ROMA.- Al término de la misa de inicio del ministerio petrino y antes de recitar la oración mariana del Regina Caeli, el papa León XIV volvió a expresar su preocupación por los conflictos en curso en el mundo, con especial énfasis en la situación humanitaria en Gaza y el sufrimiento del pueblo ucraniano. Lo hizo ante una multitud estimada en 150.000 personas en la Plaza de San Pedro, entre las que se encontraban el presidente de Israel, Isaac Herzog, y su par ucraniano, Volodimir Zelensky, con quien tenía prevista una audiencia.
“En la alegría de la fe y de la comunión, no podemos olvidarnos de nuestros hermanos y hermanas que sufren a causa de las guerras. En Gaza, los niños, las familias y los ancianos supervivientes están pasando hambre”, denunció. Mencionó también la violencia en Myanmar y, al referirse a Ucrania, habló de una “martirizada nación que espera, por fin, negociaciones para una paz justa y duradera”, lo que generó una nueva ovación.
Desde la simbólica “barca de Pedro”, León XIV exhortó a encomendar el pontificado a María, a quien definió como “Estrella del mar, Madre del Buen Consejo y signo de esperanza”. “Imploremos su intercesión para obtener el don de la paz, el auxilio y el consuelo para quienes sufren, y para todos nosotros, la gracia de ser testigos del Señor Resucitado”, pidió.
En el inicio de su alocución, el Papa agradeció a los romanos y a los fieles de todo el mundo presentes. “Expreso mi gratitud, en particular, a las delegaciones oficiales de numerosos países, así como a los representantes de las Iglesias y Comunidades eclesiales y de otras religiones”, dijo. También saludó con afecto a los peregrinos que llegaron por el Jubileo de las Cofradías: “Queridos hermanos, gracias por mantener vivo el gran patrimonio de la piedad popular”, agregó, ante otra ovación.
Aunque el momento más emotivo fue cuando León XIV recordó a su predecesor argentino. “Durante la misa sentí fuertemente la presencia espiritual del papa Francisco, que desde el cielo nos acompaña”, confió, desatando aplausos.
La mención de la franja de Gaza, que ya había hecho el domingo pasado, dejó en claro que León XIV va a seguir en la misma línea del papa Francisco, que en sus últimos meses de vida, amén de llamar todos los días al párroco de Gaza, el sacerdote argentino Gabriel Romanelli, irritó a las autoridades israelíes al decir que debería ser analizado si lo que está ocurriendo allí es un genocidio.
Justamente debido a esto y otros roces, en su funeral, el 26 de abril pasado, fue notable la ausencia de autoridades de alto nivel de Israel, que sólo estuvo representado por su embajador ante la Santa Sede.
Esta vez, en cambio, viajó el presidente Herzog, que estuvo entre las centenares de personas que, después de la misa y adentro de la Basílica de San Pedro, saludó a León XIV, con quien intercambió una palabras, según pudo verse en imágenes transmitidas en directo por el Vaticano, pero sin audio.
De buen ánimo, sonriente y vestido ya con sotana blanca y muceta roja —sin los paramentos litúrgicos—, León XIV permaneció durante una hora y veinte minutos en pie, frente al majestuoso baldaquino de Bernini, recibiendo a representantes de 156 delegaciones oficiales de todo el mundo. Según el protocolo, el primero en saludarlo fue el presidente de Italia, Sergio Mattarella, seguido por la primera ministra, Giorgia Meloni. La italiana fue, naturalmente, la delegación más numerosa, por tratarse del país anfitrión del Vaticano.
Luego fue el turno de la presidenta de Perú, Dina Boluarte, quien ya había sido recibida en audiencia privada antes de la misa, en un gesto de deferencia hacia el origen nacional del nuevo Papa.
También estuvo presente JD Vance, vicepresidente de su país natal, católico convertido hace pocos años y de su esposa de origen hindú, con quienes también tuvo una breve conversación. Hubo sonrisas y gestos distendidos. Dentro de la delegación estadounidense, llamó la atención cuando e papa le dio un abrazo a una persona muy parecida: su hermano díscolo, Louis Prevost, de 73 años y residente en Florida, que saltó a la fama por sus publicaciones pro-MAGA (Make America Great Again) y pro-Trump en sus redes sociales.
Después fue el turno de las casas reales. Vestidas de blanco —privilegio reservado a las reinas católicas— saludaron a León XIV Letizia de España y Matilde de Bélgica. También lo hizo la princesa Charlene de Mónaco, acompañada por el príncipe Alberto. En cambio, la reina Máxima de los Países Bajos, siempre elegantísima y simpática, optó por el tradicional atuendo oscuro con velo, y concurrió sin su esposo, el rey Guillermo. La reina Máxima no había podido estar presente en el funeral de su compatriota, Francisco, pero esta vez sí pudo venir.
Más tarde desfilaron los presidentes de Colombia, Gustavo Petro; de Ecuador, Daniel Noboa; y de Paraguay, Santiago Peña, entre otros. También se hicieron presentes herederos de distintas casas reales, como la princesa Victoria de Suecia, el príncipe Eduardo del Reino Unido y el príncipe Faisal Bin Sattam de Arabia Saudita.
El saludo de León XIV a la delegación argentina 🇦🇷 encabezada por @GerardoWerthein y @SPettovelloOK pic.twitter.com/aXO4LaZGc0
— Elisabetta Piqué (@bettapique) May 18, 2025
Al ser de un rango menor, el saludo a la delegación argentina, encabezada por el canciller, Gerardo Werthein y la ministra Sandra Pettovello, de riguroso negro, llegó después. Según las imágenes también entonces reinó mucha cordialidad, algo lógico al tratarse de los representantes del país de nacimiento de su querido antecesor argentino.
ROMA.- Al término de la misa de inicio del ministerio petrino y antes de recitar la oración mariana del Regina Caeli, el papa León XIV volvió a expresar su preocupación por los conflictos en curso en el mundo, con especial énfasis en la situación humanitaria en Gaza y el sufrimiento del pueblo ucraniano. Lo hizo ante una multitud estimada en 150.000 personas en la Plaza de San Pedro, entre las que se encontraban el presidente de Israel, Isaac Herzog, y su par ucraniano, Volodimir Zelensky, con quien tenía prevista una audiencia.
“En la alegría de la fe y de la comunión, no podemos olvidarnos de nuestros hermanos y hermanas que sufren a causa de las guerras. En Gaza, los niños, las familias y los ancianos supervivientes están pasando hambre”, denunció. Mencionó también la violencia en Myanmar y, al referirse a Ucrania, habló de una “martirizada nación que espera, por fin, negociaciones para una paz justa y duradera”, lo que generó una nueva ovación.
Desde la simbólica “barca de Pedro”, León XIV exhortó a encomendar el pontificado a María, a quien definió como “Estrella del mar, Madre del Buen Consejo y signo de esperanza”. “Imploremos su intercesión para obtener el don de la paz, el auxilio y el consuelo para quienes sufren, y para todos nosotros, la gracia de ser testigos del Señor Resucitado”, pidió.
En el inicio de su alocución, el Papa agradeció a los romanos y a los fieles de todo el mundo presentes. “Expreso mi gratitud, en particular, a las delegaciones oficiales de numerosos países, así como a los representantes de las Iglesias y Comunidades eclesiales y de otras religiones”, dijo. También saludó con afecto a los peregrinos que llegaron por el Jubileo de las Cofradías: “Queridos hermanos, gracias por mantener vivo el gran patrimonio de la piedad popular”, agregó, ante otra ovación.
Aunque el momento más emotivo fue cuando León XIV recordó a su predecesor argentino. “Durante la misa sentí fuertemente la presencia espiritual del papa Francisco, que desde el cielo nos acompaña”, confió, desatando aplausos.
La mención de la franja de Gaza, que ya había hecho el domingo pasado, dejó en claro que León XIV va a seguir en la misma línea del papa Francisco, que en sus últimos meses de vida, amén de llamar todos los días al párroco de Gaza, el sacerdote argentino Gabriel Romanelli, irritó a las autoridades israelíes al decir que debería ser analizado si lo que está ocurriendo allí es un genocidio.
Justamente debido a esto y otros roces, en su funeral, el 26 de abril pasado, fue notable la ausencia de autoridades de alto nivel de Israel, que sólo estuvo representado por su embajador ante la Santa Sede.
Esta vez, en cambio, viajó el presidente Herzog, que estuvo entre las centenares de personas que, después de la misa y adentro de la Basílica de San Pedro, saludó a León XIV, con quien intercambió una palabras, según pudo verse en imágenes transmitidas en directo por el Vaticano, pero sin audio.
De buen ánimo, sonriente y vestido ya con sotana blanca y muceta roja —sin los paramentos litúrgicos—, León XIV permaneció durante una hora y veinte minutos en pie, frente al majestuoso baldaquino de Bernini, recibiendo a representantes de 156 delegaciones oficiales de todo el mundo. Según el protocolo, el primero en saludarlo fue el presidente de Italia, Sergio Mattarella, seguido por la primera ministra, Giorgia Meloni. La italiana fue, naturalmente, la delegación más numerosa, por tratarse del país anfitrión del Vaticano.
Luego fue el turno de la presidenta de Perú, Dina Boluarte, quien ya había sido recibida en audiencia privada antes de la misa, en un gesto de deferencia hacia el origen nacional del nuevo Papa.
También estuvo presente JD Vance, vicepresidente de su país natal, católico convertido hace pocos años y de su esposa de origen hindú, con quienes también tuvo una breve conversación. Hubo sonrisas y gestos distendidos. Dentro de la delegación estadounidense, llamó la atención cuando e papa le dio un abrazo a una persona muy parecida: su hermano díscolo, Louis Prevost, de 73 años y residente en Florida, que saltó a la fama por sus publicaciones pro-MAGA (Make America Great Again) y pro-Trump en sus redes sociales.
Después fue el turno de las casas reales. Vestidas de blanco —privilegio reservado a las reinas católicas— saludaron a León XIV Letizia de España y Matilde de Bélgica. También lo hizo la princesa Charlene de Mónaco, acompañada por el príncipe Alberto. En cambio, la reina Máxima de los Países Bajos, siempre elegantísima y simpática, optó por el tradicional atuendo oscuro con velo, y concurrió sin su esposo, el rey Guillermo. La reina Máxima no había podido estar presente en el funeral de su compatriota, Francisco, pero esta vez sí pudo venir.
Más tarde desfilaron los presidentes de Colombia, Gustavo Petro; de Ecuador, Daniel Noboa; y de Paraguay, Santiago Peña, entre otros. También se hicieron presentes herederos de distintas casas reales, como la princesa Victoria de Suecia, el príncipe Eduardo del Reino Unido y el príncipe Faisal Bin Sattam de Arabia Saudita.
El saludo de León XIV a la delegación argentina 🇦🇷 encabezada por @GerardoWerthein y @SPettovelloOK pic.twitter.com/aXO4LaZGc0
— Elisabetta Piqué (@bettapique) May 18, 2025
Al ser de un rango menor, el saludo a la delegación argentina, encabezada por el canciller, Gerardo Werthein y la ministra Sandra Pettovello, de riguroso negro, llegó después. Según las imágenes también entonces reinó mucha cordialidad, algo lógico al tratarse de los representantes del país de nacimiento de su querido antecesor argentino.
Después de la misa, el Pontífice estuvo una hora y veinte minutos saludando a las 156 delegaciones de todo el mundo, entre las cuales la argentina, con el canciller Werthein y la ministra Pettovello Read More