Autores: Doug Wright (libro), Howard Ashman y Glenn Slater (letras) y Alan Menken (música). Director: Ariel Del Mastro. Co-director: Marcelo Caballero. Dirección musical: Fede Vilas. Elenco: Albana Fuentes, Osvaldo Laport, Evelyn Botto, José María Listorti, Pablo Turturiello, Valentín Zaninelli y otros. Escenografía: Jorge Ferrari. Coreografía: Analía González. Vestuario: Romina Lanzillotta y Catalina Rodríguez Loredo. Iluminación: Anteo Del Mastro y Sebastián Viola. Diseño de video escénico: Maxi Vecco. Sala: Teatro Gran Rex (Av. Corrientes 857). Funciones: miércoles, jueves y viernes a las 20, sábados y domingos a las 15 y 17.30. Duración: 90 minutos. Nuestra opinión: muy buena.
Finalmente llegó a la Argentina la comedia musical de Disney que hace unos años prometía repetir los dos sucesos de La Bella y la Bestia en la Avenida Corrientes, los de 1999 y 2010. Pero por los vaivenes de la economía local, La sirenita arriba recién ahora, con un retraso de más de una década y con 45 minutos menos de duración. Es que al momento de su estreno en Broadway, en 2008, la versión teatral del exitosísimo film animado de 1989 constaba de 29 temas y escenas, incluía un entreacto y se extendía más allá de las dos horas. Con los años, aquella versión original devino en una abreviada (de 20 escenas), que compacta el argumento y maximiza los recursos de la puesta, que hoy se conoce como “la internacional”. Esa versión, que viene recorriendo desde 2012 diversas plazas teatrales de Europa, Rusia y Japón, es la que esta semana subió al escenario del Teatro Gran Rex y se erige en la primera en idioma español en todo el mundo.
La historia sigue siendo la misma: la de Ariel, la joven sirena que aspira a abandonar la vida en las profundidades del mar para convertirse en humana y poder vivir en la superficie su amor por el príncipe Eric, al que conoció en un naufragio. En su intento por lograrlo le entrega su hermosa voz a la bruja del océano, el pulpo Úrsula, quien a cambio le confiere cuerpo de mujer pero, claro, también la deja muda. Lo que cambia son algunos aspectos de la trama: ahora se hace explícito que el rey Tritón (padre de Ariel) y la malvada Úrsula son hermanos, y que esta mató a la esposa de aquel. También desaparecieron varios temas (entre ellos “Cuestión humana” y “Quiero que los buenos tiempos regresen”), se añadió uno nuevo (“Dulce niña”) y se modificó el orden de ciertos pasajes.
La sirenita no es el mejor musical de la factoría Disney, pero sí uno muy efectivo y de gran impacto visual, destinado a un público familiar y a la platea más menuda. Mucho más que Matilda y School of Rock, los dos mega musicales que el mismo grupo productor (conformado por MP Producciones, Ozono Producciones y los Rottemberg) presentó en esa misma sala los dos años anteriores.
Impacto
Uno de los principales atractivos de la versión actual es su carácter inmersivo. Desde un comienzo la platea vive la historia como si estuviera inmersa en las profundidades del mar. Eso es debido a la utilización de pantallas, videos y proyecciones a gran escala (labor a cargo del eximio Maxi Vecco), que abarcan todo el fondo y los costados del inmenso escenario del Gran Rex, y a efectos propios del 4D, como propulsores de burbujas, instalados en lugares estratégicos de la sala. Así, el público pasa a ser prácticamente un personaje más de la obra y a vivir “en carne propia” las distintas instancias de la trama.
El otro gran atractivo son las interpretaciones, en especial dos de ellas: las de José María Listorti, como el simpatiquísimo cangrejo Sebastián, fiel sirviente del rey Tritón con acento cubano, y Evelyn Botto como Úrsula, la bruja del mar emparentada con la magia negra. El exhumorista de Showmatch vuelve a sorprender con un personaje a su medida, que también le da la posibilidad de lucirse como cantante ¡y bailarín!. Y la locutora, cantante y actriz de doblaje es la gran revelación del evento, gracias a una caracterización física elaborada milimétricamente, con un exacto mix de malicia y humor y al portento de su voz. Ambos actores se ganan –muy merecidamente- las mayores ovaciones de la noche a telón abierto; él, después de su número “Bajo el mar”, y ella tras el cuadro “Tristes almas sin paz”.
Osvaldo Laport, sin grandes chances de demostrar su capacidad para el género (porque su personaje fue el que más sufrió recortes en la actualización de la puesta y solo se le permite entonar un par de estrofas), se destaca de todas maneras por su voz clara y autoridad escénica como el rey Tritón, ese padre cariñoso al que le cuesta “doblegar” a su rebelde hija. Pablo Turturiello, como el príncipe Eric, da aquí un paso adelante y bien firme en su carrera en los musicales, tras su protagónico en Footloose y el telefilme Cuando Frank conoció a Carlitos. Valentín Zaninelli, en el rol del pececito Flounder, el mejor amigo de Ariel, demuestra tener gracia y buena voz en “Es amor”. Y Nahuel Adhami, como la gaviota Scuttle, hace de “Optimístico” otro de los grandes momentos de la noche, gracias a su triple talento como actor, cantante y bailarín.
Lo de la debutante Albana Fuentes (surgida de un arduo casting entre 1723 candidatas), en el rol protagónico de Ariel, es un verdadero capo lavoro. Dueña de una hermosa voz, su interpretación destila encanto y ternura y su esforzado trabajo corporal mientras canta, imitando los ondulados movimientos acuáticos -¡incluso hasta colgada de un arnés!- es tan perfecto como asombroso.
Por último, hay que destacar la dirección general de Ariel Del Mastro y la puesta en escena de Marcelo Caballero, que una vez más, en tándem, ofrecen un acabado trabajo de relojería, donde nada desentona y todo fluye, y el respeto por el público y el buen entretenimiento terminan ganando.
Autores: Doug Wright (libro), Howard Ashman y Glenn Slater (letras) y Alan Menken (música). Director: Ariel Del Mastro. Co-director: Marcelo Caballero. Dirección musical: Fede Vilas. Elenco: Albana Fuentes, Osvaldo Laport, Evelyn Botto, José María Listorti, Pablo Turturiello, Valentín Zaninelli y otros. Escenografía: Jorge Ferrari. Coreografía: Analía González. Vestuario: Romina Lanzillotta y Catalina Rodríguez Loredo. Iluminación: Anteo Del Mastro y Sebastián Viola. Diseño de video escénico: Maxi Vecco. Sala: Teatro Gran Rex (Av. Corrientes 857). Funciones: miércoles, jueves y viernes a las 20, sábados y domingos a las 15 y 17.30. Duración: 90 minutos. Nuestra opinión: muy buena.
Finalmente llegó a la Argentina la comedia musical de Disney que hace unos años prometía repetir los dos sucesos de La Bella y la Bestia en la Avenida Corrientes, los de 1999 y 2010. Pero por los vaivenes de la economía local, La sirenita arriba recién ahora, con un retraso de más de una década y con 45 minutos menos de duración. Es que al momento de su estreno en Broadway, en 2008, la versión teatral del exitosísimo film animado de 1989 constaba de 29 temas y escenas, incluía un entreacto y se extendía más allá de las dos horas. Con los años, aquella versión original devino en una abreviada (de 20 escenas), que compacta el argumento y maximiza los recursos de la puesta, que hoy se conoce como “la internacional”. Esa versión, que viene recorriendo desde 2012 diversas plazas teatrales de Europa, Rusia y Japón, es la que esta semana subió al escenario del Teatro Gran Rex y se erige en la primera en idioma español en todo el mundo.
La historia sigue siendo la misma: la de Ariel, la joven sirena que aspira a abandonar la vida en las profundidades del mar para convertirse en humana y poder vivir en la superficie su amor por el príncipe Eric, al que conoció en un naufragio. En su intento por lograrlo le entrega su hermosa voz a la bruja del océano, el pulpo Úrsula, quien a cambio le confiere cuerpo de mujer pero, claro, también la deja muda. Lo que cambia son algunos aspectos de la trama: ahora se hace explícito que el rey Tritón (padre de Ariel) y la malvada Úrsula son hermanos, y que esta mató a la esposa de aquel. También desaparecieron varios temas (entre ellos “Cuestión humana” y “Quiero que los buenos tiempos regresen”), se añadió uno nuevo (“Dulce niña”) y se modificó el orden de ciertos pasajes.
La sirenita no es el mejor musical de la factoría Disney, pero sí uno muy efectivo y de gran impacto visual, destinado a un público familiar y a la platea más menuda. Mucho más que Matilda y School of Rock, los dos mega musicales que el mismo grupo productor (conformado por MP Producciones, Ozono Producciones y los Rottemberg) presentó en esa misma sala los dos años anteriores.
Impacto
Uno de los principales atractivos de la versión actual es su carácter inmersivo. Desde un comienzo la platea vive la historia como si estuviera inmersa en las profundidades del mar. Eso es debido a la utilización de pantallas, videos y proyecciones a gran escala (labor a cargo del eximio Maxi Vecco), que abarcan todo el fondo y los costados del inmenso escenario del Gran Rex, y a efectos propios del 4D, como propulsores de burbujas, instalados en lugares estratégicos de la sala. Así, el público pasa a ser prácticamente un personaje más de la obra y a vivir “en carne propia” las distintas instancias de la trama.
El otro gran atractivo son las interpretaciones, en especial dos de ellas: las de José María Listorti, como el simpatiquísimo cangrejo Sebastián, fiel sirviente del rey Tritón con acento cubano, y Evelyn Botto como Úrsula, la bruja del mar emparentada con la magia negra. El exhumorista de Showmatch vuelve a sorprender con un personaje a su medida, que también le da la posibilidad de lucirse como cantante ¡y bailarín!. Y la locutora, cantante y actriz de doblaje es la gran revelación del evento, gracias a una caracterización física elaborada milimétricamente, con un exacto mix de malicia y humor y al portento de su voz. Ambos actores se ganan –muy merecidamente- las mayores ovaciones de la noche a telón abierto; él, después de su número “Bajo el mar”, y ella tras el cuadro “Tristes almas sin paz”.
Osvaldo Laport, sin grandes chances de demostrar su capacidad para el género (porque su personaje fue el que más sufrió recortes en la actualización de la puesta y solo se le permite entonar un par de estrofas), se destaca de todas maneras por su voz clara y autoridad escénica como el rey Tritón, ese padre cariñoso al que le cuesta “doblegar” a su rebelde hija. Pablo Turturiello, como el príncipe Eric, da aquí un paso adelante y bien firme en su carrera en los musicales, tras su protagónico en Footloose y el telefilme Cuando Frank conoció a Carlitos. Valentín Zaninelli, en el rol del pececito Flounder, el mejor amigo de Ariel, demuestra tener gracia y buena voz en “Es amor”. Y Nahuel Adhami, como la gaviota Scuttle, hace de “Optimístico” otro de los grandes momentos de la noche, gracias a su triple talento como actor, cantante y bailarín.
Lo de la debutante Albana Fuentes (surgida de un arduo casting entre 1723 candidatas), en el rol protagónico de Ariel, es un verdadero capo lavoro. Dueña de una hermosa voz, su interpretación destila encanto y ternura y su esforzado trabajo corporal mientras canta, imitando los ondulados movimientos acuáticos -¡incluso hasta colgada de un arnés!- es tan perfecto como asombroso.
Por último, hay que destacar la dirección general de Ariel Del Mastro y la puesta en escena de Marcelo Caballero, que una vez más, en tándem, ofrecen un acabado trabajo de relojería, donde nada desentona y todo fluye, y el respeto por el público y el buen entretenimiento terminan ganando.
La primera versión teatral en español del clásico de Disney se destaca por su extraordinaria puesta, una dirección rigurosa y grandes interpretaciones Read More