ROMA.- Estarán los que le manifestaron su respeto y su admiración. Y estarán los otros, aquellos que lo menospreciaron e incluso los que lo injuriaron, pero que no quieren quedar fuera de la foto. Para el papa Francisco, cuyo funeral se realizará este sábado en presencia de todos ellos, la cuestión no tendría ninguna importancia. Como buen cristiano diría que “Dios reconocerá a los suyos”. Sus exequias serán marco, en todo caso, de una intensa actividad diplomática.
Emmanuel Macron, Ursula von der Leyen, Volodimir Zelensky, Olaf Scholz, Javier Milei, el príncipe Guillermo, el rey y la reina de España, Keir Starmer, Donald Trump… El funeral de Jorge Mario Bergoglio no será solo un evento religioso en el cual los grandes de este mundo participarán en signo de respeto por el jefe de una Iglesia que, como afirman tantos mensajes de condolencias, supo unir la comunidad internacional incluso más allá de los católicos, transmitiéndoles su fe y su mensaje en favor de los pobres y los oprimidos. También será la ocasión de ver en la Plaza San Pedro un desfile de responsables políticos venidos de los cuatro rincones del mundo.
“Algunos papas han marcado la historia, este pudo hacerlo por su manera de vivir el pontificado tomando posiciones políticas y compromisos sobre los asuntos globales como los migrantes o el planeta”, señala Frédéric Ramel, profesor universitario en ciencias políticas en Sciences Po París. De modo que hacerse ver en el funeral de este papa es también una forma “de honrarlo en el plano simbólico, poner el énfasis en una cierta manera de concebir el mundo”, agrega.
Una presencia que además permite “mostrar que se tienen vínculos con los valores humanos y universales que el papa ha defendido”, añade Anis Issa, investigador en sociología de la religión en la Escuela Práctica de Altos Estudios (EPHE). Desde Vladimir Putin hasta Volodimir Zelensky, desde dirigentes de Hamas hasta el presidente israelí… Todos han saludado su “fe”, su “compasión” y su “sabiduría”.
Este encuentro global será, sin embargo, una auténtica paradoja. El papa Francisco -que probablemente esté sonriendo desde donde esté- evitaba las reuniones con los grandes del mundo, fiel a su lema, el de ir hacia las “periferias”. Nada de eso sucederá este sábado. Porque Roma será el centro del mundo. Varias decenas de jefes de Estado y de gobierno harán el viaje, que sin duda será un rompecabezas tanto para los servicios de protocolo del Vaticano como de Roma. ¿Dónde colocar a cada uno? ¿Y al lado de qué vecino? Tema sensible. Hace 20 años, durante los funerales del papa Juan Pablo II, el príncipe Carlos, futuro rey de Inglaterra, creó polémica al estrechar la mano del dictador de Zimbabwe, Robert Mugabe.
Confirmados y ausentes
En todo caso, serán tantos los líderes presentes, que tal vez sea mejor comenzar por aquellos que no harán el viaje. De los cerca de 200 países en el mundo, solo 13 no han establecido relaciones diplomáticas con el Vaticano. Entre ellos, China y Arabia Saudita. Pero una de las ausencias más notables será la de Putin. El presidente ruso está bajo la amenaza de una orden de arresto de la Corte Penal Internacional (CPI), al igual que Benjamin Netanyahu, el primer ministro israelí, quien de todas formas no había apreciado mucho las críticas acerbas de Francisco sobre la guerra en Gaza.
Tampoco se sabía hasta este viernes si China enviaría una delegación. Pekín publicó, sin embargo, un mensaje en el que expresó “condolencias por la muerte del papa Francisco” y destacó “los contactos constructivos y los cambios positivos que han mantenido en los últimos años el Vaticano y China”. La Santa Sede no mantiene relaciones diplomáticas con Pekín y es uno de los pocos Estados (12) que han reconocido a Taiwán.
Por el contrario, serán cerca de 170 delegaciones extranjeras las que se harán presentes este sábado en Roma, según el ministro del Interior italiano, Matteo Piantedosi. Entre los más fervientes que harán el viaje se encuentran el rey y la reina de España, así como el presidente irlandés y los dirigentes polacos, que además decretaron el sábado como día de luto nacional en su país.
Pero en estos funerales no habrá solo incondicionales del papa. Algunos invitados incluso han tenido en el pasado palabras tremendas en su contra, como el presidente argentino, Javier Milei, que durante su campaña presidencial, llegó a calificarlo de “personaje nefasto”, “representante del diablo”, “comunista” y algunos epítetos todavía peores, para corregirse después en algunas entrevistas. Milei sabe, en todo caso, que las elecciones legislativas se aproximan en su país y que la mayoría de los argentinos tiene un enorme afecto por el papa que acaba de partir.
Donald Trump también estará presente, probablemente por las mismas razones. Para un presidente que articula su mandato “alrededor de la imagen y el mensaje mediático, no estar en la foto sería un desaire”, estima el politólogo Frédéric Ramel. Trump hará todo lo posible para estar donde se dirijan las miradas.
Tampoco con el presidente de Estados Unidos las relaciones fueron cordiales, después de las críticas del papa contra las expulsiones masivas de migrantes. El presidente estadounidense consideró escandalosa aquella injerencia política
“Quisiera que se concentre en la Iglesia católica y que nos deje ocuparnos de nuestras fronteras”, respondió un allegado de Trump, Tom Homan, encargado de las expulsiones.
Pero, más allá de las ceremonias funerarias y las operaciones de comunicación, el sábado será la ocasión de realizar algunas entrevistas bilaterales e intercambios diplomáticos. El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, anunció el martes que desea entrevistarse con Trump. Quizás tenga en mente el ejemplo de Barack Obama durante los funerales de Nelson Mandela, hace doce años, y ese apretón de manos histórico con el presidente cubano, que anticipó el acercamiento entre ambos países.
En resumen, Roma será el marco de una forma de “diplomacia funeraria”. La expresión existe, fue inventada por la prensa japonesa a finales de los años 1980, después de los funerales del emperador japonés Hiro-Hito. En aquella época, más de 160 dirigentes de todo el mundo acudieron a la ceremonia. Y aprovecharon esa sincronización de sus agendas para hablar juntos de los problemas económicos de la época, en particular el déficit comercial y el proteccionismo. Esta vez, después de las liturgias y los cánticos, tal vez todos terminen hablando de comercio y de aranceles.
ROMA.- Estarán los que le manifestaron su respeto y su admiración. Y estarán los otros, aquellos que lo menospreciaron e incluso los que lo injuriaron, pero que no quieren quedar fuera de la foto. Para el papa Francisco, cuyo funeral se realizará este sábado en presencia de todos ellos, la cuestión no tendría ninguna importancia. Como buen cristiano diría que “Dios reconocerá a los suyos”. Sus exequias serán marco, en todo caso, de una intensa actividad diplomática.
Emmanuel Macron, Ursula von der Leyen, Volodimir Zelensky, Olaf Scholz, Javier Milei, el príncipe Guillermo, el rey y la reina de España, Keir Starmer, Donald Trump… El funeral de Jorge Mario Bergoglio no será solo un evento religioso en el cual los grandes de este mundo participarán en signo de respeto por el jefe de una Iglesia que, como afirman tantos mensajes de condolencias, supo unir la comunidad internacional incluso más allá de los católicos, transmitiéndoles su fe y su mensaje en favor de los pobres y los oprimidos. También será la ocasión de ver en la Plaza San Pedro un desfile de responsables políticos venidos de los cuatro rincones del mundo.
“Algunos papas han marcado la historia, este pudo hacerlo por su manera de vivir el pontificado tomando posiciones políticas y compromisos sobre los asuntos globales como los migrantes o el planeta”, señala Frédéric Ramel, profesor universitario en ciencias políticas en Sciences Po París. De modo que hacerse ver en el funeral de este papa es también una forma “de honrarlo en el plano simbólico, poner el énfasis en una cierta manera de concebir el mundo”, agrega.
Una presencia que además permite “mostrar que se tienen vínculos con los valores humanos y universales que el papa ha defendido”, añade Anis Issa, investigador en sociología de la religión en la Escuela Práctica de Altos Estudios (EPHE). Desde Vladimir Putin hasta Volodimir Zelensky, desde dirigentes de Hamas hasta el presidente israelí… Todos han saludado su “fe”, su “compasión” y su “sabiduría”.
Este encuentro global será, sin embargo, una auténtica paradoja. El papa Francisco -que probablemente esté sonriendo desde donde esté- evitaba las reuniones con los grandes del mundo, fiel a su lema, el de ir hacia las “periferias”. Nada de eso sucederá este sábado. Porque Roma será el centro del mundo. Varias decenas de jefes de Estado y de gobierno harán el viaje, que sin duda será un rompecabezas tanto para los servicios de protocolo del Vaticano como de Roma. ¿Dónde colocar a cada uno? ¿Y al lado de qué vecino? Tema sensible. Hace 20 años, durante los funerales del papa Juan Pablo II, el príncipe Carlos, futuro rey de Inglaterra, creó polémica al estrechar la mano del dictador de Zimbabwe, Robert Mugabe.
Confirmados y ausentes
En todo caso, serán tantos los líderes presentes, que tal vez sea mejor comenzar por aquellos que no harán el viaje. De los cerca de 200 países en el mundo, solo 13 no han establecido relaciones diplomáticas con el Vaticano. Entre ellos, China y Arabia Saudita. Pero una de las ausencias más notables será la de Putin. El presidente ruso está bajo la amenaza de una orden de arresto de la Corte Penal Internacional (CPI), al igual que Benjamin Netanyahu, el primer ministro israelí, quien de todas formas no había apreciado mucho las críticas acerbas de Francisco sobre la guerra en Gaza.
Tampoco se sabía hasta este viernes si China enviaría una delegación. Pekín publicó, sin embargo, un mensaje en el que expresó “condolencias por la muerte del papa Francisco” y destacó “los contactos constructivos y los cambios positivos que han mantenido en los últimos años el Vaticano y China”. La Santa Sede no mantiene relaciones diplomáticas con Pekín y es uno de los pocos Estados (12) que han reconocido a Taiwán.
Por el contrario, serán cerca de 170 delegaciones extranjeras las que se harán presentes este sábado en Roma, según el ministro del Interior italiano, Matteo Piantedosi. Entre los más fervientes que harán el viaje se encuentran el rey y la reina de España, así como el presidente irlandés y los dirigentes polacos, que además decretaron el sábado como día de luto nacional en su país.
Pero en estos funerales no habrá solo incondicionales del papa. Algunos invitados incluso han tenido en el pasado palabras tremendas en su contra, como el presidente argentino, Javier Milei, que durante su campaña presidencial, llegó a calificarlo de “personaje nefasto”, “representante del diablo”, “comunista” y algunos epítetos todavía peores, para corregirse después en algunas entrevistas. Milei sabe, en todo caso, que las elecciones legislativas se aproximan en su país y que la mayoría de los argentinos tiene un enorme afecto por el papa que acaba de partir.
Donald Trump también estará presente, probablemente por las mismas razones. Para un presidente que articula su mandato “alrededor de la imagen y el mensaje mediático, no estar en la foto sería un desaire”, estima el politólogo Frédéric Ramel. Trump hará todo lo posible para estar donde se dirijan las miradas.
Tampoco con el presidente de Estados Unidos las relaciones fueron cordiales, después de las críticas del papa contra las expulsiones masivas de migrantes. El presidente estadounidense consideró escandalosa aquella injerencia política
“Quisiera que se concentre en la Iglesia católica y que nos deje ocuparnos de nuestras fronteras”, respondió un allegado de Trump, Tom Homan, encargado de las expulsiones.
Pero, más allá de las ceremonias funerarias y las operaciones de comunicación, el sábado será la ocasión de realizar algunas entrevistas bilaterales e intercambios diplomáticos. El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, anunció el martes que desea entrevistarse con Trump. Quizás tenga en mente el ejemplo de Barack Obama durante los funerales de Nelson Mandela, hace doce años, y ese apretón de manos histórico con el presidente cubano, que anticipó el acercamiento entre ambos países.
En resumen, Roma será el marco de una forma de “diplomacia funeraria”. La expresión existe, fue inventada por la prensa japonesa a finales de los años 1980, después de los funerales del emperador japonés Hiro-Hito. En aquella época, más de 160 dirigentes de todo el mundo acudieron a la ceremonia. Y aprovecharon esa sincronización de sus agendas para hablar juntos de los problemas económicos de la época, en particular el déficit comercial y el proteccionismo. Esta vez, después de las liturgias y los cánticos, tal vez todos terminen hablando de comercio y de aranceles.
La presencia de mandatarios de todo el mundo, desde Milei hasta Trump y Zelensky, formarán parte de las 170 delegaciones asistentes Read More