Guillermo Kuitca visita a García Lorca en Granada: “Nuestras obras siempre estuvieron hiladas”

MADRID.— Las coordenadas para la cita son precisas: la estatua de Federico García Lorca frente al Teatro Español. Sin embargo, la Plaza Santa Ana está desangelada durante estos días, tapiada con unas chapas, mientas máquinas excavadoras y martillos demoledores rompen el pavimento. En este escenario dantesco, el encuentro será con la belleza: el arte de Guillermo Kuitca que rinde homenaje al poeta y dramaturgo más querido de España en aquella meca que lleva su nombre, un espacio de peregrinaje: el Centro Federico García Lorca, en Granada, Andalucía.

La otra madre de Merceditas: una historia desconocida sobre la mujer que cuidó a la hija de San Martín en su exilio en Londres

Federico García Lorca/Guillermo Kuitca. Vals en las ramas es la exposición que acaba de inaugurar el artista argentino en la ciudad andaluza. En ella, Kuitca explora distintas expresiones de Lorca: su poesía, su teatro, sus símbolos, sus dibujos. La propuesta es un diálogo de las obras de Kuitca que se habían inspirado en la poética lorquiana mucho antes de imaginar que algún día integrarían un muestra en su honor [algunas piezas fueron pedidas prestadas al Instituto Valenciano de Arte Moderno, donde se exponen de modo permanente], y otras realizadas para este encuentro, como un lienzo llamado Bodas de sangre y otro, Yerma.

En la muestra convive la creación de Kuitca con manuscritos de Lorca, como el texto original de La casa de Bernarda Alba o Los sonetos del amor oscuro, o carteles que publicitan las producciones de Lorca cuando visitó Buenos Aires, como Bodas de sangre, en el Teatro Avenida. “Estar ahí, con esos manuscritos, te produce una gran emoción. Hay cartas fechadas dos meses antes de su muerte. Hay un vidrio que te separa, pero la emoción surge igual, aunque no toques el material”, asegura el artista.

La muestra está curada por Sonia Becce y Laura García-Lorca de los Ríos, quienes se reunieron en 2022 y en estos años se puso en marcha este proyecto que se expuso por primera vez en el Museo de Arte de Zapopan en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Kuitca también menciona al primer curador de la muestra, Enrique Juncosa, quien tuvo la idea de brindarle el título “Vals en ramas”, un poema contenido en Poeta en Nueva York. “De algún modo hice una evocación, quizás es un tango, no un vals, pero hay un baile, un movimiento interesante”, admite y muestra en el catálogo de la muestra esa delicada pieza que creó para la ocasión.

Un referente del mileísmo presentó a Borges como precursor de los libertarios; para los especialistas, es “imposible y absurdo”

“Hay una presencia muy viva de Federico que vemos en la obra en Guillermo Kuitca. Personalmente siempre he admirado y me ha interesado mucho su obra y he sabido, claro, de su cercanía desde muy joven, desde prácticamente niño, con la obra literaria de Lorca”, destaca García-Lorca de los Ríos, sobrina del poeta y directora de la Fundación García Lorca.

Cuando era muy joven Kuitca vio una versión de La casa de Bernarda Alba con María Rosa Gallo. “Es una puesta legendaria porque además era plena dictadura. Bernarda es la autoridad máxima que abusa de su poder”, recuerda. También en su memoria aparece una lectura precoz de “Llanto por Ernesto Sánchez Mejías” y una de sus primeras inversiones: la edición de Aguilar de las Obras Completas con papel biblia. Luego trabajó junto a Vivi Tellas en las escenografías de La casa de Bernarda Alba (2015) y Bodas de sangre (2023). Hiladas. Esa es la palabra que elige: “Pienso que siempre estuvieron hiladas nuestras obras. Siento que están todo el tiempo interactuando”.

¿Cuáles son los puntos en común entre ambas obras o las intersecciones y caricias entre dos producciones estéticas tan originales como poderosas? Kuitca ensaya una explicación: “Me parece que hay un sentido del drama, entendido como una situación muy chica dentro de un contexto grande. Por supuesto, yo no trabajo en dramas rurales y mi obra no tiene probablemente raíces tan fuertes en la geografía como las de Lorca. Pero pienso que hay algo de la construcción a partir de identidades como de pequeñas historias. También algo del mundo de la infancia está presente en la obra de él y en la mía. Además, hay en mi caso un interés por el teatro muy marcado, por eso trabajo con esa serie de planos de teatro [como el del Colón o el de Teatro Covent Garden o el Teatro Real].

El proyecto, la idea de que Kuitca visite a Lorca, fue poco a poco creciendo en muchas direcciones. “Lorca siempre atravesó mi creación. Por ejemplo, esas lunas y eclipses que he pintado son muy lorquianas. También hay unos dormitorios que a veces pinto que son como unos pequeños cuadros que están todos ahí”, afirma. Uno de los desafíos que Kuitca fue el de evitar caer en el homenaje: “Él es una figura tan gigante y tuvo una desaparición tan trágica que es inevitable de algún modo ese estado de permanente homenaje. Y la muestra trata un poco no de deshacer esa idea, pero sí de mostrar otra faceta”.

Además de su muestra en Granada, Kuitca expone actualmente en el Museo Picasso de París, en el marco de una muestra que conmemora los 50 años de la muerte de Picasso (Kuitca expone junto con Obi Okigbo, Mickalene Thomas y Chéri Samba, una muestra curada por Paul Smith) y en el porteño MALBA, Kuitca 86.

Kuitca ha acompañado las muestras, pero siempre con el bajo perfil que lo caracteriza: “En general me cuesta estar junto con la obra. No me gusta estar, entrometerme entre la obra y el espectador. Soy muy abierto a los comentarios, pero simplemente no quiero entorpecer la experiencia del espectador. Me gusta que el espectador genere una cierta privacidad entre la obra y él”.

Después de la exitosa muestra en el Malba (que continúa hasta el 16 de junio) y de un periplo por Europa —en París permaneció siete semanas para ultimar los detalles de la muestra en el Museo Picasso—, Kuitca tiene ganas de volver a la paz y al silencio de su taller. El artista ya se ha despedido de muchas de sus obras que han encontrado su hogar en Europa: “Me acostumbré tanto a estar lejos de mi obra… Siempre ha sido así. Una vida entera de estar alejado de mi obra”.

MADRID.— Las coordenadas para la cita son precisas: la estatua de Federico García Lorca frente al Teatro Español. Sin embargo, la Plaza Santa Ana está desangelada durante estos días, tapiada con unas chapas, mientas máquinas excavadoras y martillos demoledores rompen el pavimento. En este escenario dantesco, el encuentro será con la belleza: el arte de Guillermo Kuitca que rinde homenaje al poeta y dramaturgo más querido de España en aquella meca que lleva su nombre, un espacio de peregrinaje: el Centro Federico García Lorca, en Granada, Andalucía.

La otra madre de Merceditas: una historia desconocida sobre la mujer que cuidó a la hija de San Martín en su exilio en Londres

Federico García Lorca/Guillermo Kuitca. Vals en las ramas es la exposición que acaba de inaugurar el artista argentino en la ciudad andaluza. En ella, Kuitca explora distintas expresiones de Lorca: su poesía, su teatro, sus símbolos, sus dibujos. La propuesta es un diálogo de las obras de Kuitca que se habían inspirado en la poética lorquiana mucho antes de imaginar que algún día integrarían un muestra en su honor [algunas piezas fueron pedidas prestadas al Instituto Valenciano de Arte Moderno, donde se exponen de modo permanente], y otras realizadas para este encuentro, como un lienzo llamado Bodas de sangre y otro, Yerma.

En la muestra convive la creación de Kuitca con manuscritos de Lorca, como el texto original de La casa de Bernarda Alba o Los sonetos del amor oscuro, o carteles que publicitan las producciones de Lorca cuando visitó Buenos Aires, como Bodas de sangre, en el Teatro Avenida. “Estar ahí, con esos manuscritos, te produce una gran emoción. Hay cartas fechadas dos meses antes de su muerte. Hay un vidrio que te separa, pero la emoción surge igual, aunque no toques el material”, asegura el artista.

La muestra está curada por Sonia Becce y Laura García-Lorca de los Ríos, quienes se reunieron en 2022 y en estos años se puso en marcha este proyecto que se expuso por primera vez en el Museo de Arte de Zapopan en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Kuitca también menciona al primer curador de la muestra, Enrique Juncosa, quien tuvo la idea de brindarle el título “Vals en ramas”, un poema contenido en Poeta en Nueva York. “De algún modo hice una evocación, quizás es un tango, no un vals, pero hay un baile, un movimiento interesante”, admite y muestra en el catálogo de la muestra esa delicada pieza que creó para la ocasión.

Un referente del mileísmo presentó a Borges como precursor de los libertarios; para los especialistas, es “imposible y absurdo”

“Hay una presencia muy viva de Federico que vemos en la obra en Guillermo Kuitca. Personalmente siempre he admirado y me ha interesado mucho su obra y he sabido, claro, de su cercanía desde muy joven, desde prácticamente niño, con la obra literaria de Lorca”, destaca García-Lorca de los Ríos, sobrina del poeta y directora de la Fundación García Lorca.

Cuando era muy joven Kuitca vio una versión de La casa de Bernarda Alba con María Rosa Gallo. “Es una puesta legendaria porque además era plena dictadura. Bernarda es la autoridad máxima que abusa de su poder”, recuerda. También en su memoria aparece una lectura precoz de “Llanto por Ernesto Sánchez Mejías” y una de sus primeras inversiones: la edición de Aguilar de las Obras Completas con papel biblia. Luego trabajó junto a Vivi Tellas en las escenografías de La casa de Bernarda Alba (2015) y Bodas de sangre (2023). Hiladas. Esa es la palabra que elige: “Pienso que siempre estuvieron hiladas nuestras obras. Siento que están todo el tiempo interactuando”.

¿Cuáles son los puntos en común entre ambas obras o las intersecciones y caricias entre dos producciones estéticas tan originales como poderosas? Kuitca ensaya una explicación: “Me parece que hay un sentido del drama, entendido como una situación muy chica dentro de un contexto grande. Por supuesto, yo no trabajo en dramas rurales y mi obra no tiene probablemente raíces tan fuertes en la geografía como las de Lorca. Pero pienso que hay algo de la construcción a partir de identidades como de pequeñas historias. También algo del mundo de la infancia está presente en la obra de él y en la mía. Además, hay en mi caso un interés por el teatro muy marcado, por eso trabajo con esa serie de planos de teatro [como el del Colón o el de Teatro Covent Garden o el Teatro Real].

El proyecto, la idea de que Kuitca visite a Lorca, fue poco a poco creciendo en muchas direcciones. “Lorca siempre atravesó mi creación. Por ejemplo, esas lunas y eclipses que he pintado son muy lorquianas. También hay unos dormitorios que a veces pinto que son como unos pequeños cuadros que están todos ahí”, afirma. Uno de los desafíos que Kuitca fue el de evitar caer en el homenaje: “Él es una figura tan gigante y tuvo una desaparición tan trágica que es inevitable de algún modo ese estado de permanente homenaje. Y la muestra trata un poco no de deshacer esa idea, pero sí de mostrar otra faceta”.

Además de su muestra en Granada, Kuitca expone actualmente en el Museo Picasso de París, en el marco de una muestra que conmemora los 50 años de la muerte de Picasso (Kuitca expone junto con Obi Okigbo, Mickalene Thomas y Chéri Samba, una muestra curada por Paul Smith) y en el porteño MALBA, Kuitca 86.

Kuitca ha acompañado las muestras, pero siempre con el bajo perfil que lo caracteriza: “En general me cuesta estar junto con la obra. No me gusta estar, entrometerme entre la obra y el espectador. Soy muy abierto a los comentarios, pero simplemente no quiero entorpecer la experiencia del espectador. Me gusta que el espectador genere una cierta privacidad entre la obra y él”.

Después de la exitosa muestra en el Malba (que continúa hasta el 16 de junio) y de un periplo por Europa —en París permaneció siete semanas para ultimar los detalles de la muestra en el Museo Picasso—, Kuitca tiene ganas de volver a la paz y al silencio de su taller. El artista ya se ha despedido de muchas de sus obras que han encontrado su hogar en Europa: “Me acostumbré tanto a estar lejos de mi obra… Siempre ha sido así. Una vida entera de estar alejado de mi obra”.

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