El tipo de cambio cambió su tendencia en julio: luego de un contexto de estabilidad tras la flexibilización del cepo, acumula en lo que va de este mes una suba del 5,4%. Y ese movimiento, que provocó una reacción del Ministerio de Economía y el Banco Central, tuvo un efecto perceptible en el Big Mac Index, que ya no tiene al peso entre las monedas más sobrevaluadas.
Según este indicador, elaborado por la revista The Economist, la moneda argentina ahora luce un 14,6% subvaluada con respecto al dólar estadounidense, un escenario que contrasta con los números de febrero de este año. Hace apenas cinco meses, según este mismo ranking, el peso era la segunda moneda más sobrevaluada del mundo, solo detrás del franco suizo.
The Economist indica que la hamburguesa Big Mac cuesta US$6,01 en Estados Unidos, mientras que en el país ese mismo producto vale $6600. En su análisis, ese tipo de cambio implícito es de $1098,17, que arroja esa diferencia del 14,6% frente al tipo de cambio real actual (la revista tomó para su evaluación un valor de $1286,01).
De esta manera, el peso argentino abandonó su lugar entre las monedas apreciadas. De todas maneras, el escenario cambia si se observa ese mismo listado, pero ajustado por el PBI per cápita: ahí el peso sigue sobrevaluado, pero con un margen algo menor.
Esta es una herramienta que usan los economistas para poder cotejar variables según el tamaño, la productividad de la economía y sus ingresos. Según The Economist, dada la diferencia del PBI per cápita local y el de Estados Unidos, el Big Mac en Buenos Aires debería costar un 27% menos que su precio de venta. Ese indicador, concluye la revista, implica que el peso está un 17% sobrevaluado.
Este cambio de tendencia para la moneda local se explica por la suba en el tipo de cambio concentrada en las últimas semanas. Tras la flexibilización del cepo cambiario, el Gobierno insistió en llevarlo al piso de la banda de flotación (cerca de $1000) y luego de semanas de estabilidad, comenzó un camino ascendente que se aceleró desde comienzos de mes, tras la ventana de baja de retenciones y el fin del trimestre de mayores liquidaciones del sector agroexportador.
Al mismo tiempo, el dólar comenzó un proceso de depreciación a nivel global, con un efecto inverso (apreciación) con respecto a otras monedas, que en la región se vio en el fortalecimiento del real brasileño, entre otras. Este movimiento del tipo de cambio, que según las consultoras por el momento no tuvo un fuerte impacto sobre los precios, tuvo consecuencias dispares sobre algunos sectores productivos, como el agro. “Cuando mirás los márgenes no han mejorado incluso con la devaluación. En todo caso, diría que la devaluación compensó la suba de retenciones y la flojera de los precios externos, que ya venían mal”, analiza el economista Gabriel Caamaño.
“No se ve una mejora en la rentabilidad de los sectores transables, y si puede pasar que la apreciación del real te ayude un poco con el tema del turismo emisivo y la salida de dólares asociada, aunque tampoco es tan significativo. Pero creer que con este movimiento del tipo de cambio resolviste los problemas de rentabilidad de los sectores productores de sectores transables o garantizaste el equilibrio de la cuenta corriente es caer en la misma de siempre”, agrega el analista de Outlier, sobre el escenario de la economía real con este tipo de cambio.
En el ranking de The Economist, hay otras siete divisas sobrevaluadas frente al dólar. El ranking sigue encabezado por el franco suizo, que según este análisis tiene un 49,6% de sobrevaluación frente al dólar.
La segunda moneda más sobrevaluada en julio es el peso uruguayo, con una estimación del 29,6% según el Big Mac Index. También están en ese lugar la corona noruega (22,1%), la corona sueca (21,8%), la corona danesa (16,6%), el euro (15,2%) y la libra esterlina (13,5%).
Entre los países latinoamericanos, el real brasileño luce un 28,4% subvaluado, al igual que el peso chileno (22,6%), el mexicano (12,2%) y el colombiano (5,2%).
Cómo funciona el Índice Big Mac
Inventado en 1986, este indicador se creó como un intento de cotejar la evolución de las cotizaciones de diferentes monedas en el mundo y evaluar si están en el nivel “correcto” o, por el contrario, están sobrevaluadas o subvaluadas.
Está basado en la teoría de la paridad del poder adquisitivo (PPA), que afirma que el tipo de cambio, en un contexto libre de intervenciones o regulaciones, debería tender a un nivel de equilibrio que “igualaría los precios de una cesta idéntica de bienes y servicios en dos países cualesquiera”. En el caso de The Economist, se toma como referencia el Big Mac, por ser un producto que se vende casi idéntico en todos los países donde está presente la cadena de comidas rápidas McDonald’s.
En los años de gestión de Cristina Kirchner y Guillermo Moreno como secretario de Comercio, la hamburguesa protagonizó un episodio singular. Para evitar que el Big Mac Index reflejara el atraso cambiario de esos años, en épocas de índices de inflación oficiales intervenidos, el precio de venta de esta hamburguesa fue mantenido a niveles bajos, y llegó a no ser exhibida en las carteleras de las sucursales de la empresa de comida rápida.
Además, el índice toma otra versión, donde ajusta los precios por el PBI de los países. Es una forma de registrar las diferencias entre economías diversas y los diferentes niveles de ingreso y productividad: en los países más ricos, es de esperar que los precios sean más altos, porque el precio de los servicios y los salarios es mayor.
El tipo de cambio cambió su tendencia en julio: luego de un contexto de estabilidad tras la flexibilización del cepo, acumula en lo que va de este mes una suba del 5,4%. Y ese movimiento, que provocó una reacción del Ministerio de Economía y el Banco Central, tuvo un efecto perceptible en el Big Mac Index, que ya no tiene al peso entre las monedas más sobrevaluadas.
Según este indicador, elaborado por la revista The Economist, la moneda argentina ahora luce un 14,6% subvaluada con respecto al dólar estadounidense, un escenario que contrasta con los números de febrero de este año. Hace apenas cinco meses, según este mismo ranking, el peso era la segunda moneda más sobrevaluada del mundo, solo detrás del franco suizo.
The Economist indica que la hamburguesa Big Mac cuesta US$6,01 en Estados Unidos, mientras que en el país ese mismo producto vale $6600. En su análisis, ese tipo de cambio implícito es de $1098,17, que arroja esa diferencia del 14,6% frente al tipo de cambio real actual (la revista tomó para su evaluación un valor de $1286,01).
De esta manera, el peso argentino abandonó su lugar entre las monedas apreciadas. De todas maneras, el escenario cambia si se observa ese mismo listado, pero ajustado por el PBI per cápita: ahí el peso sigue sobrevaluado, pero con un margen algo menor.
Esta es una herramienta que usan los economistas para poder cotejar variables según el tamaño, la productividad de la economía y sus ingresos. Según The Economist, dada la diferencia del PBI per cápita local y el de Estados Unidos, el Big Mac en Buenos Aires debería costar un 27% menos que su precio de venta. Ese indicador, concluye la revista, implica que el peso está un 17% sobrevaluado.
Este cambio de tendencia para la moneda local se explica por la suba en el tipo de cambio concentrada en las últimas semanas. Tras la flexibilización del cepo cambiario, el Gobierno insistió en llevarlo al piso de la banda de flotación (cerca de $1000) y luego de semanas de estabilidad, comenzó un camino ascendente que se aceleró desde comienzos de mes, tras la ventana de baja de retenciones y el fin del trimestre de mayores liquidaciones del sector agroexportador.
Al mismo tiempo, el dólar comenzó un proceso de depreciación a nivel global, con un efecto inverso (apreciación) con respecto a otras monedas, que en la región se vio en el fortalecimiento del real brasileño, entre otras. Este movimiento del tipo de cambio, que según las consultoras por el momento no tuvo un fuerte impacto sobre los precios, tuvo consecuencias dispares sobre algunos sectores productivos, como el agro. “Cuando mirás los márgenes no han mejorado incluso con la devaluación. En todo caso, diría que la devaluación compensó la suba de retenciones y la flojera de los precios externos, que ya venían mal”, analiza el economista Gabriel Caamaño.
“No se ve una mejora en la rentabilidad de los sectores transables, y si puede pasar que la apreciación del real te ayude un poco con el tema del turismo emisivo y la salida de dólares asociada, aunque tampoco es tan significativo. Pero creer que con este movimiento del tipo de cambio resolviste los problemas de rentabilidad de los sectores productores de sectores transables o garantizaste el equilibrio de la cuenta corriente es caer en la misma de siempre”, agrega el analista de Outlier, sobre el escenario de la economía real con este tipo de cambio.
En el ranking de The Economist, hay otras siete divisas sobrevaluadas frente al dólar. El ranking sigue encabezado por el franco suizo, que según este análisis tiene un 49,6% de sobrevaluación frente al dólar.
La segunda moneda más sobrevaluada en julio es el peso uruguayo, con una estimación del 29,6% según el Big Mac Index. También están en ese lugar la corona noruega (22,1%), la corona sueca (21,8%), la corona danesa (16,6%), el euro (15,2%) y la libra esterlina (13,5%).
Entre los países latinoamericanos, el real brasileño luce un 28,4% subvaluado, al igual que el peso chileno (22,6%), el mexicano (12,2%) y el colombiano (5,2%).
Cómo funciona el Índice Big Mac
Inventado en 1986, este indicador se creó como un intento de cotejar la evolución de las cotizaciones de diferentes monedas en el mundo y evaluar si están en el nivel “correcto” o, por el contrario, están sobrevaluadas o subvaluadas.
Está basado en la teoría de la paridad del poder adquisitivo (PPA), que afirma que el tipo de cambio, en un contexto libre de intervenciones o regulaciones, debería tender a un nivel de equilibrio que “igualaría los precios de una cesta idéntica de bienes y servicios en dos países cualesquiera”. En el caso de The Economist, se toma como referencia el Big Mac, por ser un producto que se vende casi idéntico en todos los países donde está presente la cadena de comidas rápidas McDonald’s.
En los años de gestión de Cristina Kirchner y Guillermo Moreno como secretario de Comercio, la hamburguesa protagonizó un episodio singular. Para evitar que el Big Mac Index reflejara el atraso cambiario de esos años, en épocas de índices de inflación oficiales intervenidos, el precio de venta de esta hamburguesa fue mantenido a niveles bajos, y llegó a no ser exhibida en las carteleras de las sucursales de la empresa de comida rápida.
Además, el índice toma otra versión, donde ajusta los precios por el PBI de los países. Es una forma de registrar las diferencias entre economías diversas y los diferentes niveles de ingreso y productividad: en los países más ricos, es de esperar que los precios sean más altos, porque el precio de los servicios y los salarios es mayor.
Tras la suba reciente en la cotización, la moneda local ahora se ubica entre las que lucen sub-valuadas frente a la divisa estadounidense; si se ajusta por el PBI per cápita local, el peso sigue sobrevaluado, pero con menor margen Read More