ROMA.- A pocas horas del inicio de un cónclave dividido, con el mayor número de cardenales y el más internacional y global de la historia, en la misa “pro-eligiendo Pontífice” el decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re, de 91 años, hizo un fuerte llamado a la unidad en la diversidad, recordó que “el amor es la única fuerza capaz de cambiar el mundo” y auspició “la elección del Papa que necesita nuestro tiempo”, por el bien de la Iglesia y de la humanidad.
En una misa solemne marcada por bellísimos coros en la que participaron los 133 cardenales electores y otro centenar de no electores -mayores de 80 años, el cardenal Re, que por su edad tampoco podrá ingresar a la Capilla Sixtina -donde esta tarde comenzará la elección ‘cum clave’ secreta más fascinante del mundo-, trazó el perfil que debería tener el sucesor de Francisco.
“Estamos aquí para invocar el auxilio del Espíritu Santo, para implorar su luz y su fuerza, a fin de que sea elegido el Papa que la Iglesia y la humanidad necesitan en este momento de la historia tan difícil, complejo y atormentado”, dijo al principio de su sermón.
Algunos analistas consideraron esta frase como un alusión a un candidato diplomático para un mundo en llamas. Es decir, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de Francisco, de 70 años, uno de los grandes favoritos de quienes quieren el regreso a una Iglesia más tranquila, formal y previsible.
Aunque el cardenal Re, también un diplomático fue más allá y, quizás consciente de la situación aún poco clara porque nadie cuenta con los 89 votos necesarios para ser electo, subrayó cuál es “la única actitud justa y necesaria” en vista de entrar a la Capilla Sixtina para “un acto de máxima responsabilidad humana y eclesial, y a una decisión de gran importancia”. “Un acto humano por el cual se debe abandonar cualquier consideración personal, y tener en la mente y en el corazón sólo al Dios de Jesucristo y el bien de la Iglesia y de la humanidad”, añadió, refiriéndose a la división entre quienes seguir la huella de apertura y reforma de Francisco y quienes prefieren ponerle un freno.
En un sermón en el que citó a Pablo VI y a Juan Pablo II, pero no a Francisco, el cardenal Re, en base a las lecturas del día, habló de la importancia del amor de Jesús.
“El amor que Jesús revela no conoce límites y debe caracterizar los pensamientos y la acción de todos sus discípulos, que en su conducta siempre deben manifestar un amor auténtico y comprometerse en la construcción de una nueva civilización, que Pablo VI llamó ‘civilización del amor’. El amor es la única fuerza capaz de cambiar el mundo”, recordó.
Luego puso hincapié en la comunión eclesial y en la fraternidad humana universal. “Entre las tareas de todo sucesor de Pedro está la de acrecentar la comunión: comunión de todos los cristianos con Cristo; comunión de los obispos con el Papa; comunión entre los obispos. No una comunión autorreferencial, sino dirigida totalmente a la comunión entre las personas, los pueblos y las culturas, velando para que la Iglesia sea siempre ‘casa y escuela de comunión’”, afirmó. “También es fuerte la llamada a mantener la unidad de la Iglesia en la senda trazada por Cristo a los Apóstoles. La unidad de la Iglesia es querida por Cristo; una unidad que no significa uniformidad, sino una firme y profunda comunión en la diversidad, siempre que se mantenga en plena fidelidad al Evangelio”, agregó, con voz fuerte.
Ataviados con sus vestimentas púrpura, los cardenales electores, que desde esta tarde estarán totalmente incomunicados, lo escuchaban atentamente. En primera fila, ante el imponente Baldaquino del Bernini y a metros de la tumba de Pedro, aparecían con rostros serios.
“Todo Papa sigue encarnando a Pedro y su misión, y de esa manera representa a Cristo en la tierra; él es la roca sobre la cual se edifica la Iglesia”, evocó el cardenal decano.
“La elección del nuevo Papa no es una simple sucesión de personas, sino que es siempre el apóstol Pedro que regresa”, explicó.
“Los cardenales electores expresarán su voto en la Capilla Sixtina, donde —como dice la Constitución apostólica Universi dominici gregis— «todo contribuye a hacer más viva la presencia de Dios, ante el cual cada uno deberá presentarse un día para ser juzgado»”, planteó.
Re, que como vicedecano presidió el cónclave de 2013 que eligió a Jorge Bergoglio, citó luego el Tríptico Romano del papa Juan Pablo II -de quien fue uno de los máximos colaboradores-, que expresaba “el deseo de que, en las horas de la gran decisión mediante el voto, la majestuosa imagen de Miguel Ángel que representa a Jesús Juez recordase a cada uno la grandeza de la responsabilidad de poner las “soberanas llaves” (Dante) en las manos adecuadas”.
“Recemos, por tanto, para que el Espíritu Santo, que en los últimos cien años nos ha dado una serie de Pontífices verdaderamente santos y grandes, nos regale un nuevo Papa según el corazón de Dios para el bien de la Iglesia y de la humanidad”, imploró.
“Recemos para que Dios conceda a la Iglesia el Papa que mejor sepa despertar las conciencias de todos y las fuerzas morales y espirituales en la sociedad actual, caracterizada por un gran progreso tecnológico, pero que tiende a olvidarse de Dios”, lamentó.
“El mundo de hoy espera mucho de la Iglesia para la tutela de esos valores fundamentales, humanos y espirituales, sin los cuales la convivencia humana no será mejor ni portadora de bien para las generaciones futuras”, subrayó asimismo. Y concluyó pidiendo que “la Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia, intervenga con su intercesión maternal, para que el Espíritu Santo ilumine las mentes de los cardenales electores y los haga concordes en la elección del Papa que necesita nuestro tiempo”.
ROMA.- A pocas horas del inicio de un cónclave dividido, con el mayor número de cardenales y el más internacional y global de la historia, en la misa “pro-eligiendo Pontífice” el decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re, de 91 años, hizo un fuerte llamado a la unidad en la diversidad, recordó que “el amor es la única fuerza capaz de cambiar el mundo” y auspició “la elección del Papa que necesita nuestro tiempo”, por el bien de la Iglesia y de la humanidad.
En una misa solemne marcada por bellísimos coros en la que participaron los 133 cardenales electores y otro centenar de no electores -mayores de 80 años, el cardenal Re, que por su edad tampoco podrá ingresar a la Capilla Sixtina -donde esta tarde comenzará la elección ‘cum clave’ secreta más fascinante del mundo-, trazó el perfil que debería tener el sucesor de Francisco.
“Estamos aquí para invocar el auxilio del Espíritu Santo, para implorar su luz y su fuerza, a fin de que sea elegido el Papa que la Iglesia y la humanidad necesitan en este momento de la historia tan difícil, complejo y atormentado”, dijo al principio de su sermón.
Algunos analistas consideraron esta frase como un alusión a un candidato diplomático para un mundo en llamas. Es decir, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de Francisco, de 70 años, uno de los grandes favoritos de quienes quieren el regreso a una Iglesia más tranquila, formal y previsible.
Aunque el cardenal Re, también un diplomático fue más allá y, quizás consciente de la situación aún poco clara porque nadie cuenta con los 89 votos necesarios para ser electo, subrayó cuál es “la única actitud justa y necesaria” en vista de entrar a la Capilla Sixtina para “un acto de máxima responsabilidad humana y eclesial, y a una decisión de gran importancia”. “Un acto humano por el cual se debe abandonar cualquier consideración personal, y tener en la mente y en el corazón sólo al Dios de Jesucristo y el bien de la Iglesia y de la humanidad”, añadió, refiriéndose a la división entre quienes seguir la huella de apertura y reforma de Francisco y quienes prefieren ponerle un freno.
En un sermón en el que citó a Pablo VI y a Juan Pablo II, pero no a Francisco, el cardenal Re, en base a las lecturas del día, habló de la importancia del amor de Jesús.
“El amor que Jesús revela no conoce límites y debe caracterizar los pensamientos y la acción de todos sus discípulos, que en su conducta siempre deben manifestar un amor auténtico y comprometerse en la construcción de una nueva civilización, que Pablo VI llamó ‘civilización del amor’. El amor es la única fuerza capaz de cambiar el mundo”, recordó.
Luego puso hincapié en la comunión eclesial y en la fraternidad humana universal. “Entre las tareas de todo sucesor de Pedro está la de acrecentar la comunión: comunión de todos los cristianos con Cristo; comunión de los obispos con el Papa; comunión entre los obispos. No una comunión autorreferencial, sino dirigida totalmente a la comunión entre las personas, los pueblos y las culturas, velando para que la Iglesia sea siempre ‘casa y escuela de comunión’”, afirmó. “También es fuerte la llamada a mantener la unidad de la Iglesia en la senda trazada por Cristo a los Apóstoles. La unidad de la Iglesia es querida por Cristo; una unidad que no significa uniformidad, sino una firme y profunda comunión en la diversidad, siempre que se mantenga en plena fidelidad al Evangelio”, agregó, con voz fuerte.
Ataviados con sus vestimentas púrpura, los cardenales electores, que desde esta tarde estarán totalmente incomunicados, lo escuchaban atentamente. En primera fila, ante el imponente Baldaquino del Bernini y a metros de la tumba de Pedro, aparecían con rostros serios.
“Todo Papa sigue encarnando a Pedro y su misión, y de esa manera representa a Cristo en la tierra; él es la roca sobre la cual se edifica la Iglesia”, evocó el cardenal decano.
“La elección del nuevo Papa no es una simple sucesión de personas, sino que es siempre el apóstol Pedro que regresa”, explicó.
“Los cardenales electores expresarán su voto en la Capilla Sixtina, donde —como dice la Constitución apostólica Universi dominici gregis— «todo contribuye a hacer más viva la presencia de Dios, ante el cual cada uno deberá presentarse un día para ser juzgado»”, planteó.
Re, que como vicedecano presidió el cónclave de 2013 que eligió a Jorge Bergoglio, citó luego el Tríptico Romano del papa Juan Pablo II -de quien fue uno de los máximos colaboradores-, que expresaba “el deseo de que, en las horas de la gran decisión mediante el voto, la majestuosa imagen de Miguel Ángel que representa a Jesús Juez recordase a cada uno la grandeza de la responsabilidad de poner las “soberanas llaves” (Dante) en las manos adecuadas”.
“Recemos, por tanto, para que el Espíritu Santo, que en los últimos cien años nos ha dado una serie de Pontífices verdaderamente santos y grandes, nos regale un nuevo Papa según el corazón de Dios para el bien de la Iglesia y de la humanidad”, imploró.
“Recemos para que Dios conceda a la Iglesia el Papa que mejor sepa despertar las conciencias de todos y las fuerzas morales y espirituales en la sociedad actual, caracterizada por un gran progreso tecnológico, pero que tiende a olvidarse de Dios”, lamentó.
“El mundo de hoy espera mucho de la Iglesia para la tutela de esos valores fundamentales, humanos y espirituales, sin los cuales la convivencia humana no será mejor ni portadora de bien para las generaciones futuras”, subrayó asimismo. Y concluyó pidiendo que “la Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia, intervenga con su intercesión maternal, para que el Espíritu Santo ilumine las mentes de los cardenales electores y los haga concordes en la elección del Papa que necesita nuestro tiempo”.
En la misa “pro-eligiendo Pontífice” el decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re, de 91 años, hizo un fuerte llamado a la unidad en la diversidad Read More