Condujo un éxito de Disney, su imagen se replicó en toda Latinoamérica y hoy sueña con ir al Bailando

“Che, acabo de verte en una publicidad de Disney Channel”, fue lo que le dijo a través de una conversación telefónica una amiga desde la Argentina. Él, desde España, no podía creer lo que estaba escuchando. En ese momento no había redes sociales y las noticias tardaban en “cruzar el charco”. Así fue que Jordi Cruz, el carismático conductor de la versión española de Art Attack, ciclo que se transmitió desde 1998 hasta 2004 en Disney Channel, se enteró de que su imagen era la que estaba ocupando el lugar de Rui Torres en Latinoamérica, el presentador mexicano que estuvo al mando del ciclo durante dos temporadas y que falleció de manera repentina a los 31 años. Sin embargo, lo que más le sorprendió fue escucharse doblado por la voz de otra persona. Desde ahí, no solo el cariño traspasaba las fronteras, sino también las cartas en las que fanáticos de Perú, Cuba, México y otros países, le escribían. Tras esto, cualquier mensaje que reciba para hablar sobre el éxito que marcó a varias generaciones lo emociona.

Para él, fue algo fortuito; sin embargo, fue su manera de desenvolverse lo que lo llevó a hacer todo lo que hizo. Desde que tiene uso de razón, Jordi es un gran fanático de la televisión y, pese a que cualquiera podría pensar que estudió, él mismo ofició de profesor en su habitación. En uno de sus castings para conductor le preguntaron si ya lo había hecho antes y él se sinceró. “Sí, en mi habitación. Yo jugaba a ser presentador. Me encanta la televisión y no solo como telespectador, sino como persona que le gusta ver formatos e intentar averiguar qué hay detrás de estos, por qué lo hacen, por qué no lo hacen”, comentó en diálogo con LA NACION.

En ese sentido, el presentador -que actualmente tiene 48 años- añadió: “Yo descubrí que algo importante en mi vida es la constancia, yo lo hacía todos los días. La constancia me da cierta satisfacción personal”.

Empezó con Club Disney, el programa infantil español inspirado en el formato estadounidense The Disney Club, el cual se emitió entre 1990 y 2003. El espacio estaba dedicado a la emisión de dibujos animados de Disney y diferentes entretenimientos; pero ¿cómo fue que el joven catalán comenzó a trabajar en la pantalla chica? “Fue de película. Vi a un amigo que estaba haciendo pruebas y castings en Madrid, vino un día a una juntada de amigos y dijo que había hecho una prueba para Club Disney. En ese momento, yo estaba trabajando en un programa de la televisión local de Barcelona, de esos primeros trabajos que tenés, que hacés de todo, que llevás cables, qué editás, que limpiás el suelo”, recordó.

Fue en ese entonces que se le ocurrió pedirle a un amigo que lo ayudara a filmarse. Por esas casualidades de la vida, el mismo día en el que envió la cinta, Jordi estaba en su casa y pudo atender el llamado. “Nos gustó tu cinta. Nos gustaría verte. ¿Podés venir hoy a Madrid? Porque están haciendo ahora mismo el casting final”, fue lo que escuchó del otro lado del teléfono. Sin dudarlo, armó su bolso y motivado en ¿por qué no? Emprendió viaje a la capital española, la misma a la que regresó al poco tiempo, cuando le comunicaron que estaba dentro.

Sin saberlo, los pasillos de aquel trabajo lo llevarían a formar parte de un éxito sin precedentes. Es que mientras estaba trabajando para Disney, se decidió abrir Disney Channel en distintos países de Europa y había un formato que iba el mismo para todos: se trataba de Art Attack. “Un día volvía de una grabación de Club Disney y mi director me vio y me dijo ‘oye, metete acá adentro’ y me dieron una hoja”, mencionó sobre el casting con el que terminaría convirtiéndose en el conductor del famoso programa creativo.

Como buen amante de las manualidades, aquel ciclo estaba destinado para Jordi. “Al principio, con Club Disney, yo tenía que por contrato no podía hacer nada más. Como me aburría y yo estaba en Mallorca, empecé a dar clases de manualidades en la escuela”, manifestó. Mientras que en relación con la dinámica con la que intentaba transmitir el paso a paso en la TV, señaló: “Me decían ‘las manualidades se hacen así’ y yo intentaba contarlo con mis palabras, de un modo atractivo para que la gente se quedara enganchada. Creo que eso fue el éxito del programa, aparte de que las manualidades estaban geniales y que hubo un equipazo detrás”.

Aunque no todos lo sabían, cada versión de Art Attack se rodaba en el mismo lugar, en los estudios Maidstone, ubicados en Reino Unido. “España fue el primero en empezar a grabar, entonces éramos un poco como los conejitos de India. Íbamos una semana a ensayar y luego había dos semanas de grabación. A las dos o tres semanas volvías para poner la voz en todos los videos”, señaló.

Entre grabaciones y ensayos, algunos países se cruzaban. Allí, Jordi conoció a varios conductores, entre los que se encontraba Rui. “A mí me dio mucha pena porque lo que sé a ciencia cierta es que, para Rui, hacer Art Attack fue algo que marcó un antes y un después en su vida”, manifestó sobre el fallecimiento del joven presentador, que hasta el día de hoy se desconocen cuáles fueron las causas de su deceso. A raíz de esto, señaló: “Yo tengo una versión de todo lo que ocurrió, pero como no la puedo constatar, nunca la he contado ni nunca la contaré”.

Para Jordi, Art Attack es un hito en su vida. “Cuando pensás en cuando no vas a estar, está el sentimiento de qué te gustaría dejar; y cuando te dedicás al mundo de la televisión, pensás ‘que la gente tenga un buen recuerdo de mí y que la haya pasado bien’. Pasen los años que pasen, haber formado parte de la infancia de muchas generaciones es la suerte de mi vida”, reflexionó.

Tras el popular ciclo creativo, Jordi nunca paró. Condujo junto a Samantha Hudson el pódcast de Netflix ¿Sigues ahí?, fue actor de doblaje de distintas películas, es presentador de distintos festivales, participa del jurado de un proyecto de televisión catalana sobre un concurso de manualidades, da clases en un máster y crea contenido para sus redes sociales. Sin embargo, hay un sueño que le gustaría cumplir: trabajar en nuestro país. “Me iría a un Bailando con las estrellas, a hacer algo divertido”, concluyó.

“Che, acabo de verte en una publicidad de Disney Channel”, fue lo que le dijo a través de una conversación telefónica una amiga desde la Argentina. Él, desde España, no podía creer lo que estaba escuchando. En ese momento no había redes sociales y las noticias tardaban en “cruzar el charco”. Así fue que Jordi Cruz, el carismático conductor de la versión española de Art Attack, ciclo que se transmitió desde 1998 hasta 2004 en Disney Channel, se enteró de que su imagen era la que estaba ocupando el lugar de Rui Torres en Latinoamérica, el presentador mexicano que estuvo al mando del ciclo durante dos temporadas y que falleció de manera repentina a los 31 años. Sin embargo, lo que más le sorprendió fue escucharse doblado por la voz de otra persona. Desde ahí, no solo el cariño traspasaba las fronteras, sino también las cartas en las que fanáticos de Perú, Cuba, México y otros países, le escribían. Tras esto, cualquier mensaje que reciba para hablar sobre el éxito que marcó a varias generaciones lo emociona.

Para él, fue algo fortuito; sin embargo, fue su manera de desenvolverse lo que lo llevó a hacer todo lo que hizo. Desde que tiene uso de razón, Jordi es un gran fanático de la televisión y, pese a que cualquiera podría pensar que estudió, él mismo ofició de profesor en su habitación. En uno de sus castings para conductor le preguntaron si ya lo había hecho antes y él se sinceró. “Sí, en mi habitación. Yo jugaba a ser presentador. Me encanta la televisión y no solo como telespectador, sino como persona que le gusta ver formatos e intentar averiguar qué hay detrás de estos, por qué lo hacen, por qué no lo hacen”, comentó en diálogo con LA NACION.

En ese sentido, el presentador -que actualmente tiene 48 años- añadió: “Yo descubrí que algo importante en mi vida es la constancia, yo lo hacía todos los días. La constancia me da cierta satisfacción personal”.

Empezó con Club Disney, el programa infantil español inspirado en el formato estadounidense The Disney Club, el cual se emitió entre 1990 y 2003. El espacio estaba dedicado a la emisión de dibujos animados de Disney y diferentes entretenimientos; pero ¿cómo fue que el joven catalán comenzó a trabajar en la pantalla chica? “Fue de película. Vi a un amigo que estaba haciendo pruebas y castings en Madrid, vino un día a una juntada de amigos y dijo que había hecho una prueba para Club Disney. En ese momento, yo estaba trabajando en un programa de la televisión local de Barcelona, de esos primeros trabajos que tenés, que hacés de todo, que llevás cables, qué editás, que limpiás el suelo”, recordó.

Fue en ese entonces que se le ocurrió pedirle a un amigo que lo ayudara a filmarse. Por esas casualidades de la vida, el mismo día en el que envió la cinta, Jordi estaba en su casa y pudo atender el llamado. “Nos gustó tu cinta. Nos gustaría verte. ¿Podés venir hoy a Madrid? Porque están haciendo ahora mismo el casting final”, fue lo que escuchó del otro lado del teléfono. Sin dudarlo, armó su bolso y motivado en ¿por qué no? Emprendió viaje a la capital española, la misma a la que regresó al poco tiempo, cuando le comunicaron que estaba dentro.

Sin saberlo, los pasillos de aquel trabajo lo llevarían a formar parte de un éxito sin precedentes. Es que mientras estaba trabajando para Disney, se decidió abrir Disney Channel en distintos países de Europa y había un formato que iba el mismo para todos: se trataba de Art Attack. “Un día volvía de una grabación de Club Disney y mi director me vio y me dijo ‘oye, metete acá adentro’ y me dieron una hoja”, mencionó sobre el casting con el que terminaría convirtiéndose en el conductor del famoso programa creativo.

Como buen amante de las manualidades, aquel ciclo estaba destinado para Jordi. “Al principio, con Club Disney, yo tenía que por contrato no podía hacer nada más. Como me aburría y yo estaba en Mallorca, empecé a dar clases de manualidades en la escuela”, manifestó. Mientras que en relación con la dinámica con la que intentaba transmitir el paso a paso en la TV, señaló: “Me decían ‘las manualidades se hacen así’ y yo intentaba contarlo con mis palabras, de un modo atractivo para que la gente se quedara enganchada. Creo que eso fue el éxito del programa, aparte de que las manualidades estaban geniales y que hubo un equipazo detrás”.

Aunque no todos lo sabían, cada versión de Art Attack se rodaba en el mismo lugar, en los estudios Maidstone, ubicados en Reino Unido. “España fue el primero en empezar a grabar, entonces éramos un poco como los conejitos de India. Íbamos una semana a ensayar y luego había dos semanas de grabación. A las dos o tres semanas volvías para poner la voz en todos los videos”, señaló.

Entre grabaciones y ensayos, algunos países se cruzaban. Allí, Jordi conoció a varios conductores, entre los que se encontraba Rui. “A mí me dio mucha pena porque lo que sé a ciencia cierta es que, para Rui, hacer Art Attack fue algo que marcó un antes y un después en su vida”, manifestó sobre el fallecimiento del joven presentador, que hasta el día de hoy se desconocen cuáles fueron las causas de su deceso. A raíz de esto, señaló: “Yo tengo una versión de todo lo que ocurrió, pero como no la puedo constatar, nunca la he contado ni nunca la contaré”.

Para Jordi, Art Attack es un hito en su vida. “Cuando pensás en cuando no vas a estar, está el sentimiento de qué te gustaría dejar; y cuando te dedicás al mundo de la televisión, pensás ‘que la gente tenga un buen recuerdo de mí y que la haya pasado bien’. Pasen los años que pasen, haber formado parte de la infancia de muchas generaciones es la suerte de mi vida”, reflexionó.

Tras el popular ciclo creativo, Jordi nunca paró. Condujo junto a Samantha Hudson el pódcast de Netflix ¿Sigues ahí?, fue actor de doblaje de distintas películas, es presentador de distintos festivales, participa del jurado de un proyecto de televisión catalana sobre un concurso de manualidades, da clases en un máster y crea contenido para sus redes sociales. Sin embargo, hay un sueño que le gustaría cumplir: trabajar en nuestro país. “Me iría a un Bailando con las estrellas, a hacer algo divertido”, concluyó.

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