Identifican y ordenan la captura internacional del sicario que ejecutó a dos narcos en Recoleta y Pilar

Preso en una cárcel de Montevideo, Uruguay, el 23 de agosto de 2022, Rodolfo Nicolás Caraballo Escobar logró fugarse. Estaba detenido acusado de un homicidio. Ilegalmente, ingresó en la Argentina, donde una banda narco uruguaya que opera en el país le dio refugio y “tareas” para hacer. Hizo todo lo que le ordenaron sus superiores, como dos crímenes por encargo. Se sospecha que fue el tirador que, con dos meses de diferencia, ejecutó a sangre fría a dos integrantes de la organización criminal, asesinatos ocurridos en Pilar y en el barrio porteño de Recoleta.

Así lo informaron a LA NACION calificadas fuentes judiciales. En las últimas horas, tras un pedido del Ministerio Público Fiscal, el juez federal de Campana, Adrián González Charvay, ordenó la captura internacional de Caraballo Escobar, un ciudadano uruguayo de 31 años.

Detectives judiciales y policiales determinaron que Caraballo Escobar sería el sicario que ejecutó a Fabián Sturm Jardon, un compatriota asesinado la madrugada del 12 de diciembre pasado cuando hacía una compra en un quiosco situado en Paraguay al 2900, en Recoleta.

También, según el expediente judicial, fue el tirador que mató a Marcelo González Algerini, un ciudadano uruguayo de 36 años ejecutado en Pilar el 12 de octubre pasado.

Según los peritajes balísticos, ambos homicidios fueron ejecutados con la misma arma, una pistola nueve milímetros.

En un primer momento, el homicidio de González Algerini fue investigado por la  fiscal Marcela Semeria, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Drogas de Pilar, y el asesinato de Sturm Jardon por el fiscal nacional en lo criminal y correccional porteño Marcelo Roma, pero después, ante las pruebas de que los dos crímenes podrían estar vinculados y los móviles podrían tener relación con un ajuste de cuentas del narcotráfico, los expedientes se unificaron en el Juzgado Federal de Campana y la pesquisa quedó a cargo del fiscal federal Sebastián Bringas, con la colaboración de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar).

“Detectives de la División Homicidios de la Policía Federal Argentina (PFA) que colaboraban con el fiscal Roma en la investigación del homicidio de Recoleta y personal de la Prefectura Naval y de la Gendarmería Nacional que llevaban adelante la pesquisa del crimen de Pilar llegaron a la misma conclusión respecto de que el sicario era Caraballo Escobar”, dijeron a LA NACION calificadas fuentes judiciales.

Por pruebas reunidas en la investigación del crimen de Sturm Jardon se sospecha que su homicidio se “encargó” como venganza por un robo de cocaína a su jefe.

“Hubo un golpe interno dentro de la banda. Sturm Jardon se habría quedado con ‘algo’ que nunca devolvió y se lo reclamaron. Antes de ser asesinado tuvo un aviso”, dijo un detective que participó de la investigación del homicidio.

Víctima y victimario se conocían bastante. Es más, fuentes judiciales contaron que fue Sturm Jardon quien le dio refugio a Caraballo Escobar cuando llegó a la Argentina después de escapar de Unidad N°4 Santiago Vázquez, la cárcel de Montevideo, donde estaba detenido acusado de un homicidio. “Fue Sturm Jardon quien hizo ingresar en la banda al Caraballo Escobar”, sostuvo un investigador.

Es más, la confianza era tal que Sturm Jardon llamaba a Caraballo Escobar “sobrino” y el trato de conocimiento quedó expuesta en una serie de mensajes de voz que el ahora prófugo le envió a la víctima. La víctima llama

“Te doy un consejo. Tenés que devolver lo de golpe [posiblemente, el robo de parte de un cargamento]. Si pensas que con el golpe vas a cobrar al fulano [por el jefe de la banda] te equivocas”, palabras más, palabras menos, le habría dicho Caraballo Escobar a Sturm Jardon en un mensaje que pudieron recuperar los investigadores

Cargamento en la nieve

Cuando fue asesinado, González Algerini tenía bajo sus espaldas una orden de detención.

A fines de julio del año pasado, el juez federal Ernesto Kreplak, tras una investigación conducida por la fiscal coadyuvante Patricia Cisnero, de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), procesó con prisión preventiva a siete sospechosos por el intento de tráfico de 782 kilos de cocaína desde Caviahue hacia Chile.

Los sospechosos se hicieron pasar por turistas que habían elegido Caviahue como un destino para disfrutar de la nieve. Alquilaron un complejo de cabañas en ese paradisíaco enclave neuquino para preparar el cargamento. No imaginaban que personal de la Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval estaban tras los pasos de Bolzan y el Negro Salinas desde septiembre de 2022.

Parte de la banda volvió a Caviahue los primeros días de julio. Era el momento elegido para pasar la cocaína a Chile. “Poco antes del inicio del partido de la Argentina [los cuartos de final de la Copa América contra Ecuador] y aprovechando esa circunstancia, en la confianza de que habría menos gente pendiente de sus movimientos en la vía pública, parte de la banda se dirigió en una camioneta Jeep desde Zapala hacia Las Lajas, primero, y luego hacia Caviahue. Arribaron prácticamente en simultáneo con el inicio del partido”, se explicó en el dictamen firmado por la fiscal Cisnero.

En Caviahue, la camioneta Jeep se acercó a otra 4×4, una Toyota Hilux. “Se observó un movimiento extraño de esos vehículos y las personas que los rodeaban. Los rodados se acoderaron y, acto seguido, se advirtió cómo varias personas realizaban movimientos sospechosos en la parte trasera de aquellos. Consecuentemente, en mérito a los antecedentes de la investigación, la nocturnidad del momento, las condiciones climáticas adversas, la cercanía del lugar con la zona de frontera y las sospechas que habían justificado hasta ese momento las tareas de investigación, los efectivos de Prefectura Naval y la Gendarmería Nacional se acercaron a los vehículos. Fue en ese momento que se observó en la caja de una de las camionetas la existencia de varios bolsos de tamaño medio. Inmediatamente, se retuvo a las personas que se encontraban en el lugar y se secuestró el cargamento de cocaína”, según consta en el expediente judicial.

La mayor cantidad de la droga secuestrada, 490 panes, estaba en la Toyota Hilux. Había otros 210 ladrillos en una camioneta Mercedes Benz Sprinter.

Los investigadores, según surge del expediente judicial, pudieron determinar que González Algerini estuvo en Caviahue, pero se fue antes del operativo donde se detuvo a los sospechosos y secuestró el cargamento de cocaína. El juez Kreplak ordenó su detención.

Había logrado estar en la clandestinidad. Usaba identidades falsas y vivía en el barrio Finca San Agustín, de Pilar, donde, según se sospecha, vendía cocaína y marihuana.

El día en que lo acribillaron, el 12 de octubre pasado, había salido de su casa en una camioneta Chevrolet Tracker, con Teófilo Américo Sturm González, un uruguayo de 80 años, padre de su socio, para hacer compras.

Cuando llegaron a un kiosco, Teófilo Américo se bajó del vehículo. González Algerini, de 36 años, se quedó en el vehículo, esperando. De pronto, a la par de la Chevrolet Tracker, se detuvo una camioneta Jeep Renegade desde donde comenzaron a disparar. Diez tiros, cuatro proyectiles impactaron en el cuerpo del conductor, que murió casi en el acto.

Cuando llegó el personal de la policía bonaerense llegó a la escena del crimen, encontraron un morral con 694.000 dólares, 1.000.000 de pesos y dos iPhone.

Preso en una cárcel de Montevideo, Uruguay, el 23 de agosto de 2022, Rodolfo Nicolás Caraballo Escobar logró fugarse. Estaba detenido acusado de un homicidio. Ilegalmente, ingresó en la Argentina, donde una banda narco uruguaya que opera en el país le dio refugio y “tareas” para hacer. Hizo todo lo que le ordenaron sus superiores, como dos crímenes por encargo. Se sospecha que fue el tirador que, con dos meses de diferencia, ejecutó a sangre fría a dos integrantes de la organización criminal, asesinatos ocurridos en Pilar y en el barrio porteño de Recoleta.

Así lo informaron a LA NACION calificadas fuentes judiciales. En las últimas horas, tras un pedido del Ministerio Público Fiscal, el juez federal de Campana, Adrián González Charvay, ordenó la captura internacional de Caraballo Escobar, un ciudadano uruguayo de 31 años.

Detectives judiciales y policiales determinaron que Caraballo Escobar sería el sicario que ejecutó a Fabián Sturm Jardon, un compatriota asesinado la madrugada del 12 de diciembre pasado cuando hacía una compra en un quiosco situado en Paraguay al 2900, en Recoleta.

También, según el expediente judicial, fue el tirador que mató a Marcelo González Algerini, un ciudadano uruguayo de 36 años ejecutado en Pilar el 12 de octubre pasado.

Según los peritajes balísticos, ambos homicidios fueron ejecutados con la misma arma, una pistola nueve milímetros.

En un primer momento, el homicidio de González Algerini fue investigado por la  fiscal Marcela Semeria, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Drogas de Pilar, y el asesinato de Sturm Jardon por el fiscal nacional en lo criminal y correccional porteño Marcelo Roma, pero después, ante las pruebas de que los dos crímenes podrían estar vinculados y los móviles podrían tener relación con un ajuste de cuentas del narcotráfico, los expedientes se unificaron en el Juzgado Federal de Campana y la pesquisa quedó a cargo del fiscal federal Sebastián Bringas, con la colaboración de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar).

“Detectives de la División Homicidios de la Policía Federal Argentina (PFA) que colaboraban con el fiscal Roma en la investigación del homicidio de Recoleta y personal de la Prefectura Naval y de la Gendarmería Nacional que llevaban adelante la pesquisa del crimen de Pilar llegaron a la misma conclusión respecto de que el sicario era Caraballo Escobar”, dijeron a LA NACION calificadas fuentes judiciales.

Por pruebas reunidas en la investigación del crimen de Sturm Jardon se sospecha que su homicidio se “encargó” como venganza por un robo de cocaína a su jefe.

“Hubo un golpe interno dentro de la banda. Sturm Jardon se habría quedado con ‘algo’ que nunca devolvió y se lo reclamaron. Antes de ser asesinado tuvo un aviso”, dijo un detective que participó de la investigación del homicidio.

Víctima y victimario se conocían bastante. Es más, fuentes judiciales contaron que fue Sturm Jardon quien le dio refugio a Caraballo Escobar cuando llegó a la Argentina después de escapar de Unidad N°4 Santiago Vázquez, la cárcel de Montevideo, donde estaba detenido acusado de un homicidio. “Fue Sturm Jardon quien hizo ingresar en la banda al Caraballo Escobar”, sostuvo un investigador.

Es más, la confianza era tal que Sturm Jardon llamaba a Caraballo Escobar “sobrino” y el trato de conocimiento quedó expuesta en una serie de mensajes de voz que el ahora prófugo le envió a la víctima. La víctima llama

“Te doy un consejo. Tenés que devolver lo de golpe [posiblemente, el robo de parte de un cargamento]. Si pensas que con el golpe vas a cobrar al fulano [por el jefe de la banda] te equivocas”, palabras más, palabras menos, le habría dicho Caraballo Escobar a Sturm Jardon en un mensaje que pudieron recuperar los investigadores

Cargamento en la nieve

Cuando fue asesinado, González Algerini tenía bajo sus espaldas una orden de detención.

A fines de julio del año pasado, el juez federal Ernesto Kreplak, tras una investigación conducida por la fiscal coadyuvante Patricia Cisnero, de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), procesó con prisión preventiva a siete sospechosos por el intento de tráfico de 782 kilos de cocaína desde Caviahue hacia Chile.

Los sospechosos se hicieron pasar por turistas que habían elegido Caviahue como un destino para disfrutar de la nieve. Alquilaron un complejo de cabañas en ese paradisíaco enclave neuquino para preparar el cargamento. No imaginaban que personal de la Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval estaban tras los pasos de Bolzan y el Negro Salinas desde septiembre de 2022.

Parte de la banda volvió a Caviahue los primeros días de julio. Era el momento elegido para pasar la cocaína a Chile. “Poco antes del inicio del partido de la Argentina [los cuartos de final de la Copa América contra Ecuador] y aprovechando esa circunstancia, en la confianza de que habría menos gente pendiente de sus movimientos en la vía pública, parte de la banda se dirigió en una camioneta Jeep desde Zapala hacia Las Lajas, primero, y luego hacia Caviahue. Arribaron prácticamente en simultáneo con el inicio del partido”, se explicó en el dictamen firmado por la fiscal Cisnero.

En Caviahue, la camioneta Jeep se acercó a otra 4×4, una Toyota Hilux. “Se observó un movimiento extraño de esos vehículos y las personas que los rodeaban. Los rodados se acoderaron y, acto seguido, se advirtió cómo varias personas realizaban movimientos sospechosos en la parte trasera de aquellos. Consecuentemente, en mérito a los antecedentes de la investigación, la nocturnidad del momento, las condiciones climáticas adversas, la cercanía del lugar con la zona de frontera y las sospechas que habían justificado hasta ese momento las tareas de investigación, los efectivos de Prefectura Naval y la Gendarmería Nacional se acercaron a los vehículos. Fue en ese momento que se observó en la caja de una de las camionetas la existencia de varios bolsos de tamaño medio. Inmediatamente, se retuvo a las personas que se encontraban en el lugar y se secuestró el cargamento de cocaína”, según consta en el expediente judicial.

La mayor cantidad de la droga secuestrada, 490 panes, estaba en la Toyota Hilux. Había otros 210 ladrillos en una camioneta Mercedes Benz Sprinter.

Los investigadores, según surge del expediente judicial, pudieron determinar que González Algerini estuvo en Caviahue, pero se fue antes del operativo donde se detuvo a los sospechosos y secuestró el cargamento de cocaína. El juez Kreplak ordenó su detención.

Había logrado estar en la clandestinidad. Usaba identidades falsas y vivía en el barrio Finca San Agustín, de Pilar, donde, según se sospecha, vendía cocaína y marihuana.

El día en que lo acribillaron, el 12 de octubre pasado, había salido de su casa en una camioneta Chevrolet Tracker, con Teófilo Américo Sturm González, un uruguayo de 80 años, padre de su socio, para hacer compras.

Cuando llegaron a un kiosco, Teófilo Américo se bajó del vehículo. González Algerini, de 36 años, se quedó en el vehículo, esperando. De pronto, a la par de la Chevrolet Tracker, se detuvo una camioneta Jeep Renegade desde donde comenzaron a disparar. Diez tiros, cuatro proyectiles impactaron en el cuerpo del conductor, que murió casi en el acto.

Cuando llegó el personal de la policía bonaerense llegó a la escena del crimen, encontraron un morral con 694.000 dólares, 1.000.000 de pesos y dos iPhone.

 Se trata de Rodolfo Nicolás Caraballo Escobar, un ciudadano uruguayo de 31 años  Read More