El movimiento de pilotos que ensayó Red Bull Racing al reemplazar con Yuki Tsunoda a Liam Lawson, apenas dos grandes premios después del inicio del calendario 2025, agitó al paddock de la Fórmula 1. En la madrugada del domingo, el nipón tendrá su bautismo como compañero de garaje de Max Verstappen y también afrontará el primer reto en una escudería que un puñado de meses atrás le cerró las puertas y respaldó al neozelandés para componer la alineación junto al tetracampeón neerlandés.
El Gran Premio de Japón será la cita para iniciar un ciclo que se reflotó por los flojos resultados de Lawson en un auto que se convirtió en un elemento indócil para manejar hasta para MadMax, pero Tsunoda no escondió su satisfacción por el nombramiento, apuntó a dominar el modelo RB21 y se ilusionó con un podio.
“Ascender a Red Bull es una oportunidad increíble. No hay muchos momentos en la vida en los que te enfrentes a este tipo de presión extrema y a una oportunidad tan grande, así que solo puedo imaginar que va a ser una carrera increíblemente emocionante”, deslizó Tsunoda, que parece animar un cuento. Designado piloto de reserva por la escuadra de Milton Keynes y titular en Racing Bulls, el nipón, de 24 años, reveló la sensación que lo envolvió cuando visitó la factoría para la prueba de la butaca.
“¿Para qué hago esto si de todas formas no voy a correr?”, fue el pensamiento que lo invadió, mientras observaba cómo los líderes de RBR –Christian Horner y Helmut Marko- apoyaban el estilo salvaje que exhibía Lawson, un producto del equipo Junior de Red Bull por sobre la experiencia de cuatro temporadas que arrastraba el nacido en Sagamihara. El rompimiento de la sociedad que componen RBR con Honda, a partir de 2026, un factor que sumó en contra para la elección del japonés, que ahora descubre una chance mágica y desafiante.
Red Bull no ofrece en la actualidad el mejor auto de la grilla y la problemática viene de arrastre. El mexicano Sergio Checo Pérez sufrió el auto a partir del quinto episodio del calendario de 2023 y el año pasado sus desempeños fueron calamitosos, en comparación de Verstappen. Una brecha de 285 puntos entre el neerlandés, que se consagró campeón, y el tapatío, que finalizó octavo en el Mundial de Pilotos, representaron el abismo que empujó la salida del latinoamericano de la segunda butaca del equipo.
Las quejas de Pérez contrastaron con los éxitos de MadMax y en Milton Keynes optaron por desentenderse de la problemática que explotó a mediados del calendario pasado: nueve fechas sin triunfos, el resultado de aquel aviso que no tuvo respuesta. “El auto fue complicado de manejar, estuvimos siempre un paso detrás de Max y hay que encontrar la razón”, observó Checo Pérez, tras el Gran Premio de España 2023.
No son pocos los que sentencian que Red Bull ingresó en un peligroso laberinto, entre diseñar un auto a la medida del estilo de conducción de Verstappen, aunque no resulta lo suficientemente bueno para doblegar a McLaren y en ocasiones a Ferrari y a Mercedes. Esa será una prueba para Tsunoda, que deberá espantar los fantasmas que acosaron a Checo Pérez y a Lawson.
“Mi prioridad es entender primero el auto, cómo se comporta en comparación con el Racing Bulls. Si puedo disfrutar conduciéndolo de forma natural mientras me familiarizó con él en el primer entrenamiento, entonces los resultados llegarán. Pasé unos días en el simulador y a partir de esa experiencia no me pareció que el coche fuera tan difícil de manejar. El tren delantero es muy sensible, pero en el simulador no me dio la sensación de inmanejable. Mi forma de configurar el auto es probablemente diferente a la de Max y quiero desarrollar mi propia puesta a punto”, expuso Tsunoda, que se esperanza en convertirse en el Gran Premio de Japón en el cuarto piloto de su país en celebrar en un podio.
“La idea de correr para Red Bull en el Gran Premio de Japón me pareció irreal. No quiero crear demasiadas expectativas, pero para este Gran Premio de Japón quiero terminar en el podio. Sé que no será fácil”, expuso Tsunoda, que desea sumarse a la selecta lista que componen Aguri Suzuki, Takuma Sato y Kamui Kobayashi.
Los tres antecesores son pilotos que dejaron su sello en el automovilismo, más allá de los podios. El primero logró el tercer puesto en Suzuka, con un Larrouse Lola, en 1990; más tarde, entre 2006 y 2008, dirigiría su propio equipo de F.1, con el apoyo de Honda. Sato fue un piloto de espíritu inquebrantable y un tanto temerario. Temperamental, su inconsistencia fue un déficit. Protagonizó el podio en Indianápolis, en 2004, con la escudería BAR, escoltando a las Ferrari de Michael Schumacher y Rubens Barrichello. El circuito estadounidense sería conquistado por el japonés en IndyCar, al ganar las legendarias 500 Millas de Indianápolis en 2017 y 2020.
Kobayashi honró a su país en su propia casa, en el GP de Japón 2012: con Sauber completó la ceremonia de celebración, junto a Sebastian Vettel (RBR) y Felipe Massa (Ferrari). En 2021 se impuso en las 24 Horas de Le Mans con Toyota, junto a José María Pechito López y Mike Conway, sumó dos títulos en el Mundial de Resistencia de la FIA y actualmente dirige el programa WEC de Toyota Gazoo Racing Europe.
No ser devorado por Vertappen, colaborar con el desarrollo del RB21, relanzar a RBR entre los Constructores serán algunos de los desafíos para Tsunoda, que en Japón cumplirá el sueño que persiguió desde su estreno en la F.1, en Bahréin 2021, aunque el objetivo que persigue es más ambicioso.
El movimiento de pilotos que ensayó Red Bull Racing al reemplazar con Yuki Tsunoda a Liam Lawson, apenas dos grandes premios después del inicio del calendario 2025, agitó al paddock de la Fórmula 1. En la madrugada del domingo, el nipón tendrá su bautismo como compañero de garaje de Max Verstappen y también afrontará el primer reto en una escudería que un puñado de meses atrás le cerró las puertas y respaldó al neozelandés para componer la alineación junto al tetracampeón neerlandés.
El Gran Premio de Japón será la cita para iniciar un ciclo que se reflotó por los flojos resultados de Lawson en un auto que se convirtió en un elemento indócil para manejar hasta para MadMax, pero Tsunoda no escondió su satisfacción por el nombramiento, apuntó a dominar el modelo RB21 y se ilusionó con un podio.
“Ascender a Red Bull es una oportunidad increíble. No hay muchos momentos en la vida en los que te enfrentes a este tipo de presión extrema y a una oportunidad tan grande, así que solo puedo imaginar que va a ser una carrera increíblemente emocionante”, deslizó Tsunoda, que parece animar un cuento. Designado piloto de reserva por la escuadra de Milton Keynes y titular en Racing Bulls, el nipón, de 24 años, reveló la sensación que lo envolvió cuando visitó la factoría para la prueba de la butaca.
“¿Para qué hago esto si de todas formas no voy a correr?”, fue el pensamiento que lo invadió, mientras observaba cómo los líderes de RBR –Christian Horner y Helmut Marko- apoyaban el estilo salvaje que exhibía Lawson, un producto del equipo Junior de Red Bull por sobre la experiencia de cuatro temporadas que arrastraba el nacido en Sagamihara. El rompimiento de la sociedad que componen RBR con Honda, a partir de 2026, un factor que sumó en contra para la elección del japonés, que ahora descubre una chance mágica y desafiante.
Red Bull no ofrece en la actualidad el mejor auto de la grilla y la problemática viene de arrastre. El mexicano Sergio Checo Pérez sufrió el auto a partir del quinto episodio del calendario de 2023 y el año pasado sus desempeños fueron calamitosos, en comparación de Verstappen. Una brecha de 285 puntos entre el neerlandés, que se consagró campeón, y el tapatío, que finalizó octavo en el Mundial de Pilotos, representaron el abismo que empujó la salida del latinoamericano de la segunda butaca del equipo.
Las quejas de Pérez contrastaron con los éxitos de MadMax y en Milton Keynes optaron por desentenderse de la problemática que explotó a mediados del calendario pasado: nueve fechas sin triunfos, el resultado de aquel aviso que no tuvo respuesta. “El auto fue complicado de manejar, estuvimos siempre un paso detrás de Max y hay que encontrar la razón”, observó Checo Pérez, tras el Gran Premio de España 2023.
No son pocos los que sentencian que Red Bull ingresó en un peligroso laberinto, entre diseñar un auto a la medida del estilo de conducción de Verstappen, aunque no resulta lo suficientemente bueno para doblegar a McLaren y en ocasiones a Ferrari y a Mercedes. Esa será una prueba para Tsunoda, que deberá espantar los fantasmas que acosaron a Checo Pérez y a Lawson.
“Mi prioridad es entender primero el auto, cómo se comporta en comparación con el Racing Bulls. Si puedo disfrutar conduciéndolo de forma natural mientras me familiarizó con él en el primer entrenamiento, entonces los resultados llegarán. Pasé unos días en el simulador y a partir de esa experiencia no me pareció que el coche fuera tan difícil de manejar. El tren delantero es muy sensible, pero en el simulador no me dio la sensación de inmanejable. Mi forma de configurar el auto es probablemente diferente a la de Max y quiero desarrollar mi propia puesta a punto”, expuso Tsunoda, que se esperanza en convertirse en el Gran Premio de Japón en el cuarto piloto de su país en celebrar en un podio.
“La idea de correr para Red Bull en el Gran Premio de Japón me pareció irreal. No quiero crear demasiadas expectativas, pero para este Gran Premio de Japón quiero terminar en el podio. Sé que no será fácil”, expuso Tsunoda, que desea sumarse a la selecta lista que componen Aguri Suzuki, Takuma Sato y Kamui Kobayashi.
Los tres antecesores son pilotos que dejaron su sello en el automovilismo, más allá de los podios. El primero logró el tercer puesto en Suzuka, con un Larrouse Lola, en 1990; más tarde, entre 2006 y 2008, dirigiría su propio equipo de F.1, con el apoyo de Honda. Sato fue un piloto de espíritu inquebrantable y un tanto temerario. Temperamental, su inconsistencia fue un déficit. Protagonizó el podio en Indianápolis, en 2004, con la escudería BAR, escoltando a las Ferrari de Michael Schumacher y Rubens Barrichello. El circuito estadounidense sería conquistado por el japonés en IndyCar, al ganar las legendarias 500 Millas de Indianápolis en 2017 y 2020.
Kobayashi honró a su país en su propia casa, en el GP de Japón 2012: con Sauber completó la ceremonia de celebración, junto a Sebastian Vettel (RBR) y Felipe Massa (Ferrari). En 2021 se impuso en las 24 Horas de Le Mans con Toyota, junto a José María Pechito López y Mike Conway, sumó dos títulos en el Mundial de Resistencia de la FIA y actualmente dirige el programa WEC de Toyota Gazoo Racing Europe.
No ser devorado por Vertappen, colaborar con el desarrollo del RB21, relanzar a RBR entre los Constructores serán algunos de los desafíos para Tsunoda, que en Japón cumplirá el sueño que persiguió desde su estreno en la F.1, en Bahréin 2021, aunque el objetivo que persigue es más ambicioso.
El piloto, de 24 años, tendrá su bautismo en el equipo de Milton Keynes tras reemplazar a Liam Lawson Read More