La aldea del sur de Italia con casas de techos cónicos que parece salida de un cuento

Hay sitios que enamoran a primera vista. Alberobello es uno de ellos. Esta joya de apenas 10.000 habitantes, ubicada en el Valle de Itria, en la hermosa región de La Puglia (o Apulia, en español), es famosa por sus trulli: viviendas circulares que conquistan a viajeros de todo el mundo.

Los trulli son antiguas construcciones con muros redondeados, de hasta un metro y medio de espesor, completamente blancos. Lo más asombroso es que están hechos con la técnica de la piedra en seco, es decir, sin cemento ni argamasa. Sus techos cónicos, compuestos por piedras grises apiladas con gran precisión, resisten el paso del tiempo desde hace más de cuatro siglos.

En muchos de esos techos aparecen símbolos pintados: soles, lunas, signos del zodíaco, cruces cristianas, águilas o letras iniciales, cuyos significados aún se debaten. La mayoría están vinculados a creencias místicas o religiosas, lo mismo que los pináculos decorativos que coronan cada trullo.

Estas construcciones encierran un fuerte valor simbólico: representan la identidad de los campesinos de Apulia, trabajadores orgullosos de su vínculo con la tierra.

Entre historia y leyenda

Aunque parecen salidos de una fábula, los trulli tienen un origen muy terrenal. Su construcción obedeció a una estrategia para esquivar impuestos. En el siglo XV, bajo el dominio de los condes de Conversano, esta zona pertenecía al Reino de Nápoles, donde regía una norma (la Prammatica de Baronibus) que exigía pagar tributos por cada nueva villa construida.

Para evitar ese pago, los condes autorizaron a los campesinos a edificar sus casas en piedra seca. Se trataba de estructuras fáciles de desmontar en caso de que un inspector llegara al lugar: con sólo retirar la piedra angular estas viviendas se transformaban en una pila de escombros.

Tras la gran expansión de los trulli en el siglo XVI, no fue sino hasta 1797 que Alberobello logró emanciparse y convertirse en municipio libre. Desde 1909, estas construcciones están protegidas por el Estado italiano, y en 1996 fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Por dónde empezar el recorrido

Aunque los trulli están dispersos por todo el Valle de Itria, Alberobello concentra la mayor cantidad. La ciudad se divide en dos zonas: Rione Aia Piccola, más pequeña y auténtica, con unos 400 trulli aún habitados; y Rione Monti, más turística, con cerca de 1.000, repartidos en diez calles. Ambas están separadas por Largo Martellotta, la calle principal, donde se ubican bares, restaurantes y donde se monta el mercado local de los jueves por la mañana.

Lo ideal es comenzar por Aia Piccola, donde el ritmo de vida parece detenido en el tiempo. Las macetas con flores, las puertas arqueadas y las cortinas de encaje que visten las ventanas transmiten una atmósfera pueblerina encantadora que se disfruta especialmente durante la siesta o fuera de temporada.

Allí se encuentra el Trullo Sovrano: el más grande de Alberobello y el único construido en dos plantas. Convertido hoy en museo, contiene muebles y objetos centenarios que permiten asomarse a la vida cotidiana de los antiguos alberobelleses.

Desde allí, un paseo de diez minutos por el Corso Vittorio Emanuele conduce hasta Via Brigata Regina, una callecita decorada con guirnaldas de sombreros. A su lado, el mirador del Belvedere Villa Comunale, un jardín elevado, regala una de las postales más fotogénicas de la ciudad: un mar de techos cónicos con pináculos blancos bajo el cielo del sur italiano.

En Rione Monti, vale la pena perderse sin apuro por sus calles empedradas y recorrer las tiendas de lino, mantelería, cerámicas y souvenirs. Via Monte San Michele y Via Monte Nero, por ejemplo, son dos pasajes que, con sus encantadores escalones de piedra, convocan a iniciar este recorrido hasta llegar a la cima de la colina.

También en esta zona se encuentra el Trullo Siamés, con dos techos unidos, que —según la leyenda— fue habitado por dos hermanos enemistados por una mujer. Muy cerca está el trullo más pequeño del pueblo y la Iglesia de San Antonio de Padua, única en su tipo por su estructura en forma de trullo, construida en 1927.

Sabores del sur

La gastronomía de La Puglia, sencilla y deliciosa, tiene aquí muchos de sus exponentes. Varios trulli han sido convertidos en restaurantes donde se sirven platos típicos con productos frescos y recetas tradicionales.

Entre los imperdibles se encuentran los orecchiette con cime di rapa (pasta en forma de caracol con una salsa a base de grelos y anchoas), la puccia (pan redondo y plano con diversos rellenos) y el pasticciotto, un pastel de masa quebrada con crema de limón. Además, se pueden comprar los productos de la zona: el excelente aceite de oliva extra virgen, el vino Primitivo di Manduria, el limoncello artesanal o preparaciones a base de pistacho.

Datos útiles

Cómo llegar: Alberobello está a 55 km de Bari. En auto, el trayecto dura 45 minutos. En autobús, alrededor de una hora (€3 a €10). En tren, unas tres horas (€4 a €10).

Dónde comer:

La Lira Focacceria: focaccia y puccia. Largo Martellotta 67.

Trattoria Terra Madre: junto al Trullo Sovrano, con huerta orgánica. Piazza Sacramento 17.

Dónde dormir:

● Il Trullo dell’Artista: alojamiento con desayuno en un auténtico trullo. Via Duca degli Abruzzi 10. Tel. +39 320 979 9992.

Cuándo ir: Todo el año. En invierno hay menos turistas. Del 19 de diciembre de 2025 al 12 de enero de 2026 se celebra el festival de luces “Dreams and Stories”, con instalaciones artísticas en Villa Donnaloja.

Más información: https://www.alberobello.com/it

Hay sitios que enamoran a primera vista. Alberobello es uno de ellos. Esta joya de apenas 10.000 habitantes, ubicada en el Valle de Itria, en la hermosa región de La Puglia (o Apulia, en español), es famosa por sus trulli: viviendas circulares que conquistan a viajeros de todo el mundo.

Los trulli son antiguas construcciones con muros redondeados, de hasta un metro y medio de espesor, completamente blancos. Lo más asombroso es que están hechos con la técnica de la piedra en seco, es decir, sin cemento ni argamasa. Sus techos cónicos, compuestos por piedras grises apiladas con gran precisión, resisten el paso del tiempo desde hace más de cuatro siglos.

En muchos de esos techos aparecen símbolos pintados: soles, lunas, signos del zodíaco, cruces cristianas, águilas o letras iniciales, cuyos significados aún se debaten. La mayoría están vinculados a creencias místicas o religiosas, lo mismo que los pináculos decorativos que coronan cada trullo.

Estas construcciones encierran un fuerte valor simbólico: representan la identidad de los campesinos de Apulia, trabajadores orgullosos de su vínculo con la tierra.

Entre historia y leyenda

Aunque parecen salidos de una fábula, los trulli tienen un origen muy terrenal. Su construcción obedeció a una estrategia para esquivar impuestos. En el siglo XV, bajo el dominio de los condes de Conversano, esta zona pertenecía al Reino de Nápoles, donde regía una norma (la Prammatica de Baronibus) que exigía pagar tributos por cada nueva villa construida.

Para evitar ese pago, los condes autorizaron a los campesinos a edificar sus casas en piedra seca. Se trataba de estructuras fáciles de desmontar en caso de que un inspector llegara al lugar: con sólo retirar la piedra angular estas viviendas se transformaban en una pila de escombros.

Tras la gran expansión de los trulli en el siglo XVI, no fue sino hasta 1797 que Alberobello logró emanciparse y convertirse en municipio libre. Desde 1909, estas construcciones están protegidas por el Estado italiano, y en 1996 fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Por dónde empezar el recorrido

Aunque los trulli están dispersos por todo el Valle de Itria, Alberobello concentra la mayor cantidad. La ciudad se divide en dos zonas: Rione Aia Piccola, más pequeña y auténtica, con unos 400 trulli aún habitados; y Rione Monti, más turística, con cerca de 1.000, repartidos en diez calles. Ambas están separadas por Largo Martellotta, la calle principal, donde se ubican bares, restaurantes y donde se monta el mercado local de los jueves por la mañana.

Lo ideal es comenzar por Aia Piccola, donde el ritmo de vida parece detenido en el tiempo. Las macetas con flores, las puertas arqueadas y las cortinas de encaje que visten las ventanas transmiten una atmósfera pueblerina encantadora que se disfruta especialmente durante la siesta o fuera de temporada.

Allí se encuentra el Trullo Sovrano: el más grande de Alberobello y el único construido en dos plantas. Convertido hoy en museo, contiene muebles y objetos centenarios que permiten asomarse a la vida cotidiana de los antiguos alberobelleses.

Desde allí, un paseo de diez minutos por el Corso Vittorio Emanuele conduce hasta Via Brigata Regina, una callecita decorada con guirnaldas de sombreros. A su lado, el mirador del Belvedere Villa Comunale, un jardín elevado, regala una de las postales más fotogénicas de la ciudad: un mar de techos cónicos con pináculos blancos bajo el cielo del sur italiano.

En Rione Monti, vale la pena perderse sin apuro por sus calles empedradas y recorrer las tiendas de lino, mantelería, cerámicas y souvenirs. Via Monte San Michele y Via Monte Nero, por ejemplo, son dos pasajes que, con sus encantadores escalones de piedra, convocan a iniciar este recorrido hasta llegar a la cima de la colina.

También en esta zona se encuentra el Trullo Siamés, con dos techos unidos, que —según la leyenda— fue habitado por dos hermanos enemistados por una mujer. Muy cerca está el trullo más pequeño del pueblo y la Iglesia de San Antonio de Padua, única en su tipo por su estructura en forma de trullo, construida en 1927.

Sabores del sur

La gastronomía de La Puglia, sencilla y deliciosa, tiene aquí muchos de sus exponentes. Varios trulli han sido convertidos en restaurantes donde se sirven platos típicos con productos frescos y recetas tradicionales.

Entre los imperdibles se encuentran los orecchiette con cime di rapa (pasta en forma de caracol con una salsa a base de grelos y anchoas), la puccia (pan redondo y plano con diversos rellenos) y el pasticciotto, un pastel de masa quebrada con crema de limón. Además, se pueden comprar los productos de la zona: el excelente aceite de oliva extra virgen, el vino Primitivo di Manduria, el limoncello artesanal o preparaciones a base de pistacho.

Datos útiles

Cómo llegar: Alberobello está a 55 km de Bari. En auto, el trayecto dura 45 minutos. En autobús, alrededor de una hora (€3 a €10). En tren, unas tres horas (€4 a €10).

Dónde comer:

La Lira Focacceria: focaccia y puccia. Largo Martellotta 67.

Trattoria Terra Madre: junto al Trullo Sovrano, con huerta orgánica. Piazza Sacramento 17.

Dónde dormir:

● Il Trullo dell’Artista: alojamiento con desayuno en un auténtico trullo. Via Duca degli Abruzzi 10. Tel. +39 320 979 9992.

Cuándo ir: Todo el año. En invierno hay menos turistas. Del 19 de diciembre de 2025 al 12 de enero de 2026 se celebra el festival de luces “Dreams and Stories”, con instalaciones artísticas en Villa Donnaloja.

Más información: https://www.alberobello.com/it

 En La Puglia, este pueblo de construcciones circulares con techos cónicos de piedra caliza es una joyita imperdible que evoca un mundo de fantasía.  Read More