El secreto que guardan los bigotes de los ratones que revoluciona la ciencia

Los ratones son uno de los animales menos queridos por los humanos debido a que están asociados con suciedad y enfermedades desde hace cientos de años. Sin embargo, este pequeño mamífero guarda secretos en su fisionomía que lo hacen único dentro del reino animal, según un estudio reciente publicado en la revista Current Biology.

En sus oscuras madrigueras, estos roedores tienen una visión muy limitada, por eso desarrollaron el comportamiento de frotar sus largos bigotes contra su entorno para poder orientarse. Durante décadas se pensó que esta acción era meramente táctil; sin embargo, investigadores del Instituto Weizmann de Ciencias descubrieron que se trata de una experiencia multisensorial, ya que al rozar sus pelos contra alguna superficie generan sutiles sonidos que son codificados en la corteza auditiva de los ratones, lo que mejora su percepción.

“Los bigotes son tan delicados que nadie había pensado en verificar si producen sonidos que los ratones pueden oír”, explicó el líder del equipo, Ilan Lampl, del Departamento de Ciencias del Cerebro del Weizmann, en el sitio web de la institución. Según los investigadores, este nuevo estudio trae una nueva visión sobre la complejidad de los sentidos de los animales salvajes.

La mezcla entre tacto y audición que presentan los ratones, también puede verse en los humanos. Los autores explicaron que, por ejemplo, cuando una persona mete la mano a ciegas en una bolsa buscando un chocolate y siente el ruido del envoltorio y se da cuenta de que lo tocó es la golosina, se produce este fenómeno.

Para poder identificar esta característica de los roedores, el equipo de Lampl, integrado por los científicos Athanasios Ntelezos y Yonatan Katz, grabó los sonidos que hacen los bigotes al rozar diferentes superficies con micrófonos ultrasensibles capaces de captar frecuencias ultrasónicas. Colocaron los micrófonos a menos de dos centímetros del sonido, similar a la distancia entre la oreja de un ratón y sus bigotes.

Luego, realizaron mediciones de actividad neuronal en la corteza auditiva de los ratones que frotaban sus bigotes contra su entorno y vieron que las redes auditivas respondían a los sonidos generados por los bigotes, por más sutiles que fueran. Incluso cuando los investigadores bloquearon las vías que transmiten la sensación táctil al cerebro, la corteza auditiva seguía respondiendo, lo que demuestra que estos animales podían procesar los estímulos como una entrada sensorial independiente del tacto.

“Nuestros resultados muestran que la red de bigotes del cerebro, conocida como el sistema vibrisa, funciona de manera integrativa y multimodal cuando los animales exploran activamente su entorno”, aseveró Lampl.

Para comparar los resultados, los científicos realizaron un experimento conductual, donde entrenaron a ratones a los que se les había eliminado la sensibilidad táctil para que reconocieran el estímulo solo por el sonido que hacían sus bigotes al tocar superficies. Los ratones respondieron de manera consistente a estos sonidos, asociándolos con la información sensorial correspondiente.

A partir de estos hallazgos que comprobaron la delgada frontera entre el tacto y la audición, los autores se entusiasmaron en aplicar estos avances en dispositivos humanos. “Integrar diferentes tipos de señales sensoriales es un gran desafío en el diseño de sistemas robóticos. El sistema de los bigotes del ratón podría inspirar tecnologías para crear sensores de advertencia temprana y evitar colisiones en condiciones de poca visibilidad para los robots”, señaló Efron.

Los ratones son uno de los animales menos queridos por los humanos debido a que están asociados con suciedad y enfermedades desde hace cientos de años. Sin embargo, este pequeño mamífero guarda secretos en su fisionomía que lo hacen único dentro del reino animal, según un estudio reciente publicado en la revista Current Biology.

En sus oscuras madrigueras, estos roedores tienen una visión muy limitada, por eso desarrollaron el comportamiento de frotar sus largos bigotes contra su entorno para poder orientarse. Durante décadas se pensó que esta acción era meramente táctil; sin embargo, investigadores del Instituto Weizmann de Ciencias descubrieron que se trata de una experiencia multisensorial, ya que al rozar sus pelos contra alguna superficie generan sutiles sonidos que son codificados en la corteza auditiva de los ratones, lo que mejora su percepción.

“Los bigotes son tan delicados que nadie había pensado en verificar si producen sonidos que los ratones pueden oír”, explicó el líder del equipo, Ilan Lampl, del Departamento de Ciencias del Cerebro del Weizmann, en el sitio web de la institución. Según los investigadores, este nuevo estudio trae una nueva visión sobre la complejidad de los sentidos de los animales salvajes.

La mezcla entre tacto y audición que presentan los ratones, también puede verse en los humanos. Los autores explicaron que, por ejemplo, cuando una persona mete la mano a ciegas en una bolsa buscando un chocolate y siente el ruido del envoltorio y se da cuenta de que lo tocó es la golosina, se produce este fenómeno.

Para poder identificar esta característica de los roedores, el equipo de Lampl, integrado por los científicos Athanasios Ntelezos y Yonatan Katz, grabó los sonidos que hacen los bigotes al rozar diferentes superficies con micrófonos ultrasensibles capaces de captar frecuencias ultrasónicas. Colocaron los micrófonos a menos de dos centímetros del sonido, similar a la distancia entre la oreja de un ratón y sus bigotes.

Luego, realizaron mediciones de actividad neuronal en la corteza auditiva de los ratones que frotaban sus bigotes contra su entorno y vieron que las redes auditivas respondían a los sonidos generados por los bigotes, por más sutiles que fueran. Incluso cuando los investigadores bloquearon las vías que transmiten la sensación táctil al cerebro, la corteza auditiva seguía respondiendo, lo que demuestra que estos animales podían procesar los estímulos como una entrada sensorial independiente del tacto.

“Nuestros resultados muestran que la red de bigotes del cerebro, conocida como el sistema vibrisa, funciona de manera integrativa y multimodal cuando los animales exploran activamente su entorno”, aseveró Lampl.

Para comparar los resultados, los científicos realizaron un experimento conductual, donde entrenaron a ratones a los que se les había eliminado la sensibilidad táctil para que reconocieran el estímulo solo por el sonido que hacían sus bigotes al tocar superficies. Los ratones respondieron de manera consistente a estos sonidos, asociándolos con la información sensorial correspondiente.

A partir de estos hallazgos que comprobaron la delgada frontera entre el tacto y la audición, los autores se entusiasmaron en aplicar estos avances en dispositivos humanos. “Integrar diferentes tipos de señales sensoriales es un gran desafío en el diseño de sistemas robóticos. El sistema de los bigotes del ratón podría inspirar tecnologías para crear sensores de advertencia temprana y evitar colisiones en condiciones de poca visibilidad para los robots”, señaló Efron.

 Expertos encontraron que los pelos en el hocico de los roedores tienen funciones sensoriales mucho más amplias de lo que se creía  Read More