Quiero hacer alguna referencia a algo que pasó el domingo en la Catedral, en el Tedeum por el 25 de mayo. No me refiero solo a lo que dijo el arzobispo Jorge García Cuerva, que pidió una pacificación nacional, diálogo y construcción de puentes, y describió con mucha precisión y exactitud a una sociedad fragmentada, ganada por el odio más que por los afectos. Me quiero referir sobre todo a la actitud que tuvo el Presidente con Jorge Macri, a quien no le dio la mano, y a la vicepresidenta, a quien tampoco saludo.
De esto se habló poco. A mi me extraña mucho pero no se habló casi nada. Se habló más de las empanadas de Ricardo Darín que de esto, que realmente fue escandaloso. Si uno ve la filmación -no la foto- se da cuenta que el arzobispo, cuando mira que no lo saluda a Jorge Macri ni a la vicepresidenta, se apresura a saludarlos para que no queden tan desairados.
La pregunta que uno se hace es si la victoria reciente del 30% en la capital le dio esa soberbia o es que es así. Sinceramente creo que el Presidente va a ser así si gana y si le toca, en algún momento, perder alguna elección. Hay algo en el mileísmo, un trauma antiguo, que yo no voy a descifrar, pero que lo lleva a hacer de las malas formas un programa y una estrategia política.
Tenemos que aclarar que la vicepresidenta forma parte de las instituciones porque la presidencia de la Nación lo es. El jefe de Gobierno de la capital es una figura constitucional. Hasta la reforma constitucional de 1994, no había jefe de Gobierno, sino intendente, al cual ni siquiera elegía la sociedad, sino el presidente, de acuerdo a sus intereses personales, políticos o partidarios. La opinión de los porteños y qué querían respecto a su administrador no importaba. En 1994 se incorpora la figura del jefe de Gobierno y se dice que ese cargo tiene que ser elegido por la sociedad de la capital. Por eso, Jorge Macri es una figura que encarna la constitución. Además es el jefe de Gobierno de la capital, que es la sede del gobierno federal.
Y con esto no quiero decir que porque sean la vicepresidenta y el jefe de Gobierno el Presidente no los puede dejar de saludar y a los otros sí. No puede dejar de saludar a nadie porque es el presidente de todos los argentinos.
En cuanto al destrato a la vicepresidenta, hay que recordar que ella es la cabeza de uno de los tres poderes del Estado, junto con el Ejecutivo y el Judicial. Esa es su envergadura. Además, para los que no se acuerdan o no saben, cada vez que el Presidente rompió públicamente con el vicepresidente terminaron mal los dos. Cuando Fernando De la Rúa rompió con Chacho Álvarez, o al revés (nunca se supo bien qué pasó en ese momento), los dos se tuvieron que ir antes del gobierno, en distintos momentos. Cuando Cristina Kirchner hizo distancias con Julio Cobos porque decía que su vicepresidencia había sido una idea de su marido y no de ella, a él le fue muy fácil desempatar en contra del gobierno en la guerra del campo y por la famosa resolución 125, que subía las retenciones. Le fue muy fácil. El gobierno perdió y fue la primera gran derrota política de los Kirchner. Fue tan grande esa derrota que, al día siguiente, la presidenta Cristina Kirchner y su marido pensaban que ella debía renunciar y los dos debían volver a Santa Cruz. Esto es información, no versiones ni rumores.
Milei tiene derecho a que no le gusten las actitudes ni la opinión de Jorge Macri, pero los dos tienen un cargo que merece el respeto del otro. Le guste o no le guste la opinión a cualquiera, incluido el presidente de la nación. Porque las formas hacen al fondo en la vida democrática. Esto lo voy a decir aunque el Presidente mañana diga que soy un ñoño republicano.
Nadie sabe qué hizo Victoria Villarruel para que la llamen traidora. El Presidente después publicó un tuit para explicar lo que hizo en la Catedral y puso: “Roma no paga traidores”. Tampoco sabemos si lo dijo por Villarruel, Macri o los dos. Creo que estamos perdiendo el tiempo. Milei logró estabilizar la economía. Hoy, cualquiera que miré objetivamente la situación argentina sabe que esta economía es mucho más predecible que antes de que asumiera Milei. Juan Carlos de Pablo dice que la síntesis económica de Milei es superávit más Sturzenegger, porque él tiene la función de desmantelar un Estado con tantas regulaciones e intervenciones en la vida común de los argentinos que parece soviético. Por eso estamos perdiendo el tiempo. Falta resolver la microeconomía, que es la que resuelve la vida cotidiana de la gente. ¿Por qué tanta pelea? ¿Por qué tanto enojo? La gente no espera eso, quiere soluciones. Lo que una mayoría social está esperando a esta altura del partido es que haya también buena educación.
Quiero hacer alguna referencia a algo que pasó el domingo en la Catedral, en el Tedeum por el 25 de mayo. No me refiero solo a lo que dijo el arzobispo Jorge García Cuerva, que pidió una pacificación nacional, diálogo y construcción de puentes, y describió con mucha precisión y exactitud a una sociedad fragmentada, ganada por el odio más que por los afectos. Me quiero referir sobre todo a la actitud que tuvo el Presidente con Jorge Macri, a quien no le dio la mano, y a la vicepresidenta, a quien tampoco saludo.
De esto se habló poco. A mi me extraña mucho pero no se habló casi nada. Se habló más de las empanadas de Ricardo Darín que de esto, que realmente fue escandaloso. Si uno ve la filmación -no la foto- se da cuenta que el arzobispo, cuando mira que no lo saluda a Jorge Macri ni a la vicepresidenta, se apresura a saludarlos para que no queden tan desairados.
La pregunta que uno se hace es si la victoria reciente del 30% en la capital le dio esa soberbia o es que es así. Sinceramente creo que el Presidente va a ser así si gana y si le toca, en algún momento, perder alguna elección. Hay algo en el mileísmo, un trauma antiguo, que yo no voy a descifrar, pero que lo lleva a hacer de las malas formas un programa y una estrategia política.
Tenemos que aclarar que la vicepresidenta forma parte de las instituciones porque la presidencia de la Nación lo es. El jefe de Gobierno de la capital es una figura constitucional. Hasta la reforma constitucional de 1994, no había jefe de Gobierno, sino intendente, al cual ni siquiera elegía la sociedad, sino el presidente, de acuerdo a sus intereses personales, políticos o partidarios. La opinión de los porteños y qué querían respecto a su administrador no importaba. En 1994 se incorpora la figura del jefe de Gobierno y se dice que ese cargo tiene que ser elegido por la sociedad de la capital. Por eso, Jorge Macri es una figura que encarna la constitución. Además es el jefe de Gobierno de la capital, que es la sede del gobierno federal.
Y con esto no quiero decir que porque sean la vicepresidenta y el jefe de Gobierno el Presidente no los puede dejar de saludar y a los otros sí. No puede dejar de saludar a nadie porque es el presidente de todos los argentinos.
En cuanto al destrato a la vicepresidenta, hay que recordar que ella es la cabeza de uno de los tres poderes del Estado, junto con el Ejecutivo y el Judicial. Esa es su envergadura. Además, para los que no se acuerdan o no saben, cada vez que el Presidente rompió públicamente con el vicepresidente terminaron mal los dos. Cuando Fernando De la Rúa rompió con Chacho Álvarez, o al revés (nunca se supo bien qué pasó en ese momento), los dos se tuvieron que ir antes del gobierno, en distintos momentos. Cuando Cristina Kirchner hizo distancias con Julio Cobos porque decía que su vicepresidencia había sido una idea de su marido y no de ella, a él le fue muy fácil desempatar en contra del gobierno en la guerra del campo y por la famosa resolución 125, que subía las retenciones. Le fue muy fácil. El gobierno perdió y fue la primera gran derrota política de los Kirchner. Fue tan grande esa derrota que, al día siguiente, la presidenta Cristina Kirchner y su marido pensaban que ella debía renunciar y los dos debían volver a Santa Cruz. Esto es información, no versiones ni rumores.
Milei tiene derecho a que no le gusten las actitudes ni la opinión de Jorge Macri, pero los dos tienen un cargo que merece el respeto del otro. Le guste o no le guste la opinión a cualquiera, incluido el presidente de la nación. Porque las formas hacen al fondo en la vida democrática. Esto lo voy a decir aunque el Presidente mañana diga que soy un ñoño republicano.
Nadie sabe qué hizo Victoria Villarruel para que la llamen traidora. El Presidente después publicó un tuit para explicar lo que hizo en la Catedral y puso: “Roma no paga traidores”. Tampoco sabemos si lo dijo por Villarruel, Macri o los dos. Creo que estamos perdiendo el tiempo. Milei logró estabilizar la economía. Hoy, cualquiera que miré objetivamente la situación argentina sabe que esta economía es mucho más predecible que antes de que asumiera Milei. Juan Carlos de Pablo dice que la síntesis económica de Milei es superávit más Sturzenegger, porque él tiene la función de desmantelar un Estado con tantas regulaciones e intervenciones en la vida común de los argentinos que parece soviético. Por eso estamos perdiendo el tiempo. Falta resolver la microeconomía, que es la que resuelve la vida cotidiana de la gente. ¿Por qué tanta pelea? ¿Por qué tanto enojo? La gente no espera eso, quiere soluciones. Lo que una mayoría social está esperando a esta altura del partido es que haya también buena educación.
Durante el Tedeum, Javier Milei ignoró al jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, y a la vicepresidenta Victoria Villarruel; las formas hacen al fondo en la vida democrática Read More