ROMA.- En su primera audiencia con los más de 4000 periodistas que cubrieron el cónclave que lo consagró como el 267° pontífice de la historia, el papa León XIV no solo agradeció la labor de la prensa internacional, sino que también alzó la voz en defensa de la libertad de expresión. Recordó a los comunicadores encarcelados en distintas partes del mundo, destacó el rol de quienes arriesgan la vida en zonas de guerra y llamó a “desarmar las palabras” como un paso imprescindible para “desarmar la Tierra”.
Ovacionado al ingresar al Aula Pablo VI del Vaticano, donde lo esperaban miles de periodistas de todo el planeta, León XIV rompió el hielo con una broma en inglés: “Si la gente aplaude al principio, no importa. Lo importante es si siguen despiertos al final y todavía tienen ganas de aplaudir. En ese caso, gracias”, dijo, provocando risas y más aplausos.
Luego, ya en italiano, leyó el discurso que había preparado, interrumpido varias veces por ovaciones espontáneas, en el que citó en dos ocasiones a su predecesor, el papa Francisco. Fue el pontífice argentino quien, el 16 de marzo de 2013, instauró la tradición de recibir en una audiencia especial a los periodistas que viajan a Roma para cubrir el cónclave.
Robert Francis Prevost, el primer papa estadounidense y también ciudadano peruano, de 69 años, agradeció el trabajo de los medios y evocó las palabras del Sermón de la Montaña, donde Jesús proclama bienaventurados “a los que trabajan por la paz”. Un desafío, sostuvo, que interpela directamente al periodismo.
“Es un llamado a una comunicación distinta, que no busque el consenso a toda costa, que no se disfrace con palabras agresivas, que no se rinda ante la lógica de la competencia, y que nunca separe la verdad del amor con el que debemos buscarla humildemente”, afirmó.
“La paz empieza por cada uno de nosotros: en cómo miramos, escuchamos y hablamos de los demás”, añadió. “En este sentido, la forma en que comunicamos es crucial: debemos decir ‘no’ a la guerra de palabras y de imágenes, y rechazar el paradigma del conflicto”, reforzó.
Uno de los momentos más emotivos del encuentro llegó cuando el papa reiteró el compromiso de la Iglesia con los periodistas encarcelados por haber buscado y contado la verdad. “Pedimos su liberación”, exclamó, cosechando una catarata de aplausos.
Y fue aún más enfático: “La Iglesia reconoce en estos testimonios —pienso en quienes relatan la guerra incluso a costa de su propia vida— la valentía de aquellos que defienden la dignidad, la justicia y el derecho de los pueblos a ser informados. Porque solo los pueblos informados pueden tomar decisiones libres”.
“El sufrimiento de estos periodistas encarcelados interpela la conciencia de las naciones y de la comunidad internacional, instándonos a todos a salvaguardar el preciado bien de la libertad de expresión y de prensa”, agregó, provocando aún más consenso en el variopinto auditorio.
Al finalizar la audiencia, León XIV se acercó a saludar a numerosos periodistas acreditados de forma permanente en el Vaticano, entre ellos esta corresponsal. En un momento distendido, sabiendo que el nuevo Papa es un apasionado del tenis, le propuse con humor disputar un partido de dobles junto a la colega española Eva Fernández, corresponsal de la cadena Cope, que estaba a mi lado. El pontífice sonrió y respondió con modestia: “Yo juego, pero no soy tan bueno”.
Prevost, quien fue obispo de Chiclayo, en Perú, hasta que en 2023 el papa Francisco lo convocó a Roma para asumir la conducción del Dicasterio para los Obispos —uno de los organismos más relevantes de la curia—, se refirió también al vértigo informativo de los últimos días.
“Ustedes han estado en Roma para contar la Iglesia, su variedad, y junto a eso, su unidad. Han acompañado los ritos de la Semana Santa, han contado luego el dolor por la muerte del papa Francisco (aplausos), ocurrida sin embargo en la luz de la Pascua”, dijo, al aludir a la muerte de Jorge Bergoglio, a los 88 años y ya muy enfermo, el 21 de abril pasado, el día siguiente de Pascua.
León XIV también habló de los “tiempos difíciles de recorrer y contar, que representan un desafío para todos nosotros del que no debemos escapar”. En este marco, pidió a todos, cada uno en su diverso rol y servicio, de “no ceder nunca a la mediocridad”.
Fiel a su espiritualidad agustiniana, citó a San Agustín: “Vivamos bien, y los tiempos serán buenos. Somos nosotros los tiempos”. Y concluyó con un mensaje de gratitud: “Gracias por haberse alejado de los estereotipos y clichés con los que muchas veces se describe la vida cristiana y la vida de la Iglesia. Gracias por haber sabido captar lo esencial de lo que somos y transmitirlo al mundo con todos los medios posibles”.
ROMA.- En su primera audiencia con los más de 4000 periodistas que cubrieron el cónclave que lo consagró como el 267° pontífice de la historia, el papa León XIV no solo agradeció la labor de la prensa internacional, sino que también alzó la voz en defensa de la libertad de expresión. Recordó a los comunicadores encarcelados en distintas partes del mundo, destacó el rol de quienes arriesgan la vida en zonas de guerra y llamó a “desarmar las palabras” como un paso imprescindible para “desarmar la Tierra”.
Ovacionado al ingresar al Aula Pablo VI del Vaticano, donde lo esperaban miles de periodistas de todo el planeta, León XIV rompió el hielo con una broma en inglés: “Si la gente aplaude al principio, no importa. Lo importante es si siguen despiertos al final y todavía tienen ganas de aplaudir. En ese caso, gracias”, dijo, provocando risas y más aplausos.
Luego, ya en italiano, leyó el discurso que había preparado, interrumpido varias veces por ovaciones espontáneas, en el que citó en dos ocasiones a su predecesor, el papa Francisco. Fue el pontífice argentino quien, el 16 de marzo de 2013, instauró la tradición de recibir en una audiencia especial a los periodistas que viajan a Roma para cubrir el cónclave.
Robert Francis Prevost, el primer papa estadounidense y también ciudadano peruano, de 69 años, agradeció el trabajo de los medios y evocó las palabras del Sermón de la Montaña, donde Jesús proclama bienaventurados “a los que trabajan por la paz”. Un desafío, sostuvo, que interpela directamente al periodismo.
“Es un llamado a una comunicación distinta, que no busque el consenso a toda costa, que no se disfrace con palabras agresivas, que no se rinda ante la lógica de la competencia, y que nunca separe la verdad del amor con el que debemos buscarla humildemente”, afirmó.
“La paz empieza por cada uno de nosotros: en cómo miramos, escuchamos y hablamos de los demás”, añadió. “En este sentido, la forma en que comunicamos es crucial: debemos decir ‘no’ a la guerra de palabras y de imágenes, y rechazar el paradigma del conflicto”, reforzó.
Uno de los momentos más emotivos del encuentro llegó cuando el papa reiteró el compromiso de la Iglesia con los periodistas encarcelados por haber buscado y contado la verdad. “Pedimos su liberación”, exclamó, cosechando una catarata de aplausos.
Y fue aún más enfático: “La Iglesia reconoce en estos testimonios —pienso en quienes relatan la guerra incluso a costa de su propia vida— la valentía de aquellos que defienden la dignidad, la justicia y el derecho de los pueblos a ser informados. Porque solo los pueblos informados pueden tomar decisiones libres”.
“El sufrimiento de estos periodistas encarcelados interpela la conciencia de las naciones y de la comunidad internacional, instándonos a todos a salvaguardar el preciado bien de la libertad de expresión y de prensa”, agregó, provocando aún más consenso en el variopinto auditorio.
Al finalizar la audiencia, León XIV se acercó a saludar a numerosos periodistas acreditados de forma permanente en el Vaticano, entre ellos esta corresponsal. En un momento distendido, sabiendo que el nuevo Papa es un apasionado del tenis, le propuse con humor disputar un partido de dobles junto a la colega española Eva Fernández, corresponsal de la cadena Cope, que estaba a mi lado. El pontífice sonrió y respondió con modestia: “Yo juego, pero no soy tan bueno”.
Prevost, quien fue obispo de Chiclayo, en Perú, hasta que en 2023 el papa Francisco lo convocó a Roma para asumir la conducción del Dicasterio para los Obispos —uno de los organismos más relevantes de la curia—, se refirió también al vértigo informativo de los últimos días.
“Ustedes han estado en Roma para contar la Iglesia, su variedad, y junto a eso, su unidad. Han acompañado los ritos de la Semana Santa, han contado luego el dolor por la muerte del papa Francisco (aplausos), ocurrida sin embargo en la luz de la Pascua”, dijo, al aludir a la muerte de Jorge Bergoglio, a los 88 años y ya muy enfermo, el 21 de abril pasado, el día siguiente de Pascua.
León XIV también habló de los “tiempos difíciles de recorrer y contar, que representan un desafío para todos nosotros del que no debemos escapar”. En este marco, pidió a todos, cada uno en su diverso rol y servicio, de “no ceder nunca a la mediocridad”.
Fiel a su espiritualidad agustiniana, citó a San Agustín: “Vivamos bien, y los tiempos serán buenos. Somos nosotros los tiempos”. Y concluyó con un mensaje de gratitud: “Gracias por haberse alejado de los estereotipos y clichés con los que muchas veces se describe la vida cristiana y la vida de la Iglesia. Gracias por haber sabido captar lo esencial de lo que somos y transmitirlo al mundo con todos los medios posibles”.
Ante 4000 reporteros, el sumo pontífice llamó a decirle “no a la guerra de palabras”; también saludó a la corresponsal de LA NACION en Roma Read More