Sofía Calzetti. Nos recibe en su departamento de Núñez y habla de su amor con el Kun Agüero, su hija y su marca de moda

Con su pequeña hija Olivia en brazos, Sofía Calzetti (28) baila en el living de su casa, un piso vertiginosamente alto en la Torre Chateau Libertador, un edificio ubicado en el barrio de Núñez, desde donde se tiene una panorámica única de Buenos Aires: el estadio de River Plate, la avenida del Libertador, el Río de la Plata… “Corazón partío”, de Alejandro Sanz, suena en el parlante mientras, afuera, la ciudad está de un gris inusual y llueve como si nunca fuera a parar. Cuando mira a través de los ventanales, lo primero que se le viene a la cabeza es Manchester, la ciudad británica donde vivió siguiendo a su amor: Sergio “Kun” Agüero (36). Sofía, que es la menor de tres hermanos, había conocido a Kun –ídolo indiscutido del Manchester City y el tercer máximo goleador de todos los tiempos de la selección argentina, entre algunos hitos– en 2019, en Jet, la disco de Costanera: él estaba en el cumpleaños de Tini Stoessel y ella, con sus amigas. Al poco tiempo, le pidió que se mudara con él. Ella tenía 21. “Los días en Manchester son oscuros… o, al menos, así los viví yo: soy pilas y sociable y allá estaba sola sin un propósito; sentía que estaba viviendo la vida de otro, esperando todo el día que Sergio volviera a casa”, evoca ella en la charla con ¡HOLA! Argentina.

Manchester fue su punto más bajo; y, a la ve fue el lugar donde fortaleció el vínculo con este amor que ya lleva más de seis años y donde empezó a gestar su proyecto personal: una marca de ropa deportiva cuyo nombre es un juego entre la zeta y la doble te de su apellido: “Zettia nació en Europa, cuando lo único que me hacía sentir bien era entrenar. Fue de menos a más y, en el medio, hubo golpazos. Mutó conmigo: empecé como una chiquita, con miedo e inseguridad; ir conociéndome a mí me sirvió para poder transmitir lo que quería”, cuenta. Y, después, dirá: “Encontrar mi lugar me costó”.

–¿Lo decís por la marca o por vos?

–Siempre supe que quería una familia y, además, ser independiente. Vengo de una historia familiar en la cual mi papá [Alberto, además de haber sido gerente comercial de Grisino, siempre vinculado al mundo de la indumentaria] era el sostén económico de mi casa. Mi mamá, Betina, se ocupaba de criarnos a nosotros [Sofía tiene dos hermanos mayores, Federico y Agustín]. Cuando se separaron, mi mamá se encontró sin experiencia laboral y sin saber cómo manejar una cuenta bancaria: se había casado y no pudo desarrollarse ella; dejó mucho de lado por la familia. Cuando terminé la secundaria [en la ORT], empecé abogacía: fantaseaba con ser escribana; pero no era para mí. Estaba estudiando para martillera pública [en la UTN] y trabajaba en una desarrolladora inmobiliaria cuando conocí a Sergio. ¡Y en Manchester, me di cuenta de que estaba repitiendo la historia que no quería repetir!

–Paréntesis: ¿no le decís Kun al Kun?

–Kun es el nombre del personaje. Para mí, es Sergio. Lo llamo así desde que lo conocí.

–¿Pensaste en volver a la Argentina?

–Mil veces. Nuestra relación fue conflictiva al principio: yo estaba an – gustiada y no paraba de hacerle re – clamos; y él, mientras tanto, se iba a entrenar… Era su trabajo, claro. Me la pasaba llorando y armando las valijas. Pero estaba enamorada: quería que la relación funcionara. Empecé terapia.

–¿Qué descubriste?

–Que tenía herramientas para mejorar, para conocerme. Soy fanática de evolucionar. Fascinada como estaba, lo empujé para que hiciéramos terapia de pareja. ¡Le quemé la cabeza! [Se ríe]. Nos hizo bien: debíamos compatibilizar diferentes maneras de ver el mundo y “emparejarnos”. Trabajamos mucho por nuestra relación. Y si él cambió un montón, cambió todavía más cuando dejó de jugar. Recuperó su vida. En una entrevista que le hicieron después del estreno de su serie [Kun por Agüero, por Disney+], lo escuché diciendo que hoy es una persona feliz. Después de años de presiones y exigencias, puede tomar decisiones. Va más liviano.

–¿Sentís que antes él no tenía vida?

–Para mí, su corazón [en 2021, a poco de sumarse al F. C. Barcelona, le detectaron una arritmia ventricular, que lo obligó a retirarse] expresó lo que él no podía hablar. Le hicieron una ablación; tiene un chip y está muy bien: hasta juega en el equipo senior de Independiente, el club donde empezó, a los 15 años. Lo conozco mucho: si veo que se toca el cuello, actúo más tranquila de lo habitual. Cuidarlo se me da naturalmente.

–Y mientras él se reinventaba por fuera del fútbol, vos lanzaste tu emprendimiento.

–Los dos, inconscientemente, fuimos construyéndonos. Mientras él se metía en los e-sports antes de que le sucediera lo del corazón [Kun fundó KRÜ en 2020; 2023, Lionel Messi se sumó como co-owner], yo encaré mi marca.

–¿Cómo hicieron para compatibilizar esos dos proyectos?

–Sergio siempre me ha dado el lugar de su mujer: participo en las reuniones junto con su contador, su financista, su abogado… Cuando lanzó KRÜ me pidió opinión y ahora, que está construyendo, también: “¿Te gusta?”, me dice. Banco lo que hace, incluso el streaming –mucha gente lo criticó por hacer eso–: lo hace feliz. Es auténtico y me encanta. Sobre Zettia opina, aunque desde afuera porque, a mi marca, la manejo yo. Es un gran socio y consejero: cuando me frustraba, él me apuntalaba. Sergio es muy empático. El año pasado, relanzamos mi marca con una estética nueva. Está orgulloso de lo que logré: no para de contarles a todos cómo nos está yendo. Todo este recorrido nos ha hecho muy bien como pareja: está bueno que cada uno tenga su rutina y sus preocupaciones y reencontrarse con el otro desde un lugar diferente.

–Antes de que naciera Olivia, muchos medios te presentaban como “la madrastra de Benja” [el hijo que Kun tuvo con Gianinna Maradona].

–Es una palabra fea esa: se te vienen los personajes detestables de los cuentos infantiles. Si vamos a hablar así, debo decir que a mí me tocó el mejor hijastro del mundo: a Benja lo amo. Nos llevamos superbién y no sabés lo enamorado que está de Olivia.

–¿Y cómo eligieron esta casa? Wanda Nara y otros famosos viven acá…

–Es un edificio pensado para la privacidad: podés estacionar tu auto e ir directamente a tu casa. Sergio, que es reservado, sube sin cruzarse con casi nadie. Antes, nos instalábamos en un departamento en Olivos que Sergio había comprado de soltero, pero ahí Benja no tenía una habitación propia: yo quería que tuviera su lugar, su placard, su baño… Cuando nació Oli, ese departamento nos resultaba muy incómodo. Encontramos este departamento después de mucho buscar; y decidimos alquilarlo: está en un punto intermedio entre la casa de la familia de Sergio, en un country de zona norte, y la oficina que compartimos en Palermo. ¡Además, yo soy de Núñez! Mi familia y mis amigas están por acá… Benja viene, se queda con amigos. Estamos cómodos. Lo decoré a mi gusto y con conciencia económica: puse molduras, a los sillones les hice fundas; y pinté las mesas del living y del comedor de negro… Por más que Sergio o yo podamos, soy medida con los gastos. Antes de comprar algo, doy mil vueltas: me pregunto qué uso voy a darles a las cosas.

–¿Cómo es tu día?

–Depende de dónde estemos. Desde que Sergio dejó el fútbol, un retiro que nos agarró desprevenidos, organizamos nuestro año entre Punta del Este, Miami y Buenos Aires. También España, donde viven la mamá y una hermana de él. Cuando estamos acá, además de trabajar, me gusta reunirme con mis amigas: me llevo bien con las mujeres de los demás jugadores, pero mis amigas son las del colegio, un grupo lindo y de toda la vida.

–Sos madre primeriza…

–Imaginé que sería miedosa y posesiva, pero me descubrí tranquila y relajada. Oli tiene sólo ocho meses [cumple el 13 de septiembre, y Sofia ya está organizándole su primera fiesta de cumpleaños]. Es una bebé muy activa y superdespierta, algo que ya me había advertido una especialista en crianza que consulté por recomendación de Emilia Attias. ¡Creo que será un desafío cuando crezca! [Se ríe]. Ser madre era mi deseo y siento que soy la mamá que soñé.

–¿Y Sergio?

–Está feliz con Oli. Antes de que naciera, yo nunca había cambiado un pañal en mi vida: era un mundo nuevo para mí. Y, en ese momento, quien le cambió los pañales fue él. Si yo termino tarde por algún evento, la cuida por las mañanas para que yo duerma un poco más. Sergio es un gran compañero. Su familia también nos ayuda: cuando fuimos a Cannes, Gaby, una de sus hermanas, viajó con nosotros para cuidarla, así nosotros íbamos a la alfombra roja.

–¿Te imaginás con más hijos?

–Sí. Ahora que soy madre, entiendo todo lo que demanda la maternidad; mi mamá estuvo sola para criar tres hijos. Aunque tengo ayuda en casa para poder ir a trabajar, es heavy la maternidad. Pero, sí: me encantaría tener otro hijo y, en algún momento, querría casarme. Entrar a la iglesia del brazo de mi papá y hacer una gran fiesta con invitados es una idea que me gusta. En este momento, no lo pienso: estoy feliz como estoy. Aunque no doy nada por sentado y la realidad siempre puede cambiar, con Sergio estamos en un momento buenísimo: individualmente y también como pareja. Cuando uno está bien, desea lo mismo para el otro.

Agradecimientos: Anabela Vázquez @anivzquez, por el maquillaje y el peinado

Con su pequeña hija Olivia en brazos, Sofía Calzetti (28) baila en el living de su casa, un piso vertiginosamente alto en la Torre Chateau Libertador, un edificio ubicado en el barrio de Núñez, desde donde se tiene una panorámica única de Buenos Aires: el estadio de River Plate, la avenida del Libertador, el Río de la Plata… “Corazón partío”, de Alejandro Sanz, suena en el parlante mientras, afuera, la ciudad está de un gris inusual y llueve como si nunca fuera a parar. Cuando mira a través de los ventanales, lo primero que se le viene a la cabeza es Manchester, la ciudad británica donde vivió siguiendo a su amor: Sergio “Kun” Agüero (36). Sofía, que es la menor de tres hermanos, había conocido a Kun –ídolo indiscutido del Manchester City y el tercer máximo goleador de todos los tiempos de la selección argentina, entre algunos hitos– en 2019, en Jet, la disco de Costanera: él estaba en el cumpleaños de Tini Stoessel y ella, con sus amigas. Al poco tiempo, le pidió que se mudara con él. Ella tenía 21. “Los días en Manchester son oscuros… o, al menos, así los viví yo: soy pilas y sociable y allá estaba sola sin un propósito; sentía que estaba viviendo la vida de otro, esperando todo el día que Sergio volviera a casa”, evoca ella en la charla con ¡HOLA! Argentina.

Manchester fue su punto más bajo; y, a la ve fue el lugar donde fortaleció el vínculo con este amor que ya lleva más de seis años y donde empezó a gestar su proyecto personal: una marca de ropa deportiva cuyo nombre es un juego entre la zeta y la doble te de su apellido: “Zettia nació en Europa, cuando lo único que me hacía sentir bien era entrenar. Fue de menos a más y, en el medio, hubo golpazos. Mutó conmigo: empecé como una chiquita, con miedo e inseguridad; ir conociéndome a mí me sirvió para poder transmitir lo que quería”, cuenta. Y, después, dirá: “Encontrar mi lugar me costó”.

–¿Lo decís por la marca o por vos?

–Siempre supe que quería una familia y, además, ser independiente. Vengo de una historia familiar en la cual mi papá [Alberto, además de haber sido gerente comercial de Grisino, siempre vinculado al mundo de la indumentaria] era el sostén económico de mi casa. Mi mamá, Betina, se ocupaba de criarnos a nosotros [Sofía tiene dos hermanos mayores, Federico y Agustín]. Cuando se separaron, mi mamá se encontró sin experiencia laboral y sin saber cómo manejar una cuenta bancaria: se había casado y no pudo desarrollarse ella; dejó mucho de lado por la familia. Cuando terminé la secundaria [en la ORT], empecé abogacía: fantaseaba con ser escribana; pero no era para mí. Estaba estudiando para martillera pública [en la UTN] y trabajaba en una desarrolladora inmobiliaria cuando conocí a Sergio. ¡Y en Manchester, me di cuenta de que estaba repitiendo la historia que no quería repetir!

–Paréntesis: ¿no le decís Kun al Kun?

–Kun es el nombre del personaje. Para mí, es Sergio. Lo llamo así desde que lo conocí.

–¿Pensaste en volver a la Argentina?

–Mil veces. Nuestra relación fue conflictiva al principio: yo estaba an – gustiada y no paraba de hacerle re – clamos; y él, mientras tanto, se iba a entrenar… Era su trabajo, claro. Me la pasaba llorando y armando las valijas. Pero estaba enamorada: quería que la relación funcionara. Empecé terapia.

–¿Qué descubriste?

–Que tenía herramientas para mejorar, para conocerme. Soy fanática de evolucionar. Fascinada como estaba, lo empujé para que hiciéramos terapia de pareja. ¡Le quemé la cabeza! [Se ríe]. Nos hizo bien: debíamos compatibilizar diferentes maneras de ver el mundo y “emparejarnos”. Trabajamos mucho por nuestra relación. Y si él cambió un montón, cambió todavía más cuando dejó de jugar. Recuperó su vida. En una entrevista que le hicieron después del estreno de su serie [Kun por Agüero, por Disney+], lo escuché diciendo que hoy es una persona feliz. Después de años de presiones y exigencias, puede tomar decisiones. Va más liviano.

–¿Sentís que antes él no tenía vida?

–Para mí, su corazón [en 2021, a poco de sumarse al F. C. Barcelona, le detectaron una arritmia ventricular, que lo obligó a retirarse] expresó lo que él no podía hablar. Le hicieron una ablación; tiene un chip y está muy bien: hasta juega en el equipo senior de Independiente, el club donde empezó, a los 15 años. Lo conozco mucho: si veo que se toca el cuello, actúo más tranquila de lo habitual. Cuidarlo se me da naturalmente.

–Y mientras él se reinventaba por fuera del fútbol, vos lanzaste tu emprendimiento.

–Los dos, inconscientemente, fuimos construyéndonos. Mientras él se metía en los e-sports antes de que le sucediera lo del corazón [Kun fundó KRÜ en 2020; 2023, Lionel Messi se sumó como co-owner], yo encaré mi marca.

–¿Cómo hicieron para compatibilizar esos dos proyectos?

–Sergio siempre me ha dado el lugar de su mujer: participo en las reuniones junto con su contador, su financista, su abogado… Cuando lanzó KRÜ me pidió opinión y ahora, que está construyendo, también: “¿Te gusta?”, me dice. Banco lo que hace, incluso el streaming –mucha gente lo criticó por hacer eso–: lo hace feliz. Es auténtico y me encanta. Sobre Zettia opina, aunque desde afuera porque, a mi marca, la manejo yo. Es un gran socio y consejero: cuando me frustraba, él me apuntalaba. Sergio es muy empático. El año pasado, relanzamos mi marca con una estética nueva. Está orgulloso de lo que logré: no para de contarles a todos cómo nos está yendo. Todo este recorrido nos ha hecho muy bien como pareja: está bueno que cada uno tenga su rutina y sus preocupaciones y reencontrarse con el otro desde un lugar diferente.

–Antes de que naciera Olivia, muchos medios te presentaban como “la madrastra de Benja” [el hijo que Kun tuvo con Gianinna Maradona].

–Es una palabra fea esa: se te vienen los personajes detestables de los cuentos infantiles. Si vamos a hablar así, debo decir que a mí me tocó el mejor hijastro del mundo: a Benja lo amo. Nos llevamos superbién y no sabés lo enamorado que está de Olivia.

–¿Y cómo eligieron esta casa? Wanda Nara y otros famosos viven acá…

–Es un edificio pensado para la privacidad: podés estacionar tu auto e ir directamente a tu casa. Sergio, que es reservado, sube sin cruzarse con casi nadie. Antes, nos instalábamos en un departamento en Olivos que Sergio había comprado de soltero, pero ahí Benja no tenía una habitación propia: yo quería que tuviera su lugar, su placard, su baño… Cuando nació Oli, ese departamento nos resultaba muy incómodo. Encontramos este departamento después de mucho buscar; y decidimos alquilarlo: está en un punto intermedio entre la casa de la familia de Sergio, en un country de zona norte, y la oficina que compartimos en Palermo. ¡Además, yo soy de Núñez! Mi familia y mis amigas están por acá… Benja viene, se queda con amigos. Estamos cómodos. Lo decoré a mi gusto y con conciencia económica: puse molduras, a los sillones les hice fundas; y pinté las mesas del living y del comedor de negro… Por más que Sergio o yo podamos, soy medida con los gastos. Antes de comprar algo, doy mil vueltas: me pregunto qué uso voy a darles a las cosas.

–¿Cómo es tu día?

–Depende de dónde estemos. Desde que Sergio dejó el fútbol, un retiro que nos agarró desprevenidos, organizamos nuestro año entre Punta del Este, Miami y Buenos Aires. También España, donde viven la mamá y una hermana de él. Cuando estamos acá, además de trabajar, me gusta reunirme con mis amigas: me llevo bien con las mujeres de los demás jugadores, pero mis amigas son las del colegio, un grupo lindo y de toda la vida.

–Sos madre primeriza…

–Imaginé que sería miedosa y posesiva, pero me descubrí tranquila y relajada. Oli tiene sólo ocho meses [cumple el 13 de septiembre, y Sofia ya está organizándole su primera fiesta de cumpleaños]. Es una bebé muy activa y superdespierta, algo que ya me había advertido una especialista en crianza que consulté por recomendación de Emilia Attias. ¡Creo que será un desafío cuando crezca! [Se ríe]. Ser madre era mi deseo y siento que soy la mamá que soñé.

–¿Y Sergio?

–Está feliz con Oli. Antes de que naciera, yo nunca había cambiado un pañal en mi vida: era un mundo nuevo para mí. Y, en ese momento, quien le cambió los pañales fue él. Si yo termino tarde por algún evento, la cuida por las mañanas para que yo duerma un poco más. Sergio es un gran compañero. Su familia también nos ayuda: cuando fuimos a Cannes, Gaby, una de sus hermanas, viajó con nosotros para cuidarla, así nosotros íbamos a la alfombra roja.

–¿Te imaginás con más hijos?

–Sí. Ahora que soy madre, entiendo todo lo que demanda la maternidad; mi mamá estuvo sola para criar tres hijos. Aunque tengo ayuda en casa para poder ir a trabajar, es heavy la maternidad. Pero, sí: me encantaría tener otro hijo y, en algún momento, querría casarme. Entrar a la iglesia del brazo de mi papá y hacer una gran fiesta con invitados es una idea que me gusta. En este momento, no lo pienso: estoy feliz como estoy. Aunque no doy nada por sentado y la realidad siempre puede cambiar, con Sergio estamos en un momento buenísimo: individualmente y también como pareja. Cuando uno está bien, desea lo mismo para el otro.

Agradecimientos: Anabela Vázquez @anivzquez, por el maquillaje y el peinado

 La emprendedora está en pareja con el exjugador e ídolo del Manchester City desde 2019  Read More