Es común que quienes viven con perros noten que sus mascotas los siguen por todos los rincones de la casa, como si fueran su sombra. A veces entran en una habitación solo para comprobar que todo está en orden o, en casos más severos, necesitan estar en contacto físico todo el tiempo posible.
Este comportamiento, que es habitual en muchos perros, puede tener distintos significados. Si bien puede parecer una conducta inofensiva, en algunos casos se requiere atención por parte de los amos para poder evitar peores males, según la psicología.
Lo más frecuente es que se trate de una expresión de confianza y afecto. Cuando un perro sigue de cerca a su humano, suele ser porque lo percibe como su figura de referencia, alguien que le brinda seguridad y cuidado.
Esta cercanía emocional activa la liberación de oxitocina —conocida como la hormona del amor— tanto en perros como en personas, lo que refuerza el vínculo entre ambos.
Algunas razas tienden más a este comportamiento por su origen como animales de trabajo en equipo o de manada. Razas como el Golden Retriever, el Labrador o el Border Collie suelen acompañar a sus dueños de manera más constante, ya que fueron criados para colaborar estrechamente con los humanos. Ese impulso de seguirlos refleja tanto su naturaleza social como los lazos creados a través de la convivencia diaria.
Sin embargo, no siempre se trata de apego positivo. En ciertos casos, seguir de manera insistente puede estar vinculado a la ansiedad por separación, un problema que afecta a entre el 20% y el 40% de los perros, según estudios de la Universidad de Illinois. Los síntomas más comunes incluyen ladridos excesivos cuando están solos, destrucción de objetos, accidentes dentro del hogar, vómitos o pérdida de apetito. Estos signos indican un nivel de angustia que puede requerir atención profesional.
Las causas por las que un perro sigue siempre a su dueño
La edad o la salud también pueden influir en este comportamiento. Los perros mayores, al enfrentar problemas como la pérdida de visión, audición o cierta desorientación, buscan el consuelo de quienes les transmiten seguridad. Por otro lado, en cachorros o perros jóvenes, seguir a sus dueños forma parte del proceso de adaptación a un entorno nuevo o desconocido.
En ocasiones, el seguimiento constante simplemente responde al aburrimiento. La falta de estímulos físicos o mentales puede llevar al perro a buscar compañía y actividad a través del seguimiento. Además, si este comportamiento recibe atención positiva, como caricias o palabras amables, es más probable que se repita.
Para evitar que los perros se aburran en el hogar hay que tener paseos regulares y variados, es decir, no siempre por la misma ruta. También juegos como buscar la pelota y en las razas más activas considerar hacer salidas más largas o incluso correr o hacer trekking juntos.
Aunque en general este tipo de conducta es normal y refleja un vínculo sano, hay que estar atentos a cambios repentinos. Si el perro se muestra demasiado ansioso en ausencia de su cuidador, no logra relajarse o modifica bruscamente sus hábitos, es recomendable consultar con un veterinario para descartar problemas de salud o emocionales.
Es común que quienes viven con perros noten que sus mascotas los siguen por todos los rincones de la casa, como si fueran su sombra. A veces entran en una habitación solo para comprobar que todo está en orden o, en casos más severos, necesitan estar en contacto físico todo el tiempo posible.
Este comportamiento, que es habitual en muchos perros, puede tener distintos significados. Si bien puede parecer una conducta inofensiva, en algunos casos se requiere atención por parte de los amos para poder evitar peores males, según la psicología.
Lo más frecuente es que se trate de una expresión de confianza y afecto. Cuando un perro sigue de cerca a su humano, suele ser porque lo percibe como su figura de referencia, alguien que le brinda seguridad y cuidado.
Esta cercanía emocional activa la liberación de oxitocina —conocida como la hormona del amor— tanto en perros como en personas, lo que refuerza el vínculo entre ambos.
Algunas razas tienden más a este comportamiento por su origen como animales de trabajo en equipo o de manada. Razas como el Golden Retriever, el Labrador o el Border Collie suelen acompañar a sus dueños de manera más constante, ya que fueron criados para colaborar estrechamente con los humanos. Ese impulso de seguirlos refleja tanto su naturaleza social como los lazos creados a través de la convivencia diaria.
Sin embargo, no siempre se trata de apego positivo. En ciertos casos, seguir de manera insistente puede estar vinculado a la ansiedad por separación, un problema que afecta a entre el 20% y el 40% de los perros, según estudios de la Universidad de Illinois. Los síntomas más comunes incluyen ladridos excesivos cuando están solos, destrucción de objetos, accidentes dentro del hogar, vómitos o pérdida de apetito. Estos signos indican un nivel de angustia que puede requerir atención profesional.
Las causas por las que un perro sigue siempre a su dueño
La edad o la salud también pueden influir en este comportamiento. Los perros mayores, al enfrentar problemas como la pérdida de visión, audición o cierta desorientación, buscan el consuelo de quienes les transmiten seguridad. Por otro lado, en cachorros o perros jóvenes, seguir a sus dueños forma parte del proceso de adaptación a un entorno nuevo o desconocido.
En ocasiones, el seguimiento constante simplemente responde al aburrimiento. La falta de estímulos físicos o mentales puede llevar al perro a buscar compañía y actividad a través del seguimiento. Además, si este comportamiento recibe atención positiva, como caricias o palabras amables, es más probable que se repita.
Para evitar que los perros se aburran en el hogar hay que tener paseos regulares y variados, es decir, no siempre por la misma ruta. También juegos como buscar la pelota y en las razas más activas considerar hacer salidas más largas o incluso correr o hacer trekking juntos.
Aunque en general este tipo de conducta es normal y refleja un vínculo sano, hay que estar atentos a cambios repentinos. Si el perro se muestra demasiado ansioso en ausencia de su cuidador, no logra relajarse o modifica bruscamente sus hábitos, es recomendable consultar con un veterinario para descartar problemas de salud o emocionales.
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