En un mundo lleno de influencers, selfies, inteligencia artificial y lujos impostados, una fotografía real y cotidiana puede aparecer en el feed de nuestro dispositivo móvil, generar en nosotros alguna emoción, y luego quedar en el olvido.
Una y otra vez sucede que el bombardeo de imágenes -constante e infinito- enmudece y debilita aquello que merece nuestra atención. Eventos falsos creados artificialmente se entremezclan con realidades pasadas y presentes, lo que provoca el desdibujamiento de la línea que divide la realidad de la ficción, un suceso que puede tener graves consecuencias: la pérdida de conocimiento verdadero, la pérdida de criterio, y la ficcionalización de la realidad, algo que provoca la pérdida de empatía, ese rasgo que nos invita a sentir, comprender e involucrarnos con realidades diferentes a las nuestras y por ese camino alimentar la tolerancia, el respeto a pesar de las diferencias y transformarnos como sociedad.
Y mientras sucesos que pueden ser graves se desdibujan o ficcionalizan, dentro del mar de imágenes que hoy celebran los grandes viajes exóticos y el éxito material, algo más acontece: se homogeneiza la cultura y se pierde el valor de lo cotidiano, que pasa desapercibido.
A pesar del contexto, Greta Rico, la aclamada fotógrafa documentalista, periodista y educadora mexicana enfocada en problemáticas sociales, sigue apostando a las muestras documentales de fotografía en espacios físicos, con encuentros cara a cara, donde la experiencia es íntima, y donde invita a involucrarse y despertar los sentidos.
Greta es consciente de que en la realidad actual no es fácil, de hecho, sostiene que la foto en sí, la simple imagen, no genera un impacto significativo en la sociedad. Para la fotógrafa, una imagen no cobra ningún valor si la misma no es utilizada como puente para detonar otro tipo de debates y diálogos.
`Héroes locales, Vidas de Latinoamérica´, su última muestra fotográfica en colaboración con Leica, es una invitación a volver a conectarnos con lo cotidiano, reconocer nuestras riquezas culturales y a recordarnos que lo verdaderamente significativo está frente a nosotros.
Juegos, libertad y el propósito de conectar con las personas: “Comprender qué es lo que hace a sus historias tan valiosas”
Greta Rico es `una niña de la ciudad´, que se atreve a decir que tuvo una infancia muy feliz. La felicidad, para ella, es un cuadro que se pinta con muchos juegos y libertad. Creció en la Ciudad de México y, junto a sus compañeros de aventuras, anduvo mucho por las calles sin demasiadas preocupaciones, tal vez -dice- porque eran otros tiempos. A ella le gustaba experimentar cada día con el asombro propio de una infancia abierta a lo sensorial, y por aquel camino, vivir lo cotidiano con intensidad: ensuciarse con barro, correr, saltar, subirse a todo lo que fuera escalable e involucrarse en incontables travesuras.
La adolescencia intensificó sus amistades, pero también su unión con la extensa familia. Pasaba veranos enteros con primos y primas, recuerdos que permanecen imborrables hasta el día de hoy, al igual que sus tiempos con amigas que aún conserva.
Entre presentes que forjaron identidad y paisajes de un mundo ordinario vibrante, desde pequeña, a Greta le gustó observar el día a día que la rodea. Por ello, tal vez, se recuerda acompañada de una cámara fotográfica casi desde siempre, aficionada a captar momentos especiales para su mirada, ya fuera en un viaje, en los paseos de fin de semana, o en la simple compañía de sus amistades. Pero fue con el tiempo y la llegada de la madurez, que su ojo observador dejó caer muchos velos para transformar su visión y buscar a través de ella un propósito.
“Cuando empecé a mirar a la fotografía con seriedad, mi principal motivación fue poder contar historias”, asegura Greta hoy. “Desde el principio tuve en claro que quería hacer fotografía documental y contar historias profundas que me permitieran conocer a las personas, pasar tiempo con ellas, mirar a su entorno y con ello comprender qué es lo que hace a sus historias tan valiosas”.
Héroes locales: “Existen personas que están haciendo que nuestros países sean bellos, que la cultura persevere”
Hace muchos años ya, que Greta Rico busca que una fotografía trascienda la mera imagen. Con una obra multipremiada que se caracteriza por su sensibilidad y dominio técnico, su foco está puesto en temas como los derechos humanos y de género, donde a través de un proceso de constante aprendizaje, busca transformar sus proyectos documentales en proyectos educativos: nunca queda satisfecha con el simple hecho de que tan solo se expongan sus fotografías.
Para la documentalista, `Héroes locales, Vidas de Latinoamérica´ es un concepto que la acerca un poco más a su propósito. Para capturar las imágenes (todas con una cámara de la Serie Xiaomi 14T), Greta recorrió Chile, México, Perú, Colombia, Guatemala y Argentina: “En los tiempos modernos en los que vivimos a veces se nos olvida que los héroes locales están en todos lados y que no necesariamente tienen que ser personas que tienen millones de dólares”, asegura Greta con una sonrisa.
“Estamos rodeados de personas increíbles que tienen muchas historias que contar, pero que sobre todo aportan de manera significativa a las comunidades a las que pertenecemos, y siento que a veces se nos olvida eso: mirar lo sencillo, mirar lo cotidiano. Esto último es lo que más me gustó de retratarlos: son como cualquiera de nosotros, hacen lo que hacen, tienen una familia, amigos, una comunidad que los ayuda. Encontrar y hablar de los héroes locales es un recordatorio de que lo significativo está enfrente de ti y de que a nivel regional en Latinoamérica sí existen personas que están haciendo que nuestros países sean bellos, que la cultura persevere”.
Héroes locales argentinos: Una maestra, un barista, una modista, un pizzero y bailarines
Greta define su parada por la Argentina como breve, pero de las más bonitas. Durante su estadía, la fotógrafa recorrió distintos espacios para conocer las historias y la esencia de las personas en su ámbito de trabajo. Oficios y profesiones que continúan siendo parte fundamental del entretejido social, ayudando a mantener viva la cultura Argentina.
“Al iniciar la mañana conocí a Micaela Villanueva, una maestra de quien aprendí mucho sobre su amor por la enseñanza y su enorme vocación para sacar lo mejor de las personas desde la educación. En el emblemático Café Tortoni, compartí un momento con Diego Penayo y su pasión por el servicio, los detalles y la excelencia del café. Me encantó mirarlo en su ambiente, interactuando con las personas y disfrutando hacerlos felices con su trabajo”.
“Pasé una tarde con Rocío Romero, una modista que con sus creaciones y sus arreglos logra embellecer y recuperar prendas preciadas que las personas atesoran con el corazón. Por la tarde visité otro lugar emblemático, la Pizzeria Guerrín y conocí a uno de los maestros pizzeros más dedicados, Marcelo Hernández, quién me invitó a cruzar del otro lado del mostrador y capturar los detalles del arte de elaborar una de las mejores pizzas de Buenos Aires, uno de los oficios más característicos de la ciudad”.
“Para cerrar el día me uní a unas clases de tango con Fernando Chacón y María José Sánchez quienes día a día se dedican a preservar la cultura de este hermoso baile e invitar a que esta tradición perdure y se conozca en las nuevas generaciones”, cuenta Greta.
“Fue una experiencia muy linda, sobre todo lo que más me llevo de todos ellos es que fueron muy amables, me contaron muchísimo sobre sus profesiones y fue increíble compartir con ellos la pasión por lo que hacen y el amor que tienen por cada uno de sus trabajos. Yo lo escuchaba en sus relatos y me pareció un gran reto, una gran responsabilidad poder transmitirlo a través de sus retratos, y afortunadamente quedaron muy contentos y la verdad que yo también”, revela con una sonrisa.
“Al recorrer varios países de Latinoamérica y retratar a los héroes locales, creo que lo más rico que ha tenido esta campaña ha sido mostrar la diversidad de culturas y de personas que habitan nuestra región. En estos tiempos globalizados creo que es muy importante: resaltar la diversidad en el color, la vibra, la vida y la pasión por todo lo que hacemos en Latinoamérica”, asegura Greta.
“Cerrar la gira en Argentina fue muy emblemático para mí, porque encontré mucha pasión, entrega a lo que se hace. Este trayecto que hice, donde atravesé de norte a sur me dejó claro eso: que tenemos culturas diversas, que hay personas de todos los tipos y que eso mismo es lo que nos enriquece a los que habitamos esta tierra”.
“No debo dejar de impresionarme por lo cotidiano”
Greta Rico se siente muy afortunada por haber formado parte de la aventura `Héroes locales, Vidas de Latinoamérica´. Su deseo es seguir y llegar a los rincones que aún le faltan recorrer. Cada destino que visitó, cada persona que conoció, significó para ella una fuente de enseñanza continua.
Como esa niña que amaba experimentar con los cinco sentidos y vivir lo cotidiano con intensidad, esta experiencia fue para la documentalista una invitación a volver al contacto íntimo y real; una invitación que espera, a través de su arte, poder extender al mundo.
En un presente bombardeado por imágenes pasajeras donde se celebra el lujo y el éxito se asocia a las posesiones materiales, para Greta es tiempo de conectar con nuestra comunidad, destacar a los héroes locales, y enaltecer a quien abraza sus raíces y pone verdadera pasión en su camino de vida.
“En mis talleres siempre insisto que una imagen por sí sola no sirve, por ello invito mucho a las personas de la comunidad donde se exponen las muestras a dialogar”, reflexiona. “Paralelo a las muestras hacemos paneles, damos talleres e invitamos a charlar con las personas que aparecen en las fotos. Yo no soy la protagonista”.
“De cada persona hay mucho que aprender. En mi caso, en Chile aprendí de astronomía, en Perú sobre gastronomía, en Colombia sobre los ritmos y la música, en Guatemala sobre la disciplina en relación a la gimnasia, en México sobre las corrientes artísticas y en Argentina sobre profesiones y oficios”, continúa Greta.
“Pero lo que más me llevo de este recorrido es hacerme un recordatorio a mí misma como fotógrafa y como profesional de lo que hago, de que no debo dejar de impresionarme por lo cotidiano”.
“Las cosas que suceden en lo cotidiano son muy significativas y le dan un valor muy importante a nuestra vida, a lo que somos. Eso es algo que en mi práctica empujo de manera constante: que no me deje de impresionar, que no me deje de causar admiración, que no deje de tener curiosidad por las cosas que hacen las personas `comunes´, los `héroes anónimos´. Que no deje genuinamente de interesarme por lo que tienen para aportar, lo que tienen que decir. Y honrar el tiempo que me dedican y lo que me cuentan para yo poder ser un puente entre ellos y las personas que miran mis fotografías”, concluye.
En un mundo lleno de influencers, selfies, inteligencia artificial y lujos impostados, una fotografía real y cotidiana puede aparecer en el feed de nuestro dispositivo móvil, generar en nosotros alguna emoción, y luego quedar en el olvido.
Una y otra vez sucede que el bombardeo de imágenes -constante e infinito- enmudece y debilita aquello que merece nuestra atención. Eventos falsos creados artificialmente se entremezclan con realidades pasadas y presentes, lo que provoca el desdibujamiento de la línea que divide la realidad de la ficción, un suceso que puede tener graves consecuencias: la pérdida de conocimiento verdadero, la pérdida de criterio, y la ficcionalización de la realidad, algo que provoca la pérdida de empatía, ese rasgo que nos invita a sentir, comprender e involucrarnos con realidades diferentes a las nuestras y por ese camino alimentar la tolerancia, el respeto a pesar de las diferencias y transformarnos como sociedad.
Y mientras sucesos que pueden ser graves se desdibujan o ficcionalizan, dentro del mar de imágenes que hoy celebran los grandes viajes exóticos y el éxito material, algo más acontece: se homogeneiza la cultura y se pierde el valor de lo cotidiano, que pasa desapercibido.
A pesar del contexto, Greta Rico, la aclamada fotógrafa documentalista, periodista y educadora mexicana enfocada en problemáticas sociales, sigue apostando a las muestras documentales de fotografía en espacios físicos, con encuentros cara a cara, donde la experiencia es íntima, y donde invita a involucrarse y despertar los sentidos.
Greta es consciente de que en la realidad actual no es fácil, de hecho, sostiene que la foto en sí, la simple imagen, no genera un impacto significativo en la sociedad. Para la fotógrafa, una imagen no cobra ningún valor si la misma no es utilizada como puente para detonar otro tipo de debates y diálogos.
`Héroes locales, Vidas de Latinoamérica´, su última muestra fotográfica en colaboración con Leica, es una invitación a volver a conectarnos con lo cotidiano, reconocer nuestras riquezas culturales y a recordarnos que lo verdaderamente significativo está frente a nosotros.
Juegos, libertad y el propósito de conectar con las personas: “Comprender qué es lo que hace a sus historias tan valiosas”
Greta Rico es `una niña de la ciudad´, que se atreve a decir que tuvo una infancia muy feliz. La felicidad, para ella, es un cuadro que se pinta con muchos juegos y libertad. Creció en la Ciudad de México y, junto a sus compañeros de aventuras, anduvo mucho por las calles sin demasiadas preocupaciones, tal vez -dice- porque eran otros tiempos. A ella le gustaba experimentar cada día con el asombro propio de una infancia abierta a lo sensorial, y por aquel camino, vivir lo cotidiano con intensidad: ensuciarse con barro, correr, saltar, subirse a todo lo que fuera escalable e involucrarse en incontables travesuras.
La adolescencia intensificó sus amistades, pero también su unión con la extensa familia. Pasaba veranos enteros con primos y primas, recuerdos que permanecen imborrables hasta el día de hoy, al igual que sus tiempos con amigas que aún conserva.
Entre presentes que forjaron identidad y paisajes de un mundo ordinario vibrante, desde pequeña, a Greta le gustó observar el día a día que la rodea. Por ello, tal vez, se recuerda acompañada de una cámara fotográfica casi desde siempre, aficionada a captar momentos especiales para su mirada, ya fuera en un viaje, en los paseos de fin de semana, o en la simple compañía de sus amistades. Pero fue con el tiempo y la llegada de la madurez, que su ojo observador dejó caer muchos velos para transformar su visión y buscar a través de ella un propósito.
“Cuando empecé a mirar a la fotografía con seriedad, mi principal motivación fue poder contar historias”, asegura Greta hoy. “Desde el principio tuve en claro que quería hacer fotografía documental y contar historias profundas que me permitieran conocer a las personas, pasar tiempo con ellas, mirar a su entorno y con ello comprender qué es lo que hace a sus historias tan valiosas”.
Héroes locales: “Existen personas que están haciendo que nuestros países sean bellos, que la cultura persevere”
Hace muchos años ya, que Greta Rico busca que una fotografía trascienda la mera imagen. Con una obra multipremiada que se caracteriza por su sensibilidad y dominio técnico, su foco está puesto en temas como los derechos humanos y de género, donde a través de un proceso de constante aprendizaje, busca transformar sus proyectos documentales en proyectos educativos: nunca queda satisfecha con el simple hecho de que tan solo se expongan sus fotografías.
Para la documentalista, `Héroes locales, Vidas de Latinoamérica´ es un concepto que la acerca un poco más a su propósito. Para capturar las imágenes (todas con una cámara de la Serie Xiaomi 14T), Greta recorrió Chile, México, Perú, Colombia, Guatemala y Argentina: “En los tiempos modernos en los que vivimos a veces se nos olvida que los héroes locales están en todos lados y que no necesariamente tienen que ser personas que tienen millones de dólares”, asegura Greta con una sonrisa.
“Estamos rodeados de personas increíbles que tienen muchas historias que contar, pero que sobre todo aportan de manera significativa a las comunidades a las que pertenecemos, y siento que a veces se nos olvida eso: mirar lo sencillo, mirar lo cotidiano. Esto último es lo que más me gustó de retratarlos: son como cualquiera de nosotros, hacen lo que hacen, tienen una familia, amigos, una comunidad que los ayuda. Encontrar y hablar de los héroes locales es un recordatorio de que lo significativo está enfrente de ti y de que a nivel regional en Latinoamérica sí existen personas que están haciendo que nuestros países sean bellos, que la cultura persevere”.
Héroes locales argentinos: Una maestra, un barista, una modista, un pizzero y bailarines
Greta define su parada por la Argentina como breve, pero de las más bonitas. Durante su estadía, la fotógrafa recorrió distintos espacios para conocer las historias y la esencia de las personas en su ámbito de trabajo. Oficios y profesiones que continúan siendo parte fundamental del entretejido social, ayudando a mantener viva la cultura Argentina.
“Al iniciar la mañana conocí a Micaela Villanueva, una maestra de quien aprendí mucho sobre su amor por la enseñanza y su enorme vocación para sacar lo mejor de las personas desde la educación. En el emblemático Café Tortoni, compartí un momento con Diego Penayo y su pasión por el servicio, los detalles y la excelencia del café. Me encantó mirarlo en su ambiente, interactuando con las personas y disfrutando hacerlos felices con su trabajo”.
“Pasé una tarde con Rocío Romero, una modista que con sus creaciones y sus arreglos logra embellecer y recuperar prendas preciadas que las personas atesoran con el corazón. Por la tarde visité otro lugar emblemático, la Pizzeria Guerrín y conocí a uno de los maestros pizzeros más dedicados, Marcelo Hernández, quién me invitó a cruzar del otro lado del mostrador y capturar los detalles del arte de elaborar una de las mejores pizzas de Buenos Aires, uno de los oficios más característicos de la ciudad”.
“Para cerrar el día me uní a unas clases de tango con Fernando Chacón y María José Sánchez quienes día a día se dedican a preservar la cultura de este hermoso baile e invitar a que esta tradición perdure y se conozca en las nuevas generaciones”, cuenta Greta.
“Fue una experiencia muy linda, sobre todo lo que más me llevo de todos ellos es que fueron muy amables, me contaron muchísimo sobre sus profesiones y fue increíble compartir con ellos la pasión por lo que hacen y el amor que tienen por cada uno de sus trabajos. Yo lo escuchaba en sus relatos y me pareció un gran reto, una gran responsabilidad poder transmitirlo a través de sus retratos, y afortunadamente quedaron muy contentos y la verdad que yo también”, revela con una sonrisa.
“Al recorrer varios países de Latinoamérica y retratar a los héroes locales, creo que lo más rico que ha tenido esta campaña ha sido mostrar la diversidad de culturas y de personas que habitan nuestra región. En estos tiempos globalizados creo que es muy importante: resaltar la diversidad en el color, la vibra, la vida y la pasión por todo lo que hacemos en Latinoamérica”, asegura Greta.
“Cerrar la gira en Argentina fue muy emblemático para mí, porque encontré mucha pasión, entrega a lo que se hace. Este trayecto que hice, donde atravesé de norte a sur me dejó claro eso: que tenemos culturas diversas, que hay personas de todos los tipos y que eso mismo es lo que nos enriquece a los que habitamos esta tierra”.
“No debo dejar de impresionarme por lo cotidiano”
Greta Rico se siente muy afortunada por haber formado parte de la aventura `Héroes locales, Vidas de Latinoamérica´. Su deseo es seguir y llegar a los rincones que aún le faltan recorrer. Cada destino que visitó, cada persona que conoció, significó para ella una fuente de enseñanza continua.
Como esa niña que amaba experimentar con los cinco sentidos y vivir lo cotidiano con intensidad, esta experiencia fue para la documentalista una invitación a volver al contacto íntimo y real; una invitación que espera, a través de su arte, poder extender al mundo.
En un presente bombardeado por imágenes pasajeras donde se celebra el lujo y el éxito se asocia a las posesiones materiales, para Greta es tiempo de conectar con nuestra comunidad, destacar a los héroes locales, y enaltecer a quien abraza sus raíces y pone verdadera pasión en su camino de vida.
“En mis talleres siempre insisto que una imagen por sí sola no sirve, por ello invito mucho a las personas de la comunidad donde se exponen las muestras a dialogar”, reflexiona. “Paralelo a las muestras hacemos paneles, damos talleres e invitamos a charlar con las personas que aparecen en las fotos. Yo no soy la protagonista”.
“De cada persona hay mucho que aprender. En mi caso, en Chile aprendí de astronomía, en Perú sobre gastronomía, en Colombia sobre los ritmos y la música, en Guatemala sobre la disciplina en relación a la gimnasia, en México sobre las corrientes artísticas y en Argentina sobre profesiones y oficios”, continúa Greta.
“Pero lo que más me llevo de este recorrido es hacerme un recordatorio a mí misma como fotógrafa y como profesional de lo que hago, de que no debo dejar de impresionarme por lo cotidiano”.
“Las cosas que suceden en lo cotidiano son muy significativas y le dan un valor muy importante a nuestra vida, a lo que somos. Eso es algo que en mi práctica empujo de manera constante: que no me deje de impresionar, que no me deje de causar admiración, que no deje de tener curiosidad por las cosas que hacen las personas `comunes´, los `héroes anónimos´. Que no deje genuinamente de interesarme por lo que tienen para aportar, lo que tienen que decir. Y honrar el tiempo que me dedican y lo que me cuentan para yo poder ser un puente entre ellos y las personas que miran mis fotografías”, concluye.
Recorrió Latinoamérica para retratar héroes locales: “Se nos olvida que están en todos lados y que no necesariamente tienen que ser personas que tienen millones de dólares” Read More