Pasaron más de 48 horas desde que el Senado rechazó los dos pliegos de Javier Milei para la Corte Suprema y -pese a que hasta ahora optó por el silencio público- hay indicios claros de que Manuel García-Mansilla (que fue nombrado en comisión por decreto y prestó juramento en el máximo tribunal) renunciaría a su sillón en el cuerpo. El Gobierno sufrirá así una derrota completa, sin premio consuelo, y dará por terminada la trama que inició un año atrás con este tema.
Obligado a dar vuelta la página después del duro revés que sufrió en la sesión del jueves en la Cámara alta, en la cúpula del Gobierno comenzaron a evaluar el camino a seguir. Hasta ahora solo hay conversaciones preliminares, mientras los libertarios digieren el cimbronazo en el plano judicial. Milei, además, está totalmente concentrado en la cuestión económica, que viene igualmente convulsionada. Hoy, la mayor prioridad del Presidente está en conocer cuál será el monto del adelanto que desembolsará el Fondo Monetario Internacional (FMI), dato que será crucial para definir el sendero de la salida del cepo.
Muy cerca de Milei señalaron: “En base a lo que decida García-Mansilla se definirá una nueva estrategia. En medio de este revuelo no tiene sentido pensar o delinear nada”.
La mesa chica del Presidente, no obstante, comenzó a hacer las primeras evaluaciones. Según pudo reconstruir LA NACION, hay dos opiniones sobre la mesa. Una considera la idea de soltar la cuestión de la Corte Suprema hasta fin de año, cuando cambie la composición de la Cámara alta luego de las elecciones legislativas. Los libertarios confían en que tendrán una buena performance en los comicios y que a partir del 10 de diciembre ganarán bancas en el Senado.
Hay que tener en cuenta que este año solo renuevan senadores nacionales Río Negro, Salta, Neuquén, CABA, Tierra del Fuego, Santiago del Estero, Entre Ríos y Chaco. Es decir que, aunque a La Libertad Avanza le vaya bien en las urnas a nivel nacional, lo que cuenta en este caso es sus resultados en estas provincias. Aún con un buen desempeño, podrán sumar un puñado de bancas (hoy tienen seis senadores) y el peronismo seguirá sosteniendo la mayoría en el Senado. Los jueces de la Corte deben aprobarse con dos tercios de los presentes en una sesión.
Con este panorama, la otra alternativa que se está considerando en el Poder Ejecutivo es la de enviar dos nuevos pliegos. Es decir, seguir mostrando iniciativa y continuar dando la pelea con nuevos nombres. Si García-Mansilla efectivamente se aparta, el máximo tribunal quedará con tres integrantes (Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti) y deberá apelar a un conjuez para dirimir sentencias cuando no haya unanimidad.
“Una alternativa es esperar hasta diciembre. La otra posición es que avancemos con dos nuevos candidatos”, dijo una alta fuente oficial al tanto de las tratativas por este tema.
En caso de que se opte por esta vía, en la Casa Rosada admiten que no podrán ir con dos nombres con un perfil emparentado con el ideario liberal y conservador. “Habría que consensuar alguno. Hay juristas que son admisibles para casi todos. Pero todavía hay que analizar todas las variantes. Estamos en eso”, dijo la fuente oficial.
Capítulo final
El Gobierno hizo intentos hasta el último minuto para evitar la derrota en el Senado, pero la cuestión se le escurrió. Con los rechazos parlamentarios, la Casa Rosada dio por cerrado el caso de Ariel Lijo, el otro candidato que había elegido Milei cuando hizo suyo un plan de Lorenzetti, que le propuso postular a su ahijado en los tribunales de Comodoro Py.
A García-Mansilla, un catedrático de perfil conservador, la candidatura a la Corte se la ofreció el asesor presidencial, Santiago Caputo. Después, el Presidente delegó en su estratega la operación política para que los pliegos llegaran a buen puerto.
García-Mansilla siempre fue el juez que Milei realmente quería para integrar la Corte por una cuestión ideológica. Lijo, en cambio, aparecía como un vehículo para cosechar los apoyos políticos para ambos. Por eso la premisa original era “los dos o ninguno”.
El plan, está a la vista, falló. De todas maneras, dado que García-Mansilla llegó a jurar e integrarse al tribunal, pese al rechazo en el Senado el Gobierno pretende que é se sostenga en el máximo tribunal, en comisión.
“Los argumentos jurídicos por los cuales fue designado vía decreto no se alteraron por la votación en el Senado”, dijo un colaborador muy al tanto de las tratativas de los últimos días.
Según pudo reconstruir LA NACION, hubo mínimos contactos de la Casa Rosada con García-Mansilla en las últimas horas. Al juez le transmitieron que, siempre de acuerdo al análisis oficial, la Constitución le permite seguir siendo ministro de la Corte porque el decreto extiende su mandato en comisión hasta el fin del año parlamentario. También le hicieron saber que, en términos políticos, el hecho de que él renuncie le podría ingringir “un daño adicional al Gobierno”.
La Casa Rosada entiende que García-Mansilla asumió un compromiso cuando aceptó ser nombrado por decreto y que siempre estuvo dentro de las posibilidades que sobreviniera un rechazo de parte del Senado.
García-Mansilla pretendía que sus colegas de la Corte se pronunciaran sobre en qué estatus queda su investidura. Hasta ahora no les trasladó la consulta. En el interín, el juez federal de primera instancia de La Plata, Alejo Ramos Padilla, hizo lugar a una cautelar y le prohibió a García-Mansilla firmar fallos por tres meses.
Con la presión política y judicial sobre sus espaldas, que pone en duda su legitimidad como miembro del máximo tribunal, todos los indicios indican que García-Mansilla podría dar un paso al costado próximamente. Hasta ayer no se había presentado en su despacho.
Pasaron más de 48 horas desde que el Senado rechazó los dos pliegos de Javier Milei para la Corte Suprema y -pese a que hasta ahora optó por el silencio público- hay indicios claros de que Manuel García-Mansilla (que fue nombrado en comisión por decreto y prestó juramento en el máximo tribunal) renunciaría a su sillón en el cuerpo. El Gobierno sufrirá así una derrota completa, sin premio consuelo, y dará por terminada la trama que inició un año atrás con este tema.
Obligado a dar vuelta la página después del duro revés que sufrió en la sesión del jueves en la Cámara alta, en la cúpula del Gobierno comenzaron a evaluar el camino a seguir. Hasta ahora solo hay conversaciones preliminares, mientras los libertarios digieren el cimbronazo en el plano judicial. Milei, además, está totalmente concentrado en la cuestión económica, que viene igualmente convulsionada. Hoy, la mayor prioridad del Presidente está en conocer cuál será el monto del adelanto que desembolsará el Fondo Monetario Internacional (FMI), dato que será crucial para definir el sendero de la salida del cepo.
Muy cerca de Milei señalaron: “En base a lo que decida García-Mansilla se definirá una nueva estrategia. En medio de este revuelo no tiene sentido pensar o delinear nada”.
La mesa chica del Presidente, no obstante, comenzó a hacer las primeras evaluaciones. Según pudo reconstruir LA NACION, hay dos opiniones sobre la mesa. Una considera la idea de soltar la cuestión de la Corte Suprema hasta fin de año, cuando cambie la composición de la Cámara alta luego de las elecciones legislativas. Los libertarios confían en que tendrán una buena performance en los comicios y que a partir del 10 de diciembre ganarán bancas en el Senado.
Hay que tener en cuenta que este año solo renuevan senadores nacionales Río Negro, Salta, Neuquén, CABA, Tierra del Fuego, Santiago del Estero, Entre Ríos y Chaco. Es decir que, aunque a La Libertad Avanza le vaya bien en las urnas a nivel nacional, lo que cuenta en este caso es sus resultados en estas provincias. Aún con un buen desempeño, podrán sumar un puñado de bancas (hoy tienen seis senadores) y el peronismo seguirá sosteniendo la mayoría en el Senado. Los jueces de la Corte deben aprobarse con dos tercios de los presentes en una sesión.
Con este panorama, la otra alternativa que se está considerando en el Poder Ejecutivo es la de enviar dos nuevos pliegos. Es decir, seguir mostrando iniciativa y continuar dando la pelea con nuevos nombres. Si García-Mansilla efectivamente se aparta, el máximo tribunal quedará con tres integrantes (Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti) y deberá apelar a un conjuez para dirimir sentencias cuando no haya unanimidad.
“Una alternativa es esperar hasta diciembre. La otra posición es que avancemos con dos nuevos candidatos”, dijo una alta fuente oficial al tanto de las tratativas por este tema.
En caso de que se opte por esta vía, en la Casa Rosada admiten que no podrán ir con dos nombres con un perfil emparentado con el ideario liberal y conservador. “Habría que consensuar alguno. Hay juristas que son admisibles para casi todos. Pero todavía hay que analizar todas las variantes. Estamos en eso”, dijo la fuente oficial.
Capítulo final
El Gobierno hizo intentos hasta el último minuto para evitar la derrota en el Senado, pero la cuestión se le escurrió. Con los rechazos parlamentarios, la Casa Rosada dio por cerrado el caso de Ariel Lijo, el otro candidato que había elegido Milei cuando hizo suyo un plan de Lorenzetti, que le propuso postular a su ahijado en los tribunales de Comodoro Py.
A García-Mansilla, un catedrático de perfil conservador, la candidatura a la Corte se la ofreció el asesor presidencial, Santiago Caputo. Después, el Presidente delegó en su estratega la operación política para que los pliegos llegaran a buen puerto.
García-Mansilla siempre fue el juez que Milei realmente quería para integrar la Corte por una cuestión ideológica. Lijo, en cambio, aparecía como un vehículo para cosechar los apoyos políticos para ambos. Por eso la premisa original era “los dos o ninguno”.
El plan, está a la vista, falló. De todas maneras, dado que García-Mansilla llegó a jurar e integrarse al tribunal, pese al rechazo en el Senado el Gobierno pretende que é se sostenga en el máximo tribunal, en comisión.
“Los argumentos jurídicos por los cuales fue designado vía decreto no se alteraron por la votación en el Senado”, dijo un colaborador muy al tanto de las tratativas de los últimos días.
Según pudo reconstruir LA NACION, hubo mínimos contactos de la Casa Rosada con García-Mansilla en las últimas horas. Al juez le transmitieron que, siempre de acuerdo al análisis oficial, la Constitución le permite seguir siendo ministro de la Corte porque el decreto extiende su mandato en comisión hasta el fin del año parlamentario. También le hicieron saber que, en términos políticos, el hecho de que él renuncie le podría ingringir “un daño adicional al Gobierno”.
La Casa Rosada entiende que García-Mansilla asumió un compromiso cuando aceptó ser nombrado por decreto y que siempre estuvo dentro de las posibilidades que sobreviniera un rechazo de parte del Senado.
García-Mansilla pretendía que sus colegas de la Corte se pronunciaran sobre en qué estatus queda su investidura. Hasta ahora no les trasladó la consulta. En el interín, el juez federal de primera instancia de La Plata, Alejo Ramos Padilla, hizo lugar a una cautelar y le prohibió a García-Mansilla firmar fallos por tres meses.
Con la presión política y judicial sobre sus espaldas, que pone en duda su legitimidad como miembro del máximo tribunal, todos los indicios indican que García-Mansilla podría dar un paso al costado próximamente. Hasta ayer no se había presentado en su despacho.
Milei quiere que García-Mansilla permanezca en la Corte hasta fin de año pero esa alternativa se diluye; las opciones son esperar al recambio del Senado o buscar acuerdo para dos nuevos nombres Read More