BRASILIA.– El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, consiguió la autorización de la Justicia argentina para visitar a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner en su departamento de San José 1111, durante su paso por Buenos Aires con motivo de la cumbre del Mercosur. La posibilidad de ese encuentro, de fuerte contenido simbólico, genera ruido en el gobierno brasileño, donde conviven sectores que lo alientan y otros que lo consideran inoportuno.
Lula pretende concretar la visita durante su viaje relámpago a la Argentina, adonde llegará este miércoles por la tarde para regresar a Brasil el jueves, después del mediodía, tras concluir su participación en la reunión de presidentes del bloque regional, sin intención alguna de reunirse con el presidente Javier Milei.
El pedido formal para que se le autorice a visitar a la exmandataria fue presentado el martes por su abogado, Carlos Beraldi, y autorizado un día después por el Tribunal Oral Federal N°2, que condenó a Cristina Kirchner en la causa Vialidad y tiene a su cargo la ejecución de la sentencia.
“Lula tiene ganas, quiere visitar a Cristina y ya se lo dijo a ella”, confirmó a LA NACION una fuente cercana al presidente brasileño, al tanto de la organización del viaje.
“Los trámites los está haciendo el equipo jurídico de la expresidenta argentina”, aclaró el interlocutor brasileño al tanto del viaje.
La previsión del Palacio del Planalto es que Lula despegue desde Salvador de Bahía, noreste de Brasil, rumbo a Buenos Aires y arribe cerca de las 17 horas del miércoles a Aeroparque.
La posible visita a Cristina generó debate puertas adentro del gobierno brasileño. Mientras algunos sectores más ligados al Partido los Trabajadores (PT) consideran que el gesto es una forma de retribuir el apoyo que Lula recibió cuando fue condenado y preso durante la Operación Lava Jato. Otros, en cambio, más ligados a la diplomacia profesional, alertan sobre el riesgo de que la visita sea leída como una provocación política o incluso una afrenta a la Justicia argentina, en caso de que el presidente adopte un tono comprometido con la tesis de la persecución judicial.
Telefonei hoje no final da tarde para a companheira Cristina Kirchner (@CFKArgentina) e manifestei toda a minha solidariedade. Falei da importância de que se mantenha firme neste momento difícil. Notei, com satisfação, a maneira serena e determinada com que Cristina encara essa…
— Lula (@LulaOficial) June 11, 2025
Hasta el momento, Lula ha sido medido al referirse a la situación judicial de Cristina Kirchner. En un tuit publicado el 11 de junio, tras una conversación telefónica con la expresidenta, manifestó su “solidaridad” en un “momento difícil”, pero evitó valorar el proceso que derivó en su condena. “Noté con satisfacción la manera serena como Cristina encara esta situación adversa y cuánto está decidida a seguir luchando”, escribió en aquella ocasión, en el mensaje compartido en X.
Antes de que se concretara el pedido y la autorización judicial, desde la diplomacia brasileña se activaron gestiones para bajar el tono a la visita e incluso negarla. El canciller de Lula, Mauro Vieira, negó que el encuentro estuviera en agenda y recordó que el viaje a Buenos Aires será “muy corto”, sin margen para actividades políticas. “Va a ser un período muy corto”, dijo al diario O Globo.
En paralelo, entre sectores críticos del propio Lula en Brasil se recuerda que una eventual foto con Cristina Kirchner podría ser nada más que el espejo de la también controvertida -y criticada en Brasil- imagen del presidente argentino Javier Milei junto al expresidente Jair Bolsonaro (2019-2022), en Balneario Camboriú, en julio de 2023, durante un foro conservador, viaje durante el cual Milei no tuvo agenda oficial con ninguna autoridad del gobierno del Partido de los Trabajadores (PT).
La figura de Cristina también remite al momento en que el expresidente Alberto Fernández, entonces candidato y compañero de fórmula de Cristina, viajó a Curitiba en 2019 para visitar a Lula mientras estaba detenido. Si bien Cristina no lo visitó, se expresó públicamente en su defensa.
El gesto, sin embargo, no está exento de costos políticos internos para Lula. En momentos en que su gobierno atraviesa una crisis de popularidad, el bolsonarismo prepara artillería política para explotar cualquier imagen del mandatario brasileño junto a la expresidenta argentina, actualmente bajo prisión domiciliaria por corrupción, para asociarlo a ese delito.
El entorno de Lula se muestra consciente del delicado equilibrio que implica la visita: una muestra de solidaridad sin que sea percibida como una injerencia.
“No sé exactamente el tono que tendrá [la visita]”, aclaró un auxiliar de Lula, sobre el riesgo de que el mandatario de Brasil pase un mensaje criticando el fallo contra Cristina pueda ser leído como una afrenta la justicia Argentina.
El contexto regional también complejiza el escenario. El gobierno brasileño viene denunciando públicamente la presión de sectores del bolsonarismo en Estados Unidos ante la administración de Donald Trump para que ese país imponga sanciones contra el Supremo Tribunal Federal y el juez Alexandre de Moraes.
En ese marco, cualquier señal que pueda ser interpretada como desprecio a la institucionalidad judicial argentina podría generarle un costo en la relación tensa entre los gobiernos de Brasil y Argentina, y también en la política interna del país vecino.
BRASILIA.– El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, consiguió la autorización de la Justicia argentina para visitar a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner en su departamento de San José 1111, durante su paso por Buenos Aires con motivo de la cumbre del Mercosur. La posibilidad de ese encuentro, de fuerte contenido simbólico, genera ruido en el gobierno brasileño, donde conviven sectores que lo alientan y otros que lo consideran inoportuno.
Lula pretende concretar la visita durante su viaje relámpago a la Argentina, adonde llegará este miércoles por la tarde para regresar a Brasil el jueves, después del mediodía, tras concluir su participación en la reunión de presidentes del bloque regional, sin intención alguna de reunirse con el presidente Javier Milei.
El pedido formal para que se le autorice a visitar a la exmandataria fue presentado el martes por su abogado, Carlos Beraldi, y autorizado un día después por el Tribunal Oral Federal N°2, que condenó a Cristina Kirchner en la causa Vialidad y tiene a su cargo la ejecución de la sentencia.
“Lula tiene ganas, quiere visitar a Cristina y ya se lo dijo a ella”, confirmó a LA NACION una fuente cercana al presidente brasileño, al tanto de la organización del viaje.
“Los trámites los está haciendo el equipo jurídico de la expresidenta argentina”, aclaró el interlocutor brasileño al tanto del viaje.
La previsión del Palacio del Planalto es que Lula despegue desde Salvador de Bahía, noreste de Brasil, rumbo a Buenos Aires y arribe cerca de las 17 horas del miércoles a Aeroparque.
La posible visita a Cristina generó debate puertas adentro del gobierno brasileño. Mientras algunos sectores más ligados al Partido los Trabajadores (PT) consideran que el gesto es una forma de retribuir el apoyo que Lula recibió cuando fue condenado y preso durante la Operación Lava Jato. Otros, en cambio, más ligados a la diplomacia profesional, alertan sobre el riesgo de que la visita sea leída como una provocación política o incluso una afrenta a la Justicia argentina, en caso de que el presidente adopte un tono comprometido con la tesis de la persecución judicial.
Telefonei hoje no final da tarde para a companheira Cristina Kirchner (@CFKArgentina) e manifestei toda a minha solidariedade. Falei da importância de que se mantenha firme neste momento difícil. Notei, com satisfação, a maneira serena e determinada com que Cristina encara essa…
— Lula (@LulaOficial) June 11, 2025
Hasta el momento, Lula ha sido medido al referirse a la situación judicial de Cristina Kirchner. En un tuit publicado el 11 de junio, tras una conversación telefónica con la expresidenta, manifestó su “solidaridad” en un “momento difícil”, pero evitó valorar el proceso que derivó en su condena. “Noté con satisfacción la manera serena como Cristina encara esta situación adversa y cuánto está decidida a seguir luchando”, escribió en aquella ocasión, en el mensaje compartido en X.
Antes de que se concretara el pedido y la autorización judicial, desde la diplomacia brasileña se activaron gestiones para bajar el tono a la visita e incluso negarla. El canciller de Lula, Mauro Vieira, negó que el encuentro estuviera en agenda y recordó que el viaje a Buenos Aires será “muy corto”, sin margen para actividades políticas. “Va a ser un período muy corto”, dijo al diario O Globo.
En paralelo, entre sectores críticos del propio Lula en Brasil se recuerda que una eventual foto con Cristina Kirchner podría ser nada más que el espejo de la también controvertida -y criticada en Brasil- imagen del presidente argentino Javier Milei junto al expresidente Jair Bolsonaro (2019-2022), en Balneario Camboriú, en julio de 2023, durante un foro conservador, viaje durante el cual Milei no tuvo agenda oficial con ninguna autoridad del gobierno del Partido de los Trabajadores (PT).
La figura de Cristina también remite al momento en que el expresidente Alberto Fernández, entonces candidato y compañero de fórmula de Cristina, viajó a Curitiba en 2019 para visitar a Lula mientras estaba detenido. Si bien Cristina no lo visitó, se expresó públicamente en su defensa.
El gesto, sin embargo, no está exento de costos políticos internos para Lula. En momentos en que su gobierno atraviesa una crisis de popularidad, el bolsonarismo prepara artillería política para explotar cualquier imagen del mandatario brasileño junto a la expresidenta argentina, actualmente bajo prisión domiciliaria por corrupción, para asociarlo a ese delito.
El entorno de Lula se muestra consciente del delicado equilibrio que implica la visita: una muestra de solidaridad sin que sea percibida como una injerencia.
“No sé exactamente el tono que tendrá [la visita]”, aclaró un auxiliar de Lula, sobre el riesgo de que el mandatario de Brasil pase un mensaje criticando el fallo contra Cristina pueda ser leído como una afrenta la justicia Argentina.
El contexto regional también complejiza el escenario. El gobierno brasileño viene denunciando públicamente la presión de sectores del bolsonarismo en Estados Unidos ante la administración de Donald Trump para que ese país imponga sanciones contra el Supremo Tribunal Federal y el juez Alexandre de Moraes.
En ese marco, cualquier señal que pueda ser interpretada como desprecio a la institucionalidad judicial argentina podría generarle un costo en la relación tensa entre los gobiernos de Brasil y Argentina, y también en la política interna del país vecino.
El presidente de Brasil consiguió la autorización de la Justicia argentina para ir a San José 1111; dudas sobre el impacto que tendrá el encuentro Read More