Los aranceles de Trump llegan hasta los lugares más remotos: el alto gravamen que impuso a las Malvinas y la isla castigada en la que solo habitan pingüinos

WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el miércoles una serie de aranceles de gran alcance que afectan a la mayoría de sus socios comerciales. Sin embargo, ni los rincones más remotos del mundo quedaron exentos de estas medidas. Incluso territorios aislados como las Islas Malvinas y las deshabitadas Islas Heard y McDonald fueron alcanzados por estos impuestos.

Las Islas Malvinas, con una población de aproximadamente 3600 habitantes y alrededor de un millón de pingüinos, fueron particularmente afectadas. Este territorio británico de ultramar en el Atlántico Sur, reclamado por la Argentina como parte integral de su territorio, cuya economía se basa en la cría de ovejas y la exportación de productos alimenticios, especialmente mariscos y pescado, sufrió la imposición de un arancel del 41% sobre sus exportaciones a Estados Unidos. En el último año, Estados Unidos importó bienes por un valor de 22,8 millones de dólares de las Islas Malvinas, mientras que el territorio importó desde EE.UU. productos por valor de 4,1 millones de dólares.

En contraste, Argentina, que reclama la soberanía sobre las islas, solo enfrentó nuevos aranceles del 10%. Según la Cámara de Comercio de las Malvinas, el territorio ocupó el puesto 173 en el mundo en términos de exportaciones globales, con solo 306 millones de dólares en productos exportados en 2019, de los cuales 255 millones correspondían a moluscos y 30 millones a pescado congelado.

Otro caso llamativo es el de las Islas Heard y McDonald, un territorio australiano en el océano Índico subantártico que no tiene habitantes humanos ni comercio con Estados Unidos. A pesar de ello, la administración Trump impuso un arancel del 10% sobre sus exportaciones, una medida prácticamente irrelevante. La actividad económica en estas islas terminó en 1877 con el cese del comercio de aceite de elefante marino. La Unesco las describe como “uno de los raros ecosistemas insulares prístinos del mundo” y las declaró Patrimonio de la Humanidad en 1997.

Otro territorio australiano afectado fue la Isla Norfolk, situada a 1600 kilómetros al noreste de Sídney y con una población de 2188 personas. A diferencia del resto de Australia, que enfrenta un arancel del 10%, la isla fue golpeada con un gravamen del 29%. También las Islas Cocos, con 600 habitantes, vieron afectadas sus exportaciones, particularmente de barcos, con un nuevo arancel del 10%.

El líder de la Isla Navidad, que tiene menos de 2000 personas, dijo que el atolón del Océano Índico no exporta nada a Estados Unidos. “No hay comercio entre la Isla de Navidad y Estados Unidos, excepto que compramos equipos de minería a través de Tractors Singapore”, dijo el presidente del condado de la Isla de Navidad, Gordon Thomson, refiriéndose al distribuidor regional del gigante manufacturero de Texas, Caterpillar Inc. El puesto avanzado australiano, ubicado a 360 kilómetros al sur de Yakarta, la capital indonesia, ha utilizado maquinaria pesada estadounidense para extraer fosfato durante décadas. “El comercio, si lo hay, consiste en productos estadounidenses enviados a la Isla de Navidad. Lo único que exportamos es fosfato y eso va a Malasia, Indonesia, tal vez Tailandia y un poco la zona continental australiana”, señaló Thomson.

En el Ártico, Svalbard y Jan Mayen, territorios noruegos con poca o nula población, también fueron incluidos en la lista de aranceles de Trump. Svalbard, que alberga un asentamiento minero ruso, y Jan Mayen, una isla desolada con solo 18 habitantes operando una estación meteorológica y un aeródromo, enfrentarán un arancel del 10%. Nadie vive allí de forma permanente (algunos militares rotan allí), y su economía es nula, según el CIA Factbook, que la describe como una isla “desolada y montañosa”. Sin embargo, el impacto económico de estas medidas es mínimo, ya que en 2024 EE.UU. no importó bienes de estos territorios.

Las Islas Marshall, un archipiélago de 34 atolones e islas en el Pacífico Norte, son hogar de 82.000 personas y de la Guarnición Kwajalein del Ejército de EE.UU., una base clave para el rastreo y prueba de misiles balísticos. Washington es responsable de la defensa de las Islas Marshall en virtud de un Pacto de Libre Asociación. La CIA afirma que exporta unos US$ 130 millones al año, aunque Estados Unidos no figura como uno de sus principales destinos. Estas exportaciones ahora se enfrentan a aranceles del 10% si llegan a Estados Unidos.

Tokelau, una nación compuesta por tres islas de coral tropicales y hogar de 1500 personas en un área de tierra combinada de 10 kilómetros cuadrados, también enfrenta aranceles estadounidenses del 10%. Es una de las economías más pequeñas del Pacífico Sur y sobrevive gracias a la agricultura de subsistencia, la pesca y la financiación de Nueva Zelanda, que considera las islas como uno de sus territorios.

Roland Rajah, economista principal del Instituto Lowy, un grupo de expertos en política exterior de Australia, dijo que las autoridades de pequeñas naciones insulares probablemente lucharían para cambiar la opinión de Washington. “Si esos países no recibieron mucha consideración en cuanto a qué aranceles se les impusieron dado su tamaño y oscuridad para la administración de Trump, eso también podría dificultarles hacer algo para negociar su salida de esos aranceles”, dijo.

Agencias AP y AFP y diario The Washington Post

WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el miércoles una serie de aranceles de gran alcance que afectan a la mayoría de sus socios comerciales. Sin embargo, ni los rincones más remotos del mundo quedaron exentos de estas medidas. Incluso territorios aislados como las Islas Malvinas y las deshabitadas Islas Heard y McDonald fueron alcanzados por estos impuestos.

Las Islas Malvinas, con una población de aproximadamente 3600 habitantes y alrededor de un millón de pingüinos, fueron particularmente afectadas. Este territorio británico de ultramar en el Atlántico Sur, reclamado por la Argentina como parte integral de su territorio, cuya economía se basa en la cría de ovejas y la exportación de productos alimenticios, especialmente mariscos y pescado, sufrió la imposición de un arancel del 41% sobre sus exportaciones a Estados Unidos. En el último año, Estados Unidos importó bienes por un valor de 22,8 millones de dólares de las Islas Malvinas, mientras que el territorio importó desde EE.UU. productos por valor de 4,1 millones de dólares.

En contraste, Argentina, que reclama la soberanía sobre las islas, solo enfrentó nuevos aranceles del 10%. Según la Cámara de Comercio de las Malvinas, el territorio ocupó el puesto 173 en el mundo en términos de exportaciones globales, con solo 306 millones de dólares en productos exportados en 2019, de los cuales 255 millones correspondían a moluscos y 30 millones a pescado congelado.

Otro caso llamativo es el de las Islas Heard y McDonald, un territorio australiano en el océano Índico subantártico que no tiene habitantes humanos ni comercio con Estados Unidos. A pesar de ello, la administración Trump impuso un arancel del 10% sobre sus exportaciones, una medida prácticamente irrelevante. La actividad económica en estas islas terminó en 1877 con el cese del comercio de aceite de elefante marino. La Unesco las describe como “uno de los raros ecosistemas insulares prístinos del mundo” y las declaró Patrimonio de la Humanidad en 1997.

Otro territorio australiano afectado fue la Isla Norfolk, situada a 1600 kilómetros al noreste de Sídney y con una población de 2188 personas. A diferencia del resto de Australia, que enfrenta un arancel del 10%, la isla fue golpeada con un gravamen del 29%. También las Islas Cocos, con 600 habitantes, vieron afectadas sus exportaciones, particularmente de barcos, con un nuevo arancel del 10%.

El líder de la Isla Navidad, que tiene menos de 2000 personas, dijo que el atolón del Océano Índico no exporta nada a Estados Unidos. “No hay comercio entre la Isla de Navidad y Estados Unidos, excepto que compramos equipos de minería a través de Tractors Singapore”, dijo el presidente del condado de la Isla de Navidad, Gordon Thomson, refiriéndose al distribuidor regional del gigante manufacturero de Texas, Caterpillar Inc. El puesto avanzado australiano, ubicado a 360 kilómetros al sur de Yakarta, la capital indonesia, ha utilizado maquinaria pesada estadounidense para extraer fosfato durante décadas. “El comercio, si lo hay, consiste en productos estadounidenses enviados a la Isla de Navidad. Lo único que exportamos es fosfato y eso va a Malasia, Indonesia, tal vez Tailandia y un poco la zona continental australiana”, señaló Thomson.

En el Ártico, Svalbard y Jan Mayen, territorios noruegos con poca o nula población, también fueron incluidos en la lista de aranceles de Trump. Svalbard, que alberga un asentamiento minero ruso, y Jan Mayen, una isla desolada con solo 18 habitantes operando una estación meteorológica y un aeródromo, enfrentarán un arancel del 10%. Nadie vive allí de forma permanente (algunos militares rotan allí), y su economía es nula, según el CIA Factbook, que la describe como una isla “desolada y montañosa”. Sin embargo, el impacto económico de estas medidas es mínimo, ya que en 2024 EE.UU. no importó bienes de estos territorios.

Las Islas Marshall, un archipiélago de 34 atolones e islas en el Pacífico Norte, son hogar de 82.000 personas y de la Guarnición Kwajalein del Ejército de EE.UU., una base clave para el rastreo y prueba de misiles balísticos. Washington es responsable de la defensa de las Islas Marshall en virtud de un Pacto de Libre Asociación. La CIA afirma que exporta unos US$ 130 millones al año, aunque Estados Unidos no figura como uno de sus principales destinos. Estas exportaciones ahora se enfrentan a aranceles del 10% si llegan a Estados Unidos.

Tokelau, una nación compuesta por tres islas de coral tropicales y hogar de 1500 personas en un área de tierra combinada de 10 kilómetros cuadrados, también enfrenta aranceles estadounidenses del 10%. Es una de las economías más pequeñas del Pacífico Sur y sobrevive gracias a la agricultura de subsistencia, la pesca y la financiación de Nueva Zelanda, que considera las islas como uno de sus territorios.

Roland Rajah, economista principal del Instituto Lowy, un grupo de expertos en política exterior de Australia, dijo que las autoridades de pequeñas naciones insulares probablemente lucharían para cambiar la opinión de Washington. “Si esos países no recibieron mucha consideración en cuanto a qué aranceles se les impusieron dado su tamaño y oscuridad para la administración de Trump, eso también podría dificultarles hacer algo para negociar su salida de esos aranceles”, dijo.

Agencias AP y AFP y diario The Washington Post

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