La niebla que cubrió la ciudad de Buenos Aires y el Área Metropolitana (AMBA) desde la madrugada de ayer obligó a cancelar y reprogramar decenas de vuelos en Aeroparque Jorge Newbery y Ezeiza Ministro Pistarini. Aunque la visibilidad comenzó a mejorar gracias a una corriente de viento norte, este miércoles Aeroparque permanece colmado de pasajeros que esperan retomar sus viajes.
Según confirmaron fuentes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) a LA NACION, entre las 5 y las 8 de la mañana directamente no había espacio para transitar por los pasillos. “Se acumuló la gente de los vuelos cancelados de ayer y, además, se trasladó un vuelo de Gol que era de Ezeiza a Aeroparque. Eso hizo que no se pudiera pasar por ningún costado”, indicaron.
A pesar de que en la mayoría de las pantallas los vuelos figuran “en horario”, la situación real muestra varias complicaciones. Esta mañana se cancelaron tres vuelos de Flybondi con destino a Posadas, San Juan y Puerto Madryn, mientras que dos vuelos de JetSMART a Mendoza y Salta aparecen demorados. También hay demoras en vuelos de Aerolíneas Argentinas a Jujuy y Bariloche.
La niebla se había extendido ayer desde la madrugada y afectó tanto las operaciones de la mañana como las nocturnas. Varias compañías debieron reprogramar vuelos y cancelar conexiones de cabotaje. Según fuentes aeroportuarias consultadas por este medio, en Aeroparque se cancelaron 116 vuelos (52 arribos y 64 partidas), lo que generó una acumulación inusual de pasajeros. Durante la noche y la madrugada muchos improvisaron camas en bancos, sillas y rincones de la terminal.
Daniel Silvero, de 42 años, contó a LA NACION: “Mi vuelo era por trabajo. Ayer me lo cancelaron por la niebla y dormí acá en Aeroparque. Tenía pasaje con Aerolíneas, me lo pasaron para hoy a la mañana y cuando llegué me dijeron que ya estaba lleno. Me ofrecieron otro para la noche. Me compré uno de Flybondi para el mediodía porque tenía que viajar sí o sí y ahora lo veo cancelado. Estoy desde ayer a las seis de la tarde dando vueltas por acá. Dormí en una silla, me tapé con la campera y un rato me quedé en el piso. Estoy solo, no tengo a nadie que me ayude con las valijas. Si hoy no salgo, pierdo la reunión para la que viajaba. Nadie me garantiza nada. Ya gasté el doble de plata porque tuve que comprar otro pasaje y sigo sin saber si me van a devolver algo”.
En la zona de embarque, la familia Benítez, que vino de Posadas a pasar dos semanas de vacaciones en la ciudad de Buenos Aires, relató a este medio: “Nos avisaron que por la niebla se pasaba para hoy a la mañana, pero ahora nos dicen que sale al mediodía”, explicó Jorge Benítez mientras revisaba los carteles informativos junto a su esposa.
“Vinimos con nuestros dos nenes, que tienen 7 y 9 años. Los chicos durmieron en el piso, les pusimos unas mantitas, pero se despertaron toda la noche porque hace frío. No tenemos familiares acá. Cada vez que vemos que se junta gente en la pantalla nos acercamos porque pensamos que pueden cambiar el horario otra vez. Nos dicen que estemos atentos, pero no sabemos hasta cuándo. Los chicos están cansados y yo no puedo faltar a trabajar”, agregó.
Por momentos los pasillos parecen despejarse, pero cuando se reprograma un vuelo o llega un grupo nuevo de pasajeros, vuelve a llenarse. En distintos sectores se ven familias enteras durmiendo, valijas abiertas y filas frente a los mostradores de atención. Algunos reclaman reubicación, otros intentan conseguir un asiento libre para hoy y varios reciben la noticia de que recién podrán viajar mañana o más adelante.
César, que viaja con su hija de cinco años a Mendoza, explicó a LA NACION: “Por suerte, por ahora nuestro vuelo aparece a tiempo, pero estamos atentos todo el tiempo”.
Frente a las pantallas de partidas y arribos se forman grupos de personas que chequean cada cambio de horario y se consultan entre sí.
En los mostradores de atención de Aerolíneas Argentinas se concentra una de las filas más largas. Marta Ortega, jubilada de 79 años, comentó a LA NACION: “Dormí acá ayer y ahora me dicen que me pueden meter en un vuelo para mañana. Otra noche acá. Estoy con mi hija y mis tres nietos. Tengo problemas en la espalda, no puedo estar tantas horas sentada en una silla de metal ni tirada en el piso”, describió.
“Mi hija vino por un congreso de trabajo y yo aproveché para quedarme con los chicos. Ayer nos cancelaron el vuelo a Neuquén, toda la noche estuvimos dando vueltas. Nos acostamos en la zona de juegos para niños porque ahí hay alfombra. No nos dieron frazadas ni un lugar cómodo para descansar. Me duele todo el cuerpo, me mareo cuando me paro”, relató.
“Entiendo que la niebla es algo que no se puede controlar, pero no tienen un protocolo para estas situaciones. Mi nieto menor tiene asma y la humedad de la madrugada le hizo mal. Nadie nos explica bien qué hacer ni si vamos a poder viajar. Es muy angustiante”, agregó mientras sostenía la mano de su nieta menor.
La PSA reforzó la presencia de agentes para contener la circulación y responder consultas. Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), la niebla se mantendría hasta el mediodía de hoy, sin advertencias para mañana, aunque se sumó una alerta amarilla por tormentas fuertes para esta tarde en el noroeste de la provincia de Buenos Aires.
Mientras tanto, las pantallas se actualizan cada pocos minutos. Los grupos se agolpan para ver si su número de vuelo sigue igual o cambió de horario. Caminar por Aeroparque implica esquivar valijas y personas acostadas entre pasillos. La congestión persiste mientras cientos de pasajeros aguardan una confirmación para poder continuar sus viajes.
En cuanto a Ezeiza, desde fuentes del Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini informaron a LA NACION que la situación hoy es mucho más estable y las operaciones se desarrollan con normalidad. Ayer hubo 28 vuelos que debieron ser alternados a otros aeropuertos por la niebla, mientras que hoy se registran seis vuelos alternados. Hasta el cierre de esta nota, las fuentes consultadas no precisaron el número total de vuelos cancelados.
La niebla que cubrió la ciudad de Buenos Aires y el Área Metropolitana (AMBA) desde la madrugada de ayer obligó a cancelar y reprogramar decenas de vuelos en Aeroparque Jorge Newbery y Ezeiza Ministro Pistarini. Aunque la visibilidad comenzó a mejorar gracias a una corriente de viento norte, este miércoles Aeroparque permanece colmado de pasajeros que esperan retomar sus viajes.
Según confirmaron fuentes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) a LA NACION, entre las 5 y las 8 de la mañana directamente no había espacio para transitar por los pasillos. “Se acumuló la gente de los vuelos cancelados de ayer y, además, se trasladó un vuelo de Gol que era de Ezeiza a Aeroparque. Eso hizo que no se pudiera pasar por ningún costado”, indicaron.
A pesar de que en la mayoría de las pantallas los vuelos figuran “en horario”, la situación real muestra varias complicaciones. Esta mañana se cancelaron tres vuelos de Flybondi con destino a Posadas, San Juan y Puerto Madryn, mientras que dos vuelos de JetSMART a Mendoza y Salta aparecen demorados. También hay demoras en vuelos de Aerolíneas Argentinas a Jujuy y Bariloche.
La niebla se había extendido ayer desde la madrugada y afectó tanto las operaciones de la mañana como las nocturnas. Varias compañías debieron reprogramar vuelos y cancelar conexiones de cabotaje. Según fuentes aeroportuarias consultadas por este medio, en Aeroparque se cancelaron 116 vuelos (52 arribos y 64 partidas), lo que generó una acumulación inusual de pasajeros. Durante la noche y la madrugada muchos improvisaron camas en bancos, sillas y rincones de la terminal.
Daniel Silvero, de 42 años, contó a LA NACION: “Mi vuelo era por trabajo. Ayer me lo cancelaron por la niebla y dormí acá en Aeroparque. Tenía pasaje con Aerolíneas, me lo pasaron para hoy a la mañana y cuando llegué me dijeron que ya estaba lleno. Me ofrecieron otro para la noche. Me compré uno de Flybondi para el mediodía porque tenía que viajar sí o sí y ahora lo veo cancelado. Estoy desde ayer a las seis de la tarde dando vueltas por acá. Dormí en una silla, me tapé con la campera y un rato me quedé en el piso. Estoy solo, no tengo a nadie que me ayude con las valijas. Si hoy no salgo, pierdo la reunión para la que viajaba. Nadie me garantiza nada. Ya gasté el doble de plata porque tuve que comprar otro pasaje y sigo sin saber si me van a devolver algo”.
En la zona de embarque, la familia Benítez, que vino de Posadas a pasar dos semanas de vacaciones en la ciudad de Buenos Aires, relató a este medio: “Nos avisaron que por la niebla se pasaba para hoy a la mañana, pero ahora nos dicen que sale al mediodía”, explicó Jorge Benítez mientras revisaba los carteles informativos junto a su esposa.
“Vinimos con nuestros dos nenes, que tienen 7 y 9 años. Los chicos durmieron en el piso, les pusimos unas mantitas, pero se despertaron toda la noche porque hace frío. No tenemos familiares acá. Cada vez que vemos que se junta gente en la pantalla nos acercamos porque pensamos que pueden cambiar el horario otra vez. Nos dicen que estemos atentos, pero no sabemos hasta cuándo. Los chicos están cansados y yo no puedo faltar a trabajar”, agregó.
Por momentos los pasillos parecen despejarse, pero cuando se reprograma un vuelo o llega un grupo nuevo de pasajeros, vuelve a llenarse. En distintos sectores se ven familias enteras durmiendo, valijas abiertas y filas frente a los mostradores de atención. Algunos reclaman reubicación, otros intentan conseguir un asiento libre para hoy y varios reciben la noticia de que recién podrán viajar mañana o más adelante.
César, que viaja con su hija de cinco años a Mendoza, explicó a LA NACION: “Por suerte, por ahora nuestro vuelo aparece a tiempo, pero estamos atentos todo el tiempo”.
Frente a las pantallas de partidas y arribos se forman grupos de personas que chequean cada cambio de horario y se consultan entre sí.
En los mostradores de atención de Aerolíneas Argentinas se concentra una de las filas más largas. Marta Ortega, jubilada de 79 años, comentó a LA NACION: “Dormí acá ayer y ahora me dicen que me pueden meter en un vuelo para mañana. Otra noche acá. Estoy con mi hija y mis tres nietos. Tengo problemas en la espalda, no puedo estar tantas horas sentada en una silla de metal ni tirada en el piso”, describió.
“Mi hija vino por un congreso de trabajo y yo aproveché para quedarme con los chicos. Ayer nos cancelaron el vuelo a Neuquén, toda la noche estuvimos dando vueltas. Nos acostamos en la zona de juegos para niños porque ahí hay alfombra. No nos dieron frazadas ni un lugar cómodo para descansar. Me duele todo el cuerpo, me mareo cuando me paro”, relató.
“Entiendo que la niebla es algo que no se puede controlar, pero no tienen un protocolo para estas situaciones. Mi nieto menor tiene asma y la humedad de la madrugada le hizo mal. Nadie nos explica bien qué hacer ni si vamos a poder viajar. Es muy angustiante”, agregó mientras sostenía la mano de su nieta menor.
La PSA reforzó la presencia de agentes para contener la circulación y responder consultas. Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), la niebla se mantendría hasta el mediodía de hoy, sin advertencias para mañana, aunque se sumó una alerta amarilla por tormentas fuertes para esta tarde en el noroeste de la provincia de Buenos Aires.
Mientras tanto, las pantallas se actualizan cada pocos minutos. Los grupos se agolpan para ver si su número de vuelo sigue igual o cambió de horario. Caminar por Aeroparque implica esquivar valijas y personas acostadas entre pasillos. La congestión persiste mientras cientos de pasajeros aguardan una confirmación para poder continuar sus viajes.
En cuanto a Ezeiza, desde fuentes del Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini informaron a LA NACION que la situación hoy es mucho más estable y las operaciones se desarrollan con normalidad. Ayer hubo 28 vuelos que debieron ser alternados a otros aeropuertos por la niebla, mientras que hoy se registran seis vuelos alternados. Hasta el cierre de esta nota, las fuentes consultadas no precisaron el número total de vuelos cancelados.
En el aeropuerto porteño se cancelaron alrededor de 116 vuelos; la niebla ya se disiparía del todo esta tarde Read More