En un escenario internacional en plena transformación, marcado por una guerra comercial que desafía las reglas tradicionales del comercio mundial, el sudeste asiático emerge como una región clave para el futuro del maíz argentino. Así se analizó en el Congreso Maizar 2025, donde especialistas coincidieron en que la Argentina tiene una posición estratégica en esa región, aunque enfrenta una creciente competencia de Estados Unidos, que empieza a mirar con atención los mismos mercados.
“Las oportunidades para el maíz están en el sudeste asiático y es ahí donde Estados Unidos está poniendo el ojo y todavía no ha ganado esos mercados”, advirtió María Marta Rebizo, gerente de Asuntos Económicos y Comerciales de Ciara-CEC.
Durante su exposición planteó un escenario de alta incertidumbre global, donde las reglas de juego ya no son las mismas: “Estamos en medio de una guerra comercial, donde posiblemente cambien las reglas del comercio internacional. Lo que conocíamos del GATT y la OMC posiblemente ya no corra, y de acá en adelante venga un nuevo mundo con nuevas reglas”.
Este nuevo orden mundial se refleja en datos concretos: las importaciones globales de maíz cayeron un 7% en el último año, impactadas principalmente por la retracción de dos actores clave, China y Canadá. Según Rebizo, “esto nos lleva a repensar el comercio porque el mundo del maíz cambió, y quien lidera hoy la demanda de importación es el sudeste asiático”.
En ese contexto, la Argentina tiene una ventaja: está mejor posicionada que Estados Unidos en varios mercados asiáticos. “Pero eso no deja de ser una amenaza, porque Estados Unidos ahora va a empezar a negociar bilateralmente con todos esos países”, advirtió. Un ejemplo claro es Tailandia, que si bien no compra significativamente a la Argentina, ya manifestó su voluntad de importar más maíz estadounidense para equilibrar su balanza comercial.
La evolución del comercio exterior argentino de maíz ofrece una radiografía del impacto de las políticas públicas. Entre 2015 y 2020, con la eliminación de las cuotas y la baja de retenciones, las exportaciones crecieron un 92%. Sin embargo, en los últimos cinco años, el volumen exportado se estancó e incluso cayó levemente, con una proyección a la baja para esta campaña, afectada por la chicharrita.
Aunque el maíz argentino llega a más de 100 países y cuenta con una oferta altamente diversificada, el 90% de las ventas se concentra en apenas 13 mercados. “Hoy no competimos directamente en algunos de ellos con Estados Unidos, como Vietnam, que le aplicó un sobrearancel del 46%, aunque luego lo redujo a un 10% y se abrió a negociaciones bilaterales”, explicó Rebizo.
La experta advirtió que ya no regirá el principio de “Nación más favorecida” que establecía el GATT, ni los acuerdos multilaterales clásicos: “Se vienen acuerdos bilaterales por producto, que no necesariamente cumplirán las normas de la OMC. Esto puede perjudicar a la Argentina si países como Vietnam o Filipinas firman compromisos de compra con EEUU”.
Actualmente, la Argentina exporta maíz a mercados con demanda creciente como Malasia, Indonesia, Filipinas, Emiratos Árabes y Senegal, y mantiene ventas importantes a Vietnam, Perú y Arabia Saudita, aunque con menor participación. En cambio, Estados Unidos domina mercados donde la Argentina tiene poca o nula presencia, como Guatemala, República Dominicana, Colombia, Honduras y Costa Rica.
Un interrogante clave es si India podría asumir en el futuro el rol que tuvo China como gran demandante de maíz. “Hace más de una década, China dejó de importar aceite de soja de la Argentina y fue India la que se convirtió en nuestro principal destino. Tal vez eso se repita con el maíz”, reflexionó Rebizo.
El desafío es que India hoy no acepta maíz genéticamente modificado, aunque sí lo permite en el algodón. “No es una decisión científica, es política. La Cámara de Comercio de la India nos dijo que necesitan importar maíz porque su producción no crece al ritmo del consumo de carne [no bovina, sino alternativas]”, relató la economista, quien sugirió avanzar en negociaciones como ya ocurrió con la harina de soja.
En paralelo, la dependencia argentina de China en otros cultivos también impone riesgos. “Casi el 100% de nuestras exportaciones de sorgo van a China. Mejor tengamos buenas relaciones porque si no el sorgo está complicado”, alertó Rebizo.
A pesar de las turbulencias, las proyecciones a largo plazo mantienen cierto optimismo. Según estimaciones del USDA, las exportaciones argentinas de maíz podrían crecer un 21% en la próxima década. Aunque los datos de China generan dudas: mientras las estadísticas oficiales hablan de autoabastecimiento gracias a la biotecnología, el USDA considera que el país asiático está consumiendo sus stocks y que no logró aumentar significativamente su producción.
En última instancia, el principal motor del comercio mundial de maíz seguirá siendo la demanda de carnes. “A medida que los países se desarrollan, incorporan el consumo de carne en sus dietas. Esa fuerza es más potente que la tendencia en países desarrollados a dietas más livianas”, sostuvo Rebizo.
Mirando más allá del presente, se vislumbra otro cambio de paradigma. “Hoy los países asiáticos lideran el crecimiento poblacional, pero hacia 2100 serán los países africanos los que marcarán la demanda de alimentos”, concluyó.
En un escenario internacional en plena transformación, marcado por una guerra comercial que desafía las reglas tradicionales del comercio mundial, el sudeste asiático emerge como una región clave para el futuro del maíz argentino. Así se analizó en el Congreso Maizar 2025, donde especialistas coincidieron en que la Argentina tiene una posición estratégica en esa región, aunque enfrenta una creciente competencia de Estados Unidos, que empieza a mirar con atención los mismos mercados.
“Las oportunidades para el maíz están en el sudeste asiático y es ahí donde Estados Unidos está poniendo el ojo y todavía no ha ganado esos mercados”, advirtió María Marta Rebizo, gerente de Asuntos Económicos y Comerciales de Ciara-CEC.
Durante su exposición planteó un escenario de alta incertidumbre global, donde las reglas de juego ya no son las mismas: “Estamos en medio de una guerra comercial, donde posiblemente cambien las reglas del comercio internacional. Lo que conocíamos del GATT y la OMC posiblemente ya no corra, y de acá en adelante venga un nuevo mundo con nuevas reglas”.
Este nuevo orden mundial se refleja en datos concretos: las importaciones globales de maíz cayeron un 7% en el último año, impactadas principalmente por la retracción de dos actores clave, China y Canadá. Según Rebizo, “esto nos lleva a repensar el comercio porque el mundo del maíz cambió, y quien lidera hoy la demanda de importación es el sudeste asiático”.
En ese contexto, la Argentina tiene una ventaja: está mejor posicionada que Estados Unidos en varios mercados asiáticos. “Pero eso no deja de ser una amenaza, porque Estados Unidos ahora va a empezar a negociar bilateralmente con todos esos países”, advirtió. Un ejemplo claro es Tailandia, que si bien no compra significativamente a la Argentina, ya manifestó su voluntad de importar más maíz estadounidense para equilibrar su balanza comercial.
La evolución del comercio exterior argentino de maíz ofrece una radiografía del impacto de las políticas públicas. Entre 2015 y 2020, con la eliminación de las cuotas y la baja de retenciones, las exportaciones crecieron un 92%. Sin embargo, en los últimos cinco años, el volumen exportado se estancó e incluso cayó levemente, con una proyección a la baja para esta campaña, afectada por la chicharrita.
Aunque el maíz argentino llega a más de 100 países y cuenta con una oferta altamente diversificada, el 90% de las ventas se concentra en apenas 13 mercados. “Hoy no competimos directamente en algunos de ellos con Estados Unidos, como Vietnam, que le aplicó un sobrearancel del 46%, aunque luego lo redujo a un 10% y se abrió a negociaciones bilaterales”, explicó Rebizo.
La experta advirtió que ya no regirá el principio de “Nación más favorecida” que establecía el GATT, ni los acuerdos multilaterales clásicos: “Se vienen acuerdos bilaterales por producto, que no necesariamente cumplirán las normas de la OMC. Esto puede perjudicar a la Argentina si países como Vietnam o Filipinas firman compromisos de compra con EEUU”.
Actualmente, la Argentina exporta maíz a mercados con demanda creciente como Malasia, Indonesia, Filipinas, Emiratos Árabes y Senegal, y mantiene ventas importantes a Vietnam, Perú y Arabia Saudita, aunque con menor participación. En cambio, Estados Unidos domina mercados donde la Argentina tiene poca o nula presencia, como Guatemala, República Dominicana, Colombia, Honduras y Costa Rica.
Un interrogante clave es si India podría asumir en el futuro el rol que tuvo China como gran demandante de maíz. “Hace más de una década, China dejó de importar aceite de soja de la Argentina y fue India la que se convirtió en nuestro principal destino. Tal vez eso se repita con el maíz”, reflexionó Rebizo.
El desafío es que India hoy no acepta maíz genéticamente modificado, aunque sí lo permite en el algodón. “No es una decisión científica, es política. La Cámara de Comercio de la India nos dijo que necesitan importar maíz porque su producción no crece al ritmo del consumo de carne [no bovina, sino alternativas]”, relató la economista, quien sugirió avanzar en negociaciones como ya ocurrió con la harina de soja.
En paralelo, la dependencia argentina de China en otros cultivos también impone riesgos. “Casi el 100% de nuestras exportaciones de sorgo van a China. Mejor tengamos buenas relaciones porque si no el sorgo está complicado”, alertó Rebizo.
A pesar de las turbulencias, las proyecciones a largo plazo mantienen cierto optimismo. Según estimaciones del USDA, las exportaciones argentinas de maíz podrían crecer un 21% en la próxima década. Aunque los datos de China generan dudas: mientras las estadísticas oficiales hablan de autoabastecimiento gracias a la biotecnología, el USDA considera que el país asiático está consumiendo sus stocks y que no logró aumentar significativamente su producción.
En última instancia, el principal motor del comercio mundial de maíz seguirá siendo la demanda de carnes. “A medida que los países se desarrollan, incorporan el consumo de carne en sus dietas. Esa fuerza es más potente que la tendencia en países desarrollados a dietas más livianas”, sostuvo Rebizo.
Mirando más allá del presente, se vislumbra otro cambio de paradigma. “Hoy los países asiáticos lideran el crecimiento poblacional, pero hacia 2100 serán los países africanos los que marcarán la demanda de alimentos”, concluyó.
En el Congreso Maizar 2025 expertos advirtieron que el cereal norteamericano apunta a los mercados donde la Argentina tiene mayor presencia, como Vietnam Read More