk de la radio pública de los Estados Unidos (NPR), fue la excusa para plantarse full banda en el escenario Samsung cuando caía el sol en San Isidro.

“Dumbai” y “Baby Gangsta” fueron los elegidos para dar comienzo al show mientras dos inflables con las caras de los cantantes servían de fondo de escena. La estética de gimnasio y exceso de proteínas sirvió de hilo conductor: desde el vestuario hasta la irrupción de dos musculosos para que Ca7riel & Paco Amoroso canten “Pirlo” y “La que puede, puede” sobre sus hombros. Hacia el final y con la noche ya establecida para que Foster The People tome el escenario principal, el dúo echó mano a temas de su primera etapa como “Ola mina XD”, “Ouke” y “Cono hielo”.

Primeras postales de la jornada

La tarde había comenzado tranquila. Era bien claro que se trataba de una primera jornada y de que el Lollapalooza es un festival muy asentado en sus propios cimientos. Bien temprano, la música daba sus primeras señales. “Somos PabloPablo, hemos venido desde muy lejos para estar aquí”. Claro, su acento español lo delataba. Algunos, probablemente los de su generación, lo reconocen simplemente por el nombre de este proyecto que encabeza. Otros lo tendrás como Pablo Drexler, “el hijo de Jorge Drexler”.

A propósito de esto, en esta edición hay más hijos. En la jornada de este sábado, estará alistado en la grilla Elijah Hewson, el hijo de Bono de U2, en la banda Inhaler. Claro que no es esa la referencia que ellos buscan. De hecho, más allá del parecido físico, las canciones de PabloPablo suena diferentes de las de la producción del cantautor uruguayo. Su modo de cantar, sus falsetes, van por otro camino. De a poco se va haciendo lugar en la escena, con el repertorio que viene amasando y con estrenos, como “Vida nueva”. En esta tercera visita, su plácido concierto estuvo a tono con una típica jornada lollapaloozera, que suele ir de menor a mayor en intensidades rítmicas (aunque esto no tenga real representación en otro tipo de intensidades, que se pueden lograr con una propuesta musical).

El mojón siguiente pudo haber sido en el Parcels, la ascendente banda australiana que desde un formato apto para el indie fue ampliando su oferta a públicos y escenarios más grandes, aunque su concierto tuvo una velocidad en modo crucero, con cambios de paso muy sutiles. Un clima de picnic que dejó traslucir algo que, en realidad, se viene notando desde el comienzo del festival en Argentina: si le permitieran al público ingresar con mate y termo, el color local del Lolla de este Sur, estaría mucho mejor representado.

Parcels en el LollaPalooza Argentina 2025

Un rato después, empilchados de riguroso negro, Los Ángeles Azules lanzaron su cumbia lenta y candenciosa poco a poco fue ganando al público que se había agolpado frente a su escenario, siempre con el mismo pulso y con invitados como Américo y Ángela Leiva.

Los Angeles Azules en el LollaPalooza Argentina 2025

Un inicio a puro sol

Poco antes de que se abrieran las puertas, a las 12.30, ya había una larga fila de jóvenes con outfits coloridos, ansiosos por escuchar a sus artistas favoritos en los cuatro escenarios que presenta el festival: los conocidos como principales, el Flow y el Samsung, luego el Alternative y el electrónico, el Perry’s, que lleva el nombre del fundador del festival: Perry Farrell.

Los primeros acordes comenzaron a sonar a las 13.30 en el escenario Samsung con Milk Shake, la dupla paraguaya formada por Sabb Montes y Majo Maciel que mezcla ritmos urbanos experimentalmente. Minutos más tarde, a las 14.14, la cantante española Queralt Lahoz desplegó su tradición flamenca combinada con hip-hop desde el escenario Flow.

Minutos antes de las 16, la cantante malagueña Ana Mena -conocida por sus colaboraciones con artistas argentinos como Emilia, Miranda! y Lali Espósito- hizo bailar al público del escenario Flow con sus pop urbano. “¡Buenas tardes, Buenos Aires! ¿Cómo está la gente hoy, además de con muchísimo calor? ¡Estamos inaugurando Lollapalooza!”, exclamó, entusiasmada por la cálida respuesta de los presentes, que más tarde corearon su nombre al ritmo del “olé, olé, olé”. “Los amo, me van a hacer llorar”, esbozó con sincera emoción y procedió a interpretar un fragmento de “Cae el sol”, de Airbag. “Preparé un poquito de una canción que, creo, forma parte de la banda sonora de vuestro país”, dijo antes de hacer el cover del exitoso tema de los hermanos Sardelli, que fue muy bien recibido por el público.

“Ana Mena”:
Por su presentación en el #LollaAR pic.twitter.com/PGJ8KUWqVJ

— ¿Por qué es tendencia? (@porquetendencia) March 21, 2025

Pero en Lollapalloza la actividad no está únicamente concentrada en esos cuatros escenarios. También están Las Casitas, donde la música electrónica domina la escena de principio a fin con DJ de toda la región que fusionan una amplia variedad de géneros, desde house y techno hasta influencias de hip hop, jazz-funk y folktrónica.

Como novedad por el décimo aniversario se suma una propuesta denominada Túnel, también dedicada a la música electrónica. Se trata de “un nuevo espacio inmersivo inspirado en la esencia de los icónicos clubs underground de Berlín. Una atmósfera envolvente donde el sonido y la arquitectura se fusionan para generar una experiencia sensorial única”, tal como detalló la producción del festival.

La gastronomía y las experiencias recreativas también están a la orden del día en Lollapalooza Argentina con foodtrucks, con el Lolla Dine -un nuevo espacio exclusivo para mayores de 18 años con ubicación y vista privilegiadas-, un mini samba, juegos interactivos, inteligencia artificial, espacios de meditación, de reciclaje, puestos para comprar merchandising y muchas opciones más.

Como homenaje por los diez años del festival, en un sector entre el escenario Flow y el Samsung hay una torta gigante con velas en forma del número diez, donde además el público puede sentarse a descansar. Alrededor, globos metalizados de color verde y violeta completan la decoración festiva por este “cumpleaños” tan especial.

En otro stand, una enorme zapatilla 3D invita a una experiencia inmersiva e hipersensorial que combina luces y sonidos. Más adelante, el espacio de una bebida cola incluye una ruleta y máquinas agarra peluches con distintos premios. Otra marca de bebida alcohólica montó una especie de lavadero de autos al que se entra a través de unos grandes rodillos giratorios de goma eva y con el clásico muñeco inflable que se mueve al compás del viento a un costado. Unos pasos después, más cerca del escenario Samsung, se desata una feroz competencia de repiqueteo para ganar una gorra, además de la posibilidad de llevarse un vaso personalizado.

El espacio Espíritu Verde invita al relax con hamacas para recostarse y una carpa de masajes, otra carpa de silencio con propuestas de meditación y pintura participativa, además de clases, charlas y la presencia de ONGs y fundaciones.

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