“Sentido común”: un productor explicó qué política podría hacer que la Argentina genere US$40.000 millones extra por año

“Podríamos estar exportando 40.000 millones de dólares más por año desde hace una década”, enfatizó Germán Weiss, productor agropecuario bonaerense y expresidente de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea) en una entrevista con Carlos Pagni en LN+.

La afirmación no fue una expresión de deseo, sino el resultado de una comparación directa con las políticas agropecuarias que adoptaron países como Brasil, Uruguay, Paraguay e incluso Bolivia. No es una cuestión ideológica — aclaró —, no es de derecha ni de izquierda. “Es una cuestión de sentido común. El problema de las retenciones no es para un sector es para el país”.

En ese sentido dijo: “Quiero despersonalizar las retenciones, el problema no es solo de los productores es para el país. El sector agropecuario exporta 40.000 millones de dólares y hoy la Argentina podría exportar el doble. Lamentablemente tenemos la experiencia de 25 años de retenciones en el país que las implantó Eduardo Duhalde en 2002. Podemos compararnos con otros países que no han tenido retenciones: en el 2000, la Argentina y Nueva Zelanda producían la misma cantidad de leche. Hoy, Nueva Zelanda produce el doble y la Argentina produce solo un 10% más de lo que producía en ese momento, cuando el consumo y la producción de leche en el mundo subió un 50%. Nueva Zelanda aprovechó, produce el doble y exporta leche por 13.000 millones de dólares y nosotros por US$1500. Es una Vaca Muerta, la lechería sola, que además la cadena de la leche produce 188.000 puestos de trabajo, que comparado con la industria automotriz que da trabajo a 100.000 personas”.

Y dio más ejemplos. “En el 2000, Brasil producía un 10% más de soja que la Argentina que hace 15 años que está estancada con su producción, entre 40 y 50 millones de toneladas. Brasil, que en ese momento producía un 10% más, hoy produce y exporta casi cuatro veces más soja que la Argentina. Si la Argentina hubiera tenido las mismas políticas agropecuarias que Uruguay, que Brasil de Lula, que Paraguay, que Bolivia de Evo Morales, podría ser parecido a lo que produce Brasil y no faltarían tantos dólares”, agregó.

Weiss, que vive y trabaja en un campo ubicado cerca de América, partido de Rivadavia, en el oeste de la provincia de Buenos Aires, describió su experiencia: “Soy una pyme, con todo lo bueno y lo malo que eso implica. Hace más de 40 años que estoy en la zona. Viví 10 años en el campo, después en el pueblo por la educación de los chicos, y desde la pandemia volví al campo”.

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En su testimonio hizo foco en cómo el campo argentino perdió terreno frente a sus vecinos. “Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay entendieron que el agro es una herramienta para desarrollar el país. Nosotros, en cambio, lo frenamos”, aseguró. Para Weiss la Argentina se achicó por decisión propia: “En vez de agrandar el país, lo achicamos. Con las retenciones y regulaciones dejamos afuera a regiones que necesitan trabajo e inversión”.

Recordó que el crecimiento de la demanda mundial de alimentos comenzó a fines del siglo pasado, cuando Asia elevó su consumo. “El sudeste asiático empezó a comprar más y América a producir más. Estados Unidos, Brasil, Paraguay, Bolivia aprovecharon ese contexto, nosotros no. La soja pasó de valer 150 dólares a 400 o más, pero acá respondimos con impuestos”, detalló.

Durante la entrevista subrayó que las retenciones no son solo un problema del campo: “Son un freno al desarrollo del país. No afectan a un sector, afectan a todos. Porque cuando no se produce, se genera menos empleo, menos inversión, menos exportaciones”.

Para ilustrar su punto, citó casos concretos: “Todavía hay retenciones al semen, a los embriones, a la genética. Es insólito. No recaudan nada y frenan el desarrollo tecnológico de una industria con potencial global”. Agregó que las retenciones a los novillos y a otros productos ganaderos encarecen la producción y limitan la exportación.

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Consultado por las medidas del actual Gobierno, reconoció avances, como la eliminación de algunas retenciones a economías regionales, lácteos y ciertos cortes cárnicos. Pero insistió en que hacen falta cambios estructurales: “Parar la inflación y reducir la brecha cambiaria ayuda, pero si no se tocan las bases impositivas, el campo sigue limitado”.

Para el productor, el campo argentino hoy compite contra productores que tiene apoyo del Estado, de una u otra manera: “Por ejemplo, Brasil tiene el 0,4% de su PBI de apoyo a la producción agropecuaria. Estados Unidos tiene el 0,5% de su PBI y la Argentina tiene el 1,9% en contra, es el único país de América que tiene desapoyo”.

Aseguró que las retenciones se pueden eliminar de una vez por todas. “Este Gobierno casualmente demostró, con el plan de estabilización que hizo, que todo el mundo decía que no se podía hacer, y lo hizo, y bajó la inflación, cuando nadie lo preveía que se podía hacer así. Sacar las retenciones se puede, es una decisión política. Y es una decisión política que hay que estar convencido de que se puede hacer. No hay duda que el costo-beneficio para el país es altísimo”, afirmó.

La infraestructura también fue parte de su análisis. “El flete me lleva el 12% del valor de la soja que produzco. Si se frena la obra pública, eso se agrava. Hay caminos intransitables. El costo logístico nos resta competitividad frente a países que tienen redes viales y ferroviarias mejores”, advirtió.

Sobre la percepción social del productor, Weiss hizo una comparación con Brasil. “Allá los productores son ricos, pero se ven como pobres. Acá pasa al revés: somos pymes, pero nos ven como oligarcas y terratenientes. Esa percepción errada nos juega en contra a la hora de discutir políticas”.

También habló del déficit de representación política del agro. “En Brasil existe una bancada agropecuaria muy influyente. Acá, los 200.000 productores estamos dispersos, con realidades muy distintas. Nos cuesta hacer lobby, aunque hay iniciativas como Barbechando que vienen trabajando bien”.

Weiss explicó que muchos productores que podrían estar trabajando hoy no lo hacen por el peso del esquema impositivo. “Las retenciones expulsan productores. Hay miles que dejaron de producir porque no podían sostenerse. Eso es empobrecimiento estructural”, lamentó.

Insistió en que las oportunidades siguen vigentes: “El mundo todavía necesita alimentos. Si eliminamos las trabas internas, podríamos estar produciendo parecido a Brasil. No hay nada que lo impida, salvo nuestras propias decisiones”.

Sobre el presente del sector, subrayó que el campo argentino “es muy dinámico y tecnológico”, aunque está limitado por dos factores clave: “El clima, que es cada vez más impredecible, y la presión impositiva, que es muy alta”.

En ese sentido, destacó herramientas como la siembra directa, la mejora genética y los desarrollos en semillas como elementos fundamentales para mitigar los efectos del clima. Consultado por la siembra directa, Weiss explicó: “Es una herramienta de conservación fundamental. Antes se araba el suelo; hoy, sin removerlo, se logra preservar la estructura y evitar la erosión eólica e hídrica. Fue una revolución para la sustentabilidad”.

“Podríamos estar exportando 40.000 millones de dólares más por año desde hace una década”, enfatizó Germán Weiss, productor agropecuario bonaerense y expresidente de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea) en una entrevista con Carlos Pagni en LN+.

La afirmación no fue una expresión de deseo, sino el resultado de una comparación directa con las políticas agropecuarias que adoptaron países como Brasil, Uruguay, Paraguay e incluso Bolivia. No es una cuestión ideológica — aclaró —, no es de derecha ni de izquierda. “Es una cuestión de sentido común. El problema de las retenciones no es para un sector es para el país”.

En ese sentido dijo: “Quiero despersonalizar las retenciones, el problema no es solo de los productores es para el país. El sector agropecuario exporta 40.000 millones de dólares y hoy la Argentina podría exportar el doble. Lamentablemente tenemos la experiencia de 25 años de retenciones en el país que las implantó Eduardo Duhalde en 2002. Podemos compararnos con otros países que no han tenido retenciones: en el 2000, la Argentina y Nueva Zelanda producían la misma cantidad de leche. Hoy, Nueva Zelanda produce el doble y la Argentina produce solo un 10% más de lo que producía en ese momento, cuando el consumo y la producción de leche en el mundo subió un 50%. Nueva Zelanda aprovechó, produce el doble y exporta leche por 13.000 millones de dólares y nosotros por US$1500. Es una Vaca Muerta, la lechería sola, que además la cadena de la leche produce 188.000 puestos de trabajo, que comparado con la industria automotriz que da trabajo a 100.000 personas”.

Y dio más ejemplos. “En el 2000, Brasil producía un 10% más de soja que la Argentina que hace 15 años que está estancada con su producción, entre 40 y 50 millones de toneladas. Brasil, que en ese momento producía un 10% más, hoy produce y exporta casi cuatro veces más soja que la Argentina. Si la Argentina hubiera tenido las mismas políticas agropecuarias que Uruguay, que Brasil de Lula, que Paraguay, que Bolivia de Evo Morales, podría ser parecido a lo que produce Brasil y no faltarían tantos dólares”, agregó.

Weiss, que vive y trabaja en un campo ubicado cerca de América, partido de Rivadavia, en el oeste de la provincia de Buenos Aires, describió su experiencia: “Soy una pyme, con todo lo bueno y lo malo que eso implica. Hace más de 40 años que estoy en la zona. Viví 10 años en el campo, después en el pueblo por la educación de los chicos, y desde la pandemia volví al campo”.

“Airbnb de las plantas”: veían un entrenamiento de rugby y así nació una plataforma que rompe el paradigma de un negocio

En su testimonio hizo foco en cómo el campo argentino perdió terreno frente a sus vecinos. “Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay entendieron que el agro es una herramienta para desarrollar el país. Nosotros, en cambio, lo frenamos”, aseguró. Para Weiss la Argentina se achicó por decisión propia: “En vez de agrandar el país, lo achicamos. Con las retenciones y regulaciones dejamos afuera a regiones que necesitan trabajo e inversión”.

Recordó que el crecimiento de la demanda mundial de alimentos comenzó a fines del siglo pasado, cuando Asia elevó su consumo. “El sudeste asiático empezó a comprar más y América a producir más. Estados Unidos, Brasil, Paraguay, Bolivia aprovecharon ese contexto, nosotros no. La soja pasó de valer 150 dólares a 400 o más, pero acá respondimos con impuestos”, detalló.

Durante la entrevista subrayó que las retenciones no son solo un problema del campo: “Son un freno al desarrollo del país. No afectan a un sector, afectan a todos. Porque cuando no se produce, se genera menos empleo, menos inversión, menos exportaciones”.

Para ilustrar su punto, citó casos concretos: “Todavía hay retenciones al semen, a los embriones, a la genética. Es insólito. No recaudan nada y frenan el desarrollo tecnológico de una industria con potencial global”. Agregó que las retenciones a los novillos y a otros productos ganaderos encarecen la producción y limitan la exportación.

“Una patriada”: dos hermanos compraron seis frigoríficos legendarios de Santa Fe y nace el mayor grupo del negocio de la carne

Consultado por las medidas del actual Gobierno, reconoció avances, como la eliminación de algunas retenciones a economías regionales, lácteos y ciertos cortes cárnicos. Pero insistió en que hacen falta cambios estructurales: “Parar la inflación y reducir la brecha cambiaria ayuda, pero si no se tocan las bases impositivas, el campo sigue limitado”.

Para el productor, el campo argentino hoy compite contra productores que tiene apoyo del Estado, de una u otra manera: “Por ejemplo, Brasil tiene el 0,4% de su PBI de apoyo a la producción agropecuaria. Estados Unidos tiene el 0,5% de su PBI y la Argentina tiene el 1,9% en contra, es el único país de América que tiene desapoyo”.

Aseguró que las retenciones se pueden eliminar de una vez por todas. “Este Gobierno casualmente demostró, con el plan de estabilización que hizo, que todo el mundo decía que no se podía hacer, y lo hizo, y bajó la inflación, cuando nadie lo preveía que se podía hacer así. Sacar las retenciones se puede, es una decisión política. Y es una decisión política que hay que estar convencido de que se puede hacer. No hay duda que el costo-beneficio para el país es altísimo”, afirmó.

La infraestructura también fue parte de su análisis. “El flete me lleva el 12% del valor de la soja que produzco. Si se frena la obra pública, eso se agrava. Hay caminos intransitables. El costo logístico nos resta competitividad frente a países que tienen redes viales y ferroviarias mejores”, advirtió.

Sobre la percepción social del productor, Weiss hizo una comparación con Brasil. “Allá los productores son ricos, pero se ven como pobres. Acá pasa al revés: somos pymes, pero nos ven como oligarcas y terratenientes. Esa percepción errada nos juega en contra a la hora de discutir políticas”.

También habló del déficit de representación política del agro. “En Brasil existe una bancada agropecuaria muy influyente. Acá, los 200.000 productores estamos dispersos, con realidades muy distintas. Nos cuesta hacer lobby, aunque hay iniciativas como Barbechando que vienen trabajando bien”.

Weiss explicó que muchos productores que podrían estar trabajando hoy no lo hacen por el peso del esquema impositivo. “Las retenciones expulsan productores. Hay miles que dejaron de producir porque no podían sostenerse. Eso es empobrecimiento estructural”, lamentó.

Insistió en que las oportunidades siguen vigentes: “El mundo todavía necesita alimentos. Si eliminamos las trabas internas, podríamos estar produciendo parecido a Brasil. No hay nada que lo impida, salvo nuestras propias decisiones”.

Sobre el presente del sector, subrayó que el campo argentino “es muy dinámico y tecnológico”, aunque está limitado por dos factores clave: “El clima, que es cada vez más impredecible, y la presión impositiva, que es muy alta”.

En ese sentido, destacó herramientas como la siembra directa, la mejora genética y los desarrollos en semillas como elementos fundamentales para mitigar los efectos del clima. Consultado por la siembra directa, Weiss explicó: “Es una herramienta de conservación fundamental. Antes se araba el suelo; hoy, sin removerlo, se logra preservar la estructura y evitar la erosión eólica e hídrica. Fue una revolución para la sustentabilidad”.

 Germán Weiss cuestionó las retenciones y aseguró se pueden eliminar de una vez por todas y que solo falta que el Gobierno este convencido de que se puede hacer  Read More