¿Por qué es tan relevante la elección del nuevo Papa para el real estate?

La elección de un nuevo Papa es uno de los eventos más observados del mundo, con implicaciones que trascienden lo religioso. Más allá de su papel como líder espiritual de más de 1.300 millones de católicos, el Papa es también el jefe del Estado Vaticano y, por extensión, la figura central de una de las instituciones más influyentes en términos políticos, culturales y económicos.

JP Morgan alquiló una torre de oficinas entera en Núñez

Pero tal vez, uno de los aspectos menos observados, pero profundamente relevantes, es el poder económico de la Iglesia Católica, especialmente en lo que respecta a bienes raíces y tenencia de tierras. En este sentido -y sin intenciones de entrar en ninguna controversia- la Iglesia Católica se encuentra entre las entidades que mayor dominio de tierra poseen a escala mundial.

A continuación, un pequeño resumen de los más grandes “terratenientes” a escala mundial en extensión y valor patrimonial. Según surgen de investigaciones realizadas por prestigiosos medios como The Guardian y The Economist en 2020 y 2021 respectivamente, el valor estimado en propiedades de la Iglesia sería entre US$200.000 y US$350.000 millones, ya que miles de miles de edificios religiosos, escuelas, hospitales, universidades y tierras agrícolas distribuidas en todos los continentes, forman parte de su patrimonio. Para dimensionarlo, solo en EE.UU., la Iglesia posee más de 71.628 millones de hectáreas, y sus bienes raíces están valuados en al menos US$30.000 millones, según los mismos informes.

Para tener un análisis comparativo John Malone, el mayor propietario individual de tierras en Estados Unidos, con más de 890.340 hectáreas bajo su control. El valor estimado de sus tierras supera los 9.000 millones de dólares, consolidándolo como una figura clave en el mercado de activos rurales y de conservación.

Por otra parte, Ted Turner llegó a poseer más de 809.400 hectáreas en los Estados Unidos, dedicados principalmente a actividades de ganadería y conservación ambiental. Su patrimonio en tierras alcanza una valuación cercana a los US$7000 millones, ubicándolo entre los mayores terratenientes del país, según datos de Forbes y CNN en reportes de 2020 y 2021.

Mientras que, según estimaciones publicadas por The Guardian y Forbes en 2021 y 2023 respectivamente, a través de la Crown Estate, la Corona Británica administra propiedades cuyo valor supera los US$17.000 millones. Aunque no las posee de manera personal, el Rey Carlos III tiene influencia sobre cerca de 2.670.000 millones de hectáreas a nivel global, principalmente distribuidos entre los países que integran la Mancomunidad de Naciones.

Por lo tanto, y aunque la misión principal de la Iglesia Católica es la de guiar espiritualmente a más de 1.300 millones de fieles en todo el mundo, resulta imposible soslayar que también es una de las mayores poseedoras de bienes muebles e inmuebles del planeta.

Por lo tanto, la elección de un nuevo Papa trasciende lo estrictamente religioso. No solo se trata de definir quién conducirá la dimensión espiritual de una de las mayores comunidades de creyentes, sino también quién tendrá la responsabilidad directa o indirecta sobre la gestión de un patrimonio de valor gigantesco. Esta realidad convierte al Cónclave en un hito que es seguido con atención no sólo por los fieles, sino también por gobiernos, corporaciones, diplomáticos y líderes de distintas religiones: el nuevo Papa tendrá, inevitablemente, influencia sobre conciencias, sobre capitales, sobre tierras y, en definitiva, sobre el poder real.

* El autor es el CEO de Americas Capital

La elección de un nuevo Papa es uno de los eventos más observados del mundo, con implicaciones que trascienden lo religioso. Más allá de su papel como líder espiritual de más de 1.300 millones de católicos, el Papa es también el jefe del Estado Vaticano y, por extensión, la figura central de una de las instituciones más influyentes en términos políticos, culturales y económicos.

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Pero tal vez, uno de los aspectos menos observados, pero profundamente relevantes, es el poder económico de la Iglesia Católica, especialmente en lo que respecta a bienes raíces y tenencia de tierras. En este sentido -y sin intenciones de entrar en ninguna controversia- la Iglesia Católica se encuentra entre las entidades que mayor dominio de tierra poseen a escala mundial.

A continuación, un pequeño resumen de los más grandes “terratenientes” a escala mundial en extensión y valor patrimonial. Según surgen de investigaciones realizadas por prestigiosos medios como The Guardian y The Economist en 2020 y 2021 respectivamente, el valor estimado en propiedades de la Iglesia sería entre US$200.000 y US$350.000 millones, ya que miles de miles de edificios religiosos, escuelas, hospitales, universidades y tierras agrícolas distribuidas en todos los continentes, forman parte de su patrimonio. Para dimensionarlo, solo en EE.UU., la Iglesia posee más de 71.628 millones de hectáreas, y sus bienes raíces están valuados en al menos US$30.000 millones, según los mismos informes.

Para tener un análisis comparativo John Malone, el mayor propietario individual de tierras en Estados Unidos, con más de 890.340 hectáreas bajo su control. El valor estimado de sus tierras supera los 9.000 millones de dólares, consolidándolo como una figura clave en el mercado de activos rurales y de conservación.

Por otra parte, Ted Turner llegó a poseer más de 809.400 hectáreas en los Estados Unidos, dedicados principalmente a actividades de ganadería y conservación ambiental. Su patrimonio en tierras alcanza una valuación cercana a los US$7000 millones, ubicándolo entre los mayores terratenientes del país, según datos de Forbes y CNN en reportes de 2020 y 2021.

Mientras que, según estimaciones publicadas por The Guardian y Forbes en 2021 y 2023 respectivamente, a través de la Crown Estate, la Corona Británica administra propiedades cuyo valor supera los US$17.000 millones. Aunque no las posee de manera personal, el Rey Carlos III tiene influencia sobre cerca de 2.670.000 millones de hectáreas a nivel global, principalmente distribuidos entre los países que integran la Mancomunidad de Naciones.

Por lo tanto, y aunque la misión principal de la Iglesia Católica es la de guiar espiritualmente a más de 1.300 millones de fieles en todo el mundo, resulta imposible soslayar que también es una de las mayores poseedoras de bienes muebles e inmuebles del planeta.

Por lo tanto, la elección de un nuevo Papa trasciende lo estrictamente religioso. No solo se trata de definir quién conducirá la dimensión espiritual de una de las mayores comunidades de creyentes, sino también quién tendrá la responsabilidad directa o indirecta sobre la gestión de un patrimonio de valor gigantesco. Esta realidad convierte al Cónclave en un hito que es seguido con atención no sólo por los fieles, sino también por gobiernos, corporaciones, diplomáticos y líderes de distintas religiones: el nuevo Papa tendrá, inevitablemente, influencia sobre conciencias, sobre capitales, sobre tierras y, en definitiva, sobre el poder real.

* El autor es el CEO de Americas Capital

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