Un hombre que recorría su campo en el paraje Mulichinco, en la localidad neuquina de Loncopué, encontró restos fósiles y dio aviso a la Gendarmería Nacional. Tras la denuncia, una patrulla ambiental compuesta por efectivos del Escuadrón 31 Las Lajas “Gendarme Juan Carlos Treppo” y personal de la Dirección de Patrimonio Cultural de la provincia de Neuquén se trasladó al lugar y confirmó el hallazgo. Se trata de piezas óseas pertenecientes a un ictiosaurio, un reptil marino que habitó los océanos hace millones de años.
El campo está ubicado en una zona alejada, a varios kilómetros del centro urbano de Loncopué. Según informó la Gendarmería, fue el propio propietario quien se comunicó con las autoridades tras observar los restos parcialmente visibles en la superficie. Luego del aviso, los uniformados coordinaron con la Dirección de Patrimonio para conformar una patrulla conjunta con especialistas.
Al llegar al lugar, los agentes y técnicos comenzaron una excavación cuidadosa en el área señalada. Con el paso de las horas, lograron desenterrar varios fragmentos óseos que, por su forma y tamaño, generaron sospechas sobre su antigüedad y procedencia. Los restos fueron analizados en el sitio por un paleontólogo local, quien sugirió que correspondían a un ictiosaurio, una especie extinta de reptil marino que vivió entre el Triásico Inferior y el Cretácico Superior.
Luego de completar la extracción, la patrulla ambiental realizó el acondicionamiento de las piezas halladas para facilitar su traslado. El material fue enviado al Museo Carmen Funes de Plaza Huincul, una institución provincial especializada en paleontología que concentra varias de las colecciones más importantes de la Patagonia.
El museo cuenta con personal especializado que realizará los estudios correspondientes para confirmar la identidad del ejemplar y su antigüedad. También se evaluará el estado de conservación de los fósiles y su potencial para futuras exhibiciones o investigaciones científicas.
El Mesozoico y la Patagonia
Los ictiosaurios fueron reptiles marinos que habitaron los océanos durante gran parte de la era Mesozoica, desde el Triásico Inferior hasta el Cretácico Superior. Aunque no pertenecían al grupo de los dinosaurios, compartieron con ellos el mismo entorno temporal, y su presencia fue parte fundamental de los ecosistemas marinos del período.
La mayoría de los ictiosaurios evolucionaron a partir de reptiles terrestres, desarrollando adaptaciones que les permitieron vivir exclusivamente en el agua. Su anatomía incluía un cuerpo fusiforme, similar al de los delfines actuales, lo que les proporcionaba eficiencia en el desplazamiento acuático. Contaban con aletas en lugar de extremidades, una cola vertical y un cráneo alargado con dientes filosos que utilizaban para capturar peces y cefalópodos. Una de las características más llamativas era el tamaño de sus ojos, que en algunas especies superaban los 20 centímetros de diámetro, un rasgo vinculado con la capacidad de ver en profundidades oceánicas.
Los fósiles de ictiosaurios han sido encontrados en todos los continentes, lo que indica una amplia distribución geográfica durante su existencia. En América del Sur, particularmente en la Argentina, se han identificado ejemplares en la cuenca neuquina. Entre los géneros recuperados se encuentran Mollesaurus y Chacaicosaurus, ambos correspondientes al Jurásico Medio. Estas especies fueron documentadas por equipos de paleontología argentinos y permiten reconstruir parte de la historia evolutiva de los reptiles marinos en el hemisferio sur.
La región patagónica es considerada una zona clave para el estudio de vertebrados fósiles por la diversidad de especies que han sido halladas en sus formaciones sedimentarias. Las condiciones geológicas de la cuenca neuquina han favorecido la preservación de restos en distintas capas, lo que ha permitido identificar ejemplares bien conservados en distintas campañas realizadas por investigadores del país.
Un hombre que recorría su campo en el paraje Mulichinco, en la localidad neuquina de Loncopué, encontró restos fósiles y dio aviso a la Gendarmería Nacional. Tras la denuncia, una patrulla ambiental compuesta por efectivos del Escuadrón 31 Las Lajas “Gendarme Juan Carlos Treppo” y personal de la Dirección de Patrimonio Cultural de la provincia de Neuquén se trasladó al lugar y confirmó el hallazgo. Se trata de piezas óseas pertenecientes a un ictiosaurio, un reptil marino que habitó los océanos hace millones de años.
El campo está ubicado en una zona alejada, a varios kilómetros del centro urbano de Loncopué. Según informó la Gendarmería, fue el propio propietario quien se comunicó con las autoridades tras observar los restos parcialmente visibles en la superficie. Luego del aviso, los uniformados coordinaron con la Dirección de Patrimonio para conformar una patrulla conjunta con especialistas.
Al llegar al lugar, los agentes y técnicos comenzaron una excavación cuidadosa en el área señalada. Con el paso de las horas, lograron desenterrar varios fragmentos óseos que, por su forma y tamaño, generaron sospechas sobre su antigüedad y procedencia. Los restos fueron analizados en el sitio por un paleontólogo local, quien sugirió que correspondían a un ictiosaurio, una especie extinta de reptil marino que vivió entre el Triásico Inferior y el Cretácico Superior.
Luego de completar la extracción, la patrulla ambiental realizó el acondicionamiento de las piezas halladas para facilitar su traslado. El material fue enviado al Museo Carmen Funes de Plaza Huincul, una institución provincial especializada en paleontología que concentra varias de las colecciones más importantes de la Patagonia.
El museo cuenta con personal especializado que realizará los estudios correspondientes para confirmar la identidad del ejemplar y su antigüedad. También se evaluará el estado de conservación de los fósiles y su potencial para futuras exhibiciones o investigaciones científicas.
El Mesozoico y la Patagonia
Los ictiosaurios fueron reptiles marinos que habitaron los océanos durante gran parte de la era Mesozoica, desde el Triásico Inferior hasta el Cretácico Superior. Aunque no pertenecían al grupo de los dinosaurios, compartieron con ellos el mismo entorno temporal, y su presencia fue parte fundamental de los ecosistemas marinos del período.
La mayoría de los ictiosaurios evolucionaron a partir de reptiles terrestres, desarrollando adaptaciones que les permitieron vivir exclusivamente en el agua. Su anatomía incluía un cuerpo fusiforme, similar al de los delfines actuales, lo que les proporcionaba eficiencia en el desplazamiento acuático. Contaban con aletas en lugar de extremidades, una cola vertical y un cráneo alargado con dientes filosos que utilizaban para capturar peces y cefalópodos. Una de las características más llamativas era el tamaño de sus ojos, que en algunas especies superaban los 20 centímetros de diámetro, un rasgo vinculado con la capacidad de ver en profundidades oceánicas.
Los fósiles de ictiosaurios han sido encontrados en todos los continentes, lo que indica una amplia distribución geográfica durante su existencia. En América del Sur, particularmente en la Argentina, se han identificado ejemplares en la cuenca neuquina. Entre los géneros recuperados se encuentran Mollesaurus y Chacaicosaurus, ambos correspondientes al Jurásico Medio. Estas especies fueron documentadas por equipos de paleontología argentinos y permiten reconstruir parte de la historia evolutiva de los reptiles marinos en el hemisferio sur.
La región patagónica es considerada una zona clave para el estudio de vertebrados fósiles por la diversidad de especies que han sido halladas en sus formaciones sedimentarias. Las condiciones geológicas de la cuenca neuquina han favorecido la preservación de restos en distintas capas, lo que ha permitido identificar ejemplares bien conservados en distintas campañas realizadas por investigadores del país.
Se trata de piezas óseas de un ictiosaurio; para su análisis fueron trasladadas al Museo Carmen Funes, de Plaza Huincul Read More