CÓRDOBA.- Pocos días después de que la Justicia española procesara al líder de IM Master Academy, Iván Briongos, y a otras siete personas por presunta estafa y delitos contra el derecho de los trabajadores, asociación ilícita, un delito contra la Hacienda Pública, coacciones psicológicas y/o amenazas, en la Argentina se dictó la primera condena contra integrantes de la misma “criptosecta”.
La Justicia Federal, ocho miembros de la célula local de IM Master Academy recibieron penas de hasta 3 años de prisión por asociación ilícita y estafas reiteradas y deberán reparar patrimonialmente a las víctimas.
En esta provincia la investigación comenzó tras la denuncia de una de las víctimas, que generó diversas intervenciones telefónicas y el acceso a reuniones por Zoom y fotos de los acusados.
Bajo la fachada del funcionamiento de una “academia” dedicada al trading con criptomonedas, desde 2018 hasta junio de 2022 disuadieron al menos a 29 personas con la promesa de una vida de riquezas y lujos, pero con el real objetivo de obligarlos a captar nuevas víctimas y estafarlos. Un esquema Ponzi con todas las letras.
La compañía tiene su sede en los Estados Unidos. En el estado de Nevada hay acciones iniciadas contra la firma por engaño a los consumidores. Además, la Comisión de Supervisión del Sector Financiero de Luxemburgo y el Parlamento Europeo emitieron alertas sobre los riesgos de las ofertas de la organización.
Según estableció la Justicia cordobesa, los altos mandos de la célula argentina de IM Master Academy contactaban por redes sociales a jóvenes que atravesaban dificultades económicas y les aseguraban que podían ganar dólares fácilmente si pagaban una suscripción de U$S185. Después de “asociarse”, les decían que debían conseguir a otras personas que también pagaran la suscripción, típico de las estafas piramidales. Muchos de ellos vivían en departamentos que tenía la organización en Córdoba.
Ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°3 de Córdoba, a cargo de la jueza María Noel Costa, los ocho imputados aceptaron su responsabilidad, cesar la actividad y reparar a las víctimas. Hicieron un acuerdo con el fiscal federal Maximiliano Hairabedian.
Renato Rivarola Oblitas, de 37 años; Brian Manrique, de 27; su hermano Lautaro Manrique, de 24; Andrea Bautista Bedoya, de 31; Gustavo Zamora, de 28, y Haidar Tawil Abou, de 25, integraban la L360/IM, un desprendimiento de IM Mastery Academy, con sede central en Estados Unidos y presencia en muchos países. Todos ellos fueron condenados a tres años de prisión. María Victoria Gómez, de 26 años, y Pamela González, de 27, recibieron una pena de un año de prisión de cumplimiento condicional.
Costa advirtió que para funcionar, el esquema “exige el reclutamiento permanente de nuevos participantes, quienes a su vez deben atraer a más individuos, configurando así una estructura de tipo piramidal, en la que únicamente aquellos ubicados en los niveles superiores logran obtener réditos, en desmedro de la mayoría de los integrantes”. Es decir, un esquema Ponzi.
Todas las víctimas identificadas tienen entre 17 y 31 años, están empezando sus vidas laborales, tienen necesidades económicas, “expectativas de crecimiento y/o ambiciones de éxitos y trascendencia. Son, en su mayoría, jóvenes fácilmente manipulables por su contexto de vida, su situación particular, su ambición o educación, circunstancias que los colocaron en una posición apta para obtener de ellos lo que necesitaban, es decir, un desprendimiento patrimonial, mayor productividad en la creencia falsa que serían beneficiados en lo inmediato o mediato con lo prometido”, repasa el fallo.
La Justicia ordenó también el decomiso de los bienes secuestrados, que incluyen siete celulares, seis notebooks y los activos depositados en una plataforma dedicada a la compra y venta de criptomonedas y que estaban a nombre de dos de los acusados, por considerar que se trataban de ganancias obtenidas del delito.
La reparación para las personas damnificadas, consiste en restituirles la suscripción que abonaron -tanto ellos como sus familiares-, los gastos de traslado y alojamiento y darles un salario mínimo vital y móvil (SMVM) por el tiempo en el que estuvieron.
“Cultura del departamento”
La “academia” opera en 134 países e incluso trabaja con todas las tarjetas de crédito y otras firmas reconocidas. Sus integrantes mostraban un “alto estatus económico (su vestimenta, sus viajes y sus autos de alta gama)” y les prometían a los que se asociaban “un destino económico pujante, con ingresos en dólares”.
“De este modo, los imputados se autorreferenciaban como imagen a seguir en el negocio que promocionaban e, indicaban que, en caso de no obtener esos resultados o de fracasar, ello se motivaba en no haber comprendido el mecanismo o aún no utilizarlo bien”, señala el fallo.
Repasa que los acusados utilizaban “la cultura del departamento”, en la que cada uno cumplía roles diferentes, desde la captación, el alquiler de los inmuebles, el control de las víctimas o la manipulación para el cumplimiento de objetivos impuestos a “los alumnos”.
Rivarola Oblitas era el líder, al que se identificaba como Independent Business Owner o Distribuidores Independientes de la Empresa. Una de las víctimas recordó que, al asistir a una reunión en Córdoba, el acusado se presentó como un político y que se encargaba de explicar “la manera de trabajar, de brindar liderazgo y cómo llegó a generar sus altos ingresos”.
CÓRDOBA.- Pocos días después de que la Justicia española procesara al líder de IM Master Academy, Iván Briongos, y a otras siete personas por presunta estafa y delitos contra el derecho de los trabajadores, asociación ilícita, un delito contra la Hacienda Pública, coacciones psicológicas y/o amenazas, en la Argentina se dictó la primera condena contra integrantes de la misma “criptosecta”.
La Justicia Federal, ocho miembros de la célula local de IM Master Academy recibieron penas de hasta 3 años de prisión por asociación ilícita y estafas reiteradas y deberán reparar patrimonialmente a las víctimas.
En esta provincia la investigación comenzó tras la denuncia de una de las víctimas, que generó diversas intervenciones telefónicas y el acceso a reuniones por Zoom y fotos de los acusados.
Bajo la fachada del funcionamiento de una “academia” dedicada al trading con criptomonedas, desde 2018 hasta junio de 2022 disuadieron al menos a 29 personas con la promesa de una vida de riquezas y lujos, pero con el real objetivo de obligarlos a captar nuevas víctimas y estafarlos. Un esquema Ponzi con todas las letras.
La compañía tiene su sede en los Estados Unidos. En el estado de Nevada hay acciones iniciadas contra la firma por engaño a los consumidores. Además, la Comisión de Supervisión del Sector Financiero de Luxemburgo y el Parlamento Europeo emitieron alertas sobre los riesgos de las ofertas de la organización.
Según estableció la Justicia cordobesa, los altos mandos de la célula argentina de IM Master Academy contactaban por redes sociales a jóvenes que atravesaban dificultades económicas y les aseguraban que podían ganar dólares fácilmente si pagaban una suscripción de U$S185. Después de “asociarse”, les decían que debían conseguir a otras personas que también pagaran la suscripción, típico de las estafas piramidales. Muchos de ellos vivían en departamentos que tenía la organización en Córdoba.
Ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°3 de Córdoba, a cargo de la jueza María Noel Costa, los ocho imputados aceptaron su responsabilidad, cesar la actividad y reparar a las víctimas. Hicieron un acuerdo con el fiscal federal Maximiliano Hairabedian.
Renato Rivarola Oblitas, de 37 años; Brian Manrique, de 27; su hermano Lautaro Manrique, de 24; Andrea Bautista Bedoya, de 31; Gustavo Zamora, de 28, y Haidar Tawil Abou, de 25, integraban la L360/IM, un desprendimiento de IM Mastery Academy, con sede central en Estados Unidos y presencia en muchos países. Todos ellos fueron condenados a tres años de prisión. María Victoria Gómez, de 26 años, y Pamela González, de 27, recibieron una pena de un año de prisión de cumplimiento condicional.
Costa advirtió que para funcionar, el esquema “exige el reclutamiento permanente de nuevos participantes, quienes a su vez deben atraer a más individuos, configurando así una estructura de tipo piramidal, en la que únicamente aquellos ubicados en los niveles superiores logran obtener réditos, en desmedro de la mayoría de los integrantes”. Es decir, un esquema Ponzi.
Todas las víctimas identificadas tienen entre 17 y 31 años, están empezando sus vidas laborales, tienen necesidades económicas, “expectativas de crecimiento y/o ambiciones de éxitos y trascendencia. Son, en su mayoría, jóvenes fácilmente manipulables por su contexto de vida, su situación particular, su ambición o educación, circunstancias que los colocaron en una posición apta para obtener de ellos lo que necesitaban, es decir, un desprendimiento patrimonial, mayor productividad en la creencia falsa que serían beneficiados en lo inmediato o mediato con lo prometido”, repasa el fallo.
La Justicia ordenó también el decomiso de los bienes secuestrados, que incluyen siete celulares, seis notebooks y los activos depositados en una plataforma dedicada a la compra y venta de criptomonedas y que estaban a nombre de dos de los acusados, por considerar que se trataban de ganancias obtenidas del delito.
La reparación para las personas damnificadas, consiste en restituirles la suscripción que abonaron -tanto ellos como sus familiares-, los gastos de traslado y alojamiento y darles un salario mínimo vital y móvil (SMVM) por el tiempo en el que estuvieron.
“Cultura del departamento”
La “academia” opera en 134 países e incluso trabaja con todas las tarjetas de crédito y otras firmas reconocidas. Sus integrantes mostraban un “alto estatus económico (su vestimenta, sus viajes y sus autos de alta gama)” y les prometían a los que se asociaban “un destino económico pujante, con ingresos en dólares”.
“De este modo, los imputados se autorreferenciaban como imagen a seguir en el negocio que promocionaban e, indicaban que, en caso de no obtener esos resultados o de fracasar, ello se motivaba en no haber comprendido el mecanismo o aún no utilizarlo bien”, señala el fallo.
Repasa que los acusados utilizaban “la cultura del departamento”, en la que cada uno cumplía roles diferentes, desde la captación, el alquiler de los inmuebles, el control de las víctimas o la manipulación para el cumplimiento de objetivos impuestos a “los alumnos”.
Rivarola Oblitas era el líder, al que se identificaba como Independent Business Owner o Distribuidores Independientes de la Empresa. Una de las víctimas recordó que, al asistir a una reunión en Córdoba, el acusado se presentó como un político y que se encargaba de explicar “la manera de trabajar, de brindar liderazgo y cómo llegó a generar sus altos ingresos”.
Pocos días después de que el líder de la organización haya sido procesado en España, en la Argentina se logró la primera sentencia por este caso Read More