Franco Colapinto largará último en Silverstone: de su mejor viernes con Alpine a un sábado complicado por un trompo inesperado

SILVERSTONE, Inglaterra (Enviado especial).- El Alpine número 43 venía en una vuelta que podía ser muy rápida. Era la quinta ronda con neumáticos blandos usados en Silverstone, en un segundo intento. La cámara a bordo mostraba a un piloto sin dudas, lanzado a todo o nada. El coche con un decidido Franco Colapinto al volante se aproximaba a la última curva, denominada Club, la 18ª del trazado de Grand Prix, que Max Verstappen iba a tomarla a 231 km/h en la Q3. Sin un atisbo de duda, se montó con todo en el piano externo para tener una entrada más abierta al viraje y salir más rápido a la recta de boxes.

Con su suspensión muy dura y de limitada aceptación de los pianitos, el A525 dio un pequeño salto y fue suficiente. En cuanto Franco comenzó a girar el volante a la izquierda, el trompo fue inevitable. El coche se precipitó a la grava que en buena parte lo salvó y cuando el polvo levantado se posó finalmente, yacían ahí todas las esperanzas del argentino de pasar a la Q2. Pudo volver a pista porque el coche no había dado contra las barreras. Pasó despacio frente a los boxes y fue a estacionar sobre asfalto en una zona accesible para las grúas. Colapinto decía por radio con voz apesadumbrada: “Lo siento, perdí el eje trasero”.

¿Perdió sólo el eje trasero la esperanza argentina que ha revivido el gusto por la Fórmula 1 en Argentina? ¿O puso en serio riesgo algo más? Durante el interminable trompo de Colapinto, en los boxes, Flavio Briatore se llevó las manos a la cabeza. Un gesto de estupor cruzó el rostro de sus mecánicos. Nadie se lo esperaba porque venía de cuatro carreras entregando el coche intacto.

A muchos críticos del argentino se les venían a la memoria el choque en Las Vegas tratando de pasar a la Q3 y el más reciente en la Q1 de Imola, en su debut con Alpine, donde también se subió demasiado a los pianitos que parecen más traicioneros para él que para otros pilotos.

Todo lo bueno e in crescendo que había hecho el viernes siendo más rápido que su compañero Gasly y el sábado por la mañana con ambos Alpine perdidos al fondo del pelotón (Franco 18º, Gasly 20º), se diluía en un santiamén.

¿Será que en cuanto le pareció que estaba a su alcance batir a Gasly definitivamente el sábado cambió sus objetivos de seguridad? ¿Cedió a su fuego interno, buscó un resultado y se olvidó de que sus márgenes de maniobra son estrechos? Gasly chocó con el japonés de Red Bull Yuki Tsunoda en Montecarlo, e hizo un espectacular trompo, también sin consecuencias en la Q3 de Austria, quedando décimo cuando en la Q2 había demostrado que podía ser quinto. Y también había hecho otro trompo el viernes en la FP1 en la curva Copse, sin consecuencias para el auto. ¿Y por qué entonces podría censurarse a Colapinto y no a Gasly? Por el camino recorrido y los resultados demostrados a lo largo de una carrera que ya lleva siete temporadas y media. Por eso tiene, no solo un contrato que lo blinda con Alpine sino, también, el peso específico de la experiencia. Por eso, se le perdona.

Compungido y desorientado con sus propios pensamientos estaba Franco tras el episodio que lo manda al último lugar de la parrilla de largada para la carrera de mañana. En sus primeras declaraciones para ESPN decía: “Una pena, porque venía siendo un buen día. Obviamente, no lo cerramos bien, hay que seguir trabajando, porque nos está costando bastante acá, en esta pista. Y en estas condiciones, cambiantes con el viento, nos cuesta”.

El viernes había hablado sobre la inestabilidad del auto y cómo impactaban las ráfagas de viento. Pero, ¿qué fue lo que pasó este sábado para terminar así? “Había empezado a llover un poco también. No sé qué habrá pasado. No tengo la certeza ahora. Una pena porque podría haber hecho un buen trabajo”.

Pasaron algunos minutos, se secaba el sudor, se pasaba una y otra vez la película del episodio y llegaba a nuevas conclusiones. Cuando dio sus declaraciones a LA NACION y otros medios de prensa argentinos ajustaba su juicio: “Sí (el auto estaba) un poco inestable… Pero tendría que haber hecho un mejor trabajo yo hoy manejando…”

Cuando le preguntaron si le preocupaban los rumores de una posible sustitución después del incidente de hoy respondió: “No estoy muy preocupado. Por supuesto, siempre hay rumores. Solo debo seguir trabajando y tratar de ayudar al equipo a mejorar el coche. Hoy no ha sido lo ideal. Creo que hemos dado algunos buenos pasos, pero definitivamente no es lo que queríamos”.

Entre la FP3 del mediodía y las pruebas de clasificación los ingenieros cambiaron la puesta a punto de los Alpine. Y la mejora pronto se hizo evidente en cuanto se calzaron los neumáticos blandos para salir a clasificar. En su segunda vuelta de la Q1 Franco era más rápido que Gasly, 1m27s060/1000 contra 1m27s117/1000. Había poco viento en esos primeros minutos y el coche se comportaba mejor. Respecto de la FP3, en el primer intento Colapinto marcaba 1m27s060 con una mejora de 537/1000 y había más por venir.

No pudo ser debido a su salida de pista. En esa Q1, Gasly quedaba 16º con 1m26s328/1000. Pasaba a la Q2 porque le quitaban su tiempo a Liam Lawson (Racing Bull), que había sido el 15º. El francés había estado tomándose los entrenamientos con cierta calma. De quejarse del auto por ser último en la FP3 a 2s480/1000 del más rápido en esa sesión (Charles Leclerc, Ferrari), no solo iba a recuperarse notoriamente en la Q2, quedando 10º a tan sólo 395/1000 del mejor de la Q2, Max Verstappen; en la Q3 no pudo mejorar ese registro, quedaba décimo, pero debido a las sanciones a Kimi Antonelli y a Oliver Bearman ocupará la octava posición en la grilla de largada de mañana.

No era de imaginar el desenlace desfavorable de este sábado en Silverstone para Colapinto porque, aunque los A525 se habían mostrado muy lentos e inestables en la FP3 y muy afectados por las ráfagas de viento, más que otros coches, el argentino parecía muy sólido y calmado.

Los ingenieros parecían perdidos sin poder extraer un rendimiento digno a los autos. Colapinto había quedado 16º el viernes y, como Gasly, se quejaba de un auto “inmanejable”. Aun así era 115/1000 más rápido que el francés. Inmanejable o no, Colapinto le estaba “encontrando la vuelta” al caprichoso Alpine.

Al comenzar el sábado Colapinto estaba tranquilo, muy tranquilo. Había tenido un día atareado el jueves y parte del viernes atendiendo a periodistas, visitas de patrocinadores y había estrenado nueva leyenda de la marca Claro en el frontal de su casco, distinguible en la on board por el número 43 pintado en la cúpula superior.

No llegó a una hora el ejercicio en la FP3 por dos banderas rojas. La primera se decretó faltando 8m30s porque una placa desviadora de flujo del auto de Oliver Bearman se desprendió y quedó sobre el pavimento. La segunda y definitiva ocurrió faltando 50 segundos para el final porque se rompió la suspensión delantera el brasileño Gabriel Bortoleto.

Hasta ese momento y en realidad, desde los primeros minutos de la práctica, Colapinto se había mantenido por delante de Gasly. Arrancaron ambos con neumáticos blandos y en su segundo intento, en su 11ª vuelta Franco marcaba 1m27s597/1000. Gasly había señalado, 1m27s878/1000.

Ni Franco ni él conseguían ser más rápidos que sus marcas del día viernes.

Hubo algunos instantes en los que cayeron algunas gotas de lluvia en el sector de la curva 7, pero duró poco y no afectó a los pilotos.

Ambos Alpine eran más lentos que de costumbre. Franco, 18º quedaba a 2s099/1000 del más rápido, Charles Leclerc con la Ferrari que superaba en esa sesión a Oscar Piastri, McLaren por tan solo 0s068/1000. Hasta ese momento, los ajustes realizados no habían dado el resultado esperado.

En el intermedio hasta la clasificación se revisaron y cambiaron varios ajustes en ambos coches. Y en esas condiciones y entusiasmados seguramente por su buen primer intento en la Q1, Franco salió a por todas. No en el mejor momento.

Notas Orlando Ríos

SILVERSTONE, Inglaterra (Enviado especial).- El Alpine número 43 venía en una vuelta que podía ser muy rápida. Era la quinta ronda con neumáticos blandos usados en Silverstone, en un segundo intento. La cámara a bordo mostraba a un piloto sin dudas, lanzado a todo o nada. El coche con un decidido Franco Colapinto al volante se aproximaba a la última curva, denominada Club, la 18ª del trazado de Grand Prix, que Max Verstappen iba a tomarla a 231 km/h en la Q3. Sin un atisbo de duda, se montó con todo en el piano externo para tener una entrada más abierta al viraje y salir más rápido a la recta de boxes.

Con su suspensión muy dura y de limitada aceptación de los pianitos, el A525 dio un pequeño salto y fue suficiente. En cuanto Franco comenzó a girar el volante a la izquierda, el trompo fue inevitable. El coche se precipitó a la grava que en buena parte lo salvó y cuando el polvo levantado se posó finalmente, yacían ahí todas las esperanzas del argentino de pasar a la Q2. Pudo volver a pista porque el coche no había dado contra las barreras. Pasó despacio frente a los boxes y fue a estacionar sobre asfalto en una zona accesible para las grúas. Colapinto decía por radio con voz apesadumbrada: “Lo siento, perdí el eje trasero”.

¿Perdió sólo el eje trasero la esperanza argentina que ha revivido el gusto por la Fórmula 1 en Argentina? ¿O puso en serio riesgo algo más? Durante el interminable trompo de Colapinto, en los boxes, Flavio Briatore se llevó las manos a la cabeza. Un gesto de estupor cruzó el rostro de sus mecánicos. Nadie se lo esperaba porque venía de cuatro carreras entregando el coche intacto.

A muchos críticos del argentino se les venían a la memoria el choque en Las Vegas tratando de pasar a la Q3 y el más reciente en la Q1 de Imola, en su debut con Alpine, donde también se subió demasiado a los pianitos que parecen más traicioneros para él que para otros pilotos.

Todo lo bueno e in crescendo que había hecho el viernes siendo más rápido que su compañero Gasly y el sábado por la mañana con ambos Alpine perdidos al fondo del pelotón (Franco 18º, Gasly 20º), se diluía en un santiamén.

¿Será que en cuanto le pareció que estaba a su alcance batir a Gasly definitivamente el sábado cambió sus objetivos de seguridad? ¿Cedió a su fuego interno, buscó un resultado y se olvidó de que sus márgenes de maniobra son estrechos? Gasly chocó con el japonés de Red Bull Yuki Tsunoda en Montecarlo, e hizo un espectacular trompo, también sin consecuencias en la Q3 de Austria, quedando décimo cuando en la Q2 había demostrado que podía ser quinto. Y también había hecho otro trompo el viernes en la FP1 en la curva Copse, sin consecuencias para el auto. ¿Y por qué entonces podría censurarse a Colapinto y no a Gasly? Por el camino recorrido y los resultados demostrados a lo largo de una carrera que ya lleva siete temporadas y media. Por eso tiene, no solo un contrato que lo blinda con Alpine sino, también, el peso específico de la experiencia. Por eso, se le perdona.

Compungido y desorientado con sus propios pensamientos estaba Franco tras el episodio que lo manda al último lugar de la parrilla de largada para la carrera de mañana. En sus primeras declaraciones para ESPN decía: “Una pena, porque venía siendo un buen día. Obviamente, no lo cerramos bien, hay que seguir trabajando, porque nos está costando bastante acá, en esta pista. Y en estas condiciones, cambiantes con el viento, nos cuesta”.

El viernes había hablado sobre la inestabilidad del auto y cómo impactaban las ráfagas de viento. Pero, ¿qué fue lo que pasó este sábado para terminar así? “Había empezado a llover un poco también. No sé qué habrá pasado. No tengo la certeza ahora. Una pena porque podría haber hecho un buen trabajo”.

Pasaron algunos minutos, se secaba el sudor, se pasaba una y otra vez la película del episodio y llegaba a nuevas conclusiones. Cuando dio sus declaraciones a LA NACION y otros medios de prensa argentinos ajustaba su juicio: “Sí (el auto estaba) un poco inestable… Pero tendría que haber hecho un mejor trabajo yo hoy manejando…”

Cuando le preguntaron si le preocupaban los rumores de una posible sustitución después del incidente de hoy respondió: “No estoy muy preocupado. Por supuesto, siempre hay rumores. Solo debo seguir trabajando y tratar de ayudar al equipo a mejorar el coche. Hoy no ha sido lo ideal. Creo que hemos dado algunos buenos pasos, pero definitivamente no es lo que queríamos”.

Entre la FP3 del mediodía y las pruebas de clasificación los ingenieros cambiaron la puesta a punto de los Alpine. Y la mejora pronto se hizo evidente en cuanto se calzaron los neumáticos blandos para salir a clasificar. En su segunda vuelta de la Q1 Franco era más rápido que Gasly, 1m27s060/1000 contra 1m27s117/1000. Había poco viento en esos primeros minutos y el coche se comportaba mejor. Respecto de la FP3, en el primer intento Colapinto marcaba 1m27s060 con una mejora de 537/1000 y había más por venir.

No pudo ser debido a su salida de pista. En esa Q1, Gasly quedaba 16º con 1m26s328/1000. Pasaba a la Q2 porque le quitaban su tiempo a Liam Lawson (Racing Bull), que había sido el 15º. El francés había estado tomándose los entrenamientos con cierta calma. De quejarse del auto por ser último en la FP3 a 2s480/1000 del más rápido en esa sesión (Charles Leclerc, Ferrari), no solo iba a recuperarse notoriamente en la Q2, quedando 10º a tan sólo 395/1000 del mejor de la Q2, Max Verstappen; en la Q3 no pudo mejorar ese registro, quedaba décimo, pero debido a las sanciones a Kimi Antonelli y a Oliver Bearman ocupará la octava posición en la grilla de largada de mañana.

No era de imaginar el desenlace desfavorable de este sábado en Silverstone para Colapinto porque, aunque los A525 se habían mostrado muy lentos e inestables en la FP3 y muy afectados por las ráfagas de viento, más que otros coches, el argentino parecía muy sólido y calmado.

Los ingenieros parecían perdidos sin poder extraer un rendimiento digno a los autos. Colapinto había quedado 16º el viernes y, como Gasly, se quejaba de un auto “inmanejable”. Aun así era 115/1000 más rápido que el francés. Inmanejable o no, Colapinto le estaba “encontrando la vuelta” al caprichoso Alpine.

Al comenzar el sábado Colapinto estaba tranquilo, muy tranquilo. Había tenido un día atareado el jueves y parte del viernes atendiendo a periodistas, visitas de patrocinadores y había estrenado nueva leyenda de la marca Claro en el frontal de su casco, distinguible en la on board por el número 43 pintado en la cúpula superior.

No llegó a una hora el ejercicio en la FP3 por dos banderas rojas. La primera se decretó faltando 8m30s porque una placa desviadora de flujo del auto de Oliver Bearman se desprendió y quedó sobre el pavimento. La segunda y definitiva ocurrió faltando 50 segundos para el final porque se rompió la suspensión delantera el brasileño Gabriel Bortoleto.

Hasta ese momento y en realidad, desde los primeros minutos de la práctica, Colapinto se había mantenido por delante de Gasly. Arrancaron ambos con neumáticos blandos y en su segundo intento, en su 11ª vuelta Franco marcaba 1m27s597/1000. Gasly había señalado, 1m27s878/1000.

Ni Franco ni él conseguían ser más rápidos que sus marcas del día viernes.

Hubo algunos instantes en los que cayeron algunas gotas de lluvia en el sector de la curva 7, pero duró poco y no afectó a los pilotos.

Ambos Alpine eran más lentos que de costumbre. Franco, 18º quedaba a 2s099/1000 del más rápido, Charles Leclerc con la Ferrari que superaba en esa sesión a Oscar Piastri, McLaren por tan solo 0s068/1000. Hasta ese momento, los ajustes realizados no habían dado el resultado esperado.

En el intermedio hasta la clasificación se revisaron y cambiaron varios ajustes en ambos coches. Y en esas condiciones y entusiasmados seguramente por su buen primer intento en la Q1, Franco salió a por todas. No en el mejor momento.

Notas Orlando Ríos

 “Tendría que haber hecho un mejor trabajo hoy, yo manejando”, fue el mea culpa del piloto argentino, tras la clasificación  Read More