Más allá de los cambios, el peso de Chicago en la plaza sojera sigue siendo crucial

Hace casi 30 años acuñamos una frase que pretendía resaltar la importancia de la producción estadounidense en los precios internacionales de la soja: “Chicago queda en EE.UU.” Y ello fue una realidad incontrastable durante casi todo ese tiempo. Las reservas de la oleaginosa en los EE.UU., al final de cada ciclo comercial, definían escenarios de precios. Esa frase, hoy, ¿sigue siendo una frase válida? Hace un par de años venimos relativizando su vigencia como consecuencia de una realidad: “Brasil es una pesadilla”. Esta última frase se refiere al tremendo crecimiento de la producción de soja en nuestra vecina nación. Es importante destacar que en la plaza sojera los actores del lado de la oferta somos tres: Brasil, Estados Unidos y la Argentina. El cuarto en el ránking mundial es Paraguay (que vende casi la totalidad de su cosecha a la industria aceitera radicada en el complejo Rosario).

Inundaciones: productores de 9 de julio reclamaron soluciones urgentes por el mal estado de los caminos y el drenaje del agua

Hace 20 años que nuestra producción no varía sustancialmente. Mientras Estados Unidos pasó de 85 MM/TT a 120 MM/TT anuales y Brasil pasó de 55 MM/TT a 170 MM/TT por ciclo y pronostican 280 MM/TT para 2050. Hoy, la producción sudamericana de soja duplica a la de los EE.UU. Sin duda alguna, la performance de Brasil es impresionante. Pero esta realidad (también incontrastable) genera opiniones que no comparto. La plaza sojera, dicen muchos, ya no debiera utilizar a Chicago como referencia. Aducen que, teniendo en cuenta la magnitud de la producción sudamericana del lado de la oferta y la excluyente importancia de China al considerar la demanda, las plazas de referencia debieran ser la Bolsa de San Pablo o la Bolsa de Dalian. No comparto. Los mercados de futuros necesitan volumen y liquidez para justificarse y ello es lo que aportan los que operan con fines especulativos.

En los mercados de futuros operan los productores, los comerciales y los especuladores. Y son estos últimos los que le dan volumen y liquidez. Vaya un ejemplo: Chicago opera 20 veces por año la producción mundial de maíz. Y ello se debe al accionar de los fondos especulativos de inversión. Con un “pequeño” detalle. Dichos actores demandan confianza para operar en una plaza. No veo factible que los mismos privilegien Brasil o China por sobre EE.UU. En mi opinión, Chicago continuará siendo la plaza de referencia para cereales y oleaginosos, aunque en la ponderación de datos que afecten su evolución los stocks en EE.UU. de soja pierdan la importancia relativa y casi excluyente de hace algunos años atrás.

Hay dos cuestiones “adicionales” para mejorar la lectura de los mercados. Una sería la frase “el mercado suma cero”. Se aplica, por ejemplo, al actual momento. Si México le responde a EE.UU. con aranceles a su maíz en esta nueva suerte de “guerra comercial”, está por verse si la Argentina se vería beneficiada de tal circunstancia. Pues lo que EE.UU. no pueda venderles a sus vecinos lo colocará, seguramente, en países que se aprovisionan en la Argentina.

La otra cuestión importante de ponderar es que somos nosotros, la Argentina, los matemáticamente imbatibles en la plaza sojera internacional. Ninguno de nuestros competidores puede vender su soja a US$/t 260 billete. El productor argentino está compitiendo con una carga del 26% directo vía Derechos de Exportación. Un tema que, por importancia, merece un tratamiento más extenso que el de la columna de hoy.

Hace casi 30 años acuñamos una frase que pretendía resaltar la importancia de la producción estadounidense en los precios internacionales de la soja: “Chicago queda en EE.UU.” Y ello fue una realidad incontrastable durante casi todo ese tiempo. Las reservas de la oleaginosa en los EE.UU., al final de cada ciclo comercial, definían escenarios de precios. Esa frase, hoy, ¿sigue siendo una frase válida? Hace un par de años venimos relativizando su vigencia como consecuencia de una realidad: “Brasil es una pesadilla”. Esta última frase se refiere al tremendo crecimiento de la producción de soja en nuestra vecina nación. Es importante destacar que en la plaza sojera los actores del lado de la oferta somos tres: Brasil, Estados Unidos y la Argentina. El cuarto en el ránking mundial es Paraguay (que vende casi la totalidad de su cosecha a la industria aceitera radicada en el complejo Rosario).

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Hace 20 años que nuestra producción no varía sustancialmente. Mientras Estados Unidos pasó de 85 MM/TT a 120 MM/TT anuales y Brasil pasó de 55 MM/TT a 170 MM/TT por ciclo y pronostican 280 MM/TT para 2050. Hoy, la producción sudamericana de soja duplica a la de los EE.UU. Sin duda alguna, la performance de Brasil es impresionante. Pero esta realidad (también incontrastable) genera opiniones que no comparto. La plaza sojera, dicen muchos, ya no debiera utilizar a Chicago como referencia. Aducen que, teniendo en cuenta la magnitud de la producción sudamericana del lado de la oferta y la excluyente importancia de China al considerar la demanda, las plazas de referencia debieran ser la Bolsa de San Pablo o la Bolsa de Dalian. No comparto. Los mercados de futuros necesitan volumen y liquidez para justificarse y ello es lo que aportan los que operan con fines especulativos.

En los mercados de futuros operan los productores, los comerciales y los especuladores. Y son estos últimos los que le dan volumen y liquidez. Vaya un ejemplo: Chicago opera 20 veces por año la producción mundial de maíz. Y ello se debe al accionar de los fondos especulativos de inversión. Con un “pequeño” detalle. Dichos actores demandan confianza para operar en una plaza. No veo factible que los mismos privilegien Brasil o China por sobre EE.UU. En mi opinión, Chicago continuará siendo la plaza de referencia para cereales y oleaginosos, aunque en la ponderación de datos que afecten su evolución los stocks en EE.UU. de soja pierdan la importancia relativa y casi excluyente de hace algunos años atrás.

Hay dos cuestiones “adicionales” para mejorar la lectura de los mercados. Una sería la frase “el mercado suma cero”. Se aplica, por ejemplo, al actual momento. Si México le responde a EE.UU. con aranceles a su maíz en esta nueva suerte de “guerra comercial”, está por verse si la Argentina se vería beneficiada de tal circunstancia. Pues lo que EE.UU. no pueda venderles a sus vecinos lo colocará, seguramente, en países que se aprovisionan en la Argentina.

La otra cuestión importante de ponderar es que somos nosotros, la Argentina, los matemáticamente imbatibles en la plaza sojera internacional. Ninguno de nuestros competidores puede vender su soja a US$/t 260 billete. El productor argentino está compitiendo con una carga del 26% directo vía Derechos de Exportación. Un tema que, por importancia, merece un tratamiento más extenso que el de la columna de hoy.

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