Argentina-Brasil y otro reto para el campeón del mundo: saldar un pagaré de 20 años

Contra Brasil no estará Lionel Messi y eso ya es insalvable. Pero jugará el The Best 2024, Vinícius; y Raphinha, el jugador más determinante esta temporada en Barcelona, y Rodrygo, una pieza intocable del Real Madrid de Carlo Ancelotti. Una inusual oportunidad para, al menos, disfrutar un goteo de la élite. Lo hará posible el calendario de las eliminatorias, porque si depende de las gestiones de la AFA, el público argentino sólo vio a los campeones del mundo en amistosos irrelevantes con Panamá y Curazao. Si no fuese por la agenda clasificatoria rumbo al Mundial 2026, la Argentina prácticamente no se presentaría en su país. Y afuera, los amistosos jamás son con adversarios de jerarquía, y sí ante Guatemala, Costa Rica, El Salvador, Indonesia, Australia… y más atrás ante Emiratos Árabes Unidos, Jamaica, Honduras, Estonia…

Brasil siempre encerrará un significado especial. Esta noche, desde las 21, se presentará una ocasión ideal para subrayar la superioridad que la Argentina recuperó en el mano a mano y para completar un casillero que el ciclo de Lionel Scaloni tiene pendiente. ¿Cuál? Nunca le ganó al Scratch en casa (0-0 en San Juan 2021)… Claro que aquel fue el único cruce en territorio nacional. En el siglo XXI ya se midieron en 27 oportunidades, pero apenas siete duelos se vivieron en el país. Por esa descripción, esta noche toma otro fulgor, otra electricidad: serán los campeones del mundo contra Brasil, en Buenos Aires, por primera vez en la era dorada. Y entre la liturgia del duelo –y el indeseable fantasma del racismo– flotará un premio extra: asegurar el ticket a la Copa del Mundo con cuatro fechas de antelación. Y ante Brasil, un adversario que hoy invita a las mejores sensaciones, pero hasta hace un par de años era el verdugo implacable.

Luego del recordadísimo gol de Claudio Caniggia en el Mundial de Italia, el superclásico comenzaría a atravesar un vuelco atroz desde mediados de los ‘90, con sabor cada vez más amargo para nuestra selección. En las tres ocasiones que definirían un título a final única (2004, 2005 y 2007), ganaría Brasil. El Scratch eliminó a la Argentina en los cuartos de final de las Copas América 1995, 1999… Todas las ediciones del Superclásico de América (2011, 2012 y 2014) se lo llevaron los vecinos… Por entonces, los ejemplos se apilaban.

En la ruta eliminatoria, Brasil fue el primero en ganar como visitante (2009, Rosario) y cada vez que la Argentina viajaba… nunca ganaba: 1-3, San Pablo 2000; 1-3, Belo Horizonte 2004; 0-0, Belo Horizonte 2008, y 0-3, Belo Horizonte 2016.

Durante esas décadas del apagón, el único triunfo trascendente ocurrió el 8 de junio de 2005: un 3 a 1 que le aseguró a la selección de José Pekerman la clasificación para la Copa de Alemania. Fue la última victoria que se celebró en el país, con resonancia popular, más allá de que una formación local, con dos tantos de Ignacio Scocco, en 2012, en la Bombonera, derrotaría 2-1 a una Canarinha también alternativa. Hace 20 años que la Argentina no se regala una alegría contra el rival de siempre ante su público por los puntos.

Es que las victorias criollas llegaron a volverse muy aisladas. Demasiado esporádicas y en amistosos. Un 4-3 en Nueva Jersey, en 2012, con un colosal Messi que marcó por triplicado, pero el éxito perdió cotización ante un Sub 23 brasileño que se preparaba para los Juegos Olímpicos de Londres. En 2010, en la exótica Doha quedó el registro de otro triunfo, por 1-0, con un nuevo gol de Messi, y en 2017, una victoria inmerecida por 1-0, en Melbourne, en el estreno del ciclo de Sampaoli. Victorias salpicadas y casi sin rentabilidad, nunca por los puntos. Brasil se había convertido en una bestia amarilla. Y el historial fue un espejo: registró el vuelco.

#SelecciónMayor ¡Allá vamos! 🤜🏼🤛🏼 pic.twitter.com/cpVXfHjg79

— 🇦🇷 Selección Argentina ⭐⭐⭐ (@Argentina) March 24, 2025

El embrujo del Scratch parecía que no se iba a detener. Incluso, la inercia se mantuvo en el comienzo del ciclo Scaloni, que cayó en los dos primeros cruces, 1-0 en un amistoso en Arabia Saudita, y 2-0 en la polémica semifinal de la Copa América 2019. Justo en el torneo que representaría un punto de inflexión para el proyecto, que comenzaría a amalgamar al grupo que desembarcaría en Qatar, también resultó un punto límite en el superclásico: desde entonces no perdió más la Argentina, y ya van cuatro duelos (y otro que sólo se disputó hasta el minuto 5, en San Pablo 2021, por la invasión de representantes sanitarios locales a raíz de supuestas violaciones a los protocolos en el contexto de la pandemia de coronavirus).

Pero además, y principalmente, esta ventana favorable registra dos de las victorias albicelestes más resonantes y, a la vez, más traumáticas para Brasil: dos nuevos Maracanazos. La final de la Copa América 2021, con gol de Ángel Di María para cortar los frustrantes 28 años de sequía –Brasil jamás había tropezado en partidos decisivos como local– y la victoria por las eliminatorias a finales de 2023, con gol de Nicolás Otamendi, para arrebatarle el invicto como local en la ruta a un Mundial.

El historial es muy debatido, cada Asociación tiene el suyo y hasta la FIFA registra otro. LA NACION siempre contabilizó el mismo, y así como la Argentina estuvo abajo, hoy marca que tras 111 enfrentamientos lo lidera con 43 éxitos contra 42 de Brasil y 26 empates. Lo que no tiene discusión es que la selección suma 20 años sin ganar el clásico como local por las eliminatorias. El Monumental, con 85 mil almas, le propondrá a la era Scaloni una cita inédita. El ciclo que arrancó a contramano, que desoyó la lógica, quemó manuales y torció tendencias, esta noche va por otra huella.

Contra Brasil no estará Lionel Messi y eso ya es insalvable. Pero jugará el The Best 2024, Vinícius; y Raphinha, el jugador más determinante esta temporada en Barcelona, y Rodrygo, una pieza intocable del Real Madrid de Carlo Ancelotti. Una inusual oportunidad para, al menos, disfrutar un goteo de la élite. Lo hará posible el calendario de las eliminatorias, porque si depende de las gestiones de la AFA, el público argentino sólo vio a los campeones del mundo en amistosos irrelevantes con Panamá y Curazao. Si no fuese por la agenda clasificatoria rumbo al Mundial 2026, la Argentina prácticamente no se presentaría en su país. Y afuera, los amistosos jamás son con adversarios de jerarquía, y sí ante Guatemala, Costa Rica, El Salvador, Indonesia, Australia… y más atrás ante Emiratos Árabes Unidos, Jamaica, Honduras, Estonia…

Brasil siempre encerrará un significado especial. Esta noche, desde las 21, se presentará una ocasión ideal para subrayar la superioridad que la Argentina recuperó en el mano a mano y para completar un casillero que el ciclo de Lionel Scaloni tiene pendiente. ¿Cuál? Nunca le ganó al Scratch en casa (0-0 en San Juan 2021)… Claro que aquel fue el único cruce en territorio nacional. En el siglo XXI ya se midieron en 27 oportunidades, pero apenas siete duelos se vivieron en el país. Por esa descripción, esta noche toma otro fulgor, otra electricidad: serán los campeones del mundo contra Brasil, en Buenos Aires, por primera vez en la era dorada. Y entre la liturgia del duelo –y el indeseable fantasma del racismo– flotará un premio extra: asegurar el ticket a la Copa del Mundo con cuatro fechas de antelación. Y ante Brasil, un adversario que hoy invita a las mejores sensaciones, pero hasta hace un par de años era el verdugo implacable.

Luego del recordadísimo gol de Claudio Caniggia en el Mundial de Italia, el superclásico comenzaría a atravesar un vuelco atroz desde mediados de los ‘90, con sabor cada vez más amargo para nuestra selección. En las tres ocasiones que definirían un título a final única (2004, 2005 y 2007), ganaría Brasil. El Scratch eliminó a la Argentina en los cuartos de final de las Copas América 1995, 1999… Todas las ediciones del Superclásico de América (2011, 2012 y 2014) se lo llevaron los vecinos… Por entonces, los ejemplos se apilaban.

En la ruta eliminatoria, Brasil fue el primero en ganar como visitante (2009, Rosario) y cada vez que la Argentina viajaba… nunca ganaba: 1-3, San Pablo 2000; 1-3, Belo Horizonte 2004; 0-0, Belo Horizonte 2008, y 0-3, Belo Horizonte 2016.

Durante esas décadas del apagón, el único triunfo trascendente ocurrió el 8 de junio de 2005: un 3 a 1 que le aseguró a la selección de José Pekerman la clasificación para la Copa de Alemania. Fue la última victoria que se celebró en el país, con resonancia popular, más allá de que una formación local, con dos tantos de Ignacio Scocco, en 2012, en la Bombonera, derrotaría 2-1 a una Canarinha también alternativa. Hace 20 años que la Argentina no se regala una alegría contra el rival de siempre ante su público por los puntos.

Es que las victorias criollas llegaron a volverse muy aisladas. Demasiado esporádicas y en amistosos. Un 4-3 en Nueva Jersey, en 2012, con un colosal Messi que marcó por triplicado, pero el éxito perdió cotización ante un Sub 23 brasileño que se preparaba para los Juegos Olímpicos de Londres. En 2010, en la exótica Doha quedó el registro de otro triunfo, por 1-0, con un nuevo gol de Messi, y en 2017, una victoria inmerecida por 1-0, en Melbourne, en el estreno del ciclo de Sampaoli. Victorias salpicadas y casi sin rentabilidad, nunca por los puntos. Brasil se había convertido en una bestia amarilla. Y el historial fue un espejo: registró el vuelco.

#SelecciónMayor ¡Allá vamos! 🤜🏼🤛🏼 pic.twitter.com/cpVXfHjg79

— 🇦🇷 Selección Argentina ⭐⭐⭐ (@Argentina) March 24, 2025

El embrujo del Scratch parecía que no se iba a detener. Incluso, la inercia se mantuvo en el comienzo del ciclo Scaloni, que cayó en los dos primeros cruces, 1-0 en un amistoso en Arabia Saudita, y 2-0 en la polémica semifinal de la Copa América 2019. Justo en el torneo que representaría un punto de inflexión para el proyecto, que comenzaría a amalgamar al grupo que desembarcaría en Qatar, también resultó un punto límite en el superclásico: desde entonces no perdió más la Argentina, y ya van cuatro duelos (y otro que sólo se disputó hasta el minuto 5, en San Pablo 2021, por la invasión de representantes sanitarios locales a raíz de supuestas violaciones a los protocolos en el contexto de la pandemia de coronavirus).

Pero además, y principalmente, esta ventana favorable registra dos de las victorias albicelestes más resonantes y, a la vez, más traumáticas para Brasil: dos nuevos Maracanazos. La final de la Copa América 2021, con gol de Ángel Di María para cortar los frustrantes 28 años de sequía –Brasil jamás había tropezado en partidos decisivos como local– y la victoria por las eliminatorias a finales de 2023, con gol de Nicolás Otamendi, para arrebatarle el invicto como local en la ruta a un Mundial.

El historial es muy debatido, cada Asociación tiene el suyo y hasta la FIFA registra otro. LA NACION siempre contabilizó el mismo, y así como la Argentina estuvo abajo, hoy marca que tras 111 enfrentamientos lo lidera con 43 éxitos contra 42 de Brasil y 26 empates. Lo que no tiene discusión es que la selección suma 20 años sin ganar el clásico como local por las eliminatorias. El Monumental, con 85 mil almas, le propondrá a la era Scaloni una cita inédita. El ciclo que arrancó a contramano, que desoyó la lógica, quemó manuales y torció tendencias, esta noche va por otra huella.

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